Inmigración y Estado de bienestar en España
Autores: Francisco Javier Moreno Fuentes y María Bruquetas Callejo
Colección de Estudios Sociales “la Caixa”, resumen del volumen 31
El presente estudio analiza los retos que el asentamiento de poblaciones de origen inmigrante plantea a los sistemas de protección social en España, así como el papel del Estado de bienestar en la integración de la población inmigrante en nuestro país. Se revisan tanto los datos oficiales más recientes acerca del acceso de la población inmigrante a los sistemas de protección social y el uso que hacen de él, como las encuestas que proporcionan información relativa al impacto de la inmigración sobre el Estado de bienestar.
Tras una descripción del Estado de bienestar en España, se examina el acceso formal de los inmigrantes a las prestaciones sociales.
- Entre el total de afiliados al INSS, el porcentaje de extranjeros ha permanecido prácticamente estable a lo largo de los últimos años: entre el 10 y el 11% en el caso de los varones, y en un 10% en el de las mujeres.
- Los principales obstáculos al acceso de los inmigrantes a los programas de protección social derivan de la pérdida del empleo (y, a medio y largo plazo, de la finalización de las prestaciones), de la “irregularidad sobrevenida” ante la imposibilidad de renovar las autorizaciones oficiales y, en última instancia, de la irregularidad administrativa de los extranjeros indocumentados.
- Menos del 1% de los beneficiarios de pensiones en España son extranjeros, y de ellos más de la mitad son ciudadanos comunitarios. La mayoría de inmigrantes, en plena etapa productiva, proporcionan una aportación neta a las arcas del INSS, lo que continuará siendo así durante al menos las próximas dos décadas.
- El 5,2% de la población “pobre” (ingresos inferiores al umbral del 60% de la mediana de la renta) y el 8% de miembros de hogares “excluidos” (afectados por cuatro o más dimensiones de exclusión) declaran no tener acceso al sistema sanitario público. La gran mayoría de estas personas son inmigrantes indocumentados.
Servicios Sociales
- Según los últimos datos disponibles del Sistema Integrado de Usuarios de Servicios Sociales (SIUSS), los extranjeros constituían aproximadamente el 13,7% del total de usuarios, muy próximo al 11,55% que representan en el conjunto de la población. Sobre el total de intervenciones, el colectivo inmigrante reduce significativamente su presencia hasta el 6,85% de las actuaciones de los servicios sociales. Además, la población inmigrante representaba el 11,2% de los beneficiarios de rentas mínimas de inserción (RMI), lo cual indica una clara infrarrepresentación, dado que los inmigrantes representan una proporción mayor de la población en riesgo de exclusión social.
Enseñanza
- La presencia de alumnos inmigrantes es creciente en todos los tramos de la educación obligatoria, tanto en educación primaria (11,5%) como en secundaria (12%). El 82% del alumnado extranjero sigue estudios en centros públicos.
En la segunda parte del estudio, se analiza el uso diferencial que las poblaciones de origen inmigrante hacen de los sistemas de protección social, así como los efectos de dichos programas en su integración social.
- Respecto a la población autóctona, los extranjeros consultan un 7% menos al médico de cabecera (un 16,5% menos al médico especialista). El recurso a los servicios de urgencias se eleva ligeramente entre los extranjeros y es la vía por la que el 65% de ellos accedieron a tratamiento hospitalario, frente a un 57% en el caso de los españoles.
Empleo
- La crisis actual ha afectado a los colectivos inmigrantes con particular dureza, sustancialmente en las tasas de desempleo, que se acercan ya de media al 30%, en comparación con una tasa de paro del 18% entre los autóctonos.
Pobreza
- Los inmigrantes presentan tasas de pobreza notablemente altas: casi el 30% de los latinoamericanos, africanos y asiáticos, frente a algo más del 18% de los ciudadanos de nacionalidad española, se hallan por debajo del umbral del 60% de la mediana de la renta. El 3% de la población autóctona, casi el 7% de los inmigrantes de Europa del Este, y el 5,4% de los inmigrantes del resto del mundo se sitúan por debajo del umbral de pobreza severa (25% de la media de la renta).
