Entrevista a José Antonio Gutiérrez D., militante libertario en los movimientos de solidaridad con América Latina y Colombia
Por Dax Toscano Segovia, Rebelión, 17 09 12
Si el gobierno de Santos es sincero en la búsqueda del diálogo o no, es algo que solamente se podrá responder con plena certeza a medida que el proceso avance o cuando logre llegar a algún resultado. El gobierno de Santos ha mostrado voluntad para dialogar; ha firmado una agenda con las FARC-EP y ha iniciado un proceso de negociaciones con miras a la paz. Voluntad política para dar este paso sí ha tenido y ha dado los pasos concretos para llegar a este punto, pese a la oposición ciega de los elementos comandados por Álvaro Uribe Vélez.
Si ha tenido esa voluntad política, es porque la situación política y social es extraordinariamente volátil debido a la miseria y desesperación a la cual el neoliberalismo y el capitalismo militar-mafioso han arrojado a buena parte de la población. También la realidad del conflicto armado permanece, y desestabiliza los planes de la oligarquía de incrementar la inversión en industrias extractivas y agroindustriales, que se han definido como los ejes de acumulación capitalista para Colombia. Mientras la insurgencia ha sostenido su invitación a la resolución política del conflicto, la oligarquía se ha dado cuenta que la solución militar tocó techo y que ahora comienzan a sufrir reveses.
El problema ahora es si el gobierno de Santos tiene voluntad de solucionar los problemas estructurales que están en la raíz del conflicto. Una cosa es la paz del cementerio; otra muy diferente es la paz con justicia social que se propone desde las organizaciones populares. El problema es si tiene voluntad de cambio. La insurgencia y el gobierno tienen concepciones distintas sobre el significado de la paz y lo que significa solucionar el conflicto. Concepciones que están asentadas en la dinámica concreta de la lucha de clases en Colombia y las cuales son irreconciliables. Esto significa que la oligarquía estará dispuesta a hacer tantas concesiones como sienta tiene que hacer debido a la presión popular. Dudo que renuncie al más mínimo privilegio de buena voluntad, sino que lo hará en el entendido de que no hacerlo puede ser a la larga más costoso para ella.
2. ¿Cuál es el papel de las organizaciones sociales como la Marcha Patriótica, para haber llegado a este punto y qué le parece el secretismo inicial de las conversaciones en las cuales ha estado involucrada Cuba y Venezuela?
Creo que el rol que han jugado las organizaciones populares colombianas es clave, porque el conflicto colombiano, antes que armado, es social. El componente armado del conflicto, es una expresión distorsionada de la lucha de clases, debido a los niveles completamente criminales de represión a la más mínima expresión reivindicativa del pueblo, y a la práctica sistemática y constante del terrorismo de Estado.
Desde luego que existe una creciente movilización social reclamando una serie de derechos y que se frenen los componentes más agresivos de las políticas económicas del gobierno; estos pedidos están, necesariamente, vinculados a la solución negociada porque también perpetúan el conflicto armado.
El pueblo colombiano ha perdido el miedo a demandar la solución política y creo que instancias como el Congreso de Barrancabermeja de agosto del 2011 fueron importantes momentos que marcaron la pauta al movimiento popular y en el cual se demostró que la supuesta unanimidad en torno a la solución militar no es tal, que el pueblo piensa de otra manera que la oligarquía, las clases acomodadas urbanas o los medios oficialistas.
El impacto de estas iniciativas no es menor, porque sensibilizó a la opinión pública sobre las demandas de los movimientos campesinos e indígenas que exigen la solución política al conflicto, no por ser menos costosa, sino por un sentido básico de justicia, porque es lo correcto, porque es necesario para los postergados y oprimidos.
Sobre el “secretismo a voces” con el que se manejó el contacto entre las partes, creo que es un asunto que concierne a las partes. Me parece que sobretodo desde la perspectiva del gobierno era necesario, por la oposición que tal acercamiento en ciernes generaba en los mandos militares y en el uribismo recalcitrante. Ahora bien, creo que el secretismo, que no es lo mismo que discreción, no es la mejor manera de seguir conduciendo el proceso si se quiere incorporar al pueblo y a la sociedad colombiana a él.
3. ¿Quiénes serán los principales contradictores de la paz? ¿Cuál será el papel de EEUU y de los militares colombianos? De igual manera, ¿los empresarios neoliberales aceptarán esta vía del santismo, si han sido ellos los auspiciadores de la Seguridad Democrática?
