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Escultura de Thimo Pimentel alusiva a ATABEIRA (Madre de las Aguas), representada por una bella doncella taina en ofrenda (Foto: Laura Marte)
Playa Bonita, Punta Cana
Octubre 15, 2008 (DOMIPRESS)
El pasado miércoles 15 de octubre coincidiendo con la entrada de la Osa Mayor al océano, momento estelar importante para los Ignerís y Taínos, fueron colocadas en el fondo del mar a más de 50 pies de profundidad dos nuevas esculturas en el Parque Submarino Ignerí/Taíno de Playa Bonita en una operación conjunta de la Fundación IGNERI, la Fundación Ecológica PUNTACANA y la Fundación “VIDAZUL”.
Desde el día anterior empezaron los preparativos de trasladar las piezas desde el Centro de Sustentabilidad al lugar donde serían colocadas las dos esculturas, una de ellas la imagen de una bella doncella taina en ofrenda y un dolmen con pictografías tainas, en la barcaza “Yauya”, y proceder a rellenarlas de cemento para su final traslado al fondo del mar como a un kilómetro de la costa (ver Google Earth) y a 50 pies de profundidad.
En la mañana del miércoles y con la amenaza de mal tiempo por la proximidad del huracán Omar cerca de la zona, coordinadas las acciones por Jake Kheel, Director de la Fundación Ecológica y Thimo Pimentel, el artífice del proyecto, se dió comienzo a la operación de preparar la barcaza y la logística de registro visual de la actividad.
Los miembros de la Fundación VIDAZUL, Oscar Oviedo, Laura Amelia Marte, Erick Lama, y Asami Tateyama se trasladaron desde la madrugada desde Santo Domingo hasta Playa Bonita para registrar en fotos y videos la actividad y hacer las marcas con sus aparatos de GPS.
VIDAZUL también colocó las marcas de las esculturas en Google Earth en el punto indicado por los GPS, de manera que todo buceador pueda localizarlas con precisión.
Por su parte el equipo del Grupo PUNTACANA con Alfredo Pereyra su instructor de buceo y Daniel García ayudados también por Joseph Power, colaboraron en las labores de traslado en la barcaza y colocación de las estructuras en el fondo de un mar embravecido en una operación difícil que duro cerca de tres horas.
El proyecto cumple un triple propósito, primero se hará conocer vida y costumbres de los primeros pobladores agroalfareros de la isla, los Ignerís y de los Tainos quienes estaban a la llegada de los conquistadores, se abrirá un espacio atractivo para aquellos que gustan del buceo deportivo y lo más importante se contribuirá a la creación de nueva vida marina sobre cada una de las estructuras, ya que estas serán pobladas por cientos de especies de corales y otros tipos de vida microscópica aumentando así la densidad de los peces en la zona.
El proyecto será complementado con la edición de un folleto explicativo sobre los Ignerís y Tainos, la simbología y sus creencias, la influencia de los astros y los huracanes en su vida y religión y la posición y nombres de cada una de las estructuras colocadas bajo el agua.
En esta oportunidad ATABEIRA o Madre de las Aguas fue la primera de las estructuras colocadas esta vez en alusión a esa deidad taína. HURACAN fue la otra estructura colocada que precisamente coincidió con el paso del Huracán Omar cerca de la zona.
Octubre 15, 2008 (DOMIPRESS)
El pasado miércoles 15 de octubre coincidiendo con la entrada de la Osa Mayor al océano, momento estelar importante para los Ignerís y Taínos, fueron colocadas en el fondo del mar a más de 50 pies de profundidad dos nuevas esculturas en el Parque Submarino Ignerí/Taíno de Playa Bonita en una operación conjunta de la Fundación IGNERI, la Fundación Ecológica PUNTACANA y la Fundación “VIDAZUL”.
Desde el día anterior empezaron los preparativos de trasladar las piezas desde el Centro de Sustentabilidad al lugar donde serían colocadas las dos esculturas, una de ellas la imagen de una bella doncella taina en ofrenda y un dolmen con pictografías tainas, en la barcaza “Yauya”, y proceder a rellenarlas de cemento para su final traslado al fondo del mar como a un kilómetro de la costa (ver Google Earth) y a 50 pies de profundidad.
En la mañana del miércoles y con la amenaza de mal tiempo por la proximidad del huracán Omar cerca de la zona, coordinadas las acciones por Jake Kheel, Director de la Fundación Ecológica y Thimo Pimentel, el artífice del proyecto, se dió comienzo a la operación de preparar la barcaza y la logística de registro visual de la actividad.
Los miembros de la Fundación VIDAZUL, Oscar Oviedo, Laura Amelia Marte, Erick Lama, y Asami Tateyama se trasladaron desde la madrugada desde Santo Domingo hasta Playa Bonita para registrar en fotos y videos la actividad y hacer las marcas con sus aparatos de GPS.
