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martes, octubre 16, 2012

Noticias del Frente Multicolor 118

Bandas juveniles en los estratos medios (2 de 3)


Afiche de la pelicula Basic & Ruby 

Por: Tahira Vargas, Acento Social, 09 de octubre del 2012

En nuestra sociedad se encuentran bandas juveniles en los distintos estratos sociales, pobres y medios. Hay que destacar el sesgo presente en medios de comunicación y autoridades en su abordaje de las bandas juveniles como fenómeno exclusivo de la marginalidad.

En los estratos pobres las bandas juveniles tienen elementos y configuraciones comunes y distintas a las de los estratos medios.

En los estratos medios la presencia de las bandas juveniles es un fenómeno oculto. La poca publicidad dada al fenómeno y el poco conocimiento del mismo tiene que ver con el manejo “privado” que hacen los estratos medios de sus problemáticas así como el sostenimiento de una cultura social con apego al concepto de la vida privada y lo “íntimo” que no están presentes en las mismas dimensiones en la cultura popular. Se convierten así grupos de “poco acceso” y de manejo “intimo” de su cotidianidad.

Estos límites establecidos en la cotidianidad de los estratos medios, sus residencias y su inserción social permea las bandas juveniles presentes en este contexto.

Las bandas juveniles en los estratos medios no tienen el contenido territorial de los estratos pobres. Sus lugares de competencia, enfrentamiento y significación cultural no son las calles sino lugares no-territoriales como son: fiestas, plazas comerciales, lugares de diversión (bares-café-discotecas) y colegios privados.

El sentido del agrupamiento en las bandas de jóvenes de estratos medios es distinto a los estratos populares. Encontramos que estos jóvenes en algunos casos se agrupan alrededor del territorio y en otros con relación al colegio a que pertenecen o a grupos de diversión.

Otro elemento de diferencia significativa entre ambos estratos es el contexto socio-económico. Los jóvenes de estratos medios no sufren la marginalidad, ni la exclusión de los estratos pobres, pueden satisfacer ampliamente sus expectativas de consumo y la competencia que se deriva de ello adquiere mayor fuerza.

En las bandas juveniles de estratos medios al igual que en los estratos pobres existe el componente de la afectividad y la búsqueda de identidad. Estas se distinguen unas de otras por elementos corpóreos (vestimenta, tatuajes, aretes, accesorios) estilos musicales, modas, entre otros.

Otro aspecto en común es el fortalecimiento de la masculinidad. Se exacerba la relación masculinidad—violencia que tiene sus cimientos en nuestra cultura y se acentúa con las conflictividades del sentido de posesión hacia la mujer-pareja. Gran parte de los enfrentamientos tienen como causa principal la conquista o la disputa por una pareja.

Hay que destacar que en las bandas juveniles de estratos medios cada vez más las muchachas van incorporándose y empoderándose con ciertos liderazgos.

Las bandas juveniles de estratos medios no sufren la represión y persecución policial de los estratos pobres, pueden circular libremente en la ciudad con el permiso de sus vínculos primarios con sectores de poder.

Este artículo fue publicado originalmente en el periódico HOY

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Las bandas juveniles y su potencial de empoderamiento social: el caso de Guachupita (3 de 3)

Existen programas y proyectos con niños y niñas insertos en bandas





El/la internacionalmente famoso/a vedette El Gallinon aumenta la temperatura del ambiente en un acto de graduacion de adolescentes promotores de salud
Por: Tahira Vargas García (tahiravargas@yahoo.es), Acento.com.do, 12 Octubre 2012

En el país existen programas y proyectos con niños, niñas, adolescentes y jóvenes en situación de calle e insertos/as en bandas-pandillas juveniles por instituciones no-gubernamentales como: Profamilia, Casa Abierta, Niños del Camino, Caminante, Fundebmuni, Muchachos y Muchachas con Don Bosco, Acción Callejera, entre otros.

Estos programas muestran que la niñez y la adolescencia en situación de calle y riesgo tiene capacidad para reaprender y ser agentes de cambio si tiene acceso a oportunidades para romper con su contexto de exclusión, inequidad y violencia.

Hace unos años, Copresida desarrolló un proyecto educativo enfocado a la prevención de VIH y SIDA y las ITS con jóvenes insertos/as en Pandillas Juveniles-Naciones y en situación de calle, a través de una organización juvenil “Red de Jóvenes Unidos de Guachupita”.

El Proyecto fue evaluado por ONUSIDA, la investigadora Marija Miric con la asesoría de Tony De Moya en el 2008.

