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miércoles, abril 28, 2010

Noticias del Frente Onirico 055

Somos titulares de derechos fundamentales
Enseñar la tolerancia
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El prohibido hiyab, velo o pañuelo musulman, paradojicamente, esta de moda en Europa

Por: MARÍA DE LA FIGUERA LÓPEZ

El País, Madrid, 27 de abril, 2010

¿Puede prohibirse el hiyab en la escuela pública? Propone Javier Valenzuela, en un acertado artículo titulado Cabellos velados, miradas veladas (EL PAÍS de 26/4/10), que "discutamos los límites, si los hay, de la libertad individual de expresión de una identidad religiosa". Y expresa más adelante sus dudas acerca de que el reglamento interno de un centro escolar público pueda prohibir que las alumnas luzcan en la escuela el hiyab. Comparto ese planteamiento y sus dudas.

Con carácter previo, procede señalar que el principio constitucional conforme al cual ninguna confesión tiene carácter estatal (artículo 16.3 Constitución Europea) exige, sí, la neutralidad religiosa de los poderes públicos en la prestación de los servicios públicos, pero no necesariamente también la de los ciudadanos que son sus usuarios.

Los alumnos no dejan de ser titulares de derechos fundamentales en el interior de los centros escolares. Tradicionalmente se los ha considerado sometidos a una "relación de sujeción especial", pero ésta, aunque pueda modular las condiciones del ejercicio de los derechos fundamentales de quienes se hallan en una relación de tal naturaleza, no implica que estos individuos dejen de ser titulares de esos derechos. Así pues, se ha de tener presente que en su artículo 16.1 la Constitución garantiza la libertad religiosa "sin más limitación, en sus manifestaciones, que la necesaria para el mantenimiento del orden público protegido por la ley".

Es decir, la limitación de la libertad de manifestación religiosa, también en los centros escolares públicos (donde esa libertad también rige), requiere, primero, que la limitación esté prevista o habilitada por una norma con rango de ley y, segundo, que resulte necesaria para el mantenimiento del orden público.

Las normas limitativas de derechos fundamentales deben interpretarse a la luz de los derechos afectados; esto es, en términos que favorezcan la mayor efectividad posible de los mismos. Por tanto, el reglamento interno de un centro escolar público que prohíbe a los alumnos cubrirse la cabeza debe interpretarse restrictivamente, excluyendo de su ámbito de aplicación aquellas manifestaciones de la libertad religiosa de los alumnos que, como en el caso del hiyab, no alteran el orden público. De lo contrario, se corre el riesgo de vulnerar el artículo 16 de la Constitución.- Mariano Bacigalupo. Profesor de Derecho Administrativo en la UNED.

Soy profesora de instituto y estoy atónita. Porque tengo alumnos con piercing, con hiyab, con tatuajes, con look gótico... Y me pregunto en nombre de qué dios o de qué ideología se le prohíbe a una adolescente entrar en clase, mientras que no se hace lo mismo con alumnos que enseñan la ropa interior, ni con los que rompen sistemáticamente la buena marcha de la clase, incluso con agresividad y violencia: a estos no se les puede echar de clase.

Y no puedo comprender que se le produzca semejante dolor a una niña marginándola por un signo religioso que ni siquiera impide su identificación.

Si yo voy a un país, tengo que cumplir sus leyes, pero podré ir vestida según mi estilo, mi gusto e, incluso, podré llevar elementos que hagan referencia a mi cultura, como hace Evo Morales en las más altas instancias, por cierto también en España.

¿Qué se defiende con esta prohibición? ¿Qué autoridad es esa que no contempla la diversidad? Uno de los valores más importantes en la enseñanza es el de no caer en el error de, en vez de defender, atacar. Y como profesora defiendo que debemos enseñar siempre la tolerancia.

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MARÍA DE LA FIGUERA LÓPEZ es Catedrática de Lengua Española y Literatura del IES Gonzalo Torrente Ballester, San Sebastián de los Reyes, Madrid

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Lo que se dijo de noche, se gritará en pleno día
Secreto ético y secretismo inmoral
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El beso de Judas

Por: JUAN MASIÁ CLAVEL, S.J. EXPERTO EN BIOÉTICA

La Verdad, Murcia, 26 de abril, 2010

Ante la escalada de denuncias sobre acosos sexuales en la iglesia, se han producido dos reacciones. Desde dentro, miedo paranoico a un complot. Desde fuera, ensañamiento morboso por parte de algunos medios. Sin sumarnos al miedo ni al ensañamiento, conviene reflexionar sobre el punto álgido de la cuestión: el ocultamiento de delitos con pretexto de evitar escándalos mayores.