VIDAZUL también colocó las marcas de las esculturas en Google Earth en el punto indicado por los GPS, de manera que todo buceador pueda localizarlas con precisión.
Por su parte el equipo del Grupo PUNTACANA con Alfredo Pereyra su instructor de buceo y Daniel García ayudados también por Joseph Power, colaboraron en las labores de traslado en la barcaza y colocación de las estructuras en el fondo de un mar embravecido en una operación difícil que duro cerca de tres horas.
El proyecto cumple un triple propósito, primero se hará conocer vida y costumbres de los primeros pobladores agroalfareros de la isla, los Ignerís y de los Tainos quienes estaban a la llegada de los conquistadores, se abrirá un espacio atractivo para aquellos que gustan del buceo deportivo y lo más importante se contribuirá a la creación de nueva vida marina sobre cada una de las estructuras, ya que estas serán pobladas por cientos de especies de corales y otros tipos de vida microscópica aumentando así la densidad de los peces en la zona.
El proyecto será complementado con la edición de un folleto explicativo sobre los Ignerís y Tainos, la simbología y sus creencias, la influencia de los astros y los huracanes en su vida y religión y la posición y nombres de cada una de las estructuras colocadas bajo el agua.
En esta oportunidad ATABEIRA o Madre de las Aguas fue la primera de las estructuras colocadas esta vez en alusión a esa deidad taína. HURACAN fue la otra estructura colocada que precisamente coincidió con el paso del Huracán Omar cerca de la zona.
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Escultura de Thimo Pimentel alusiva a HURACAN, representado como un dolmen con pictografías tainas (Foto: Erick Lama)
El artista Thimo Pimentel, creador del proyecto hace unos años estuvo presente para hacer realidad los registros gráficos submarinos y de superficie.
Esta actividad está enmarcada dentro de las acciones colaterales de la Cuarta Trienal Internacional del Tile Cerámico (elit-tile 2010) que esta pautada para celebrarse en el 2010 y se espera que para esa fecha el museo-jardín de esculturas bajo el agua esté completo, ya que serán colocadas unas doce estructuras más en lo que resta de este año y en el año próximo.
Se espera que para fin de año sean colocadas tres estructuras más incluyendo un gran trigonolito YUCAHU, un ídolo taíno de fertilidad y un guerrero taino enjaulado y con grilletes.
Completan el proyecto estructuras alusivas al enterramiento en cuclillas de los jefes tainos, un duho o trono del cacique, grandes vasijas, cabezas indígenas, alusiones al guanín , a la tortuga, al murciélago y al manatí entre otras y otros dólmenes con pictografías y palabras que hoy son usadas del idioma de los primeros pobladores de la isla de Kiskeya bautizada más tarde como La Hispaniola.
Esta obra ha sido concebida como esculturas didácticas y a la vez ecológicas mostrando imágenes de los Ignerís, primeros pobladores agroalfareros en la isla Hispaniola antes de los taínos.
Cada mes será levantado un registro fotográfico submarino para mostrar el avance de la colonización de nueva vida marina sobre las esculturas que serán disfrutadas por los amantes al buceo de baja profundidad.
Thimo Pimentel también anunció la Primera Exposición Submarina, denominada “AVES BAJO LAS AGUAS” donde serán expuestas bajo el agua un grupo de fotografías de las aves más populares de la zona de Punta Cana.
Esta exposición mostrara la cotorra, el barrancolí, la cigua, la lechuza, la yaboa, entre otras aves populares y será un atractivo más para los buceadores y turistas que nos visitan.
La actividad llevada a cabo exitosamente el pasado miércoles fue concebida por la Fundación Igneri, como parte de las celebraciones de los cuarenta años del Grupo Puntacana, quienes a través de su Fundación Ecológica contribuye a la preservación de la ecología de la zona, promoviendo diversos programas de biosustentabilidad y extremo celo del medio ambiente con programas orientados a la multiplicación de los sistemas de corales, manglares, producción de abono orgánico con uso de lombrices , manejo de desechos sólidos, tratamiento de aguas residuales, producción de miel en sus apiarios, clasificación entomológica de las especies de la zona y programas de intercambio con universidades norteamericanas y europeas sobre antropología, entomología y medio ambiente.
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La pertinencia de la herencia indígena en el Caribe
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Carlos Andújar en la Agüita de Liborio, San Juan del Maguana
Seminario Culturas Aborígenes de Quisqueya
Octubre, 2008
Autor: Carlos Andújar Persinal
Marco introductorio
La impronta de la globalización y la apertura de fronteras, países e identidades, acompañado del impacto de la migración, el turismo, la tecnología de los medios de comunicación, la modernidad y la prisa con el que se vive el mundo de hoy, amenazan seriamente los valores identitarios de los pueblos, sacuden sus referentes y ponen en peligro su memoria social.
