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CLAVE Jueves, 29 de noviembre de 2007, paginas 42-43
A cuarenta y ocho horas de la celebración del Día Mundial del Sida, dos portadores del virus revelan a CLAVE cómo hacen frente a esta condición y cómo dar la cara ha ayudado a otras personas a llevar una vida plena.
"Fui discriminada cuando tenía casi cuarenta semanas de embarazo de mi segunda hija" (MIOSOTIS ALEJO, Activista)
"Fui discriminado cuando no me dieron residencia americana por mi condición. Ahora me siento libre, feliz de poder revelar mi condición de salud sin esconderme." (RAMÓN ACEVEDO, Ex presidente de REDOVIH)
TEXTO: YANINA ESTÉVEZ
"Reaccioné y empecé a darle una respuesta a mi vida. Lo primero que hice fue ser parte de la Red Dominicana de personas que Viven con el Virus del Sida, me formé como miembro de esa institución y al poco tiempo me fui desarrollando en otras iniciativas y proyectos" afirma. La integración fue positiva para enfrentar su condición y aceptar la nueva realidad.
La educación es la clave
“Todo va a depender de nuestra fortaleza individual, de cómo nuestra familia acepta que somos personas viviendo con VIH”, sostiene este activista que decidió hacer público su diagnóstico al año y medio de saberlo.
“Yo siempre he sido un guerrero, asumí que tenía que hacerlo, comencé en circuitos cerrados, la primera vez que lo dije fue frente a doce personas. Poco a poco lo vas superando, es como ser libre, me siento feliz de saber mi condición de salud sin tener que esconderme”, manifiesta orgulloso.
Desde hace tres años Miosotis Alejo ofrece su testimonio como persona que vive con el VIH, pese a que desde hace 18 vive con el virus. Durante una conferencia en la que se encontraban unas trescientas personas reveló por primera vez que es portadora.
“La persona que iba a ofrecer el testimonio no pudo ir. ¿Qué podía hacer yo? ¿Dejar que se fueran sin ver la calidad de una persona que vive con VIH? Eran líderes que se estaban preparando para ir a las comunidades ¿Cómo me quedo yo callada?”, recuerda Alejo, quien es madre de tres hijos y viuda por causa del sida.
Hace seis meses que labora en Copresida apoyando a quienes llegan con casos de discriminación, desempleo y falta de atención médica. Esto último lo sufrió en carne propia cuando fue a dar a luz a su segunda hija.
FRENTE A LA DISCRIMINACIÓN
“Durante el embarazo me atendí en Santo Domingo y fui a dar a luz a Santiago. Llevé mi expediente y solicité los servicios del Seguro Social, pedí las atenciones, deposité mi récord y el dinero que me pedían. Cuando volví a la siguiente consulta con las 40 semanas casi completas me empezaron a poner excusas y no quisieron atenderme”, recuerda.
Miosotis parió al día siguiente con la ayuda de un médico que no tuvo inconvenientes en ofrecerle atención, incluso cobrando menos que lo que le exigían en el Seguro Social.
Es la única vez que Alejo se ha sentido discriminada pero para ella “depende de cómo la persona lo tome”. Su vida transcurre como la de cualquier madre y ama de casa. Desde las cinco de la mañana está en pie preparando el desayuno que sus pequeños de once y nueve años comerán antes de marcharse a la escuela.
Miosotis Alejo y Ramón Acevedo trabajan en Copresida en los programas que velan por los derechos de las personas que viven con VIH.
”No somos diferentes a los demás, trabajamos, estudiamos y somos cabeza de familia. Damos y recibimos amor, somos como cualquier otra persona, lo único es que tenemos un virus en nuestra sangre”, dice Ramón Acevedo, que desde hace casi doce años es seropositivo.
Cada mañana, después de pedir la bendición a su madre y dársela a su hija de 17 años, Ramón se dirige hacia el Consejo Presidencial del Sida (Copresida), donde labora como parte del Programa de Veeduría Ciudadana en Enfermedades de Transmisión Sexual y VIH/Sida.
El estigma y la discriminación son enemigos contra los que hay que luchar y que para Acevedo son más dañinos que la misma enfermedad. “No es tan solo lo que el virus hace en el cuerpo, también hace daño la muerte social que eso representa para un individuo VIH positivo”, afirma.
Aunque no niega que tras conocer el diagnóstico vivió un período de dolor e incertidumbre, a los ocho meses decidió luchar por una vida normal.
Prevalencia del VIH en un 0.8%
De acuerdo con datos arrojados por la Encuesta Demográfica y de Salud (Endesa 2007), en República Dominicana hay una tendencia a la disminución de la prevalencia del VIH.
La prevalencia promedio era de un 1.2 por ciento y en la actualidad se redujo a un 0.8 por ciento. Las personas sin educación formal aparecen como los de mayor riesgo de contraer el virus con un 2.6 por ciento, según el estudio realizado con una muestra representativa en todo el país. La zona rural tiene el mayor porcentaje de personas con VIH.
