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jueves, octubre 22, 2009

Noticias del Frente Historiografico 041

HACIA UNA ANTROPOLOGÍA DOMINICANA (1978)
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El gaga del batey La Ceja, en la Romana, inicia su peregrinacion anual en honor de los ancestros

Dra. Martha Ellen Davis

La antropología en la República Dominicana: Una evaluación. Santo Domingo: Fondo para el Avance de las Ciencias Sociales y Asociación para el Desarrollo, 1978, págs. 7-22.

Segunda y última parte

Resumen

Aquí he señalado algunos defectos fundamentales percibidos en la antropología actual, con fines de que la incipiente antropología dominicana sea una creación mejor y más apropiada a las circunstancias dominicanas. Para resumir, he indicado que en la antropología actual, los intereses toman precedencia por encima de la calidad y la moralidad. La antropología ha sido y sigue siendo parte de la conquista colonial, de origen tanto externo como interno. La meta de la antropología actual parece ser la de perpetuarse como disciplina sobre todo, apoyando así al Sistema. La antropología actual se basa en una perspectiva científica equivocada basada en una fachada de objetividad, la cual conduce a una evasión de problemas vitales y por lo tanto una irresponsabilidad hacia la humanidad. Las prioridades en cuanto a temas y enfoques están mal orientados, y, por lo tanto, de nuevo hacen ignorar los problemas críticos del mundo. La antropología se ha alejado del humanismo, a veces como consecuencia de la misma objetividad que crea una barrera entre el objeto y el sujeto. Esto mismo, en conjunto con la prematura sobre-especialización, conduce a la falta de comunicación con el pueblo.

Crítica de la práctica de la antropología en Santo Domingo hasta la fecha
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Los miembros del gaga se preparan para bendecir el rito de fertilidad de tres dias

Ya que he señalado las faltas de la antropología sociocultural en total, me dedicaré ahora a una crítica breve y general de la antropología sociocultural practicada en la República Dominicana y a recomendar nuevas direcciones hacia el desarrollo de una "antropología dominicana".

Primero, los conceptos populares que se tienen en la República Dominicana están equivocados sobre lo que es la antropología sociocultural porque éstos han sido deducidos de lo que los investigadores nacionales en el país han realizado hasta la fecha y por la falta de comunicación por parte de los investigadores extranjeros. Precisamente, se cree que la antropología equivale a la arqueología, y se cree que la antropología sociocultural equivale al folklore. Es más, en cuanto al folklore mismo, en vez de definirlo como el conjunto de las artes populares en los ambientes de su ejecución, se cree que el folklore consiste en símbolos de la cultura tradicional, es decir, reliquias, “fósiles culturales”. Hay que tener cuidado para que tales conceptos populares equivocados sobre lo que es la antropología, la antropología sociocultural en particular y el folklore, no se lleven a los museos ni a los programas de enseñanza.

La antropología sociocultural propiamente dicha que se ha realizado en la República ha sido llevada a cabo mayormente por extranjeros. Estos han sido principalmente norteamericanos o personas preparadas en Norteamérica o Europa, cuyas investigaciones han servido como bases para tesis universitarias, sobre todo para el doctorado. El trabajo de tales personas ha llegado poco al pueblo dominicano, principalmente porque estos investigadores se han molestado poco en comunicarse en español en publicaciones nacionales, habiéndose dado prioridad a sus propias carreras en sus propios países. Pero en algunos casos es posible que figure también cierta xenofobia por parte de la elite intelectual del país.

La mayoría de los estudios en antropología sociocultural que se han realizado en la República por extranjeros demuestra el defecto de la antropología sociocultural señalado más arriba: que los intereses del investigador tienen prioridad sobre la calidad del trabajo y la moralidad. En muchos trabajos, los temas y los enfoques teóricos están mal orientados, debido mayormente a la "parcialidad de la objetividad", por un lado, y la sobre-especialización del tema, por otro. Según la orientación de su formación y para cumplir con El Sistema que les otorga el título, los investigadores de formación norteamericana y europea han trasplantado aquí sus orientaciones teóricas y las modas académicas relacionadas con tales orientaciones, muchas veces no aplicables aquí. Las investigaciones hechas por individuos o por institutos de países industrializados y capitalistas tienden a tratarse de problemas de enfoque demasiado limitado --temas sobre-especializados-- aislados de sus contextos socioeconómicos. Como consecuencia, estudios de tal índole aportan poco a la comprensión del fenómeno bajo estudio y menos al contexto socioeconómico del cual forman parte, supuestamente el propósito de realizar tales estudios. Por lo tanto, aportan poco a la Ciencia.

