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jueves, julio 26, 2007

Noticias del Frente Cibernetico 007

Medios masivos y responsabilidad social

Por: Elsa Expósito

Santo Domingo, 4 de mayo, 2000

Enunciada por primera vez en Estados Unidos de Norteamérica, la teoría de la responsabilidad social de los medios masivos de información partió del convencimiento "...de que en algunos aspectos importantes, el sistema de libre mercado no había conseguido cumplir sus promesas de libertad de prensa ni reportado los beneficios sociales que se esperaban de ella. Se hacía hincapié en el hecho de que la evolución tecnológica y comercial de la prensa había reducido las posibilidades de acceso de los individuos y grupos, mientras que, por el contrario, había propiciado el aumento de poder de una reducida clase. Al mismo tiempo, la aparición de nuevos medios -cine, radio- había puesto de manifiesto la necesidad de algún tipo de control público y de procedimientos para exigir responsabilidades que se sumaran a las de los medios de comunicación impresos". (Aguilera 1991)

La primera iniciativa respecto de esta teoría fue impulsada por Robert M. Hutchins, de la Comisión sobre Libertad de Prensa, de la Universidad de Chicago, y que tenía entre sus miembros al filósofo Jacques Maritain y fue planteada por primera vez, amplia y sistemáticamente, en 1947 con la publicación de A Free and Responsible Press, en la misma Universidad de Chicago.



Robert M. Hutchins, impulsor del concepto de responsabilidad social en la comunicacion

Al decir de Wilbur Schramm, la teoría de la responsabilidad social , "... es el principio informador de la comunicación masiva que se va afianzando hoy día a nuestro alrededor y que contribuiremos a delinear estableciendo cuál es el compromiso de responsabilidad que asumen los sujetos activos de nuestros instrumentos de información".




Medalla Wilbur Schramm a la Excelencia en la Comunicacion Social

Partiendo de la incuestionable dificultad humana, individual y colectiva, en sentido general, de aprehender la verdad, para discernir acertadamente entre lo verdadero y lo falso, entre lo que es bueno y lo que es perjudicial para el interés colectivo, y dada la impresionante influencia de la cultura de masas, sobre todo en los grupos subalternos de la sociedad, los postulados de esta teoría sirven sobremanera para definir los compromisos de quienes manejan -y controlan- los medios masivos de información. Porque -y cito otra vez a Aguilera- "los medios de comunicación son instrumentos culturales que sirven para promover o influir en las actitudes, para fomentar la difusión de modelos de comportamiento y para provocar la integración social. Y, de una forma muy acusada, contribuyen a lo que podríamos llamar una democratización de la cultura".

Así --en palabras del español José Luis Martínez Albertos-- "...la primera misión social de los medios informativos (es) ayudar al público a distinguir entre lo verdadero y lo falso, colaborar en la digestión intelectual del lector mediante la exposición de un contexto coherente dentro del que las noticias singulares tengan su verdadera y adecuada significación. A partir de aquí, la teoría de la responsabilidad social, después de haber prescindido casi totalmente de la fe en el proceso de auto-justicia, ha socavado también los cimientos de otro pilar fundamental de la filosofía liberal para la prensa: el mercado libre de las ideas. Según esta doctrina, no puede haber campo libre para cualquier opinión. Los empresarios deben someterse a rigurosos principios de autocontrol, y los jueces velarán con especial diligencia para que no se desvirtúe la función pública de los medios informativos. No puede haber -dicen los teóricos- una libertad de expresión o de información en abstracto. La libertad es siempre para algo."




José Luis Martínez Albertos

En otras palabras, como precisó la Comisión citada por Aguilera, "...una libertad entendida al modo clásico -ausencia de coacción externa- es insuficiente para el hombre de la sociedad industrial (y todavía más para el de la sociedad tecnológica virtualmente globalizada o post-industrial, desde mi punto de vista), y la libertad de prensa, como toda libertad, significa libertad de y libertad para. Libertad de todas las coacciones y libertad para lograr los objetivos definidos de la sociedad y por su sentido ético".

