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jueves, julio 19, 2007

Noticias del Frente Cosmico 012

El concepto de terrorismo

Por: Ricardo Ribera

cartas@elfaro.net, San Salvador, El Salvador

Publicada el 16 de julio de 2007 - El Faro


Para un debate serio sobre la aplicación de la Ley Antiterrorista en el país [El Salvador], lo primero debería ser discutir el concepto mismo de terrorismo. La cuestión pudiera parecer sencilla – y en el fondo lo es- si no fuera por los intereses políticos encontrados que despierta.

De hecho, en las instancias internacionales no hay una definición de consenso debido al interés de los gobiernos de que en la misma se incluyan o se excluyan determinadas acciones u organizaciones. Ello impidió la aprobación de una propuesta elaborada por un grupo de especialistas para la ONU que definía así al terrorismo:

“cualquiera acto destinado a causar la muerte o lesiones a un civil o un no combatiente cuando el propósito de dicho acto sea intimidar a una población u obligar a un gobierno o a una organización internacional a realizar un acto o abstenerse de hacerlo”

Esta definición busca un delicado equilibrio entre diferentes fórmulas y concepciones, con un resultado dudoso, y tiene el defecto de ser demasiado larga y complicada. Oscurece más de lo que aclara. Y tampoco logró su objetivo, que era el consenso internacional.

Abordada la cuestión al margen de las relaciones de poder en la arena mundial y desde una perspectiva exclusivamente teórica y académica, el problema no parece irresoluble. El terrorismo podríamos definirlo de la siguiente manera:

“acto de violencia que busca generar víctimas mortales entre la población civil, provocando terror generalizado por su carácter indiscriminado, y que persigue objetivos políticos”

No es terrorismo si un loco o desquiciado dispara a mansalva en una escuela o se sube a un edificio a practicar tiro al blanco con los transeúntes. Y, desde luego, no es terrorismo cualquier evento que cause conmoción, alarma pública o terror entre la población.

Si tal fuera, los mayores terroristas serían los terremotos, maremotos y erupciones volcánicas, capaces de dejar miles de muertos y aterrorizar un país entero. Un gran terrorista sería el Aedes Aegypti, el zancudo transmisor del dengue, y las lombrices, amebas y parásitos intestinales que debilitan a nuestros malnutridos niños y los matan de diarrea o de simple debilidad.

Es, la que he propuesto, una definición que no excluye – y eso es muy importante- la posibilidad del terrorismo de Estado, es decir, cuando son estructuras del Estado las que practican el terrorismo, bien sea contra otro pueblo, contra una comunidad étnica o social, o contra su propio pueblo.

El holocausto nazi contra los judíos, los gitanos y los homosexuales, resulta incluido en tal definición, así como el terrorismo de ciertas dictaduras militares contra las organizaciones sindicales y políticas de izquierda. El ataque con bombas atómicas contra Hiroshima y Nagasaki, a pesar de darse en el marco de una guerra, resulta asimismo catalogado como atentado terrorista, en realidad el mayor de la historia moderna.



Por otro lado, no cualquier lucha armada de un grupo insurgente será de carácter terrorista si no toma como blanco la población civil. Si la organización vasca ETA ataca un cuartel de la guardia civil española o monta una emboscada contra un grupo de uniformados, sería abuso del lenguaje calificar de terrorista esa acción.

También los grupos sionistas que dirigía Ben Gurion realizaron muchos ataques similares contra las fuerzas de ocupación británicas en Palestina, siendo más tarde vistos como héroes y fundadores del estado de Israel y el propio Ben Gurion elegido como su primer Presidente.

También los promotores de la independencia de Estados Unidos fueron tildados de terroristas por Gran Bretaña, siendo que la historia más tarde los ha elevado al estatus de padres de la patria. Lo mismo cabría decir de Simón Bolívar y de muchos otros héroes, artífices de la fundación de naciones y de la liberación de pueblos.

Cosa muy distinta es cuando ETA deja un coche bomba para que explote en una calle, o en un supermercado o en un aeropuerto. Asimismo al atentar contra la vida de alcaldes, concejales u otras autoridades civiles. Esas acciones sí la convierten en una banda terrorista.