Ante todo este atropellante proceso de conmoción social y cultural, los pueblos se refugian en medios y recursos que le permiten resistir por cualquier vía a tan acelerados e intensos movimientos, recurriendo a su propia cultura como escudo y convirtiéndola en la última frontera, la última batalla.
Desde los años posteriores a la Guerra Fría, con los movimientos de la negritud y del indigenismo en América y otras partes del mundo, no se había presentado una ocasión igual para confrontar modelos y cosmogonías que, enfrentadas por razones de dominio político o simplemente económicos, obligan a los grupos humanos a inventar lenguajes y mecanismos de defensa que hagan posible la continuidad de un orden social que tiene una lógica para aquel que se ha servido de él por mucho tiempo y que no está en condiciones de abandonarlo, y lo local y las identidades adquieren nuevos protagonismos.
Por esas razones, algunos expertos como Canclini y otros especialistas de la cultura, anteponen a la globalización, la glocalización, es decir ante la universalización de todo, la localización de todo. En estos casos el recurso de la identidad se convierte en un espacio, tanto de diálogo, como de resistencia y lo local y las identidades adquieren nuevos protagonismos.
Es en esos momentos que aparecen modernas formas identitarias que procuran dar respuestas a la situación de agonía que viven muchos pueblos del mundo, unos más que otros. Es cuando la identidad o lo étnico ha adquirido categoría de Estado y comienza a formar parte de las agendas y programas de los gobiernos.
Por todo ello, el Caribe no escapa a estos convulsivos momentos y también se lanza a la búsqueda, se arriesga a modelar sus múltiples fases identitarias como dice el antropólogo dominicano residente en México Héctor Díaz Polanco cuando afirma que una identidad no es más que varias camisetas que sobre un mismo cuerpo se ponen y se quitan los pueblos según el momento.
Sin embargo, hay una búsqueda reciente que se ha avivado en el Caribe --la taínodescendiente-- que, apoyada en una lectura del pasado con proyección presente, nos asume como parte de una etnia que aún balbucea entre computadoras, Internet, teléfonos celulares y otras expresiones de modernidad y globalización que no han sido óbice para borrar estos componentes culturales y fenotípicos, al decir de sus grupos militantes, para ignorar su presencia e ignorarnos nosotros mismos de su influencia.
Octubre, 2008
Autor: Carlos Andújar Persinal
Marco introductorio
La impronta de la globalización y la apertura de fronteras, países e identidades, acompañado del impacto de la migración, el turismo, la tecnología de los medios de comunicación, la modernidad y la prisa con el que se vive el mundo de hoy, amenazan seriamente los valores identitarios de los pueblos, sacuden sus referentes y ponen en peligro su memoria social.
Ante todo este atropellante proceso de conmoción social y cultural, los pueblos se refugian en medios y recursos que le permiten resistir por cualquier vía a tan acelerados e intensos movimientos, recurriendo a su propia cultura como escudo y convirtiéndola en la última frontera, la última batalla.
Desde los años posteriores a la Guerra Fría, con los movimientos de la negritud y del indigenismo en América y otras partes del mundo, no se había presentado una ocasión igual para confrontar modelos y cosmogonías que, enfrentadas por razones de dominio político o simplemente económicos, obligan a los grupos humanos a inventar lenguajes y mecanismos de defensa que hagan posible la continuidad de un orden social que tiene una lógica para aquel que se ha servido de él por mucho tiempo y que no está en condiciones de abandonarlo, y lo local y las identidades adquieren nuevos protagonismos.
Por esas razones, algunos expertos como Canclini y otros especialistas de la cultura, anteponen a la globalización, la glocalización, es decir ante la universalización de todo, la localización de todo. En estos casos el recurso de la identidad se convierte en un espacio, tanto de diálogo, como de resistencia y lo local y las identidades adquieren nuevos protagonismos.
Es en esos momentos que aparecen modernas formas identitarias que procuran dar respuestas a la situación de agonía que viven muchos pueblos del mundo, unos más que otros. Es cuando la identidad o lo étnico ha adquirido categoría de Estado y comienza a formar parte de las agendas y programas de los gobiernos.
Por todo ello, el Caribe no escapa a estos convulsivos momentos y también se lanza a la búsqueda, se arriesga a modelar sus múltiples fases identitarias como dice el antropólogo dominicano residente en México Héctor Díaz Polanco cuando afirma que una identidad no es más que varias camisetas que sobre un mismo cuerpo se ponen y se quitan los pueblos según el momento.
Sin embargo, hay una búsqueda reciente que se ha avivado en el Caribe --la taínodescendiente-- que, apoyada en una lectura del pasado con proyección presente, nos asume como parte de una etnia que aún balbucea entre computadoras, Internet, teléfonos celulares y otras expresiones de modernidad y globalización que no han sido óbice para borrar estos componentes culturales y fenotípicos, al decir de sus grupos militantes, para ignorar su presencia e ignorarnos nosotros mismos de su influencia.