Del enunciado anterior, se desprenden para Aguilera tres consecuencias importantes, que él mismo resume como sigue:

1. Los medios de comunicación de masas tienen objetivos definidos y positivos, una misión social y pública, con una responsabilidad ante la sociedad.

2. La libertad de información supone unos derechos para los receptores, no limitados solamente al derecho negativo de dejar de adquirir unos medios y pasarse a la competencia, y

3. Este planteamiento positivo obliga a la Administración del Estado a facilitar información a los medios, excepto en lo que se refiere a asuntos relacionados con el secreto militar o la seguridad interior del país.

La teoría de la responsabilidad social, como se infiere de los tres enunciados anteriores, intenta reconciliar tres principios algo divergentes: el de la libertad individual, el de la libertad de los medios de comunicación y el de los deberes de éstos con la sociedad. Para Denis McQuail (1984), quizás no exista ninguna forma de resolver las potenciales contradicciones, pero la teoría se ha inclinado hacia dos grandes soluciones. Una es la creación de instituciones públicas, pero independientes, encargadas de dirigir la radiodifusión (sic), una creación que a su vez ha ampliado el campo de acción y el peso político de la noción de responsabilidad social. La segunda consiste -y esta solución es, para mí, de urgente aplicación en los mass-medias nuestros- en una mayor profesionalización con objeto de conseguir mejores niveles técnicos a la vez que se mantiene la autorregulación de los medios.


El influyente libro Mass Communication Theory (1984), de Denis McQuail

El principio general de esta teoría, expuesto por Bernard Voyenne (1984), sentencia que "...la prensa no puede ir contra el bien común en los dominios de su competencia y debe, en cambio, contribuir a establecerlo. El derecho social de la información exige, por tanto, que el conjunto de ciudadanos tenga acceso a una prensa dotada de los medios y los materiales correspondientes al nivel de la sociedad. Se trata de una verdadero servicio de interés público que es a todos los respectos comparable a los de la salud, la educación o de los transportes y no debe ser tenido por menos importante".

En conclusión, la propiedad y el control de los medios deben concebirse como un servicio público y no como un privilegio.

Al decir de Voyenne, cinco principios fundamentales deben pautar el quehacer de los medios masivos:

1. Deben aceptar y cumplir determinadas obligaciones con la sociedad.

2. Estas obligaciones deben cumplirse, sobre todo, estableciendo un nivel profesional o alto de información, veracidad, exactitud, objetividad y equilibrio.

3. Al aceptar y aplicar estas obligaciones, los medios de comunicación deben autorregularse dentro del marco legal y de las instituciones establecidas.

4. Los medios de comunicación, en conjunto, deben ser pluralistas y reflejar la diversidad de la sociedad, concediendo acceso a los distintos puntos de vista y al derecho de réplica.

5. La sociedad y el público, como se deduce del primer principio, tienen derecho a esperar buenos niveles técnicos y estaría justificada la intervención para asegurar el bien público.

Al reflexionar sobre la repercusión de la teoría de la responsabilidad social en el tratamiento de los mensajes periodísticos, Aguilera refiere que el nuevo enfoque que ella supuso, que logró imponerse en sociedades liberales como Estados Unidos e Inglaterra, repercutió significativamente en el manejo de los mensajes periodísticos, ocasionando la aparición de nuevos modos, de nuevos géneros, que en gran medida siguen marcando el Periodismo del presente.

De acuerdo a la Comisión de Libertad de Prensa de Chicago, la primera exigencia de la prensa en la sociedad contemporánea consiste en que brinde a los lectores "un relato verdadero, amplio e inteligente de los acontecimientos del día en un contexto que les dé significado. "Es decir -acota Aguilera- la prensa no sólo debe ser exacta, lo más exacta posible, sino que también debe identificar los hechos como hechos y la opinión como tal opinión, de acuerdo con un aforismo profesional conocido popularmente y anterior: "Facts are sacred, comments are free" (los hechos son sagrados; las opiniones son libres). Esto por cuanto atañe a la exigencia de la veracidad y al objetivo del relato. En cuanto a su amplitud e inteligencia, al contexto que le dé significado, ha influido poderosamente en la aparición y afianzamiento de una "tercera vía" del Periodismo: el Periodismo de explicación, en profundidad e interpretativo...".