Estudios
- Tan solo el 10% de los estudiantes de origen inmigrante continúa sus estudios más allá de la edad obligatoria, y menos de la mitad de los de ESO siguen estudios de bachillerato. La probabilidad de abandono prematuro de los estudios de los jóvenes inmigrantes es 2,1 veces mayor que la de los jóvenes nacidos en España.
- La comprensión lectora del alumnado nacido fuera de España es 60 puntos inferior a la de los autóctonos (en una escala de 0 a 500). Aun controlando por nivel socioeconómico, el desfase continúa siendo de 44 puntos. Tal desajuste es menor entre inmigrantes de segunda generación (24 puntos), pero se mantiene. La diferencia en estos resultados es más pronunciada entre alumnos inmigrantes de lengua materna distinta de la lengua vehicular de la sociedad de recepción.
El tercer bloque del estudio se dedica al impacto de la inmigración (fundamentalmente femenina) sobre la estructura de provisión de cuidados. Se describe cómo la incorporación masiva de la mujer al mercado de trabajo ha acentuado los problemas de compatibilización de vida laboral y familiar. En este contexto el nivel de ocupación en el sector doméstico ha experimentado un crecimiento sustancial desde 1998 y las trabajadoras extranjeras (en gran medida latinoamericanas) han pasado a ocupar entre la mitad y dos terceras partes del empleo regular de este sector.
Cuidadoras en economía sumergida
En el caso de las cuidadoras de mayores, el 40% son extranjeras y representan hasta el 80% de las cuidadoras en régimen interno. Entre el 55 y el 70% de este empleo permanece en la economía sumergida.
Por último, los autores estudian el efecto de la inmigración sobre la sostenibilidad económica y social del Estado de bienestar en España, señalando como:
- La inmigración ha contribuido a consolidar el sistema de protección social en España. Según la Oficina Económica de Presidencia del Gobierno, el 30% del crecimiento del PIB entre mediados de los años 1990 y la primera década de este siglo fue consecuencia del asentamiento de inmigrantes. El efecto positivo se elevaba hasta el 50% del crecimiento del PIB en el período 2000-2005.
- El 50% del superávit alcanzado por las finanzas públicas en los años de mayor crecimiento de la economía española, de 2002 a 2006, correspondió a impuestos y contribuciones sociales de la inmigración.
Gasto Social de los Inmigrantes
- Según los últimos datos disponibles, el porcentaje del gasto social dedicado a inmigrantes ha crecido: de aproximadamente el 1% del gasto sanitario y educativo en 2000 pasó al 5% del gasto sanitario y aproximadamente al 6% del educativo en 2007. Dichas proporciones siguen siendo considerablemente inferiores al porcentaje de inmigrantes sobre la población total.
Rechazo a los Inmigrantes.
- Según las encuestas, el rechazo frente a la inmigración crece en todos los países europeos, entre los que España no es una excepción. Entre 2004 y 2008, los encuestados que sostenían que las políticas de inmigración españolas eran demasiado tolerantes aumentaron del 24% al 42%.
Actitudes frente al Inmigración
- El inmigrante es visto como un competidor en el acceso a prestaciones o servicios públicos, actitud más generalizada entre grupos de bajo nivel educativo y económico, mayor edad y/o principios más conservadores. Ello se traduce en la idea de que a los inmigrantes se les conceden más ayudas escolares (50%) y prestaciones sanitarias (46%) aun en igualdad de ingresos; también es frecuente la idea de que la presencia de inmigrantes deteriora la calidad de la atención sanitaria (52%) y educativa (50%).
Entre otras conclusiones, el presente trabajo observa que el “efecto llamada” existe, pero no responde a los programas sociales del país de acogida, sino a la demanda real de mano de obra. En consonancia con estudios similares, este análisis demuestra que el argumento de sobreutilización y abuso de los sistemas de protección social entre la población inmigrante está totalmente injustificado.
En cambio, la concentración de la demanda en determinados ámbitos territoriales contribuye a reforzar dicha percepción social y, con ello, a debilitar la legitimidad de los sistemas de protección social.