Hay algunos investigadores que se han preparado en el extranjero que sí tienen motivos y orientaciones acertados, de modo que sus trabajos son de bastante alta calidad, tales como los de Nancie González, June C. Rosenberg, y también Robert Werge. Es importante señalar que los escritos de González y Rosenberg no son estudios doctorales, de modo que muestran mayor sentido de autonomía. Pero hay otros estudios que manifiestan muchos de los defectos de la antropología sociocultural contemporánea, inclusive la falta de comunicación con el pueblo originador de los datos. Por ejemplo, la tesis doctoral de Susan Brown (1972) sobre la organización de la familia en La Vega está demasiado cargada de teorías, cuando lo que hacía falta era una buena etnografía. Bastante peor es la tesis doctoral de Malcolm Walter (1970) sobre la organización micropolítica de Constanza, la cual es miope en cuanto al tema y mediocre en cuanto a la redacción.

Hacia una antropología dominicana
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Los Mayores del gaga, engalanados con sus vistosos trajes, estudian cuidadosamente su recorrido

La base de una antropología dominicana

Si aprovecháramos los errores de la antropología actual, nuestra meta ideal debería ser el establecimiento de una antropología humanista que tratara de comprender los sistemas totales, llegando así a la calidad y la moralidad deseadas en el trabajo. Esto es lo que Pirsig llama una "realidad dinámica" (op. cit.:276), pues la búsqueda de calidad es dinámica, no estática; siempre exige el reajuste de modelos de acuerdo con nueva evidencia e ideas. Llegar a una "realidad dinámica" requiere: primero, entusiasmo; segundo, "la mente de principiante" (op. cit.:310); y tercero, el conocimiento de uno mismo. Todos estos requisitos que el científico debe tener tienen poco que ver, en el caso del antropólogo, con la antropología institucionalizada y mucho que ver con el descubrimiento, desarrollo y afirmación de una antropología personal a través de conocerse a sí mismo:

l. Entusiasmo. Esta palabra se deriva del griego enthousiasmos, que traducida literalmente significa "lleno de Theos", o sea, Dios. Para Pirsig (op. cit.:296) [el] entusiasmo constituye la fuerza que motiva e inspira la búsqueda de calidad, una actividad que es muy personal. La búsqueda de calidad requiere gozar del momento, de la experiencia, y no sólo de la meta (véase Casagrande, op. cit.) También requiere seguir líneas personales no necesariamente de acuerdo con las exigencias del "Sistema", a veces exageradamente percibidas.

Una verdadera comprensión de calidad no sirve al Sistema, ni lo vence, ni lo escapa. Una verdadera comprensión de calidad agarra al Sistema, lo domina, y lo emplea para el uso personal de uno, mientras uno se queda completamente libre para cumplir su destino interno (op. cit.:217).
Es decir, motivado por [el] entusiasmo, uno no debería tomar demasiado en serio ni contradecir las exigencias del "Sistema" --por ejemplo, las exigencias del comité doctoral o las exigencias de la pequeña sociedad de la inteligencia dominicana (o la de cualquier otra índole). Uno no debe permitir que las exigencias externas distraigan la atención al trabajo y/o la búsqueda de calidad en él. De modo que es recomendable seguir la corriente por fuera mientras simultáneamente seguir las exigencias internas propias. El producto de la búsqueda se debe mostrar al público sólo cuando está completo.

2. "La mente de principiante". Utilizar "la mente de principiante" significa recurrir a la curiosidad y razonamiento propios, como si fuera la primera vez que se trata el fenómeno bajo estudio. Este es el camino opuesto a tratar de recordar teorías y explicaciones que otros han dado sobre casos diferentes, no necesariamente aplicables al caso en estudio. "La mente de principiante" ayuda a uno mismo a descubrir la naturaleza de lo que uno observa, capacitándolo así para comprender y resolver problemas. Esto, por supuesto, no implica forzosamente que no se tengan modelos teóricos, los cuales podrían servir como instrumento inicial de la investigación, a condición de que estos modelos sean ajustados a la realidad y no ocurra lo contrario, es decir, que el investigador deforme la realidad para ajustarla a sus modelos.

