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martes, enero 18, 2011

Noticias del Frente Patrimonial 041

Una década que cambió el continente (extracto)
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El analista uruguayo Raul Zibechi

Por: Raúl Zibechi

AmericaSur, ALAI, América Latina en Movimiento, 2011-01-13

Fuente: CIP Americas Program: http://www.cipamericas.org/

Artículo completo en línea: https://docs.google.com/viewer?a=v&pid=gmail&attid=0.3&thid=12d97c896802d6ef&mt=application/msword&url=https://mail.google.com/mail/?ui%3D2%26ik%3D1e1afa23cc%26view%3Datt%26th%3D12d97c896802d6ef%26attid%3D0.3%26disp%3Dattd%26zw&sig=AHIEtbTwycl0rlKtjXfrK22DYfbxSOsJLg&pli=1

En muchos sentidos, la primera década del siglo XXI es la contracara de la última del XX. La lista de cambios es tan larga como trascendente. Resta saber si se trata de un paréntesis o de un nuevo comienzo. En todo caso, la región no volverá a ser lo que fue. … …

Nueva arquitectura regional

El rechazo al Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA), eje de la política regional de la administración de George W. Bush, hubiera sido imposible sin ese conjunto de cambios. La Cumbre de las Américas de Mar del Plata en noviembre de 2005, sepultó por un lado la propuesta integracionista de Washington pero, en el mismo acto, abrió las puertas a la ampliación del Mercosur a toda la región sudamericana. La postura de Brasil, acompañado por Argentina, fue clave por la firmeza y la solidez de argumentos. Hubo un antes y un después de esa reunión presidencial. … …

Fronteras del dinamismo político

Además de los cambios en el escenario macro de la región, se registró un sostenido crecimiento de la economía tironeada por las exportaciones de commodities, un descenso de la pobreza y una ampliación de los mercados internos en algunos países. Aún es pronto para saber si se está iniciando un nuevo ciclo o se trata de una coyuntura especial donde los elevados precios de las exportaciones lubrican una sensación térmica de abundancia material. … …

¿Cambio de época?

Pensar en los rumbos que puede tomar la región en la década que se inicia, supone poner la lupa sobre los impulsos y los frenos que nos trajeron hasta aquí. En la década de 1990 se fue tejiendo un tapiz variopinto en base a las hebras aportadas por los movimientos sociales y las izquierdas, que se fueron convirtiendo en el principal impulso de los cambios.

Los viejos movimientos sindicales vieron crecer a su lado, muchas veces en competencia feroz, una camada de nuevos actores integrados por los perdedores del modelo, los “sin”, aquellos que perdieron el trabajo, la vivienda, la tierra, los derechos. Cada uno por su lado y juntos en los momentos álgidos, conformaron un poderoso torrente capaz de deslegitimar el modelo neoliberal, agostar la gobernabilidad y, en casos extremos, poner en fuga a los más corruptos o incapaces de sus gobernantes. Tres presidentes decapitados por la movilización popular en Ecuador y dos en Bolivia, son apenas una muestra de una capacidad destituyente que fue una de las corrientes que abrieron nuevos rumbos en la región.

La otra se nutrió de este impulso plebeyo pero trabajó más cómoda en el conjunto de instituciones que fueron siendo capturadas por las fuerzas políticas progresistas. Primero a escala local, luego regional y finalmente nacional. En el terreno de los partidos, también puede hablarse, como en los movimientos, de “vieja” y “nueva” izquierda. Alianza País en Ecuador, el Movimiento al Socialismo en Bolivia y el Partido Socialista Unificado en Venezuela, son muestras palpables del desfondamiento de un sistema (de) partidos que hacía agua por los cuatro costados desde hacía demasiado tiempo. Otros, como el brasileño PT, el Frente Amplio uruguayo y Tekojojá en Paraguay, se incrustaron en el sistema político tradicional aportando fuertes dosis de renovación.

Todo indica, empero, que estamos al final de un ciclo. Los partidos que asumen la administración del aparato estatal son remodelados por el ejercicio de esa función. Los movimientos, pasado cierto tiempo, se convierten en organizaciones limando sus aristas más insumisas. De hecho, hoy algunos de los principales análisis se focalizan en intentar comprender estos cambios dentro de las fuerzas que propiciaron los cambios.