La investigación realizada muestra el éxito del proyecto en sus objetivos principales de prevención de VIH y SIDA y la articulación de esta población en procesos comunitarios y de incidencia en la disminución de violencia en el barrio.

Miric y De Moya (2008:30) destacan “el impacto notable del proyecto en el ámbito de la prevención del VIH y el SIDA en Guachupita, particularmente en lo referente a la promoción de las prácticas de sexo seguro y la reducción del estigma y la discriminación vinculados a esta condición de salud en el sector”. Igualmente se identifican impactos a nivel comunitario como reducción de violencia e integración de la población juvenil en las redes de solidaridad al interior del barrio.

El éxito del proyecto “pone de manifiesto el verdadero potencial de los/as jóvenes integrantes de las organizaciones de la calle como líderes comunitarios y promotores de la transformación de su realidad social, siempre y cuando se les facilite la capacitación y el empoderamiento necesario en este proceso” (op. cit, p. 32).

“Las naciones funcionan como redes de apoyo mutuo para adolescentes y jóvenes del barrio y la pertenencia a la nación significa pertenecer a una familia unida, que brinda afecto e impone reglas. A la vez, las naciones proporcionan ayuda a sus miembros en situaciones de necesidad” (IBIDEM).

Pandillas, bandas juveniles-naciones pueden convertirse en un espacio para el empoderamiento juvenil y la promoción de cambios en las prácticas de violencia social y delincuencia juvenil. Solo necesitan un Estado e instituciones que le ofrezcan oportunidades e inviertan en ello.

Esa es la opción para la niñez, adolescencia y juventud en situación de riesgo y no la reclusión por 10 y 15 años como se pretende con las modificaciones al Código del Menor.

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Plegaria de la maestra rural

“En el lugar donde luchan los maestros nace siempre un manantial."

Por: Vianco Martínez

Tiene tres meses de embarazo y más de setecientas penas colgadas del alma, una por cada noche durmiendo en el suelo de la escuela rural donde fue trasladada por el Ministerio de Educación hace dos años

Quizás sea una pequeña falla técnica del sistema o quizás un olvido del tamaño del mundo, pero en la comunidad Los Auqueyes, de Azua, en una hondonada formada en el punto más bajo de una cadena de montañas, funciona una escuela multigrado. Y en ella hay una maestra rural que lleva dos años durmiendo en el suelo.

Es licenciada en Educación Básica y tiene tres meses de embarazo. La maestra tiene más de setecientas penas colgadas del alma, una por cada noche durmiendo en un rinconcito de dos metros de ancho por cuatro de largo habilitado para el almacén del desayuno escolar. Allí cada día libra una lucha para mantener a raya los ratones, defenderse de la ferocidad del frío que baja de los montes y buscarle la vuelta a las inclemencias de la noche.

La maestra duerme en el suelo porque la escuela donde trabaja fue construida sin dormitorio para alojar a los maestros rurales que son movilizados por el Ministerio de Educación desde otros lugares, lejos de sus casas, a impartir docencia. Duerme en el suelo porque no tiene cama en la escuela y tampoco gana lo suficiente para comprar una por su cuenta. Y duerme en el suelo porque sus superiores tienen dos años prometiéndole resolver su situación, y sus promesas se quedaron enredadas en el complejo laberinto de la retórica oficial y no ha habido una manera razonable de sacarlas de allí.

La maestra rural tiene una desviación en la zona lumbar de la columna vertebral, agudizada en los dos años que lleva asignada a la escuela de Los Auqueyes, y unas fuertes jaquecas que la preocupación por las condiciones en que realiza su trabajo ya han vuelto incontrolables. Pero la lesión más grande de ese tiempo malpasando en la montaña le queda en el alma: la sensación de desamparo y frustración por todos los sueños rotos que han rodado, literalmente, por el suelo.

La maestra vive en Guayabal, un lugar que colecciona tristezas, y su destino se llama soledad. En su tierra las tardes inventaron nuevos colores para terminar, y fueron los helechos los que hicieron los caminos.

Tiene un hijo de cinco años y una madre que la espera cada viernes. Pero a ninguno le ha dicho que para ganar su sustento y educar a los hijos de la montaña tiene que dormir en el piso, morirse de frío en un lugar perdido bajo la neblina y pelear su espacio con las ratas.

No se lo dice porque le da vergüenza que se enteren y porque le parece poco decente ir a estudiar una licenciatura a la universidad para terminar durmiendo en el piso por unos pesitos, al lado de los ratones.

