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miércoles, septiembre 12, 2007

Noticias del Frente Historiografico 017

EL OTRO 11 DE SEPTIEMBRE
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Por: David E. Arias Rodríguez

Especial para epistheme
11 de septiembre de 2007


Cuando las nuevas generaciones escuchamos hablar del 11 de septiembre nos vienen a la memoria los trágicos acontecimientos del año 2001. Ese fue el día en que varios objetivos localizados en territorio norteamericano fueron alcanzados por aviones cargados de civiles inocentes, víctimas de los juegos del poder. Estos gigantes del aire con sus panzas cargadas de combustible hicieron las veces de bombas contra los “objetivos de Guerra,” entre estos el Word Trade Center y el edificio del Pentágono. Este hecho desató la represalia imperial contra los pueblos de Afganistán y más adelante Irak, ayudando a justificar acciones encaminadas a la consecución de otros objetivos relacionados al control de bienes estratégicos ubicados en esas regiones, tales como uranio y petróleo.

Pero nuestro artículo no quiere recordar un hecho que tiene tantos medios, buenos escritores y comentaristas recordando y conmemorando el día de hoy. Nosotros en cambio queremos recordar aquella mañana del martes trágico del 11 de septiembre de 1973 cuando un golpe militar encabezado por el criminal, asesino, fascista y genocida General Augusto Pinochet, bajo el apoyo de los bombarderos de la Fuerza Aérea de Chile y el apoyo decidido de la Agencia Central de Inteligencia Americana (CIA) dentro de sus planes de exterminio tiñó de sangre no sólo el piso de el Palacio de la Moneda, sino los valores, la ética, la libertad y la dignidad del hermano pueblo de Chile, retardando el ideal de sociedad de una Latinoamérica más justa, menos desigual y más democrática.

Haciendo un poco de historia
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El 4 de septiembre de 1970 Salvador Allende obtuvo el triunfo de las elecciones por 30 mil votos por encima de Jorge Alessandri, con un 36 por ciento de la votación popular: era la primera vez en la historia del mundo occidental que un candidato marxista llegaba legalmente a la presidencia de la república.

Esta historia reforzó la Unidad Popular con la legitimidad del triunfo, y el resultado electoral convirtió en una fuerza de mayor alcance la base política que sustentaba al presidente electo. La fuerza de la legalidad, usada hasta entonces sistemáticamente para combatir al movimiento popular, se puso, en ese momento, de parte del pueblo.

Es obvio que el Presidente Allende había ganado por simple mayoría lo que de todas formas constituyó un gran logro dado que las oligarquías rancias chilenas aliadas al poder de los Estados Unidos no veían en Allende una opción favorable.

El triunfo de Salvador Allende planteó a las fuerzas opositoras la siguiente alternativa: o se respetaba la simple mayoría, como tradicionalmente se había hecho en Chile, o se trataba de impedir, por cualquier medio, que el candidato marxista asumiera el gobierno. Esta última fue la salida que trataron de poner en práctica las fuerzas más conservadoras.

Esfuerzos para desconocer la voluntad popular

En un primer momento su esfuerzo se centró en conseguir que el Congreso eligiera al candidato de la segunda mayoría relativa, Jorge Alessandri. Para lograr este objetivo utilizaron todos los medios habidos y por haber: desde corrida bancaria, salida de dólares, campaña del terror, abandono de empresas por parte de empresarios y una parte de la oligarquía sindical. El sector demócrata-cristiano de Eduardo Frei estuvo muy tentado por seguir este camino.

Sin embargo, sectores mayoritarios de la Democracia Cristiana soslayaron sus posiciones a favor de la salida democrática y favorecieron el respeto a la primera mayoría relativa encabezada por la Unidad del Pueblo. Ellos vieron con gran lucidez que la quiebra de esta tradición llevaba al país al caos y a la guerra civil. Haber votado por Alessandri en el Congreso Pleno “era haberle dicho a un tercio de los chilenos que la vía democrática y la vía electoral estaba cerrada para ellos y que, más bien, deberían pensar en la toma del poder por la fuerza como los demás procesos revolucionarios (Cuba, Vietnam, etc.).