Algunas instancias eclesiásticas -¿con buena intención equivocada?- defienden el secreto por "un bien universal", incluso apelando al secreto profesional. Pero hay que recordar la distinción estudiada en clase de moral: una cosa es la obligación ética del secreto profesional y otra la inmoralidad del secretismo que manipula o chantajea, escabulle la obligatoriedad de la transparencia para dar cuenta de responsabilidades morales o penales y viola el derecho a la información, sobre todo para defender la dignidad de las personas, tanto de las injustamente acosadas como de las falsamente acusadas.

Hay un secreto ético y un secretismo inmoral. Los manuales tradicionales describen las condiciones del secreto a que están obligados, por ejemplo, en el ámbito profesional: un abogado, para salvaguardar la privacidad del cliente que defiende; un médico, para respetar la autonomía de su paciente; o un sacerdote, para no romper el sigilo sacramental que garantiza el funcionamiento del ministerio de la reconciliación

Pero ese secreto ético no debe confundirse con el secretismo burocrático inmoral, que oculta irresponsablemente injusticias contra las víctimas de un acoso. Este secretismo es una de las patologías más serias que afectan al funcionamiento de algunas instancias jerárquicas, conocidas en el lenguaje eclesiástico con el nombre de 'curias', ya sea la Curia romana o las diocesanas.

Uno se acuerda del secreto con que apresó a Jesús el Sanedrín. A Judas le dieron treinta monedas en dinero negro, sin justificante: “Si te chivas, no sabemos nada”. A los testigos de cargo les insinuaron que delataran a Jesús por blasfemo contra el Templo. Al pueblo le azuzaron para que gritase: “Crucifícalo. Suelta a Barrabás”. Todo eso se hizo, como cuenta la tradición evangélica, a escondidas. Los agentes responsables se lavaron las filacterias, como Pilatos se lavó las manos. “Nosotros no hemos hecho nada, el Nazareno se lo buscó, sembró vientos y recoge tempestades, son los suyos quienes piden proceso y sentencia, nosotros no sabemos nada...”.

Uno se traslada a veinte siglos después y recuerda un caso de acoso sexual cometido por un cura. El coadjutor lo descubre y avisa. Lo cambian sigilosamente de destino. Las víctimas se quejan al obispo. Éste, a través del coadjutor, les paga por prometer silencio. Años más tarde, cuando ya ese coadjutor había recibido una mitra, se encuentra un caso semejante y repite la actuación en secreto, aprendida por experiencia.

Lo curioso es que ese mismo secretismo se utiliza por instancias eclesiásticas para silenciar la disidencia. Uno recuerda un caso de acoso moral, en el que la víctima pasa de ser acosada a ser acusada. Desde la Curia de cierto mitrado de la cúpula eclesiástica del país animan a la ultraderecha político-religiosa para que delate a un teólogo disidente. El mitrado, aparentando sorpresa, muestra las acusaciones a su auxiliar. Éste, a su vez, con igual rostro sorprendido, persuade a los superiores académicos y religiosos del disidente para que lo silencien por imprudencia, pero sin decir de qué honda sale la piedra. De palabra y sin pruebas por escrito prometen al superior académico proteger su institución. Aseguran al superior religioso que dejarán de poner zancadillas a su congregación, si se portan bien y no disienten de la Curia. Algún testigo de los hechos recuerda el relato de Marcos sobre Herodías y la entrega en bandeja de la cabeza del Bautista. Abre su Biblia y le sale por casualidad el pasaje que dice así: “Llegará un momento en que lo que se dijo de noche, se gritará en pleno día; lo que se susurró al oído se proclamará desde las azoteas...”. (cf. Mt 10,27 y Lc 12,3).

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Locuras nucleares
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Bombardero B-52, cargado con ojivas nucleares

Por: John Feffer, Huffington Post, 22 de abril, 2010

Traducido del inglés para Rebelión por Germán Leyens

Si el ejército ruso toma la audaz decisión de invadir Alemania, podemos simplemente destruir a esos malditos soldados comunistas con las 200 armas nucleares tácticas que tenemos en Europa. ¡Oh! ¿Qué ya no son comunistas? ¡Oh! ¿Qué Alemania y Rusia tienen actualmente excelentes relaciones? ¡Oh! ¿Qué la Guerra Fría terminó hace dos decenios?

