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martes, julio 17, 2007

Noticias del Frente VIH-1 038

Migrantes mexicanos importan el VIH a su país

La Dra. Indiana Torres del Hospital General de Puebla dijo que 22 por ciento de los más de 1,000 casos de VIH y SIDA que se atienden en su clínica pueden ser atribuidos a la migración, principalmente procedente del área de Nueva York.

Adriana Zehbrauskas para The New York Times

Por
MARC LACEY

Publicada: 17 de julio, 2007

PUEBLA, Mexico — Cres ha pasado casi la mitad de sus 32 años trabajando en los Estados Unidos, en los campos de California y Texas y en las factorías de Chicago y Nueva York. Su esposa y tres niños estuvieron con él durante algún tiempo. Pero él permanecía solo por largas temporadas, y fue durante una de ellas cuando él piensa que contrajo el VIH.

Casos de VIH en México

“No sé dónde o cómo lo contraje,” dijo Cres, quien dio estas declaraciones bajo la condición de que se le identificara sólo por su apodo. Pausaba cada vez que su esposa embarazada entraba al oscuro hogar, construido con lo que ganó mientras se encontraba en Estados Unidos. “No tengo la menor idea de quién pudo tener la infección. Tampoco me interesa saberlo. Sólo quiero seguir adelante con mi vida.”

Los obreros migrantes como él van a los EEUU con sueños de nueva prosperidad, esperando traer dólares consigo a sus hogares. Pero algunos traen algo más, el VIH y el SIDA, al cual difunden en las partes rurales de México, que son las menos preparadas para manejar la epidemia.

Mientras las propuestas para cambiar las leyes de inmigración se debaten en los Estados Unidos, la crisis en expansión del SIDA entre los migrantes es pasada por alto grandemente en ambos lados de la frontera. En particular en México, el SIDA aún está plagado por el estigma y la negación. En los Estados Unidos, a menudo se supone que los inmigrantes traen enfermedades al país, no que se las llevan.

Pero el SIDA se está difundiendo de manera rápida en los estados rurales mexicanos que tienen las tasas mayores de migración a Estados Unidos, dicen los investigadores. El mayor riesgo de contraer el VIH que enfrentan las mujeres campesinas mexicanas es el tener sexo con sus maridos migrantes, halló un estudio reciente, problema que se complica más por el rechazo de los maridos a usar el condón.

La investigación ha mostrado que los migrantes tienen más parejas sexuales que quienes permanecen en su país. Para las mujeres, la vida en las carreteras conlleva riesgos de violación y de abuso sexual. Para muchos migrantes, el estar desplazados de sus hogares y familias es una experiencia de soledad, que los incita a formar nuevas relaciones en los Estados Unidos.

Sumándose al problema, las fronteras norte y sur de México se han convertido en imanes para trabajadoras sexuales y traficantes de drogas, atraídos por el flujo de migrantes hacia el norte.

“La migración lleva a condiciones y experiencias que aumentan los riesgos,” dijo George Lemp, epidemiólogo que dirige el programa de la Universidad de California y que está estudiando la difusión de la enfermedad entre los migrantes. “Los migrantes son vulnerables. Están aislados. Están expuestos a diferentes prácticas sexuales. Tienen barreras lingüísticas para acceder a los servicios y hay muchas depresiones y soledad y abusos.”

El SIDA aún no ha hecho explosión en México y está concentrado principalmente entre las trabajadoras sexuales y sus clientes, y entre usuarios de drogas y hombres gay, dicen los expertos. La tasa de SIDA aquí es todavía considerablemente menor que en Estados Unidos, alrededor de la mitad, de acuerdo a las estadísticas de las Naciones Unidas publicadas en 2006.

La tasa de infección por VIH para personas entre 15 y 49 años de edad en los Estados Unidos es alrededor de 0.6 por ciento, comparado con 0.3 por ciento en México, dice Naciones Unidas.
No obstante, la conducta de alto riesgo que varias encuestas han documentado entre muchos migrantes mexicanos preocupa a los investigadores. “Nuestra inquietud es que pueda elevarse en esta población en el futuro,” dijo el Dr. Lemp, que lidera un estudio conjunto de migración y Sida entre ambos países.



Los primeros casos de SIDA diagnosticados en México en 1983 fueron detectados en migrantes, dijeron los investigadores. Desde entonces, lo estudios han seguido mostrando que los migrantes a los Estados Unidos aportan un porcentaje significativo de quienes contraen la enfermedad.

El porcentaje de mexicanos con VIH que han vivido en los EEUU fluctuó entre 41 por ciento y 79 por ciento en las décadas de 1980 y mediados de los 1990, han mostrado los estudios. Pero desde 1992, México no ha notificado cifras nacionales.

A pesar de ello, estudios recientes muestran los riesgos que enfrentan los migrantes. Un estudio financiado por la Iniciativa California-México de SIDA encontró que más de una tercera parte de los migrantes en los puestos de solicitud de empleo en Los Angeles han recibido ofertas de dinero de parte de otros hombres a cambio de sexo. Cerca de una décima parte de los migrantes, desesperados por ganarse la vida, han estado de acuerdo, encontró el estudio.

Muchos maridos migrantes tienen sexo con personas que tienen mayor probabilidad que ellos de tener el VIH, tienen acceso limitado a la atención sanitaria y a menudo tienen que enfrentar “el aislamiento social de la experiencia migratoria buscando alivio en la intimidad sexual,” escribió Jennifer S. Hirsch, profesora de salud pública de la Universidad de Columbia, en The American Journal of Public Health en junio.

Ella encontró que los maridos migrantes infieles que de otra forma eran devotos de sus mujeres, a menudo eran del más alto riesgo. Ellos tenían mayor probabilidad, dijo, de buscar sexo con trabajadoras sexuales mientras estaban en los Estados Unidos y menor probabilidad de establecer relaciones duraderas con otras mujeres.

Los riesgos se complicaban porque el tema de la infidelidad es frecuentemente un tabú dentro de las relaciones. “Las largas ausencias de los hombres disminuyen el riesgo a su reputación de infieles asegurando que el acto ocurra lo más lejos posible,” ella escribió.

En el Hospital General de Puebla, la Dra. Indiana Torres dijo que 22 por ciento de los más de 1,000 casos de VIH y SIDA que su clínica maneja pueden atribuirse a la migración, principalmente al área de Nueva York. Una clínica nueva, más espaciosa, está en construcción para manejar la carga.

“Ellos piensan que porque es en los Estados Unidos, hay menor riesgo,” dijo la Dra. Torres. “Esa es su fantasía, y no es verdad.”

Hospital General de Puebla

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