El principal contradictor de la paz será Uribe Vélez y la narcoburguesía terrateniente, los ganaderos, los paramilitares trasnochados, y ciertos mandos militares activos y en retiro. Eso ya se ve; ahora la pregunta es, si la paz que se comienza a vislumbrar es una paz con justicia social, el número de enemigos de la paz en la clase dominante se ampliará.
Me explico, si hay un importante sector del empresariado colombiano que hoy apoyan la paz, es porque esperan que esta sea poco más que la desmovilización de la insurgencia y que de esa manera se facilitará la penetración del capital vía inversiones en territorios hoy azotados por el conflicto o controlados por la insurgencia… inversiones en las áreas de la megaminería y las plantaciones extensivas a industriales.
Los empresarios neoliberales no se abanderan ni con la guerra ni con la paz, sino que se inclinan por la una o por la otra dependiendo de qué crean que les traerá más beneficios.
Por ello es que quieren mantener al pueblo lo más lejos de las discusiones sobre la paz, porque saben que el pueblo si se moviliza y si asume este momento histórico como una oportunidad para demandar sus proyectos largamente silenciados por el fusil, pueden inclinar la balanza en un sentido muy distinto al que quiere la oligarquía, imponiendo una paz con justicia social que no es la que quieren los cacaos ni los gamonales.
El papel de los EEUU está por verse. La situación en el continente no es la misma que cuando las negociaciones del Cagúan, por lo que pienso que podrán estar dispuestos a permitir un mayor espacio de decisión autónoma para el pueblo colombiano porque nos les queda de otra, porque les toca y el riesgo de que el conflicto siga escalando es muy grande.
De momento, EEUU respalda plenamente a Santos y tiene a Uribe en la mira, porque no le conviene que éste se convierta en un factor de desestabilización. Lo presionarán vía los paramilitares presos y vía Santoyo, para que se quede tranquilo… si no, un avión de la DEA lo estará esperando.
El tema de los militares colombianos es más complejo: Mientras se habla de paz, se profundiza la guerra. Eso no es nuevo, pero preocupa por lo mismo que no se esté dispuesto a avanzar en el tema del cese al fuego. La pregunta es, ¿qué hará ese medio millón de hombres cuando se les acabe la guerra? ¿Qué harán esos generales estirados y llenos de medallas cuando los dólares de la asistencia militar dejen de llegar al país? La guerra es un negocio y la respuesta a estas preguntas influirán la posición que adopten los militares, o al menos, la oficialidad, que se beneficia de la guerra sin arriesgar el cuero, porque el cuero lo ponen soldados pobres que creo que tienen tanto interés como los guerrilleros en el cese de hostilidades.
4. Las FARC-EP están debilitadas y por ello se han visto obligadas a dialogar, afirman algunos. Otros señalan que es una jugada de Santos frente a las elecciones. Por otro lado, qué le parecen los puntos de la agenda para las discusiones.
Santos es un político de lo más zorro que hay y siempre ha logrado mantenerse en las esferas del poder, independientemente del presidente de turno. Ciertamente la reelección juega un rol en sus cálculos. Ahora bien, si la insurgencia acepta negociar es porque se sabe fortalecida en relación a mediados de la década pasada. Ha asimilado los golpes recibidos con la implementación del Plan Colombia y con la ofensiva paramilitar, ha logrado recuperar terreno político y militar, y readaptar sus tácticas de combate de manera bastante eficiente. Creo que la negociación misma es prueba de sus fortalezas.
Respecto a la agenda, creo que toma en lo esencial aspectos centrales de lo discutido en el Caguán, que en lo esencial, retomaba también la agenda de las negociaciones de Tlaxcala. Ha habido una continuidad en lo que es la esencia de las FARC-EP, en el elemento que le ha dado continuidad por varias décadas que es el tema agrario y los problemas del campesinado.
Desde luego hay temas ausentes, algunos de ellos de indudable importancia, como son los derechos laborales o el tema de recursos naturales. Temas muy sensibles que tienen que ver con el modelo económico y que deben ser tratados si existe una incorporación de capas más amplias de la sociedad. Sin embargo, confío en que la movilización popular que hoy se alza contra la locomotora de la megaminería sabrá plantear esos temas en la agenda.