A pesar de todos los esfuerzos de la ultraderecha por evitarlo, Allende finalmente asume el mando con el apoyo de la Democracia Cristiana. Empieza así un nuevo período en la democracia chilena en 1970.

¿Porque son derrocados los gobiernos democráticos?
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Es bien sabido que la democracia teatral no busca hacer transformaciones de fondo y cuando se intenta algo que sobrepase las reformas cosméticas que el poder nacional y trasnacional dicta debe ser suprimido en lo inmediato, tenemos 11 de septiembres y 25 de septiembres como lo fue el caso este último del derrocamiento del profesor Juan Bosch en 1963 en República Dominicana debido a su amplio y transformador programa y la avanzadísima Constitución del 1963.

Allende en sus primeros decretos promovió el avance en la reforma agraria. La Ley de Reforma Agraria aprobada durante el gobierno de Frei, aunque tiene una serie de limitaciones, le permite avanzar rápidamente en la expropiación de grandes latifundios. Durante el año 1971 se plantea la expropiación de mil latifundios y se llega a mil cuatrocientos. Se inicia el proceso de reforma constitucional para nacionalizar la industria inactiva del cobre, que desemboca en que el 11 de julio de 1971 se aprobara por unanimidad en el Congreso el Artículo 20 de la Constitución que permite nacionalizar la gran minería del cobre, y el 28 de septiembre fijarían las deducciones habiéndose acordado que sólo era legítimo una ganancia de un 10%. Las utilidades que sobrepasaban dicho porcentaje eran consideradas utilidades excesivas y debían descontarse de las indemnizaciones que correspondían a dichas compañías norteamericanas. Estas empresas producían de hecho entre 25 y 40% de utilidades.
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Hablar de proyectos avanzados como los de “La Propiedad Social” o la ofensiva en política internacional restableciéndose relaciones con Cuba e iniciándose por primera vez las relaciones con China, Corea del Norte, Vietnam del Norte, Alemania Oriental, imagine el lector crítico lo que esto significó. Obviamente estas decisiones políticas tuvieron sus consecuencias: pusieron al Gobierno de Allende bajo las miras norteamericanas.

Lecciones aprendidas

La lección aprendida para el movimiento social del siglo XXI es que el Gobierno no es el poder, sino una parte de éste: el “gobierno constitucional” resultado de elecciones donde algún partido que sumó fuerzas y logró apoyo pudo colarse cumpliendo con los prerrequisitos establecidos en base a un cálculo muy preciso por parte de quienes detentan el poder no-temporal, si una coalición de fuerzas progresistas gana unas elecciones y llega definitivamente a controlar el poder formal lo hará siempre y cuando se adscriba al proyecto hegemónico.

En nuestra actualidad diríamos que tener poder formal es una opción que puede hacer algunos cambios de fachada pero que en el fondo no podrá hacer grandes cambios, sobre todo por la naturaleza de las relaciones de poder que se dan en el seno de las sociedades de mercado neoliberalizadas donde el ser humano y se convierte en mera mercancía y las relaciones sociales no son más que relaciones mercantiles, el amor, la amistad, el trabajo todos condicionados a los títulos, los bienes materiales los cuales determinan la posición del individuo en el concierto social y el grado de disfrute de los afectos.

Dicho de otro modo, el Gobierno es tan sólo una expresión del poder temporal, puesto que los verdaderos poderes que determinan son de naturaleza fáctica, en cuanto son parte consustancial del sistema capitalista y del estado como expresión abstracta de dicho sistema social, económico y cultural de dominación y subordinación.

El lograr procesos de cambio desde arriba no es garantía de reales transformaciones; lo que sí es valedero es que los grupos sociales construyan desde la base una alternativa que permita asimilar desde la propia cotidianidad los procesos de lucha y con ello mediante la acción y la reflexión poder ir trazando el camino hacia una sociedad más justa.