Su hija mayor está aspirando a una beca para continuar sus estudios. "Ahora es un poco más difícil porque ella era una gran ayuda", dice. Con nueve píldoras al día se mantiene estable su salud. Sabe que tiene que tomarlas puntualmente para que la enfermedad no actúe sobre su cuerpo. “Una vez que inicias la terapia es algo de por vida, tienes que estar ahí”, sostiene Alejo.
A diferencia de Alejo, Acevedo no tiene que ingerir ningún medicamento, pero sí cuida su alimentación y no deja de practicarse chequeos médicos de rutina.
ROMPIENDO EL SILENCIO - Involucrar a sus hijos en las actividades relacionadas con el tema del VIH fue la técnica de ambos para que la comprensión de la enfermedad resultara más fácil.
“A mi niña empecé a involucrarla en mi trabajo desde que tenía ocho años, se fue relacionando con ese mundo y cuando vio que públicamente accedí a hablar de mi diagnóstico positivo ya lo tenía bien trabajado”, manifiesta Acevedo.
Hoy su hija es una adolescente que invita a su padre al colegio donde estudia a ofrecer charlas sobre Sida. “Yo preferí involucrarla poco a poco para que no fuera una persona mal intencionada quien le llevara la información”, reitera.
Miosotis lleva una vida normal, que incluye realizar las tareas del hogar. Ellas, más informadas
En la población con un nivel educativo menor que un cuarto grado de la primaria, las mujeres son las que poseen mayor conocimiento sobre sida. Esto, según el estudio, se atribuye a que ellas demandan más servicios de salud.
Una crisis de la enfermedad en el año 2000 hizo que los padres de Miosotis le revelaran a la hija mayor de ésta el diagnóstico de su madre. “Una vez se fue formando en la adolescencia ella fue captando cosas y relacionándolas.
Mis padres tuvieron que decirle cuál era mi condición”, dice Miosotis. Los más pequeños de sus hijos saben que trabaja en el área y están pendientes de que cada noche, después de cenar, su madre tome los medicamentos que le corresponden.
“Saben que su padre murió porque no quiso tomar medicamentos, la niña me busca la pastilla porque entiende que si su mamá no se toma la pastilla puede morir igual que su papá”, afirma.
UNA LUCHA CONSTANTE - Ramón y Miosotis se sienten dichosos, no solo porque llevan más de una década portando el virus en su cuerpo y se encuentran estables, sino porque tienen un empleo que les permite ganarse la vida dignamente y servir de guía a otras personas con esta condición.
“No es fácil lidiar con tantas emociones y a veces sentirse impotente, porque Miosotis y yo, y un grupo más, somos personas afortunadas porque hemos logrado insertarnos y trabajar pero una gran cantidad de personas no tiene esa oportunidad”, asegura el activista.
VENCER EL ESTIGMA - Que no permitan que un virus que llevan en la sangre cambie totalmente su vida es el mensaje de Ramón para quienes viven con el VIH.
“Se puede vivir en plenitud como nosotros lo hacemos, no se puede permitir que esto obstaculice nuestro desarrollo”, dice Acevedo, que actualmente cursa un diplomado sobre desarrollo humano y VIH y SIDA en la Universidad Católica de Santo Domingo, organizado por COPRESIDA y el PNUD.
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UNA NEGRITA EN SEVILLA
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Periodistas dominicanos recien graduados becados en España
Por: Mary Esther Campusano
http://elespaciodecute.blogspot.com/2007/12/una-negrita-en-sevilla.html
Al dejar migración en mi país sentí un gran vacío y tristeza ya que jamás había dejado a mi familia.
Sólo al pensar en 8 horas de viaje pensaba que no iba a aguantar, entre tristeza y alegría al dejar a mi familia y a mis amigos, me dirigí en esta nueva aventura para cursar mi Master en Periodismo.
No sólo cursaré el master, esta oportunidad de dejar a mi familia la veo para crecer como persona, dejarme de ñoñerías, de encontrar la comida caliente y todo hecho.
Valoraré más a mi familia, al país, sabiendo que estoy casi a 10 horas de viaje, 5 horas de diferencia en los husos horarios, y convivir con personas a las cuales veo como mi nueva familia.
Pero lo más importante, es que evaluaré muchos aspectos en mi vida que veo que no van para ninguna parte y que no tienen futuro, sólo Dios sabe si me conviene o no.
Además de que saldré mas preparada en mi carrera, aprenderé muchas cosas de la vida y de hecho ya las estoy aprendiendo, extraño a mi familia, a mis amigos, a todas las personas que ocupan un lugar en mi vida, pero no quiero extrañarme a mí misma y cambiar que ni me reconozca, sólo le pido a Dios que me proteja...
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Love and Globalization: Un nuevo libro de Mark Padilla y otros. (Editores)
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1 comentario:
buenas noches
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