5. ¿Usted cree que la guerrilla negocie la paz a cambio de un puesto o una curul en el senado o en el congreso o por un puesto ministerial?
Creo que esa perspectiva sería desastrosa para el pueblo colombiano. Se ha planteado la solución política pues la violencia en Colombia tiene raíces estructurales y si estas no son tocadas, la posibilidad del surgimiento de nuevos ciclos de violencia, aún más letales que los anteriores, queda latente. Esa es la principal lección de los procesos de desmovilización anteriores en Colombia y también de los acuerdos de paz en Centroamérica. Personalmente, dudo que la insurgencia colombiana carezca de sentido histórico y de un sentido de responsabilidad ante lo que está en juego.
6. ¿Las FARC han renunciado a la toma del poder? ¿O puede lucharse por el poder por otra vía en Colombia?
Las FARC-EP han dicho que no renuncian a la toma del poder por el pueblo, como lo expresan. No plantean que ellos, como ejército guerrillero, se sienten solitos en la Casa de Nariño o que su Estado Mayor sea el futuro gobierno de Colombia. Plantean la toma del poder como una movilización generalizada de masas, que en ocasiones han visto como fruto de un proceso de democratización abierto en el marco de las negociaciones, y que en otras ocasiones, cuando las vías de diálogo han estado cerradas, como un proceso de movilización de carácter insurreccional.
En ambos casos, el rol de la insurgencia es el de apoyar este proceso, sea facilitando el espacio democratizador mediante el diálogo político, sea facilitando el avance de la movilización golpeando a las fuerzas represivas. Eso es cómo ellos mismos entienden el proceso de la toma del poder según lo entiendo de sus documentos históricos y recientes.
7. ¿Qué perspectivas ve a estos diálogos si hay temas candentes en relación a: presos políticos, guerrilleros presos en EEUU condenados injustamente, derechos humanos, restructuración del ejército criminal colombiano, las bases gringas?
Insisto, hay muchos temas candentes que no están necesariamente en la agenda inicial de diálogo. Incluso los mismos presos de guerra y políticos, que hoy se movilizan y luchan desde la celda en toda Colombia, demuestran que es solamente la movilización popular, no la buena voluntad del gobierno, la que pondrá en el tapete estos temas. Por sí solos no. Esto solamente se puede lograr mediante la movilización popular. Lo que los diálogos sí pueden hacer es ayudar a articular visiones alternativas de país, propuestas políticas surgidas desde las expresiones del pueblo organizado.
8. ¿Los diálogos llevarán a desmontar el modelo neoliberal?
Por sí solos no. Esto solamente se puede lograr mediante la movilización popular.
9. ¿Cuál considera que es el papel de los medios ante estos diálogos si históricamente han atacado a las FARC?
Los medios de comunicación están en deuda con el pueblo colombiano, pues si bien siempre los medios representan los intereses de quienes los controlan, la prensa colombiana ha jugado un rol extraordinario distorsionando la realidad del conflicto, poniéndose de manera descarada y completamente acrítica al servicio de una estrategia de guerra.
El problema es cómo hacer que la prensa del pueblo comunique mejor a capas más amplias de la población. Si la oligarquía no da voz al pueblo, que sea la prensa alternativa la que sí lo haga. La construcción de una prensa popular, que no caiga en retórica fácil ni en excesos, es una tarea de primer orden.
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Irán: Sí, han prohibido incluso las medicinas y los productos alimenticios
Primer Ministro irani
Por Kourosh Ziabari, Iran Review, 17 09 12
A muchos ciudadanos occidentales que creen en la sinceridad de sus gobiernos cuando estos afirman estar preocupados por los derechos humanos y la libertad les cuesta creer que las inhumanas sanciones impuestas por Estados Unidos y sus aliados europeos a Irán están afectando duramente a los iraníes ordinarios.
En diferentes artículos ya he señalado que las sanciones económicas a Irán se han vuelto tan intensivas y rigurosas que ya no tienen que ver con el programa nuclear iraní, sino que tienen el objetivo de paralizar la vida diaria de los ciudadanos inocentes del país con el objetivo final de convencerlos para que se levanten contra el gobierno para protestar por el deterioro de sus condiciones de vida y de crear de este modo un caos y malestar completos en la sociedad.