3. El conocimiento de uno mismo. La investigación social depende de relaciones sociales en que la persona del investigador figura mucho. En realidad, el investigador, tal vez más que los mismos sujetos, es la persona bajo estudio, pues el requisito para comprender a otros es la comprensión de uno mismo. Es por esto que los estudiantes contemporáneos de Margaret Mead tenían que someterse a psicoanálisis antes de lanzarse al trabajo de campo (Mead 1972).
Es necesario conocerse a sí mismo para evitar una "rigidez de valores" (Pirsig op. cit.:302) que inhibe la comprensión y, por lo tanto, la calidad en el trabajo. La "rigidez de valores" hace que los modelos sean estéticos, lo cual frena la integración de ideas nuevas. En los casos de investigación en el país del investigador, es especialmente importante ubicarse cultural y socialmente, dando atención a diferencias culturales según clase. Szwed señala en referencia a investigadores norteamericanos en Norteamérica: "... mientras el antropólogo se acerca más a su propia sociedad, menos se da cuenta de la cultura como un concepto viable..." (Szwed en Hymes 1972:174).

De acuerdo con la naturaleza personal de la investigación social, el antropólogo tiene que desarrollar su propia antropología según su propio carácter y fines. "La verdadera coherencia de la antropología...es personal. No es oficial ni burocrática" (Hymes op. cit.:47):

La antropología de una persona no tiene que ser la de otra. No hay una sola antropología empaquetada para servirse a todos. Si una persona se siente atraída a la antropología pero no tiene nada de curiosidad antropológica ni de reflexión mental, ningún plan de enseñanza puede producir más que un libro de texto ambulante o bien un sirviente fiel. Si una persona tiene la chispa de curiosidad genuina, entonces el propósito de la enseñanza es nutrir esa chispa, para que el talento del individuo llegue a su máximo desarrollo, con dominio de los temas necesarios; y, se espera, a la larga, que reforme alguna parte de la disciplina según el resultado... La verdadera coherencia de la antropología, entonces, es personal. No es oficial ni burocrática. La cuestión es…entre una antropología burocrática, cuya función latente es la protección de la comodidad y el privilegio académicos, y una antropología... personal, cuya función es el adelanto del conocimiento y bienestar de la humanidad.

Esto representa un aspecto fundamental del proceso de "reinventar" la antropología. Cada antropólogo tiene que "reinventarla" como un campo general, para sí mismo, siguiendo los intereses y talentos personales hacia donde le conduzcan. El propósito legítimo del estudio formal de la antropología es facilitar este fin. No tiene ningún otro (Hymes 1972:47-8).

La práctica de una antropología dominicana
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La musica, la danza sensual y el alcohol son parte del gaga como celebracion de la vida

Últimamente, una orientación más dominicana es posible porque la República Dominicana ya tiene institutos propios que apoyan la investigación. Aunque algunos de ellos reciben fondos extranjeros, son los institutos mismos los administradores de tales fondos según sus propios criterios. Para mencionar algunos, tenemos: el Museo del Hombre Dominicano; el Fondo para el Avance de las Ciencias Sociales en la República Dominicana; organizaciones particulares de investigación sociológica como el Instituto Dominicano de Estudios Aplicados (IDEA); institutos universitarios de investigación en las ciencias sociales, como el Instituto Dominicano de Investigaciones Antropológicas (INDIA) y el nuevo Centro de Estudios de la Realidad Social Dominicana (CERESD), ambos de la Universidad Autónoma de Santo Domingo, el Instituto de Investigaciones Sociales de la Universidad Nacional "Pedro Henríquez Ureña"; y otros más. Ya no hay que satisfacer requisitos ni seguir modas en cuanto a tema ni teoría impuestas por instituciones extranjeras. Ya existe la posibilidad de buscar calidad en la investigación antropológica en Santo Domingo. Pero para realizar tal calidad, es necesario coordinar estas organizaciones, pues la investigación antropológica --y la ciencia en general-- consiste en algo más que solamente instituciones.

La actitud manifestada por tales organismos y los científicos sociales de la República es muy acertada en tratar a las ciencias sociales como una sola disciplina, con temas y teorías en común o bien interrelacionados. Este patrón, que se puede observar en la América Latina en general, difiere de la separación exagerada entre las ciencias sociales propia de los países industrializados, y correspondiente a su alto grado de división de trabajo en general. La unión de las ciencias sociales provee un ambiente muy apropiado para el desarrollo de una antropología dominicana, puesto que tal unión conduce a la comprensión de sistemas totales.