En Brasil, quizá el país donde más amplia y profundamente se están debatiendo los nuevos tiempos, el sociólogo Francisco de Oliveira acuñó el concepto de “hegemonía al revés” para describir el fenómeno por el cual el gobierno del PT gobierna para el capital financiero y las multinacionales verdeamarelhas [5]. En su libro “Lulismo” el sociólogo Rudá Ricci busca indagar los cambios en las bases sociales del PT y el ascenso de las nuevas clases medias como clave de bóveda de la popularidad de Lula [6]. “El nuevo topo”, de Emir Sader [7], “Política salvaje” del boliviano Luis Tapia [8] y “Cambio de Época. Movimientos Sociales y Poder Político” de Maristella Svampa [9], son algunos de los títulos recientes que buscan bucear en las complejidades de lo que algunos denominan “pos neoliberalismo”.

A lo anterior debe sumarse, sin duda, el reposicionamiento de los Estados Unidos, lo que Atilio Borón define como “las diversas ofensivas destituyentes en curso en la región”, que incluye la proliferación de bases militares en Colombia y Panamá, el golpe de Estado en Honduras y la creciente militarización de sus relaciones con el resto del continente que supone la reactivación de la IV Flota y la intervención unilateral en Haití [10]. Más recientemente y de la mano del ex presidente colombiano Álvaro Uribe, parece querer aflorar un polo derechista integrado por Chile, Perú y Colombia, como se insinuó en el encuentro mantenido en diciembre en Santiago con el apoyo del Nóbel Mario Vargas Llosa y del español José María Aznar.

Más cambios o retroceso

Si es cierto que los partidos progresistas y los movimientos sociales, están atravesando mutaciones de larga duración que les inhiben como fuerzas capaces de profundizar los cambios en curso, el progresismo puede estar ingresando en una etapa de estancamiento que preludie su retroceso. En buena parte de la región las izquierdas llevan ya dos décadas gestionando partes del aparato estatal. La razón de Estado juega su papel. Así como la presencia del progresismo modifica aspectos del hacer estatal, el manejo de ese aparato modifica también a quien lo ocupa. No se trata de cuestiones éticas, que las hay como las que señala Frei Betto en su libro “La mosca azul” [11], en el que analiza su paso por el Estado.

El problema es de otro tipo: el Estado existe para conservar, sobre todo al propio Estado. Por eso, si no existen fuerzas externas (como los partidos y los movimientos) capaces de ejercer presión, la tendencia conservadora termina por imponerse. El caso de Chile, donde veinte años de Concertación dieron paso al primer gobierno de la derecha luego de la dictadura pinochetista, puede servir de ejemplo y espejo donde mirarse.

Los movimientos, por su parte, han estabilizado sus equipos dirigentes, crearon un grupo de personas especializadas en dirigir más que en hacer, aparecieron jerarquías, presupuestos para sostener dirigentes y oficinas bien equipadas. No se trata de juzgar sino de comprender. La vida tiene ciclos, períodos de crecimiento, estabilización y declive, de los que no es posible escapar. Y es muy probable que los movimientos que nacieron hace dos o tres décadas hayan cumplido su etapa como gestores e impulsores de los cambios, dando paso a una realidad bien diferente en la cual no pueden sino primar las tendencias a la estabilidad.

La segunda década del siglo XXI se inicia cuando la crisis financiera y económica del mundo desarrollado amenaza con convertirse en crisis política. En esta década habrá más cambios en la región: algo sucederá en Cuba que introducirá cambios profundos en el régimen, algo más sucederá en Estados Unidos que influirá en todas partes, y algo más también pasará en algunos países sudamericanos que pueden contribuir a modificar los equilibrios. En este último caso, los candidatos son Venezuela y Argentina, por ese orden.

Habrá, fuera de duda, situaciones de caos y amenazas a la estabilidad, incluyendo intentos de golpes de Estado y diversos modos de desestabilización. Nada nuevo, por cierto. Lo que sí es nuevo, como quedó demostrado en Ecuador, es la división en el campo de las izquierdas, y la menor capacidad de movilización de los movimientos. Aunque nadie lo buscó, ambas son también el resultado de una década de gobiernos progresistas.