Los grupos compuestos por las organizaciones de base, los pequeños productores, los micro y pequeños empresarios, las amas de casa, los profesores, médicos y la gente del pueblo que hoy vive en carne propia los procesos de pauperización y precarización del trabajo, así como además recibir todo el peso que fomenta el complejo de culpa con la promoción desde el poder de todas las tendencias legales a criminalizar el individuo común (criminalización del fraude eléctrico, fichas extrajudiciales data crédito y demás buró de crédito). Todo esto ocurre en medio de la impunidad de la gran delincuencia, banqueros desfalcadores vistos como grandes señores, secretarios de estados que hacen negocios privados en detrimento de la propiedad pública no son enjuiciados ni condenados.

Sin embargo muchas personas del pueblo ingenuamente se contentan de la “mano dura” cuando en menos de 16 días de la nueva jefatura de la policía 14 jóvenes han sido asesinados en ejecuciones extrajudiciales sin que nadie diga nada. Matar a la juventud dominicana que se roba una cadena o un celular fruto de las condiciones de pobreza extrema es considerada “lucha contra la delincuencia.” Juventud que en un 57 % desea irse de un país donde si no se tiene apellidos o vínculos con el poder político de turno vivir es poco menos que un calvario y una muerte postergada, y esto ocurre mientras la gran delincuencia se mantiene impune. Es hora de revisarnos como sociedad.

Finalmente queremos señalar que la esperanza y el sueño no han muerto y que la única arma contra la alineación y la explotación son la imaginación individual y el esfuerzo creativo de las colectividades.

¡Honores eternos a ese inmortal de las luchas democráticas, sea honrada pues por todos los dominicanos y latinoamericanos de buena voluntad la memoria del Presidente Salvador Allende!

Santo Domingo, D.N.
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¿Un País de Gente Vaga e Inútil?


Buenas tardes, señor de Moya:

Soy Heidy Camilo H., soy psicóloga clínica y trabajo en áreas de violencia intrafamiliar. Le escribo puesto que tengo una preocupación como dominicana, pienso y siento tener herencia taina, siempre he escuchado tanto a nivel académico como personal la frase: “Los indios eran vagos, brutos, pocos avanzados. Por eso somos así, un país de gente vaga e inútil, los indios de aquí no hacían nada más comer y dormir,” claro todo esto con diferentes variantes.

Pienso que si bien es cierto que nuestros aborígenes no realizaron grandes construcciones como los Inca, Maya, entre otros, ni dejaron otro tipo de avances culturales, se debió a que su momento y nivel de evolución histórica no se los permitió; sé que usted es investigador de nuestra historia y descendencia taina, le ruego favor ilustrarme de algún material donde pueda corroborar o más bien desmontar esta falsa idea (pienso yo), pero me gustaría hacerlo con bases documentales.

Siento que esta petición sea un poco larga pero como amante de mi dominicanidad, de mi historia como ser, no puedo permitir sin por lo menos defender la memoria de mis ancestros tainos.

Gracias por leer mi petición

Atentamente: Heidy Camilo

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Heidy,

Gracias por tu comentario. Desde mañana empezarás a recibir las actualizaciones del blog "epistheme", donde tratamos, entre otros asuntos, el tema de la identidad. Si me lo permites, publicaré tu comentario en el blog, pues tú eres una de 16 millones de seres humanos en esta isla que nos hacemos las mismas preguntas. El blog te irá ilustrando sobre cosas importantísimas que nos demuestran que toda esa historia recibida no es más que una gran patraña infantil. También te recomendaré algunos textos que debes leer. Como psicóloga puedes hacer mucho bien formulando las preguntas correctas.

Te envío una muestra de un borrador del trabajo sobre la resiliencia del habla taina.

NO SÓLO ESTAMOS VIVOS SINO QUE, SIN SABERLO, TAMBIÉN SEGUIMOS HABLANDO NUESTRA LENGUA.

Tony Yaguarix de Moya

Guabancex Viento y Agua
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Sol Taino

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Nota

[1] Harnecker M. (2003). La lucha de un pueblo sin armas (los tres años de gobierno popular).

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