Sin omitir la presencia real de esta herencia primaria en muchas de las formas materiales de nuestra cultura: artesanía, ajuares, objetos cotidianos y de uso, toponimias, además del componente sanguíneo, indefectiblemente presente en más de un 50% de los dominicanos.
La crisis de identidades que ha traído consigo este rompecabezas de la globalización, los estados trasnacionales, la trasfronterización y la desintegración de la tradicionalidad, se acompaña de otros discursos, de otros lenguajes y de otros iconos culturales no convencionales, y este movimiento reciente, pero rápidamente creciente, de taínodescendientes, así lo explica.
Naturaleza del enfoque
Obviamente que el marco teórico que ha de acompañar el análisis de todo este impresionante movimiento y visión discursiva, desde el ángulo de la etnohistoria que precisa conjugar el pasado y el presente y ver de qué manera el uno penetra y se proyecta a través del otro, es la manera expedita de tejer esta historia.
Desde el punto de vista del análisis del discurso podríamos estar ante un discurso reiterado con nueva configuración, esto es de un neoindigenismo con argumentos y formulaciones teóricas distintas, más sentido y vivido que racionalizado y desde esa perspectiva, tiene un sentido no sólo más humano sino más empíricamente funcional.
Su tratamiento no debe minimizar ni su impacto, ni su proyección y ante tanta desmemoria, supone encontrar asiento en los vacíos dejados por los viejos planteamientos de afrodescendientes e hispanodescendientes, que han dominado el escenario desde la colonia.
Los jóvenes posiblemente se conecten más con estas formas visiblemente escénicas por no decir exhibicionistas, pero más cónsonas con los estereotipos del mundo de la imagen que vivimos hoy. Pero también el creciente desarrollo y adhesión que ha tenido esta manera de asumir la caribeñidad, implica replantear esquemas clásicos de analizar el concepto propiamente de identidad.
Al fin y al cabo, ¿quién tiene la calificación y censura de lo correcto, lo válido y lo incorrecto e inválido? No estamos ante un tribunal que no sea el de la historia propiamente, pero muchos de los temas del historiador, no son más que hechuras de grupos humanos, creadores o forjadores de corrientes, visiones, valores y cosmogonías, las cuales suponen una elasticidad congénita a la naturaleza humana y la cultura, para ser luego insumos de los historiadores.
Por ello, todo análisis de esta nueva discusión sobre la identidad ha de ser capaz de integrar todos los sentires posibles, lo contrario da por terminado lo que no tiene ni fin ni exclusividad, ni fórmulas finitas.
La pertinencia del indigenismo en la cotidianidad dominicana
Desde los años de 1950 cuando se hicieron las pruebas acerca del componente sanguíneo presente en nuestra población, repetidas luego en otros momentos recientes, era evidente que más de un 50% de los dominicanos era compromisorio con dicha composición. Por tanto esto no está en cuestionamiento. Sí, el marco teórico de que lo sanguíneo no define lo cultural, que también para la misma época pusiera claro la UNESCO a propósito del término de raza, sugiriendo otros menos estigmatizados y democráticos, como "grupos sociales" o "grupos étnicos".
El hecho de que en nosotros exista una alta presencia de sangre aborigen que corre junto a las demás que nos componen como ser humano, no implica una presencia real de sus expresiones culturales y tal vez sea esto el tema de mayor conflicto entre los especialistas y aquellos portadores y militantes de estas asociaciones étnicas.
Ya fue mencionada la presencia en algunos hechos materiales de la cotidianidad nuestra, de elementos culturales taínos como la hamaca, la batea, el casabe, las ollas de cocinar, el burén, el guayo, la yuca, el pan de güayiga. Como también su sonoridad fonética en la denominación de ríos, montañas y otros lugares de la naturaleza y nombres de pueblos.
No obstante, el estudio de mentalidad es tal vez el que más nos separa de la manera de ser del taíno. Somos más bullangueros que los Orinoco de Venezuela de hoy. Tenemos una gestualidad hispánicamente expresiva y musicalmente africana. La cadencia corporal no la encontramos entre los grupos parientes de los aborígenes nuestros del Orinoco.
A pesar de todas esas verdades, los roces históricos no pueden ser saltados entre grupos humanos que convivieron y compartieron un tiempo, un territorio y es por ello que a pesar de esas verdades de distanciamientos, encontramos otras de cercanías como podemos determinar en ciertas prácticas, creencias y hechos del imaginario popular y esto, que es parte de la mentalidad, es un rico componente de traspaso de herencia de un grupo a otro, en este caso de aborígenes a afrodescendientes y españoles y que se ha proyectado en el tiempo como una impronta, como una forma de persistencia de ese pasado entre nosotros, aunque no las relacionemos, no importa, los hechos de la cultura, no actúan en función de racionalidades por aquellos que los portan, sino más bien como una forma de actuar sobre mentalidades y estructuras mentales a las cuales les sirve funcionalmente.