Así que, ¿por qué tenemos todavía armas nucleares tácticas en Europa?

Como en tantas cosas que tienen que ver con armas nucleares, las políticas de EE.UU. huelen a naftalina. Pero con un nuevo Análisis de la Postura Nuclear, una reciente cumbre nuclear a la que asistieron 47 líderes mundiales, y un tratado de control de armas actualizado con Rusia, el gobierno de Obama trata de colocar las políticas nucleares en el Siglo XXI. ¿Estamos a punto de renunciar a nuestra adicción nuclear, o son sólo disparates de un adicto que teme el síndrome de abstinencia?

Antes de responder esa pregunta, probemos vuestros conocimientos nucleares.

1. Según el nuevo tratado de armas START entre EE.UU. y Rusia, un bombardero B-52 cargado con 20 ojivas nucleares se considera:

a. 20 armas nucleares
b. Un arma nuclear
c. Un imperdonable derroche de dinero

2. El nuevo Análisis de la Postura Nuclear compromete a EE.UU. de no primer uso de armas nucleares, excepto contra:

a. No miembros del Tratado de No Proliferación Nuclear (TNP)
b. Países que realmente nos desagradan
c. Países que se olvidan de decir: “¡Mamá! ¿Puedo?”

3. La reciente cumbre nuclear en Washington logró lo siguiente:

a. Aseguró el material nuclear de mayores amenazas como Canadá y México
b. Eliminó una porción de las 23,000 armas nucleares del mundo
c. Dio a los dirigentes de Irán, Corea del Norte y Siria una importante lección al no invitarlos a pasar dos días escuchando discursos embrutecedores y condenas mordaces.

Comencemos por los números. Según las peculiares reglas de conteo del Nuevo START, las 20 bombas nucleares que puede transportar un bombardero B-52 se consideran como una sola. Mediante este sorprendente truco de prestidigitación, EE.UU. y Rusia pueden pretender que están reduciendo dramáticamente en un 30% sus arsenales de armas nucleares desplegadas. Y sin embargo, como explica Hans Kristensen de la Federación de Científicos Estadounidenses: “con la ‘fraudulenta’ regla de conteo de bombarderos, EE.UU. y Rusia podrían, si quisieran hacerlo, desplegar más ojivas estratégicas según el Nuevo START en 2017 de lo que les hubiera permitido el Tratado de Moscú en 2012.” El Nuevo START ni siquiera toca las 20,000 armas nucleares almacenadas que constituyen la píldora suicida oculta de la humanidad. A fin de conseguir apoyo conservador para el tratado, el gobierno de Obama ha respaldado la modernización nuclear, aumentando el presupuesto para laboratorios y mantenimiento del arsenal en un 10%. No sólo no estamos reduciendo el arsenal, sino lo estamos remozando para el Siglo XXI.

Éste ha sido siempre el problema del control de armas nucleares. Suministra límites pero pocas veces ha resultado en verdaderas reducciones. Desde luego el Nuevo START es importante de muchas maneras. Refuerza la confianza entre dos países que no han sido exactamente los mejores amigos, incluso después del fin de la Guerra Fría. Refuerza los requerimientos de verificación, que pueden preparar el terreno para mejores tratados en el futuro. Y muestra que el gobierno de Obama está dispuesto a dar pasos, aunque sean muy modestos, hacia su objetivo declarado de abolición nuclear. Pero la relación del nuevo START con la abolición nuclear es como la relación entre carraspear y pronunciar un discurso.

Lo que nos lleva al nuevo Análisis de la Postura Nuclear (APN). Obama presentó una política de no primer uso que tiene tantas excepciones como un plan de atención sanitaria. Comprendo la importancia conceptual de una política de no primer uso. Pero generalmente EE.UU. ha hecho cualquier cosa que considere necesaria en nombre de la “seguridad nacional,” de modo que no puedo imaginar que una cláusula en el APN ate las manos del presidente. Más importante sería eliminar el status de uso “instantáneo” de armas nucleares, y aumentar gradualmente el tiempo transcurrido entre un dedo falible y un lanzamiento irreversible. Actualmente hay un lapso de cuatro minutos para misiles balísticos intercontinentales (ICBM, por sus siglas en inglés). Personalmente, dormiría mejor si supiera que el presidente tiene más tiempo que el que se necesita para hervir un huevo para anular una orden que podría destruir el planeta. Otro ítem que no llegó a la edición final del APN fue la eliminación de una parte de la tríada nuclear aire-tierra-mar, una propuesta seriamente discutida en el Pentágono.