La maestra rural tiene los ojos claros y en sus pupilas las tardes tienen un lugar. Ella ha convertido en un arte mayor el simple acto de recostarse en la puerta de su escuela a mirar pasar los das sobre el paisaje de la cordillera. A veces se pone triste pero nadie se da cuenta porque la lluvia guarda su tristeza en el corazón de la montaña, al otro lado de las crecidas.

Los Auqueyes es un paraje semifeudal dormido en la intimidad de la montaña. Pertenece a Padre Las Casas y está situado en un punto perdido entre ese municipio y Constanza. Por sus senderos de pino y de guayabas, el viento recoge el aroma de los montes y lo reparte por el mundo, mientras sus habitantes, labriegos desde que nacen hasta que mueren, se inclinan con reverencia ante los surcos y los hacen parir.

Los caminos fueron hechos por la necesidad; mueren cuando llueve y tiene que salir el sol para que vuelvan a nacer. Allí, el viento del sur tiene su propia partitura, y la música que entona tiene el aire de melancolía que recoge en los caminos. Cuando se vaya a hablar de la geografía de la tristeza, hay que mencionar, necesariamente, estos lugares y sus consecuencias.

La escuela tiene ochenta alumnos, que proceden de los parajes Los Auqueyes, El Palero y El Helechal. La mayora son niñas. Fue construida en el 2007 bajo un convenio firmado entre la Secretaría de Estado de Educación y la Fundación Sur Futuro para reemplazar una escuela de ficción que funcionaba en una rancheta que el tiempo y la intemperie se encargaron de superar. Sus constructores hicieron una gran obra pero olvidaron hacer el dormitorio.

La zona montañosa de Padre Las Casas tiene dieciocho comunidades pertenecientes a las secciones Las Cañitas y Gajo de Monte, y once escuelas. Y solo una de ellas fue construida con dormitorio para profesores.

El Ministerio de Educación tiene en la zona un pequeño ejército de veinticinco educadores, doce mujeres y trece hombres. Mientras sus jefes viven como príncipes en las ciudades, ellos son tirados en la zona a la buena de Dios a pasar trabajo, sin recibir ninguna condición para realizar su labor con dignidad.

Si las autoridades quieren prolongar el oficio de mirar para otro lado y seguir jugando a la indiferencia, mientras la situación de sus maestros se deteriora, está bien. Pero está claro que la falta de dormitorios en las escuelas rurales, sumado a la falta de incentivos por distancia, a los bajos salarios, a la situación de los maestros que trabajan dos tandas y cobran solo por una, y de los directores de centros que nunca han recibido un peso por esa condición, le está restando dignidad al oficio de enseñar.

Los maestros rurales andan loma arriba y loma abajo con sus botas bendecidas por el lodo. Hacen nidos en el árbol del futuro, y a veces, hasta el río los ayuda cediendo sus crecidas. En el lugar donde luchan los maestros nace siempre un manantial.

Los maestros rurales tienen que pagar un alto precio por la falta de condiciones. Un día, cinco maestras de una escuela--una de ellas embarazada-- fueron echadas, de noche y bajo un torrencial aguacero, del lugar donde les hacían el favor de dejarlas dormir. Y el espectáculo de aquellas cinco estrellas caídas, bajando la montaña como una procesión de sombras, desafiando la prepotencia de los ríos, amarradas a sus mochilas y dando lástima ante la oscuridad de los caminos, puso a llorar hasta a los pinos.

Ahora mismo si alguien quiere verle el rostro a la tristeza, que vaya a la sección Gajo de Monte, al otro lado del Río en Medio, donde cinco maestras --una de ellas con tres meses de embarazo-- tienen que repartirse por las noches en varios puntos de la comunidad, entre ellos la salita de un rancho y el altar de la pequeña iglesia del pueblo, para poder dormir los días de clase.

En los parajes de la cordillera Central la tristeza es gratis pero la alegra hay que pagarla a un precio muy alto.

En enero de este año fue a la montaña la ministra de Educación Josefina Pimentel, como una pequeña reparadora de olvidos, y construyó una escuela en El Roblito. Y ese día la cordillera Central fue feliz. Pero ha sido tan grande el inventario de olvidos y tan larga la mano de la desatención, que su acción, que queda sembrada en el camino de la historia, fue casi un susurro en la inmensidad de tanta ausencia.

Ya la maestra rural se cansa de escribir cartas, oficios, súplicas, memorandos. Las palabras se parecen a ella: tienen motivos pero no tienen esperanzas, y a veces, ni siquiera tienen destinatarios. Ahora, forrada de indiferencias e incomprensiones, la voz desgastada sin reparo sobre la superficie del tiempo, la maestra rural eleva cada noche una plegaria al cielo en busca de soluciones.