- Raúl Zibechi, uruguayo, es analista internacional del semanario Brecha de Montevideo, docente e investigador sobre movimientos sociales en la Multiversidad Franciscana de América Latina, y asesor a varios grupos sociales. Escribe cada mes para el Programa de las Américas (www.cipamericas.org/es).
Recursos

Atilio Borón, “La coyuntura geopolítica de América Latina y el Caribe en 2010”, en Cuba Debate, 14 de diciembre de 2010.
Emir Sader, “El nuevo topo”, Siglo XXI, 2008.
Francisco de Oliveira, “Hegemonia as avessas”, Boitempo, 2010.
Frei Betto, “A mosca azul – reflexão sobre o poder”, Editora Rocco, 2006.
Luis Tapia, “Política salvaje”, Clacso/Muela del Diablo, 2009
Maristella Svampa, “Cambio de Epoca. Movimientos sociales y Poder Político”, Siglo XXI, 2009.
Rudá Ricci, “Lulismo”, Contraponto, 2010.
“La reorganización del capitalismo brasileño”, IHU Online, 11 de noviembre de 2009 en www.ihu.unisinos.br

Notas

[1] Foreign Policy, 7 de octubre de 2009.
[2] Boletín del Laboratorio Europeo de Anticipación Política, Geab No. 43, 18 de marzo de 2010.
[3] La Nación, 12 de mayo de 2010.
[4] “Hegemonia as avessas”, Boitempo, 2010.
[5] Contraponto, 2010.
[6] Siglo XXI, 2008.
[7] Clacso/Muela del Diablo, 2009.
[8] Siglo XXI, 2009.
[9] “La coyuntura geopolítica de América Latina y el Caribe en 2010”, en Cuba Debate, 14 de diciembre de 2010.
[10] “A mosca azul”, ob. cit..
[11] http://alainet.org/active/43528


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DECLARACION DE APERTURA DEL CÓNCLAVE DE LOS PUEBLOS INDÍGENAS EN LA XII REUNIÓN DE NEGOCIACIONES PARA LA BÚSQUEDA DE CONSENSOS DEL GRUPO DE TRABAJO DEL PROYECTO DE DECLARACIÓN AMERICANA SOBRE LOS DERECHOS DE LOS PUEBLOS INDÍGENAS

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Princesa indigena

Washington D.C. 18-20 de Enero del 2011

Sr. Michel Arregui, Secretario de Asuntos Jurídicos de la OEA,
Embajador Guillermo Cochez, Representante Permanente de Panamá ante la OEA y Presidente del Grupo de Trabajo,
Dinah Shelton, relatora de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos,
Distinguidos representantes de los Estados ante la Organización de los Estados Americanos y mis hermanos y hermanas indígenas,

Mi nombre es el Gran Jefe Edward John, Jefe Hereditario de la Nación Tl’azt’en y representantes de la Cumbre de las Primeras Naciones y Asamblea de Primeras Naciones. También soy el nuevo representante Indígena por Norte América ante el Foro Permanente de Asuntos Indígenas de las Naciones Unidas.

De parte de los Pueblos Indígenas que están participando en la XIII Sesión de Negociación para la Búsqueda de Consensos para el Proyecto de Declaración Americana sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas, esperamos la conclusión del proyecto de Declaración Americana sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas.

Mientras negociamos este Proyecto de Declaración Americana, continúan las violaciones contra los derechos colectivos de nuestros pueblos en muchos Estados. Ejemplos de esto fueron presentados ante el Cónclave de los Pueblos Indígenas, incluyendo violaciones en Chile, México, Ecuador, Perú, Uruguay y Argentina. Al defender los derechos territoriales en contra de mega proyectos e industrias extractivas, nuestros pueblos son perseguidos, criminalizados y en algunos casos desalojados por la fuerza. En este sentido, denunciamos las acciones militares represivas de Chile en contra del pueblo Rapa Nui, incluyendo mujeres y niños, quienes están luchando por defender sus tierras. Firme y urgentemente recomendamos negociaciones de buena fe para resolver esta crisis. También deploramos el desplazamiento violento de la comunidad Toba la Primavera en Argentina y la falta de respuesta a esta situación.