Finalmente, en la cumbre nuclear de la semana pasada, 47 líderes mundiales compitieron por conseguir tanto tiempo cara a cara con el presidente de EE.UU. como fuera posible y, entre semejantes esfuerzos, discutir maneras de mantener material nuclear de grado de armamento fuera de las manos de la gente equivocada (al-Qaida, el Tea Party Movement). Pero incluso mientras el presidente instaba al mundo a proteger existencias de material de grado de armamento –suficientes para construir 120,000 armas nucleares– EE.UU. no ha estado haciendo lo suficiente en el frente interior. “En abril de 2008, terroristas fingidos del gobierno probaron la seguridad en el Laboratorio Nacional Lawrence Livermore, derrotaron a la fuerza protectora de guardias y lograron robar material simulado de grado de armamento y utilizarlo para crear un artefacto nuclear fingido,” escriben Peter Stockton e Ingrid Drake del Project on Government Oversight. “Y recién el año pasado, la cantidad de material de grado de armamento del que Los Alamos no pudo rendir cuentas ‘excedió los límites de alarma,’ según el Departamento de Energía.”

Los dirigentes del mundo [que] deploraron los riesgos de proliferación nuclear; en su mayoría recomendaron especialmente la energía nuclear. Como lo demuestra el caso de Irán, no es siempre fácil hacer la distinción entre un programa nuclear que produce energía y uno que produce bombas. “El TNP veneró la energía nuclear como el premio máximo a cambio de la no proliferación,” escribe la columnista de Foreign Policy In Focus (FPIF) Frida Berrigan en The New Anti-Nuclear Movement. “No tuvo éxito. Y, con la misma importancia, la energía nuclear no es limpia, verde o barata. Mientras la minería del uranio recomienza bajo Obama, basta con visitar el Gran Cañón en Arizona (donde vuelve a comenzar la minería del uranio) o Cane Valley, Arizona (donde hay una planta de reprocesamiento de uranio) para desengañarse inmediatamente de esa propaganda de la industria de la energía nuclear.”

Un último ítem que recibió poca cobertura mediática en medio de todos los bombos y platillos nucleares fue Ataque Global Inmediato, un misil de largo alcance con una ojiva convencional que el Pentágono ha estado desarrollando durante el último decenio.

Hay varios problemas con este reemplazo para la disuasión. No es fácil para otros países determinar si estamos disparando un misil con ojiva nuclear o con armas convencionales. El ex jefe del Pentágono Donald Rumsfeld argumentó que “cualquiera en el mundo sabría que [el misil] era convencional después de su impacto, dentro de 30 minutos.” Y yo supondría que cualquiera en el mundo también sabría en 30 minutos que el contragolpe enviado en nuestra dirección era nuclear. Y luego existe el tema del coste. Los gastos en armas nucleares representan sólo una fracción del presupuesto militar general, a lo sumo un 10% si se incluyen todos los factores. Es mucho dinero, pero gastamos más en armamento convencional. Y al reducir la disuasión nuclear, el Pentágono presentará fuertes argumentos de que como compensación necesitamos gastar aún más en Ataque Global Inmediato y cosas semejantes.

Ya que hablamos de monstruos, las armas nucleares pertenecen definitivamente a la categoría de Godzilla. Representan una amenaza existencial para el planeta contra la cual ciertamente debemos unirnos. Pero no podemos olvidar los monstruos menores, más convencionales, que causan estragos a diario. Las armas nucleares nos causan pesadillas. Los monstruos convencionales nos aterrorizan durante el día.
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Godzilla

Fuente: http://www.huffingtonpost.com/john-feffer/nuclear-follies_b_544824.html

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La edición de hoy de epistheme es debida, en su totalidad, a material de primera, seleccionado y enviado generosamente por Ignacio Molina, S.J., desde Madrid. Nuestra gratitud por tan bello gesto.

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