Allá está ella, la maestra rural, esperando. La maestra rural, rodeada de niños descalzos y de miradas tristes; la maestra rural, ataviada de estrellas luminosas y de canciones tristes del sur; la maestra rural, sola, muriéndose de frío a la vera del camino; la maestra rural, pagando con sus cartillas las cuentas pendientes del futuro y oponiendo su alfabeto al alfabeto del olvido.

La maestra rural lleva en sus manos el futuro y lo escribe en la pizarra. Pero cuando llega la noche es la imagen viva del desamparo, la estampa de una mujer sola, tiritando de frío en el centro de la nada, y esperando que el mundo entero se vaya a dormir para ir a tirarse en el piso de su escuela. En ese momento, justo en ese momento, la palabra dignidad pierde toda su importancia.

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Llamamiento a la responsabilidad de los líderes religiosos




Comunicado de Convergencia de las Culturas, Movimiento Humanista

Por: Jose Muñoz, Convergencia de las culturas, 3 10 2012

Los desgraciados acontecimientos desatados en las últimas semanas, causados por la aparición de un video sobre el profeta Muhammad motivan a Convergencia de las Culturas a hacer un llamado que consideramos de gran importancia.

En el contexto actual, las fuerzas del Antihumanismo que “moviliza el gran capital van asfixiando a los pueblos, surgen posturas incoherentes que comienzan a fortalecerse al explotar ese malestar canalizándolo hacia falsos culpables. En la base de estos neofascismos hay una profunda negación de los valores humanos.” (1)

Vemos reavivarse en este momento oscurantismos y fanatismos y cómo los elementos más retrógrados de cada cultura aparecen con sus técnicos en la exaltación de la diferencia, como modernos inquisidores atizando lo peor de los pueblos. Ellos medran en toda crisis de civilización, como ya ha sucedido antes en la historia.

Pero advertimos que la preocupación sobre este fenómeno se centra en el análisis del tipo de detonante que lo desencadenó, de su origen y composición, y muy pocos se ocupan en entender la naturaleza de la “carga explosiva" sobre la que el detonante opera.

¿Cómo es posible que un video o unas caricaturas desaten semejantes respuestas y contra respuestas? ¿Cómo se ponen en marcha esos engranajes de acción y reacción que nadie parece controlar? ¿Qué pasaba antes de que esa chispa saltara? La chispa sola no es suficiente, ¿en qué tipo de atmósfera debe caer para que prenda de esa manera?

Hoy más que nunca “Las religiones tienen responsabilidades que cumplir para con la humanidad. Hoy tienen el deber de crear una nueva atmósfera psicosocial, de dirigirse a sus fieles en actitud docente y erradicar todo resto de fanatismo y fundamentalismo. No pueden quedar indiferentes frente al hambre, la ignorancia, la mala fe y la violencia. Deben contribuir fuertemente a la tolerancia y propender al diálogo con otras confesiones y con todo aquel que se sienta responsable por el destino de la humanidad. Deben abrirse, y ruego que no se tome esto como una irreverencia, a las manifestaciones de Dios en las diferentes culturas. Estamos esperando de ellas esta contribución a la causa común en un momento por demás difícil.” (2.) Esperamos que este llamado alcance a gobiernos e instituciones y sea bien acogido, en especial por las gentes de religión.

Ojala que el llamado resuene también en los Humanistas de todas las latitudes y culturas. Que llegue a todos los que quieran ayudar a que una nueva sensibilidad se abra paso.

Notas

(1) Silo. "Capítulo V. El campo humanista", del Documento del Movimiento Humanista, Sexta Carta a Mis Amigos, en Silo, Obras Completas Volumen I, Plaza y Valdés, Argentina, 2004.

(2) Extracto de la conferencia pronunciada por Silo durante el Encuentro para el dialogo Filosófico- Religioso (sindicato de Luz y Fuerza. Buenos Aires 29 /10/95, editada en el libro Habla Silo, Octubre 1996

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Video de Oscar Grullon sobre Conmemoración del Día Internacional de la Libertad, 11 de octubre de 2012



Actores, teatristas, maestros y estudiantes dejan su huella para la memoria historica al final de la obra

Ver O. Grullon compartió un enlace, 14 10 12, CTRL + clic: https://www.facebook.com/#!/fatimapl?fref=ts 

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Los ojos de Jannis Schulze-D'Mena, novel fotógrafo domínico-alemán, descubren como se vive en San Carlos






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Ane Brun: "Alfonsina y el mar"

http://youtu.be/_LkBHPkZwbo

Tomado de Juan Alberto Rodríguez

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Rosa Gijón, FLACSO, Ecuador: Botica de Proyectos

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