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“Excepcionalismo” (El Otro Pueblo Escogido)
Los peligros de la arrogancia del imperio
Portaviones estadunidense Kitty Hawk en el sur de Okinawa, Japón
Por: Leonardo Boff, 2011-05-13
Me cuento entre los que se entusiasmaron con la elección de Barack Obama para presidente de Estados Unidos, especialmente viniendo después de G. Bush Jr, presidente belicoso, fundamentalista y de poquísimas luces. Creía éste en la inminencia del Armagedón bíblico y seguía al pie de la letra la ideología del Destino Manifiesto, un texto inventado por la voluntad imperial norteamericana para justificar la guerra contra México, según el cual Estados Unidos sería el nuevo pueblo escogido por Dios para llevar al mundo los derechos humanos, la libertad y la democracia. Este convencimiento de la propia excepcionalidad se tradujo en una arrogancia histórica que hizo que Estados Unidos se arrogase el derecho de imponer al mundo entero, por la política o por las armas, su estilo de vida y su visión del mundo.
Esperaba que el nuevo presidente no ya fuera rehén de esta nefasta e imaginaria elección divina, pues anunciaba en su programa el multilateralismo y no la hegemonía, pero tenía mis dudas, pues por detrás del Yes, we can (sí, nosotros podemos) podía esconderse la vieja arrogancia. Ante la crisis económico-financiera pregonaba que Estados Unidos había demostrado en su historia que podía todo, y que iba a superar la actual situación. Ahora, con ocasión del asesinato de Osama bin Laden ordenado por él (en un estado de derecho, que separa los poderes, ¿tiene el ejecutivo el poder de matar, o eso es competencia del judicial que manda prender, juzgar y castigar?) cayó la mascara. No ha podido esconder la arrogancia atávica.
El presidente, de extracción humilde, afrodescendiente, nacido fuera del continente, primero musulmán y después evangélico convertido, dijo claramente: “Lo que sucedió el domingo es un mensaje para todo el mundo: cuando decimos que nunca vamos a olvidar, estamos hablando en serio”, que es como decir: “terroristas del mundo entero, vamos a asesinarles”.
Ahí se revela, sin medias palabras, toda la arrogancia y la actitud imperial de ponerse por encima de toda ética.
Esto me hace recordar la frase de un teólogo que sirvió doce años como asesor de la ex-Inquisición en Roma y que vino a solidarizarse conmigo cuando sufrí el proceso doctrinario. Me confesó: “Aprenda de mi experiencia: la ex-Inquisición no olvida nada, no perdona nada y se cobra todo; prepárese”. Efectivamente, así fue lo que sentí. Peor le ocurrió a un teólogo moralista, queridísimo en toda la cristiandad, el alemán Bernhard Häring. Con un cáncer de garganta que casi no le permitía hablar fue sometido a un riguroso interrogatorio en la sala oscura de aquella instancia de terror psicológico por causa de algunas afirmaciones sobre la sexualidad.
Al salir confesó: “este interrogatorio fue peor que el que sufrí bajo la SS nazi durante la guerra”, lo cual significa: poco importa la etiqueta, católico o nazi, todo sistema autoritario y totalitario obedece a la misma lógica: se venga de todo, no olvida y no perdona.
Así lo prometió Barack Obama y se propone llevar adelante el estado terrorista creado por su antecesor, manteniendo la Ley Patriótica que autoriza la suspensión de ciertos derechos y la prisión preventiva de sospechosos sin avisar siquiera a sus familiares, lo que se convierte en secuestro.
No sin razón escribió el noruego Johan Galtung, el hombre de la cultura de la paz, creador de dos instituciones de investigación sobre la paz e inventor del método Transcend en la mediación de los conflictos (una especie de política del gana-gana): tales actos aproximan a Estados Unidos a un estado fascista.