Las creencias populares se soportan en algunas de tradición taína como la ciguapa, pero tal vez sea en las complejas formas de la religiosidad popular donde mayor presencia encontramos.
Comenzando por la existencia de una división del vudú denominada del agua o del indio, cuya base simbólica está profundamente ligada a la imaginación y al mundo mágico taíno en las ofrendas, los santos de referencias, la decoración y la fuerza simbólica de los altares y las maneras de la posesión, sin dejar de mencionar la presencia del agua como centro de la ritualidad: en las ofrendas es visible la caña de azúcar, la piña, el mamón, coco, flores, muchas de ellas de origen precolombino y una tina de agua y frutas, muchas de ellas precolombinas. Los santos son figuras legendarias de los taínos como Anacaona, Enriquillo, Caonabo. La posesión se centra en un tanque de agua, la cual se les lanza a los participantes o se la bebe el poseído. Entre la tradición dominicana, se consideran los dioses indios, fuertes y violentos, se tiende a temerle. La ubicación del altar es en el suelo, por ser dioses amargos y no todos los caballos de misterios trabajan con estos dioses.
Pero igualmente el altar posee simbología del imaginario taíno como las piedras imán, las piedras de rayo, y otras semillas y componentes de la tradición taína. Pero a todo ello se suma, la fuerza del animismo en la cosmovisión sagrada popular que conjuga elementos africanos, europeos y aborigen.
En otros escenarios de la religiosidad popular como la tradición mesiánica y el curanderismo, se reitera mucho las cuevas como espacio mágico o con poder divino así como los bautizos de cabeza y espiritual en arroyos, ríos y manantiales considerados lugar con poderes divino.
El curanderismo se aprovecha de las formas nativas que suponemos encontraron los europeos y los africanos al llegar a América, integrando aquellas plantas, raíces y aceites de animales como la serpiente y la hicotea, a una farmacología criolla con ascendencia indígena también.
Por su parte, en el itinerario que acompaña la peregrinación liborista, encontramos la piedra como símbolo de salutación y reverencia, al ser colocadas una por cada cruz encontrada en la procesión que acompaña la visita a la Agüita de Liborio y el altar de Liborio en la cima del cerro establecido en una pequeña cueva, así como la ermita previo a la subida al manantial, agua considerada por los peregrinos como sagrada, con poder divino, curativo y milagroso, donde también se bañan y toman su agua para portar consigo, los visitantes.
Cada piedra colocada sobre la cruz va precedida de una petición hecha por el visitante; si la misma no se sostiene sobre otras ya colocadas, entonces, la petición podría no tener éxito, en una especie de diálogo entre el peregrino y la fuerza divina que representa la cruz como símbolo del Mesías, a la que también se le colocan piedras en forma de círculo para insinuar lugar sagrado, intimidad con la fuerza espiritual que ella representa.
Pero igualmente lo taíno se hace presente en la tradición de la Cueva de Mana entre San Cristóbal y Baní, acompañado el lugar sagrado de un gran altar y un arroyo que le pasa cerca donde se bañan los peregrinos y son bendecidos por el misionero del lugar, al despojarse y santiguarse con sus aguas benditas, tradición muy ligada a la cosmogonía taína.
Pero esta tradición simbólicamente referente a los taínos la encontramos en la famosa y masiva peregrinación de Bánica cerca de la frontera con Haití, cuya cueva es considerada sitio de recogimiento y con poderes divinos y donde se ofrenda una misa y los visitantes suben sus escarpados y difíciles caminos para interactuar con el mundo sagrado en ella representado.
Igualmente en la tradición vudú, se celebran importantes festividades en cuevas consideradas por los creyentes y practicantes, como refugio de deidades, lugar que acoge fuerzas mágicas y residencia de espíritus a los cuales se les hace homenajes, ceremonias y festividades, entre otras, la que se hace en honor a la División del Indio o del Agua.
Todavía hoy, las cuevas son vistas con sentido mágico y ligadas a los taínos, lo cual se sigue proyectando en el imaginario popular; de ahí que debemos prestar atención a la manera que esta herencia se articula a la sociedad dominicana de hoy y por tanto, cómo medir esa presencia, para importantizar su peso y su dimensión en la dominicanidad de hoy.
Comentarios a maneras de conclusión
- A pesar de la desarticulación y el impacto que ha producido la globalización y la apertura en los marcos de la identidad de los pueblos, sigue teniendo vigencia la recuperación de la misma, no como barrera al cambio sino más bien como recurso de protección ante el poderío con que se afianza la despersonalización que acompaña a la globalización.
- Estas dificultades no tienen porqué refugiarse en referentes identitarios con una fragilidad evidente. La taínodescendiente, pudiera ser una nueva manera de reconstituir el ser nacional, pero su sobredimensión podría producir al mismo tiempo un colapso de referencia sobre todo si se asume como negación del otro y no como articulación con las demás identidades.