Maquina dactilografica de inicios del siglo XX, precursora del teclado de las ordenadoras

Y para abundar acerca de ese tipo de Periodismo, Aguilera se remite a Martínez Albertos: Más importancia tiene, por la influencia que tal praxis está teniendo hoy para la cada vez más clara configuración del llamado "Periodismo de explicación", el acento puesto por la Comisión en la necesidad de ofrecer un "relato verdadero, amplio e inteligente de los acontecimientos en un contexto que les dé significado. La Comisión desarrolla más ampliamente esta idea: "Ya no es suficiente informar el hecho verídicamente. Ahora es necesario informar la verdad acerca del hecho". No basta el aluvión informativo con visos de mayor o menor objetividad. El lector de hoy -y esto es un dato en contra de la fe liberal en el proceso de autojusticia- necesita y busca en los medios de información una perspectiva básica para la comprensión completa de los acontecimientos singulares que integran una situación dada".

Hay otras cuatro exigencias al respecto, que aunque a juicio de Aguilera tal vez no incidan en forma tan directa en la redacción de los mensajes periodísticos, repercuten en el tratamiento de los mismos. A saber: la prensa debe convertirse en un adecuado foro para el intercambio de comentarios y críticas; debe proyectar un cuadro representativo de los grupos integrantes de la sociedad; presentar adecuadamente los objetivos y valores de la sociedad, y proporcionar acceso completo a las noticias del día.

Además de la teoría de la responsabilidad social, Aguilera revisa otras teorías, como la soviética, la desarrollista, la democrático-participativa, así como los enfoques totalizadores marxistas, incluyendo la Escuela de Francfort, la que afirma la subordinación de la persona y la clase a la determinación de las imágenes y los planteamientos comunes al conjunto del sistema, y la que, a juicio de Aguilera, en la actualidad tiene más que otra cosa un interés histórico, aunque le atribuye haber dejado una herencia intelectual importante, razón por la que la revisa sucintamente en su citado texto.

Mercurio, mensajero de los dioses griegos


Se esté de acuerdo o en desacuerdo con los francfortianos, personalmente comparto su crítica a la civilización contemporánea, a la que consideraban irremediablemente enferma y necesitada de una reforma radical y no meramente parcial.

Ciertamente, la civilización moderna está enferma, muy enferma. Y aunque no soy partidaria de la imposición arbitraria y violenta de medidas curativas para tal enfermedad, sí creo necesario y urgente que los sujetos individuales y sociales aporten ideas, iniciativas y acciones con ese fin curativo.

Y aunque bien sé que la sanación social desborda las funciones y responsabilidades de los medios masivos de información, estoy convencida de que su quehacer, sus contenidos, pueden servir para ayudar a la mejoría de la sociedad moderna o para agravarla y, además, son fundamentales para la construcción de una nueva ética social. Porque -es obvio para mí-, los seudo-valores difundidos por la cultura de masas -el éxito material y económico, la fama, el poder, el dinero, el sexo, etc.- son responsables, sobremanera, de que los auténticos valores humanos: el amor, la verdad, la justicia, la solidaridad, el sentido comunitario, en fin, los postulados esenciales de la ética cristiana, tengan tan escasa popularidad en el mundo de hoy, a pesar de la proliferación de las denominadas iglesias cristianas y de la popularización en Occidente de filosofías y prácticas del Lejano Oriente.

Tras los enunciados doctrinarios y reflexiones anteriores, en aras de pensar el tema objeto de esta conversación desde una perspectiva nacional en este ahora, reafirmo el criterio de Voyenne de que la prensa no puede ir contra el bien común en los dominios de su competencia y debe, en cambio, contribuir a establecerlo.