Desde 2006 el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas ha aprobado siete resoluciones sobre el programa nuclear iraní que exigen al país que suspenda el enriquecimiento de uranio y las actividades de reprocesado.
En cuatro de estas resoluciones el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas ha impuesto sanciones a Irán, entre las que se incluyen la prohibición de suministrar materiales y tecnología relacionados con la energía nuclear, un embargo de armas, la prohibición de viajar a individuos relacionados con el programa nuclear iraní, el congelar los activos de los bancos iraníes en Estados Unidos y países de la Unión Europea, además de embargos a las Líneas de Transporte de la República Islámica de Irán, y de los bienes y actividades de los Guardianes de la Revolución de Irán.
Sin embargo, el ansia de Estados Unidos por inutilizar el programa nuclear iraní y dañar su economía no se ha satisfecho con las resoluciones de la ONU. Estados Unidos y sus aliados han tratado de ejercer una enorme presión económica y política sobre Irán al margen del marco del Consejo de Seguridad y a través de la imposición de sanciones unilaterales a la banca, los seguros, petróleo, industria, aviación, transporte marítimo y el sector médico de Irán, y han adoptado una inaceptable postura agresiva respecto a Irán que ha provocado un fuerte aumento de los sentimientos antiestadounidenses y antioccidentales entre el pueblo iraní en vez de volverlo en contra del gobierno.
No voy a argumentar por qué estas sanciones son ilegales e injustificables legalmente como algunos destacados académicos (como Francis A. Boyle), los cuales han razonado que Irán tiene derecho a denunciar las sanciones impuestas por Estados Unidos y otros países por violar las leyes del comercio internacional.
Con todo, lo que importa es que las sanciones en contra de Irán se han vuelto tan crueles y vengativas que incluso los medios de comunicación occidentales dominantes, tácitamente dirigidos y financiados por los gobiernos occidentales, han confesado que estas prohibiciones y sanciones son contrarias a los principios de los derechos humanos.
En un artículo titulado "Sanctions on Iran: ordinary people are the target" [Sanciones a Irán: el objetivo es la gente ordinaria] publicado el 10 de agosto, el corresponsal de The Guardian señala: "Los civiles iraníes son los más afectados por las sanciones impuestas por Occidente en términos de falta de medicinas y de alimentos, y de problemas económicos.
Para Fatemeh, la pastilla que toma dos veces al día en su casa en Irán significa la diferencia entre la vida y la muerte. A principios de este verano, cuando se puso en contacto con su amigo Mohammad en Estados Unidos para decirle que se estaba quedando sin la medicina debido a la carencia de ellas, para su amigo era obvio que lo que tenía que hacer era enviársela directamente por barco a Irán. Para consternación de Fatemeh y Mohammad, se rechazó el envío debido a las sanciones estadounidenses al comercio con Irán.
Mientras se empiezan a hacer sentir los efectos de las sanciones, se han disparado los precios de la fruta y el azúcar, entre otros alimentos básicos, a veces hasta tres y cuatro veces.
La última controversia rodea las largas colas para comprar aves de corral, un ingrediente esencial de la comida persa, que han visto como su precio se doblaba desde el año pasado lo que ha causado lo que se ha denominado la “crisis del pollo” y manifestaciones”, señalaba The Guardian.
Por lo tanto, hasta los medios occidentales, cuya hostilidad hacia Irán es evidente, se han dado cuenta de la profundidad de la catástrofe que se extiende por el país. A consecuencia de las sanciones económicas, muchas compañías extranjeras no pueden entregar los pedidos de medicinas y productos alimenticios a Irán, con lo que se niega a miles de pacientes que sufren hemofilia, talasemia, cáncer, esclerosis múltiple y problemas psiquiátricos las medicinas que son vitales para poder seguir viviendo.ç
Según The Washington Post, las sanciones están afectando cada vez más a pacientes médicos vulnerables ya que los suministros de medicinas y de materias primas a las farmacéuticas iraníes o bien se han detenido o se han retrasado.
Los efectos de ello se están sintiendo en los pacientes de cáncer y aquellos tratado de trastornos complejos como la hemofilia, la esclerosis múltiple y la talasemia, así como los de los trasplantes y los pacientes de diálisis, ninguno de los cuales puede permitirse interrupciones o retrasos de los suministros médicos”, informaba The Washington Post el 4 de septiembre.