- La vigencia de la cultura taína es evidente no sólo en los elementos de la cultura material, sino también en formas de mentalidades poco tratadas y muchas veces desconocidas como vemos en el vudú y otras manifestaciones del mundo sagrado popular.
- Temo, por mi parte, que este movimiento taínodescendientes, implique un fundamentalismo teórico que nos aleje de nuestras raíces cotidianas, pues pienso que lo afroamericano es determinante en la definición de nuestra identidad, aunque en el marco de una diversidad cultural evidente, dentro de la cual, son incluyentes las nuevas definiciones identitarias como la taínodescendiente.
- No obstante, creo oportuno su apertura al diálogo, su reconocimiento como nueva forma de asumir la dominicanidad y como parte de una verdad histórica indefectible pero relativa en su proyección actual.
Bibliografía
1. Arrom, José Juan y García Arévalo, Manuel. Cimarrón. Primera Ed. Santo Domingo. RD. En abril 1996.
2. Augé, Marc. Hacia una antropología de los mundos contemporáneos. Primera Ed. Barcelona. España. 1995.
3. Díaz Polanco. Héctor. Autonomía regional, la autodeterminación de los Pueblos Indios. Segunda Ed. México. 1996; La cuestión étnico-nacional. Ed. Fontorama. México. 1988; Etnia, nación y política. Juan Pablos Editor. México. 1987.
4. Pujadas, Joan Joseph. Etnicidad, Identidad Cultural de los pueblos. Primera Ed. Santo Domingo. RD. 1993.
5. Ortiz Read, Manuel Alexis. Cimarrón. Maniel y Ocoa. Primera Santo Domingo. 1986.
6. Martínez, Lusitania. Palma Sola. Su geografía mítica y social. Ediciones CEDEE. 1991.
7. Veloz Maggiolo, Marcio. Apuntes sobre autoctonía y etnicidad. Anuario Científico de la Universidad Central del Este. Vol. 9. San Pedro de Macorís. 1984.
8. Adams, Richard. Etnias en evolución social. Estudios de Guatemala y Centroamérica. Universidad Autónoma Metropolitana. México. 1985.
10. Jaulin, Robert. El etnocidio a través de las Américas. Siglo XXI. México. 1976.
11. Lipschutz, Alejandro. Problema racial en la conquista de América. Siglo XXI. México. 1975.
12.- Varios Autores. Raza y clase en la sociedad postcolonial. UNESCO. 1978.
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Las Caras de la Salud en el Preludio del Siglo XXI: Nueva Acrópolis Invita
.La crisis de identidades que ha traído consigo este rompecabezas de la globalización, los estados trasnacionales, la trasfronterización y la desintegración de la tradicionalidad, se acompaña de otros discursos, de otros lenguajes y de otros iconos culturales no convencionales, y este movimiento reciente, pero rápidamente creciente, de taínodescendientes, así lo explica.
Naturaleza del enfoque
Obviamente que el marco teórico que ha de acompañar el análisis de todo este impresionante movimiento y visión discursiva, desde el ángulo de la etnohistoria que precisa conjugar el pasado y el presente y ver de qué manera el uno penetra y se proyecta a través del otro, es la manera expedita de tejer esta historia.
Desde el punto de vista del análisis del discurso podríamos estar ante un discurso reiterado con nueva configuración, esto es de un neoindigenismo con argumentos y formulaciones teóricas distintas, más sentido y vivido que racionalizado y desde esa perspectiva, tiene un sentido no sólo más humano sino más empíricamente funcional.
Su tratamiento no debe minimizar ni su impacto, ni su proyección y ante tanta desmemoria, supone encontrar asiento en los vacíos dejados por los viejos planteamientos de afrodescendientes e hispanodescendientes, que han dominado el escenario desde la colonia.
Los jóvenes posiblemente se conecten más con estas formas visiblemente escénicas por no decir exhibicionistas, pero más cónsonas con los estereotipos del mundo de la imagen que vivimos hoy. Pero también el creciente desarrollo y adhesión que ha tenido esta manera de asumir la caribeñidad, implica replantear esquemas clásicos de analizar el concepto propiamente de identidad.
Al fin y al cabo, ¿quién tiene la calificación y censura de lo correcto, lo válido y lo incorrecto e inválido? No estamos ante un tribunal que no sea el de la historia propiamente, pero muchos de los temas del historiador, no son más que hechuras de grupos humanos, creadores o forjadores de corrientes, visiones, valores y cosmogonías, las cuales suponen una elasticidad congénita a la naturaleza humana y la cultura, para ser luego insumos de los historiadores.
Por ello, todo análisis de esta nueva discusión sobre la identidad ha de ser capaz de integrar todos los sentires posibles, lo contrario da por terminado lo que no tiene ni fin ni exclusividad, ni fórmulas finitas.