A la vez la antropología en sí puede fortalecer esta perspectiva en las ciencias sociales, pues la antropología, cuando es idealmente desarrollada, disfruta de una visión amplia cuyo propósito es la comprensión de sistemas totales. La antropología es la ciencia social que más se acerca a tal comprensión no sólo por esta perspectiva amplia, sino también por su método de observación como participante llevando a cabo a través de la convivencia prolongada. Este método disminuye la posibilidad de la "parcialidad de la objetividad" porque reduce la división artificial entre objeto y sujeto.

Además del método, la antropología puede hacer una aportación imprescindible a las ciencias sociales dominicanas a través de su enfoque clásico de investigación: las culturas tradicionales. Desde luego, la antropología mundialmente hablando ya se ha ampliado en cuanto a tema, pero en Santo Domingo es muy necesario realizar estudios etnográficos que traten las culturas tradicionales. La sociología y la psicología, ambas bien desarrolladas ya en Santo Domingo, se enfocan en problemas sociales o personales que tienden a ocurrir en el ámbito urbano. Sin embargo, ¿cómo se pueden tratar los problemas, lo aberrante, antes de conocer lo normal? Para definir los problemas sociales y personales es muy útil una buena comprensión de la cultura y sociedad tradicionales dominicanas, que tiene que ver con lo normal. Es decir, la etnografía tiene que preceder a estudios de los desajustes socioculturales y proyectos aplicados, o sea, realizadas para efectuar cambios sociales. Al decir esto, quiero llamar la atención a las ciencias sociales dominicanas que abarcan la antropología sociocultural por haber pasado por alto la primera etapa de la investigación antropológica—la fase descriptiva de normas, o sea la etnográfica de este país.

A continuación presentamos dos casos de interpretaciones equivocadas de patrones sociales debido a la carencia de estudios etnográficos sobre patrones socioculturales. El primer ejemplo es el caso clásico en Norteamérica de no reconocer en círculos científicos el hecho de que la familia afronorteamericana de ascendencia rural tiende a tener una estructura familiar diferente a [la] nuclear, típica de familias de ascendencia europea en el ámbito moderno. E. Franklin Frazier (Frazier 1939 y otras publicaciones) y otros investigadores interpretaban la poca participación y responsabilidad del padre en la familia afroamericana como señal de una degeneración de la familia, tomando la nuclear como norma, en vez de un patrón alternativo, el del matriarcado. Tales conceptos equivocados justificaban la perpetuación del racismo e informaban programas aplicados del gobierno norteamericano, resultando en un malgasto de fondos además de conflictos y disgustos.

Un fenómeno de organización familiar en el ámbito dominicano que podría influir políticas sociales es el de la tasa de divorcio, o sea, el cambio de pareja en el transcurso de la vida, común en la República, sobre todo en el sector afrodominicano de ascendencia rural. Pero quizás el divorcio, en vez de ser evidencia de un mal social, sea simplemente una manifestación legal y urbana de patrones tradicionales de poliginia serial, un patrón típicamente afroamericano.
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La bateria de fotutos es una de las señales de la polisintesis afrotaina en el gaga

La etnografía sirve no sólo como preludio de proyectos aplicados, sino como fuente [de] documentos científicos en sí. Después de que desaparezcan los trabajos elaborados con datos selectivos e interpretaciones teóricas estrechas, vivirán las etnografías porque la buena descripción es la base de toda ciencia. Permanecerán como fuentes proveedoras de datos para el desarrollo de nuevas teorías interpretativas además de documentación sustantiva de la identidad regional y nacional.

Es recomendable que la etnografía, que documente el presente y el pasado hasta el alcance de la memoria de los vivos, se complemente por estudios locales históricos. Estos pueden aprovechar fuentes tanto escritas --o sea, documentos históricos-- como la cultura material de los antepasados revelada a través de la investigación arqueológica. La arqueología y la historia, pues, forman partes íntegras de la antropología sociocultural porque aportan perspectivas y datos no obtenibles por las fuentes vivas; no obstante son imprescindibles para la comprensión de la actualidad, sobre todo en caso de sociedades modernas que son continuidades de las pasadas.

Tradicionalmente, la etnografía ha documentado sociedades tribales y, más recientemente, campesinas --sociedades pequeñas, analfabetas, extranjeras o bien alejadas de las corrientes modernas— es decir, sociedades impotentes. Esto está perfectamente de acuerdo con los motivos o circunstancias iniciales del coloniaje tratado antes. Pero aquí cuando proponemos que se hagan etnografías en República Dominicana, sin embargo, utilizamos una definición más amplia en cuanto o los posibles sujetos. Hoy día es esencial estudiar no sólo a los impotentes, que ya están muy estudiados, sino a los poderosos (Nader en Hymes 1972). El estudio de la elite es tal vez más importante que el de los pobres, puesto que la elite controla la economía, y así es responsable, directa o indirectamente, por el bienestar y el porvenir de las culturas tradicionales.