La verdad es que estamos ante un imperio. Es la consecuencia lógica y necesaria del presunto excepcionalismo. Es un imperio singular, basado no en una ocupación territorial o en colonias, sino en 800 bases militares distribuidas por todo el mundo, la mayoría innecesarias para la seguridad estadounidense. Pero están ahí para meter miedo y garantizar su hegemonía en el mundo. Nada de eso ha sido desmontado por el nuevo emperador, que no cerró Guantánamo como había prometido y todavía envió treinta mil soldados a Afganistán para una guerra perdida de antemano.
Podemos estar en desacuerdo con la tesis básica de Samuel P. Huntington en su discutido libro El choque de civilizaciones, pero hay en él observaciones dignas de atención, como ésta: “la creencia en la superioridad de la cultura occidental es falsa, inmoral y peligrosa” (p. 395). Mas aún: “la intervención occidental probablemente constituye la fuente más peligrosa de inestabilidad y de un posible conflicto global en un mundo multi-civilizacional” (p. 397). Pues bien, las condiciones para semejante tragedia están siendo creadas por Estados Unidos y sus aliados europeos.
Una cosa es el pueblo estadounidense, bueno, trabajador, y algo ingenuo, que admiramos, y otra el gobierno imperial, que no respeta los tratados internacionales que van contra sus intereses y que es capaz de todo tipo de violencia. PERO NO HAY IMPERIOS ETERNOS. Llegará el momento en que será un número más en el cementerio de los imperios desaparecidos.
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La misión humanitaria de la OTAN en Libia deja morir a 61 náufragos de hambre y sed
Rebelión / The Guardian, 09 05 11
Decenas de inmigrantes africanos murieron en el Mediterráneo después de que varias unidades militares de la OTAN hicieran caso omiso de sus gritos de auxilio. Una embarcación que transportaba a 72 personas, entre ellas mujeres, niños y refugiados políticos, se averió a finales de marzo después de salir de Trípoli hacia la isla italiana de Lampedusa. A pesar de que su petición de socorro fue recibida por la guardia costera italiana, por un helicóptero militar y por un buque de guerra de la OTAN, ninguno de ellos intentó rescatarlos.
Todos los náufragos murieron, excepto 11, a causa de la sed y el hambre después de que su embarcación quedara a la deriva en alta mar durante durante 16 días. "Todas las mañanas nos despertábamos y encontrábamos más cadáveres, los que teníamos que tirar por la borda", dijo Abu Kurke, uno de los once sobrevivientes." "En los últimos días, no estábamos conscientes... rezábamos o agonizábamos."
El derecho marítimo internacional obliga a todos los buques, incluidas las unidades militares, a responder a las llamadas de socorro de embarcaciones cercanas y a que ofrezcan todo el auxilio que sea posible. Activistas de defensa de los derechos de los refugiados han exigido una investigación sobre las muertes, mientras que ACNUR, la agencia de la ONU para los refugiados, ha pedido medidas más estrictas de cooperación entre los buques comerciales y militares en el Mediterráneo en un esfuerzo por salvar vidas humanas.
The Guardian confirma que en esta embarcación de 72 inmigrantes que zarpó de Trípoli el 25 de marzo viajaban 47 etíopes, 7 nigerianos, 7 eritreos, 6 ghaneses y 5 inmigrantes sudaneses. Veinte eran mujeres y dos niños pequeños, uno de los cuales sólo tenía un año. El barco navegaba a la isla italiana de Lampedusa, a 180 kilómetros al noroeste de la capital libia, pero después de 18 horas en el mar la pequeña embarcación empezó a tener y a perder combustible.
Los inmigrantes utilizaron el teléfono del barco vía satélite para llamar a un contacto en Roma, que a su vez se puso en contacto con la guardia costera italiana. La ubicación del barco se redujo a 60 millas de Trípoli y los funcionarios de la guardia costera aseguraron que la alarma se había activado y que todas las autoridades competentes se habían alertado.
Rápidamente un helicóptero militar apareció sobre el barco. Los pilotos lanzaron botellas de agua y paquetes de galletas e indicaron a los pasajeros que deberían mantener su posición hasta que un barco de rescate llegara para rescatarles. El helicóptero voló, pero no llegó ningún barco de rescate.