La pertinencia del indigenismo en la cotidianidad dominicana
Desde los años de 1950 cuando se hicieron las pruebas acerca del componente sanguíneo presente en nuestra población, repetidas luego en otros momentos recientes, era evidente que más de un 50% de los dominicanos era compromisorio con dicha composición. Por tanto esto no está en cuestionamiento. Sí, el marco teórico de que lo sanguíneo no define lo cultural, que también para la misma época pusiera claro la UNESCO a propósito del término de raza, sugiriendo otros menos estigmatizados y democráticos, como "grupos sociales" o "grupos étnicos".
El hecho de que en nosotros exista una alta presencia de sangre aborigen que corre junto a las demás que nos componen como ser humano, no implica una presencia real de sus expresiones culturales y tal vez sea esto el tema de mayor conflicto entre los especialistas y aquellos portadores y militantes de estas asociaciones étnicas.
Ya fue mencionada la presencia en algunos hechos materiales de la cotidianidad nuestra, de elementos culturales taínos como la hamaca, la batea, el casabe, las ollas de cocinar, el burén, el guayo, la yuca, el pan de güayiga. Como también su sonoridad fonética en la denominación de ríos, montañas y otros lugares de la naturaleza y nombres de pueblos.
No obstante, el estudio de mentalidad es tal vez el que más nos separa de la manera de ser del taíno. Somos más bullangueros que los Orinoco de Venezuela de hoy. Tenemos una gestualidad hispánicamente expresiva y musicalmente africana. La cadencia corporal no la encontramos entre los grupos parientes de los aborígenes nuestros del Orinoco.
A pesar de todas esas verdades, los roces históricos no pueden ser saltados entre grupos humanos que convivieron y compartieron un tiempo, un territorio y es por ello que a pesar de esas verdades de distanciamientos, encontramos otras de cercanías como podemos determinar en ciertas prácticas, creencias y hechos del imaginario popular y esto, que es parte de la mentalidad, es un rico componente de traspaso de herencia de un grupo a otro, en este caso de aborígenes a afrodescendientes y españoles y que se ha proyectado en el tiempo como una impronta, como una forma de persistencia de ese pasado entre nosotros, aunque no las relacionemos, no importa, los hechos de la cultura, no actúan en función de racionalidades por aquellos que los portan, sino más bien como una forma de actuar sobre mentalidades y estructuras mentales a las cuales les sirve funcionalmente.
Las creencias populares se soportan en algunas de tradición taína como la ciguapa, pero tal vez sea en las complejas formas de la religiosidad popular donde mayor presencia encontramos.
Comenzando por la existencia de una división del vudú denominada del agua o del indio, cuya base simbólica está profundamente ligada a la imaginación y al mundo mágico taíno en las ofrendas, los santos de referencias, la decoración y la fuerza simbólica de los altares y las maneras de la posesión, sin dejar de mencionar la presencia del agua como centro de la ritualidad: en las ofrendas es visible la caña de azúcar, la piña, el mamón, coco, flores, muchas de ellas de origen precolombino y una tina de agua y frutas, muchas de ellas precolombinas. Los santos son figuras legendarias de los taínos como Anacaona, Enriquillo, Caonabo. La posesión se centra en un tanque de agua, la cual se les lanza a los participantes o se la bebe el poseído. Entre la tradición dominicana, se consideran los dioses indios, fuertes y violentos, se tiende a temerle. La ubicación del altar es en el suelo, por ser dioses amargos y no todos los caballos de misterios trabajan con estos dioses.
Pero igualmente el altar posee simbología del imaginario taíno como las piedras imán, las piedras de rayo, y otras semillas y componentes de la tradición taína. Pero a todo ello se suma, la fuerza del animismo en la cosmovisión sagrada popular que conjuga elementos africanos, europeos y aborigen.
En otros escenarios de la religiosidad popular como la tradición mesiánica y el curanderismo, se reitera mucho las cuevas como espacio mágico o con poder divino así como los bautizos de cabeza y espiritual en arroyos, ríos y manantiales considerados lugar con poderes divino.
El curanderismo se aprovecha de las formas nativas que suponemos encontraron los europeos y los africanos al llegar a América, integrando aquellas plantas, raíces y aceites de animales como la serpiente y la hicotea, a una farmacología criolla con ascendencia indígena también.
Por su parte, en el itinerario que acompaña la peregrinación liborista, encontramos la piedra como símbolo de salutación y reverencia, al ser colocadas una por cada cruz encontrada en la procesión que acompaña la visita a la Agüita de Liborio y el altar de Liborio en la cima del cerro establecido en una pequeña cueva, así como la ermita previo a la subida al manantial, agua considerada por los peregrinos como sagrada, con poder divino, curativo y milagroso, donde también se bañan y toman su agua para portar consigo, los visitantes.