Estudios sobre la clase dominante tienen que comprender tanto las instituciones como a las personas. Por un lado, hay que estudiar la cultura y la sociedad de la elite, comenzando con la familia; por otro lado, hay que investigar sobre las instituciones que gobiernan el país y determinan sus políticas y estructuras nacionales. Sobre la República, en los años 1970 hizo un estudio de esta índole la antropóloga norteamericana Nancie González sobre la estructura social de la elite de Santiago de los Caballeros; desgraciadamente este trabajo está todavía inédito.

Cuando el tema es sobre los poderosos en vez de los impotentes, hay que cambiar de método. Estudios sobre la cultura y organización social tal vez habría que investigarse por miembros de la misma clase porque se trata de círculos muy cerrados; la elite tiene poco que ganar y mucho que perder con revelarse ante los investigadores. Por esto, a Hortense Powdermaker le costó mucho esfuerzo lograr lo confianza necesaria para estudiar la organización social de la industria del cine en Hollywood (1950, tratado en su autobiografía de 1966). Para un estudio sobre las instituciones habría que emplear métodos diferentes al de observador-participante utilizado para la antropología de los impotentes. Habría que usar métodos de la sociología, la historia y otras disciplinas parientes de la antropología (Nader en Hymes 1972). Favorece la realización de este fin la estrecha articulación entre las ciencias sociales en la República Dominicana.

Cualquiera que sea el tema de la investigación, el propósito primario debería ser la búsqueda de la calidad en la investigación. Este propósito hace completarse un círculo, porque la búsqueda de calidad en el estudio de las culturas y sociedades tradicionales y pre-industriales está acorde con la búsqueda del investigador de la calidad de vida y coherencia intrínsecas de las culturas y sociedades bajo estudio.

Nuestra tarea es de urgencia, porque la esencia íntegra de las culturas tradicionales está amenazada de extinción; está siendo sofocada por los valores materiales difundidos por la clase dominante, los cuales emanan de las urbes hacia el campo. El reconocimiento de este proceso es lo que motiva el esfuerzo apasionado de muchos de los que se llaman etnógrafos o folkloristas. La elite intelectual expresa su sentido de obligación filantrópica o bien búsqueda de símbolos de su identidad, con conservar, sea por escrito y bajo vidrio, las reliquias desencarnadas de culturas amenazadas o extintas. Estos fósiles culturales están procesados para el consumo del público moderno y urbano, presentados como "folklore" en vez de componentes de una cultura íntegra y en la matriz social que los produjo.
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Una de las reinas del gaga trasluce la flexibilidad generica en nuestra religiosidad popular

El propósito de conocer científicamente las culturas tradicionales debería ser el ayudar a conservar su naturaleza dentro de su sistema total. Para este fin, de nuevo, hay que conocer tanto la estructura del sector poderoso como la del impotente. En un país como la República Dominicana, donde no se ha perdido todavía la integridad de la vida tradicional, donde hay continuidad entre la cultura de los poderosos y la de los impotentes y entre el pasado y el presente, hay esperanza de poder conservar las tradiciones en contexto dentro del medio de la vida moderna dominicana. Pero, para realizar esto, dada la naturaleza de los intereses desenfrenados, parece ser necesaria una transformación de la estructura del poder. Junto con Dell Hymes (op. cit.:52), "Me gustaría ver que la actitud dentro de la antropología progrese desde un humanismo liberal, que defiende a los impotentes, hasta un humanismo socialista, que confronte a los poderosos y aspire a transformar la estructura del poder".

Referencias

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Berreman, Gerald D. 1972 "Bringing it all back home" en Dell Hymes, ed., Reinventing anthropology. Nueva York: Random House, págs. 83-98.
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Casagrande, Joseph B. 1960 In the company of man. Nueva York: Harper and Brothers.
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Clemmer, Richard O. 1972 "Truth, duty, and the revitalization of anthropologists: a new perspective on cultural change and resistance" in Dell Hymes, ed., Reinventing anthropology. Nueva York: Random House, págs. 264-283.
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Hymes, Dell. 1972 "The use of anthropology: Critical, political, personal" en Dell Hymes, ed., Reinventing anthropology. Nueva York: Random House, págs 3-79.
Kuhn, Thomas S. 1970 The structure of scientific revolutions. Chicago y Londres: University of Chicago Press.
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