Ningún país ha admitido el envío del helicóptero que se puso en contacto con los migrantes. Un portavoz de los guardacostas italianos, afirmó que: "Avisamos a Malta de que el buque se dirigía hacia su zona de búsqueda y rescate, y emitió una alerta ordenando a sus buques que lo buscaran, que intentaran el rescate". Las autoridades maltesas negaron haber tenido cualquier participación con el rescate.
Después de varias horas de espera se hizo evidente para las personas a bordo que la ayuda no estaba en el camino. El buque tenía sólo 20 litros de combustible pero el capitán dijo a los pasajeros que Lampedusa estaba los suficientemente cerca para llegar. Fue un error fatal. Antes del 27 de marzo el barco había perdido su posición, se quedó sin combustible y a la deriva.
"Habíamos gastado el gasóleo, se habían terminado la comida y el agua, se había terminado todo", dijo Kurke, de 24 años, inmigrante que estaba huyendo de los conflictos étnicos de su país, la región de Oromia, en Etiopía. "Estábamos a la deriva en el mar y el tiempo era muy peligroso." En algún momento, entre el 29 y 30 de marzo, el barco se acercó a un portaaviones de la OTAN -tan cerca que habría sido imposible no verlo.
Según los sobrevivientes, dos aviones despegaron de la nave y volaron a baja altura sobre el barco, mientras que los refugiados estaban en la cubierta mostrando a dos bebés muertos de hambre. Pero a partir de ese momento no llegó ninguna ayuda. Tras pasar cerca de los portaaviones, el barco de los emigrantes se alejó. Despojados de suministros, combustible o medio de contacto con el mundo exterior, comenzaron a sucumbir uno a uno los pasajeros a la sed y el hambre.
The Guardian ha realizado una amplia investigación para determinar la identidad de los portaaviones de la OTAN, y ha concluido que es probable que haya sido el buque francés Charles de Gaulle, que operaba en el Mediterráneo en esas fechas.
Las autoridades navales francesas negaron inicialmente que esa nave se encontrase en la región en ese momento. Después de haber tenido informes de prensa indicaron que esto era falso, un portavoz declinó hacer comentarios.
Un portavoz de la OTAN, que está coordinando la acción militar en Libia, dijo que no había registrado ninguna señal de socorro del barco y no tenía registros del incidente. "Las unidades de la OTAN son plenamente conscientes de sus responsabilidades con respecto al derecho marítimo internacional en materia de seguridad de la vida en el mar", dijo un funcionario. "Los barcos de la OTAN responden a todas las llamadas de socorro en el mar y siempre ofrecen ayuda cuando es necesario. Salvar vidas es una prioridad para cualquier barco de la OTAN."
Para la mayoría de los emigrantes, el fracaso de la nave de la OTAN para montar cualquier intento de rescate resultó fatal. En los siguientes 10 días, casi todos a bordo murieron. "Hemos guardado una botella de agua lanzada desde el helicóptero para los dos bebés, y se mantuvo la alimentación de ellos, incluso después de que sus padres murieran", dijo Kurke, que sobrevivió bebiendo su propia orina y comiendo dos tubos de pasta de dientes. "Pero después de dos días los bebés murieron, porque eran muy pequeños."
El 10 de abril, el barco quedó varado en una playa de la ciudad libia de Zlitan, cerca de Misrata. De los 72 inmigrantes que habían embarcado en Trípoli, sólo quedaban 11 vivos, y uno de ellos murió casi inmediatamente en la costa. Otro sobreviviente murió poco después en la cárcel, después de que las tropas de Gadafi arrestaran a los emigrantes y los detuvieran durante cuatro días.
A pesar de lo traumático de su intento, los inmigrantes -que se esconden en la casa de un etíope en la capital libia- están dispuestos a hacer frente al Mediterráneo de nuevo si eso significa llegar a Europa y obtener asilo.
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La libertad de los campesinos y de los obreros les pertenece y no puede ni debe sufrir restricción alguna. Corresponde a los propios campesinos y obreros actuar, organizarse, entenderse en todos los dominios de la vida, siguiendo sus ideas y deseos. (Ejercito Negro Makhnovista, Ucrania, 1925).
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