Para las mujeres indígenas, la violencia de género continúa siendo condicionada por la discriminación. También la militarización, el racismo, la exclusión social y la pobreza, las políticas económicas inducen a la violación sistemática de nuestros derechos colectivos.

Esto contradice los principios esenciales de los derechos humanos y de la democracia que guía a la OEA y sus estados miembros. Hacemos un llamado urgente a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos y sus respectivas relatorías para que actúen de manera rápida y efectiva para investigar y proponer soluciones de manera urgente a estas violaciones.

Como pueblos indígenas con relaciones históricas con los estados en las Américas participamos como pueblos indígenas, gobiernos y naciones en nuestro propio derecho y no como sociedad civil. Hacemos un llamado para el establecimiento de mecanismos de participación efectiva para los pueblos indígenas en todas las entidades del sistema Interamericano, la Cumbre de las Américas y en particular la cumbre de Cartagena en el 2012.

De igual manera, urgimos a la OEA para que apoye la participación plena y equitativa de la representación Indígena en la planificación e implementación de la Conferencia Mundial de Naciones Unidas sobre Pueblos Indígenas en el 2014, incluyendo el documento final.

Respetuosamente les recordamos a todos los delegados que en este Grupo de Trabajo se ha asumido un compromiso para asegurar que la Declaración de la ONU sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas sea la “base para las negociaciones y un estándar mínimo” para la Declaración Americana sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas. En estas negociaciones instamos hacer un abordaje integral, ya (que) sabemos que nuestra supervivencia y bienestar está inextricablemente relacionada a la supervivencia y bienestar de la Madre Tierra.

Damos la bienvenida al reciente apoyo de la Declaración de las Naciones Unidas sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas por parte de los gobiernos de Colombia, Canadá y los Estados Unidos de América. Enfatizamos que la Declaración de la ONU es un instrumento consensuado y hacemos un llamado a todos los Estados a comprometerse en la implementación plena y efectiva y asegurarse de que ningún estado se retire de la implementación. También alentamos a todos los países que no han ratificado el Convenio 169 de la OIT para que lo hagan.

El cónclave de los Pueblos Indígenas les recuerda a los Estados, instituciones financieras y corporaciones internacionales, que el principio del consentimiento libre, previo e informado debe ser respetado en todas las situaciones relacionadas a los pueblos indígenas. Hacemos un llamado a los Estados para que reconozcan, respeten e implementen las posiciones adoptadas por los Pueblos Indígenas en las negociaciones del Cambio Climático. Los Pueblos Indígenas tenemos el conocimiento para ralentizar la destrucción de la Madre Tierra.

Agradecemos a los gobiernos que han contribuido al Fondo Específico, haciendo posible nuestra participación en estas negociaciones. Hacemos un llamado a los Estados de continuar contribuyendo con los fondos para desarrollar futuras reuniones de negociación que nos puedan permitir concluir la Declaración Americana sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas. Hay una necesidad de financiamiento para el equipo técnico y los co-presidentes, además de los delegados. Tomamos nota de que solamente dos Estados miembros y dos Estados observadores contribuyeron al Fondo Específico. Otros Estados miembros deben mostrar su compromiso a través de donaciones al Fondo Específico.

Finalmente, como Pueblos Indígenas reiteramos nuestro compromiso y hacemos un llamado a los Estados miembros de la OEA, a mantener el compromiso al párrafo 86 de la Declaración de Puerto España, para trabajar por la conclusión exitosa de las negociaciones de la Declaración Americana sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas. La Declaración Americana debería finalizarse antes de la Cumbre de las Américas del 2012. Para que esto tenga éxito, les reiteramos que hay una necesidad crítica para que todos los Estados apoyen con más recursos financieros al Fondo Específico. Respetuosamente les recordamos a los Estados que la Asamblea General de la OEA ha renovado el mandato de este Grupo de Trabajo y necesitamos reunirnos frecuentemente como lo dicta el mandato.

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La libertad de los campesinos y de los obreros les pertenece y no puede ni debe sufrir restricción alguna. Corresponde a los propios campesinos y obreros actuar, organizarse, entenderse en todos los dominios de la vida, siguiendo sus ideas y deseos. (Ejercito Negro Makhnovista, Ucrania, 1917).

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