Las sociedades atrasadas como la nuestra -en vías de desarrollo, para el lugar común--, carecen --Aguilera revisa esta cuestión cuando trata sobre la teoría desarrollista- de algunos requisitos necesarios para el desenvolvimiento eficaz de la prensa, entre los que él cita infraestructura técnica, capacitación profesional, recursos productivos y culturales, audiencia, etc.

Sin embargo, los medios masivos de información de República Dominicana, tal vez por el hecho de que hemos sido influidos sobremanera por las corrientes intelectuales y económicas liberales, se encuentran en una posición privilegiada en cuanto a infraestructura técnica y recursos productivos. En nuestro país, el sector de las comunicaciones ha experimentado, sobre todo en los últimos diez años, un desarrollo vertiginoso, a tal punto que disponemos de tecnologías impensables en naciones del mismo nivel socioeconómico que el nuestro, como Haití, por ejemplo.

Sin embargo, el desarrollo tecnológico, material, de nuestros medios masivos no ha marchado parejamente con su desarrollo institucional, y la industria del sector se caracteriza por el predominio del poder económico, principalmente de la banca y del negocio de importación, bajos salarios al personal, condiciones de vida y de trabajo decadentes, incluyendo censura a las y los periodistas autores de trabajo considerados contrarios a los intereses de los dueños de los medios, de sus aliados y/o sus ejecutivos, ausencia de democracia interna, debilidad organizativa de los gremios, pobreza ética y permisividad e indiferencia de las organizaciones, tanto las empresariales como las gremiales, frente a los vicios éticos de las y los profesionales del área.

Aunque no se trata de demonizar el fin mercurial de las empresas propietarias de los medios masivos, es obvio que aplicar los principios inherentes a la teoría de la responsabilidad social en los medios masivos de información dominicanos supone transformaciones en el panorama descrito en el párrafo anterior, las que deben ser producto de reflexiones, discusiones y acuerdos en el propio sector periodístico.

Pero mientras tanto, es posible aquí y ahora tomar algunas iniciativas fundamentales, comenzando, a mi juicio, por la calificación profesional y ética de las y los servidores de los mass-media. Es urgente que los hombres y mujeres de este sector, por iniciativa propia y de las empresas donde laboran, trabajen por su superación profesional, a fin de adquirir las herramientas indispensables -el dominio del idioma y de las técnicas de redacción, para citar dos de las más elementales.

Representacion global del periodismo ciudadano, heredero de las nociones de responsabilidad y participacion social

Como se trata de una conversación y no de emisión de discursos en una sola dirección, es decir, desde esta mesa hasta el público, termino mis reflexiones propugnando, nueva vez, por el reconocimiento legal del Periodismo como profesión universitaria y la modificación de la ley 1091 para que el actual “Colegio Dominicano de Periodistas” sea convertido en un auténtico Colegio.

Igualmente quiero sugerir a todos y cada uno de los medios masivos de información, a la Sociedad Dominicana de Diarios, a la Asociación Dominicana de Radiodifusores y a la Asociación de Productores de Programas de Televisión que se autorregulen éticamente aprobando, en discusiones con sus periodistas y demás personal, los códigos que corresponda, y a realizar esfuerzos para descontinuar la práctica en que incurren aquellos de sus periodistas que concomitantemente con su ejercicio independiente trabajan para grupos gubernamentales y/o empresas, y reclamar a las escuelas de Comunicación Social de las universidades nacionales, principalmente la Universidad Autónoma de Santo Domingo para actualizar y mejorar sus programas formativos de periodistas, atendiendo las necesidades y posibilidades nacionales en este campo.

Finalmente, insisto en la urgentísima necesidad de que se considere de alto interés nacional la celebración de un congreso nacional de la prensa para analizar su quehacer desde la decapitación de la tiranía de Trujillo hasta el presente y considerar sus perspectivas con miras al siglo XXI.

Referencias

Aguilera O. (1991). Ideologías en el Periodismo, segunda edición. Madrid: Editorial Paraninfo, SA.

McQuail D. (1984). Introducción a la teoría de la comunicación de masas. Barcelona: Paidós Ibérica.

Voyenne B. (1984). La información hoy. Barcelona: Mitre.

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