Cada piedra colocada sobre la cruz va precedida de una petición hecha por el visitante; si la misma no se sostiene sobre otras ya colocadas, entonces, la petición podría no tener éxito, en una especie de diálogo entre el peregrino y la fuerza divina que representa la cruz como símbolo del Mesías, a la que también se le colocan piedras en forma de círculo para insinuar lugar sagrado, intimidad con la fuerza espiritual que ella representa.
Pero igualmente lo taíno se hace presente en la tradición de la Cueva de Mana entre San Cristóbal y Baní, acompañado el lugar sagrado de un gran altar y un arroyo que le pasa cerca donde se bañan los peregrinos y son bendecidos por el misionero del lugar, al despojarse y santiguarse con sus aguas benditas, tradición muy ligada a la cosmogonía taína.
Pero esta tradición simbólicamente referente a los taínos la encontramos en la famosa y masiva peregrinación de Bánica cerca de la frontera con Haití, cuya cueva es considerada sitio de recogimiento y con poderes divinos y donde se ofrenda una misa y los visitantes suben sus escarpados y difíciles caminos para interactuar con el mundo sagrado en ella representado.
Igualmente en la tradición vudú, se celebran importantes festividades en cuevas consideradas por los creyentes y practicantes, como refugio de deidades, lugar que acoge fuerzas mágicas y residencia de espíritus a los cuales se les hace homenajes, ceremonias y festividades, entre otras, la que se hace en honor a la División del Indio o del Agua.
Todavía hoy, las cuevas son vistas con sentido mágico y ligadas a los taínos, lo cual se sigue proyectando en el imaginario popular; de ahí que debemos prestar atención a la manera que esta herencia se articula a la sociedad dominicana de hoy y por tanto, cómo medir esa presencia, para importantizar su peso y su dimensión en la dominicanidad de hoy.
Comentarios a maneras de conclusión
- A pesar de la desarticulación y el impacto que ha producido la globalización y la apertura en los marcos de la identidad de los pueblos, sigue teniendo vigencia la recuperación de la misma, no como barrera al cambio sino más bien como recurso de protección ante el poderío con que se afianza la despersonalización que acompaña a la globalización.
- Estas dificultades no tienen porqué refugiarse en referentes identitarios con una fragilidad evidente. La taínodescendiente, pudiera ser una nueva manera de reconstituir el ser nacional, pero su sobredimensión podría producir al mismo tiempo un colapso de referencia sobre todo si se asume como negación del otro y no como articulación con las demás identidades.
- La vigencia de la cultura taína es evidente no sólo en los elementos de la cultura material, sino también en formas de mentalidades poco tratadas y muchas veces desconocidas como vemos en el vudú y otras manifestaciones del mundo sagrado popular.
- Temo, por mi parte, que este movimiento taínodescendientes, implique un fundamentalismo teórico que nos aleje de nuestras raíces cotidianas, pues pienso que lo afroamericano es determinante en la definición de nuestra identidad, aunque en el marco de una diversidad cultural evidente, dentro de la cual, son incluyentes las nuevas definiciones identitarias como la taínodescendiente.
- No obstante, creo oportuno su apertura al diálogo, su reconocimiento como nueva forma de asumir la dominicanidad y como parte de una verdad histórica indefectible pero relativa en su proyección actual.
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12.- Varios Autores. Raza y clase en la sociedad postcolonial. UNESCO. 1978.
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Las Caras de la Salud en el Preludio del Siglo XXI: Nueva Acrópolis Invita
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Cordialmente les invitamos a nuestra próxima charla educativa, "Las Caras de la Salud en el Preludio del Siglo XXI", que será impartida por el reconocido especialista, Dr. Eddy Pérez-Then, este jueves (MAÑANA) 23 de octubre de 2008, a las 7:30 p.m., con entrada libre.
Nueva Acrópolis
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1era. Feria de Psicólogos/as y Psiquiatras Dominicanos en Salud Mental
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Representacion de la Psicosis
La Fundación para el Desarrollo de la Psicología en el Caribe, se complace en invitarle a la 1era. Feria de Psicólogos/as y Psiquiatras Dominicanos/as en Salud Mental a celebrarse los días viernes 24 y sábado 25 de octubre del presente año. La ceremonia de apertura se realizará el viernes a partir de las 7:00 de la noche en el Salón Multiusos de la Universidad Dominicana O&M, situada en la Av. Independencia. La Feria estara abierta todo el dia siguiente en la misma universidad.
Durante el desarrollo de esta importante actividad los/as visitantes podrán disfrutar de una amplia presentación de las diferentes investigaciones realizadas en las áreas de la Psicología y la Psiquiatría. Además poder comprar libros y revistas afines.
Un aspecto interesante de la feria es la amplia presentación de audiovisuales sobre el tema de la salud mental. Los/as participantes podrán interactuar con los/as autores/as.
Exhortamos a todos las personas interesadas en conocer el desarrollo de la Psicología y la Psiquiatría en nuestro país a participar en este importante evento.
Comité Organizador
yo soy taína de sangre tengo 500años
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