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No a la violencia estructural en el hogar y en la escuela
Por: Tahira VargasCon un proceso electoral a la vuelta de la esquina, como se dice popularmente, son muchas las reflexiones que podemos hacer y que nos remiten a realidades circulares en la sociedad dominicana.
Las elecciones nos ponen siempre en una suerte de sabor “amargo” y de darnos cuenta de que nos falta mucho para lograr un ejercicio democrático que sea fruto de una ciudadanía consciente de sus derechos.
La elección de representantes municipales, congresionales y presidenciales se convierte en acciones muy lejanas del ejercicio de un voto consciente y responsable, y cada vez más los candidatos agudizan esta brecha con la falta de propuestas y de consultas a la ciudadanía. Por el contrario, las campañas se centran en el clientelismo, la compra de votos, la repartición de dádivas y con ello se aplasta la conciencia con el dinero y los “regalos” (que resultan costosos para la ciudadanía que los paga con sus impuestos).
Nos preguntamos ¿por qué es tan débil el ejercicio ciudadano en nuestra sociedad?
Muchas son las respuestas a esta pregunta que apela a la complejidad de nuestra estructura societal, relaciones de poder, condiciones de inequidad y pobreza, ausencia de educación ciudadana, entre muchas otras.
En este artículo sólo me referiré a uno de estos aspectos, educación ciudadana.
La educación ciudadana siempre se ha visto sólo como educar a la ciudadanía sobre sus derechos y deberes, pero esta definición se queda corta si analizamos nuestro sistema educativo y nuestras escuelas que apuntan a un proceso totalmente inverso de “desconstrucción ciudadana” más que construcción.
Nuestras escuelas (hasta ahora sólo hemos estudiado las escuelas públicas) aniquilan la voz, la individualidad y el sentido de responsabilidad en niños y niñas.
Esto se muestra en el estudio que hicimos para Plan Internacional sobre Violencia en la Escuela recién publicado y que se puso a circular el miércoles recién pasado.
Los niños y las niñas son “educados” con estrategias de aprendizaje que utilizan las preguntas y respuestas a coro todo el tiempo y en todas las materias. No tienen respuestas propias a cada pregunta o cada problema del proceso educativo, sino que son parte de un “coro” donde todos responden y no se identifican las diferencias. No hay procesos de construcción de opinión propia, decisión propia ni crítica en las aulas.
Las aulas son espacios donde se impone un ejercicio autoritario y de aprendizaje en el miedo en que el niño y la niña pierden completamente su identidad como sujetos y se convierten en un objeto o en una masa amorfa. La violencia verbal con humillaciones públicas, y la discriminación entre estudiantes buenos y malos (con separación en filas) disminuye a la población infantil y genera una agresividad interna que sólo se expresa hacia sus pares.
Maestros y maestras sólo corrigen con golpes, cocotazos y jalones de orejas, y cuando los envían a la pizarra son humillados por sus compañeros de clases que se burlan de sus errores. No hay proceso de aprendizaje a base del error ni hay proceso crítico de revisión de los problemas.
En este contexto los niños y las niñas hacen las tareas y realizan los trabajos por miedo a la represión de sus docentes y/o de sus padres/madres no porque han interiorizado esta labor como su responsabilidad.
El aprendizaje en el miedo y la violencia bloquea por completo la posibilidad de formar ciudadanos y ciudadanas responsables de sus actos y de su entorno natural y social. De ahí que una de las causas de que el ejercicio ciudadano sea tan débil es porque nuestro sistema educativo lo aniquila y lo inhibe con la presencia del autoritarismo en toda su estructura interna y en sus metodologías de aprendizaje.
Mientras no logremos una transformación de nuestro sistema educativo y nuestras escuelas, estará cada vez más lejos el voto consciente y seguiremos con votos comprados producto del clientelismo.
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Una lección de historia
Vietnam: 35 años de la derrota de Estados Unidos
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Ho Chi Mihn: El Pueblo Vietnamita Unido puso de rodillas al Imperio
Publicado el 29 Abril 2010 en Cuba Debate, Especiales, OpiniónPor: Luis Manuel Arce*
Hace 35 años, el 30 de abril de 1975, los tanques de las Fuerzas Armadas Populares de Liberación de Vietnam penetraron los muros exteriores del antiguo Palacio Presidencial de Saigón y sus combatientes izaron las banderas victoriosas del Gobierno Revolucionario Provisional y del Frente Nacional de Liberación.
La guerra y la ocupación militar y política de Estados Unidos, terminaron ese día, definitivamente.
Había pasado más de una década desde que, en agosto de 1964, el gobierno de Estados Unidos, presidido entonces por Lyndon B. Johnson, había cometido el gran fraude de la auto agresión a un buque norteamericano.