La Sociedad Iraní de la Hemofilia (IHS, por sus siglas en inglés) anunció en agosto que “la falta de los medicamentos adecuado a causa de las sanciones económicas está poniendo en peligro las vidas de decenas de miles de niños".
“Países que afirman preocuparse por los derechos humanos están tomando de forma flagrante como rehenes a las personas más vulnerables", declaró a The Washington Post Ahmad Ghavidel, presidente de IHS. “Incluso unos pocos días de retraso pueden tener unas consecuencias graves como hemorragias o invalidez”, añadió.
Un miembro neoconservador del Congreso estadounidense, Bradley James Sherman, conocido en Estados Unidos por ser uno de los más firmes defensores de las relaciones estadounidense-israelíes, ha admitido claramente que las sanciones están afectando a las vidas de personas inocentes: "Las personas críticas [con las sanciones] argumentan que estas medidas dañarán al pueblo iraní. Con toda franqueza, esto es justo lo que necesitamos hacer".
Reuters también ha confirmado las conjeturas de que las inhumanas sanciones han hecho que Irán no pueda importar artículos básicos, incluyendo los alimenticios. “Irán está recurriendo al trueque y ofrece lingotes de oro en cámaras en el extranjero o cargas de petróleo a cambio de comida ya que las nuevas sanciones económicas han perjudicado su capacidad de importar artículos básicos para sus 74 millones de habitantes”, informaba [Reuters] el 9 de febrero de 2012.”
“Los estudios de Reuters sobre comerciantes de materias primas de todo el mundo muestran que desde principios de año Irán ha tenido problemas para garantizar las importaciones de productos básicos como arroz, aceite comestible, piensos animales y té. Se han retenido en sus puertos cargamentos de grano y se ha negado la descarga hasta recibir el pago por el cargo”, añadía el informe.
La página web de información Al-Monitor publicaba también un informe que atestiguaba que más compañías extranjeras están evitando hacer negocios con Irán por temor a las medidas punitivas adoptadas por Estados Unidos para penalizar a las empresas y compañías que negocien con Irán.
Estas compañías incluso se niegan a exportar productos alimenticios a Irán, lo que provoca enormes problemas al pueblo iraní para acceder de forma fácil y barata a las necesidades rudimentarias de su vida diaria: “Los proveedores de alimentos a Irán, donde el gobierno supervisa las distribución de los productos agrícolas a los mercados iraníes, se han ido retirando uno a uno. Temen el impacto que puedan tener las sanciones occidentales en sus negocios internacionales". “El pueblo iraní, que asciende a 74 millones de personas, puede encontrarse ante una alarmante carencia de productos.
Expertos suizos han observado que las exportaciones desde Malaysia de aceite de palma han descendido desde principios de año. Malaysia es el principal proveedor de esta materia, muy utilizada para preparar la comida y para cosméticos manufacturados y productos de limpieza. Vale la pena señalar que intermediarios de los Emiratos Árabes Unidos han dejado de efectuar pagos bancarios a los comerciantes de Malaysia", escribía Talal Salameh en un informe publicado por Al-Monitor el 29 de marzo.
"Es cierto que Irán puede burlar la prohibición a las exportaciones de petróleo. Sin embargo, el problema con los productos alimenticios persistirá ya que Irán no puede comprar estos productos a causa a la imposibilidad que tiene de pagarlos", añadía el informe. Existen, pues, ampliar pruebas que verifican la idea de que los llamados pioneros de los derechos humanos se han alzado en armas contra la nación iraní al prohibir que se importen al país productos humanitarios, como los productos alimenticios y las medicinas.
Aunque a los ciudadanos occidentales que únicamente han oído que “Irán está desarrollando armas nucleares” les pueda parecer increíble que esta pacífica nación está sujeta a la más atroz y terrible guerra económica de Estados Unidos y sus aliados, la realidad sobre el terreno es que Irán, que en los últimos 300 años no ha atacado ni invadido ningún país, está siendo arrastrado ahora a una guerra sin vencedores, emprendida simplemente para vengarse de Irán por su independencia y desobediencia a las potencias imperialistas.
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La libertad de los campesinos y de los obreros les pertenece y no puede ni debe sufrir restricción alguna. Corresponde a los propios campesinos y obreros actuar, organizarse, entenderse en todos los dominios de la vida, siguiendo sus ideas y deseos. (Ejercito Negro Makhnovista, Ucrania, 1923).