Algo parecido está pasando cotidianamente en Irak, no por las emboscadas y ataques contra el ejército de ocupación, sino por los ataques suicidas y bombas contra mercados, mezquitas y barrios de las comunidades consideradas enemigas por motivos étnicos o religiosos.

Desde esta precisión conceptual y del lenguaje, por más criminal que haya sido y pese a la conmoción o alarma social que generó, el ataque de un francotirador contra un grupo de agentes policiales antimotines queda fuera de la definición de terrorismo. Utilizar dicho término es una forma incorrecta de cargar ideológica y políticamente, de manera propagandística, la condena de tal acción delictiva: se trata lisa y llanamente de un homicidio, con una serie de agravantes.

En cambio el uso de una legislación como la Ley Antiterrorista para aplicarla contra vendedores ambulantes que hicieron disturbios o contra manifestantes que se enfrentaron a la fuerza pública, reviste aspectos de terrorismo estatal. Por su desproporcionalidad, ya que amenaza con decenas de años de prisión al acusado de aventar piedras o golpear policías, y por su inconfesado propósito de paralizar por el terror a la población civil descontenta con determinadas políticas del gobierno.



Si el propósito del sistema es ahogar el auge de las protestas populares no debería abusar de la figura del terrorismo y de la lucha contra él. Ha de bastarle tomar el ejemplo de regímenes autoritarios o fascistas, por ejemplo el franquismo.

En la España de Franco se crearon Tribunales de Orden Público, TOP, con jueces sin rostro, que aplicaban las leyes de corte fascista a cualquier opositor, aceptaban como prueba informes policiales sobre el detenido, la confesión extrajudicial, a menudo firmada por el reo en un papel en blanco y obtenida tras sesiones de tortura en las mazmorras de la policía política, y emitían condenas sin posibilidad de recurso judicial.

El PCN podría asesorar sobre la famosa Ley de Garantía y Defensa del Orden Público emitida por el general Romero antes de ser depuesto por el golpe de estado de 1979 y el PDC sobre la utilidad del estado de excepción y del toque de queda que aplicó Duarte durante el conflicto. Tal asesoría podría ayudar a auspiciar el bloque de derecha que promueve el Presidente Saca.

Dada la actual transición democrática hacia el fascismo que parece estamos iniciando, la reforma de los códigos Penal y Procesal Penal ha de sobrar y bastar al partido de gobierno. Dejando la Ley contra el Crimen Organizado para combatir las mafias realmente existentes y no a las pandillas juveniles, que son otra cosa; la Ley Antiterrorista, no para aterrorizar manifestantes y grupos opositores, sino para enfrentar a los grupos terroristas que realmente existen en el mundo y que hasta ahora, por fortuna, o se han olvidado de nosotros o no nos han hallado en el mapa.

Por ahora.



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Comentario en torno a "Migrantes mexicanos importan el VIH a su país" (Noticias del Frente VIH-1 038)

Jueves, 19 de julio, 2007

Es muy lamentable que este tipo de cosas siga sucediendo. No sólo con los hombres obreros que tienen relaciones extramaritales sin protección, pues no es cosa de ahora que las jóvenes migrantes, particularmente "las indocumentadas" sean forzadas a tener relaciones sexuales con los capataces o encargados en los lugares donde solicitan trabajo como parte de "los favores" que les exigen para "ayudarles" a conseguir un puesto de trabajo.

En nuestro país tenemos diferentes bemoles de esta penosa realidad, ya que tenemos el caso de dominicanos que ilegalmente permanecen algún tiempo en otros países y son deportados o regresan a nuestro país infectados con el VIH, pero además tenemos dominicanos y dominicanas que tienen relaciones sexuales con extranjeros/as, y aunque no haya estudios concluyentes al respecto, es obvio ya que en nuestros polos turisticos es donde hay una mayor tasa de incidencia de PVVS. Si a eso le sumamos el factor de miles de haitianas y haitianos que viven en nuestro país y que son víctimas y vectores de la infección, entonces es probable que estemos frente a una alta proporción de personas infectadas en la que los factores migratorios juegan un papel determinante.

Saludos,

Luis Alberto Rodríguez, M.D.
Encargado de Apoyo y Seguimiento
Centro de Contacto Gubernamental
para el Ciudadano en ITS, VIH y SIDA
OPTIC-COPRESIDA (Iniciativa "Call Center")

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