El hecho fue conocido como “acontecimientos del Golfo de Tonkín” y sirvió de pretexto para iniciar la guerra aérea de destrucción contra el Norte de Vietnam y justificar la guerra especial en el Sur.
En realidad, desde 1971 los estadounidenses habían comenzado a perder la guerra cuando no pudieron controlar las fronteras entre Vietnam, Laos y Cambodia por la carretera 9, y el Pentágono había sido derrotado en su guerra meteorológica que tenía como objetivos dañar los diques y represas del Norte.
Las fuerzas de Lon Nol y Sirik Matak, en Cambodia, estaban en bancarrota, las zonas liberadas abarcaban más de 50 por ciento de los escenarios de la guerra, y una fuerte ofensiva militar de los patriotas del Sur había obligado a la Casa Blanca a firmar los acuerdos de París del 27 de enero de 1973 para restablecer la paz en el Norte.
Pero Estados Unidos no se había rendido y el presidente de entonces, Richard M. Nixon, mantenía su febril y vehemente idea de dominar y acabar con las fuerzas de liberación.
Los ocupacionistas tenían desplegados en las cinco zonas militares en que dividieron el Sur del país a un millón 200 mil soldados saigoneses agrupados en 13 divisiones, sin incluir al personal de la marina y la aviación, esta última dotada con 1,800 aparatos tácticos, la mitad de ellos helicópteros, 1,400 unidades de superficie, 2,000 embarcaciones fluviales, sofisticados equipos de comunicaciones y de otras especialidades.
Contaban además con cinco superpuertos, numerosas bases aeronavales, como las de Da Nang, la mayor del mundo entonces, Cam Ranh, 10 aeropuertos de envergadura como el de Tan Son Nhut en Raigón, y 200 medianos y pequeños.
Ante el evidente deterioro de la situación del enemigo, y las flagrantes violaciones de los acuerdos de París por parte de Washington, el mando político vietnamita instruyó al Estado Mayor de sus fuerzas armadas, a preparar la batalla final por la liberación cuando apenas comenzaba el año 1974.
La primera prueba se produjo con la batalla contra la base de Phuoc Long donde había acantonados cinco mil soldados del régimen saigonés.
A esa victoria sucedieron otras muchas las cuales determinaron que el Comité Central escogiera el 10 de marzo de 1975 como la fecha para lanzar la gran ofensiva final.
El punto de partida fue la codiciada Buon Me Thuot, en las mesetas centrales, donde las fuerzas de liberación, en lugar de atacar la periferia como acostumbraban, se concentraron en la ciudad y desde allí arremetieron contra las bases exteriores a las que dejaron incomunicadas.
De esa manera, dejaron dividido el país a la mitad debilitando a las tropas enemigas, lo cual posibilitó que fueran cayendo escalonadamente baluartes militares como Pleikú, Che Reo, Hue, Da Nang, Nha Trang, Luang Tri y otras muchas.
La larga y fortificada cadena de bases y campamentos militares saigoneses en toda la extensión del país se fue desgranando como collar de cuentas a una velocidad insospechada.
Así lo percibíamos quienes en ese momento estábamos en Hanoi y corroborábamos con los especialistas militares que nuestros anfitriones del Norte ponían a nuestra disposición para tener de primera mano noticias de lo que acontecía y hacer reportajes fieles para nuestros medios de comunicación.
Durante los días 26, 27 y 28 de abril la ofensiva patriota se generalizó por toda la franja costera y permitió consolidar el dominio de las regiones militares I y II.
Aquello determinó la decisión del Comité Central de ordenar la Operación Ho Chi Minh por la liberación de Saigón, que originalmente no estaba en el plan, según nos explicaron ulteriormente los jefes de la ofensiva.
La batalla final se inició con combates encarnizados en Long Binh, Xuan Loc, Bien Hoa y Cu Chi, casa por casa y pulgada a pulgada, para romper el famoso cordón sanitario que protegía militarmente a la capital sureña.
La Operación Ho Chi Minh fue fulminante y duró menos de 48 horas.
El día 28, viendo ya indefectiblemente perdido al régimen de Nguyen Van Thieu, el embajador estadounidense Graham Martin huyó de Saigón desde la azotea de la sede diplomática en un helicóptero, bochornosa escena que quedó impresa para la historia en diarios, revistas y filmes.
A las 13.30 del 30 de abril de 1975, tres tanques PT76 y dos tanquetas norteamericanas repletas de jubilosos combatientes revolucionarios, bajaban a toda velocidad por la calle Pesteur hacia el río Mekong en medio de aclamaciones; llegaron al Palacio Presidencial e irrumpieron en él derribando a su paso una parte del muro exterior que lo rodeaba.
Pocos días después, cuando el mundo ya había festejado el Primero de Mayo, día de los Trabajadores, y con la grata coincidencia de ser el mes de nacimiento y homenaje al héroe eterno del país, Saigón fue bautizada para siempre con su nombre: Ciudad Ho Chi Minh.
El general Vo Nguyen Giap, a quien encontramos de manera fortuita en las playas de Nha Trang rumbo al Saigón todavía con olor a pólvora, nos confirmaba el éxito rotundo y definitivo de la guerra de todo el pueblo.
El 30 de abril de 1975 no sólo cayó el régimen títere saigonés y con él la ocupación del entonces Vietnam del Sur que el gobierno de Estados Unidos había sostenido a un precio desmesurado desde la derrota de los colonialistas franceses en la década de los años 50 del siglo pasado.
Cayó un régimen despótico, cruel y sanguinario, instalado por el imperialismo en Vietnam del Sur a sangre y fuego, con lo que habían estancado en el paralelo 17 la revolución nacional democrática liderada por Ho Chi Minh.
Fue quebrada una estrategia depurada de los imperialistas para producir el neocolonialismo estadounidense en serie, y sepultada la expansión norteamericana en el Sureste de Asia. Y, en aquel entonces, resultó frustrada la posibilidad de que la experiencia estadounidense en Indochina fuera aplicada en América Latina, África y otras zonas de influencia norteamericana.
En el plano corporativo, también quedaron atrás las ambiciones desmedidas de las transnacionales de arrancar hasta las últimas riquezas naturales de la Península.
En el estratégico: salió derrotada la manoseada y enfermiza sed de victoria por medio de las armas que propugnaba el llamado “mundo libre”.
Vietnam, realmente, debió de haber marcado el límite hasta el cual podía llegar el expansionismo norteamericano.
Con Afganistán e Iraq, y con el establecimiento de bases militares en Colombia, las últimas administraciones estadounidenses, incluida la de Barack Obama, han demostrado que no quieren aprender de las lecciones de la historia.
Por eso mismo, la experiencia de Vietnam no puede ser desaprovechada por América Latina en estos tiempos de tanto peligro, amenazas y aventurerismo.
(*) El autor es editor de Prensa Latina y fue corresponsal de guerra en Vietnam.
URL del artículo : http://www.cubadebate.cu/opinion/2010/04/29/vietnam-35-anos-derrota-estados-unidos/
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ARQUITECTURA Y DISEÑO EN LA CALLE EL CONDE
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Una vista de la calle El Conde, otrora iluminada, durante la prima noche
Este domingo 2 de mayo estaré hablando sobre ARQUITECTURA Y DISEÑO EN LA CALLE EL CONDE, un paseo por la historia, apreciando los edificios mas importantes de la calle y las influencias estilísticas que representan. Se enmarca dentro de la Semana de la Moda que organiza el grupo Sans Souci.Puerto Sans Souci, a las 11 de la mañana. LOS ESPERO
Arq. Risoris Silvestre risoris1@hotmail.com
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SEMINARIO LINGÜÍSTICA, NATURALEZA Y CULTURA.
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Nuestra cultura esta viva
Lugar: Universidad Autonoma de Santo Domingo, Biblioteca Pedro Mir, Sala Manuel del Cabral.Fecha: Miércoles 5 de mayo, de 6 a 9:00 PM y jueves 6, de 8:30 AM a 6:00 PM.
Expositores y temas:
Odalís Pérez (Multidisciplinariedad: La condición dialógica de los Saberes); Amparo Chantada (Urbanismo y Humanismo); Francisco García (Cáncer y Sociedad); Renato Rímoli (Estado Actual de las Investigaciones Paleontológicas en la R.D.); Tabaré Mundaray (Relato de una experiencia geológico-minera: Caso Los Haitises); Sara Hermann (Interdisciplinariedad, Postdisciplinariedad, Arte Multidisciplinario); Clenis Tavárez (Situación de la Antropología Física en la R.D.); Amadeo Julián (La condición de un investigador); Fidel Munnigh (La Estética Integralista: Condiciones para una lectura.); César Zapata (Complejidad y Paradigmas en Psicología).
Otros expositores:
Fátima Portorreal, Julio Santos Cayado. Irene Pérez Guerra; Omar Perdomo; Maritza Camacho; Plinio Chahín; Domingo Peña Nina; Cristina Hernández.
Organizadores
Ramón Narpier, Carolina Lerebours, Odalís Pérez
GIRD / Revista Atajo