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miércoles, julio 18, 2012

Noticias del Frente Onirico 086

Vínculos afectivos de pareja, ¿factor de riesgo para la mujer?






Por: Tahira Vargas, antropóloga social, tahiravargas@yahoo.es, Acento, 17 de julio del 2012


El pasado miércoles 11 de Julio se dio cita en el congreso nacional todo un movimiento en contra de los feminicidios con la consigna de “basta ya” y con las imágenes vivas de un centenar de mujeres asesinadas en los últimos seis meses.

La realización de una protesta basada en el “luto” despierta la mirada hacia el dolor y el impacto que tiene en la familia y en la sociedad que la madre, la hermana, la hija, la sobrina, la tía, la maestra, haya sido asesinada por su pareja o por su expareja muchas veces en situaciones en que sus hijos/as u otros niños/as y jóvenes sean testigos de la escena de violencia en su máxima expresión.


El silencio frente al maltrato es continuo y cotidiano, muchas mujeres callan el abuso porque tienen miedo a las consecuencias, sin embargo no tienen conciencia de que el silencio las empuja aún más al círculo de violencia y riesgo frente al agresor que siente que no hay nada que lo pueda frenar ni controlar. El sistema de justicia es vulnerable frente a la violencia de género y con ello permisible ante la misma.

¿Por qué las mujeres en nuestro país tienen como principal causa de muerte su vínculo afectivo, su relación de pareja?

En una sociedad que fomenta el matrimonio y la familia nuclear como modelo y ejemplo de una vida en sociedad. Se le inculca a la mujer desde su niñez que debe prepararse para ser madre, esposa abnegada, obediente y sumisa frente al hombre. Discurso se escucha en celebraciones matrimoniales de las iglesias católica, protestante y de otras denominaciones, así como a líderes de opinión pública, autoridades y dirigentes políticos.

Esta construcción de la afectividad se inicia en la niñez con una perspectiva sexista en la que hombre y mujer se forman desde patrones distintos en la expresión de su afectividad. A la mujer se le educa para “casarse” o “juntarse” con un hombre teniendo como objetivo de vida el matrimonio, la familia. A este objetivo se le introducen pautas como: “ser bella”, “ser atractiva”, “ser complaciente” “ama de casa” “fiel”.

Todos estos símbolos debilitan la autoestima y la esencia de ser mujer y desplazan la afectividad de la mujer hacia el hombre como centro de su vida. Al hombre, por el contrario se le educa para exigir y buscar mujeres que se sometan a su “poder” así como se le refuerza la “agresividad” y la “virilidad” en una perspectiva de ser “macho” y “fuerte”.

El sostenimiento de esta lógica de relación afectiva que mantiene a la mujer en desigualdad de condiciones frente al hombre tiene un contenido de alto riesgo para ella. Las tensiones son obvias, cualquier situación de desigualdad siempre genera tensión, conflicto, miedo y con ello violencia.

Sacerdotes, pastores, maestros, maestras, líderes de opinión, autoridades, líderes políticos no orientan a la mujer en sus discursos en una perspectiva de mirar su cotidianidad y la de otras mujeres que sufren maltrato continuamente desde esa estructura que ellos tanto promueven, la familia, el matrimonio así como de los riesgos de involucrarse en una relación afectiva que promueva una masculinidad agresora y una feminidad de sumisión y victimización.

En la construcción de esta lógica en la que la mujer se mantiene en riesgo permanente de ser maltratada, violentada y asesinada, tiene responsabilidad muchos actores e instituciones como son:

Constitución de la República. En la constitución se hace énfasis en el modelo familia nuclear que reproduce esta desigualdad excluyendo los otros tipos de familia.

Estado y sus distintos organismos que formulan políticas públicas e intervenciones basadas y sustentadas en estos modelos societales que refuerzan la masculinidad y la feminidad en condiciones de desigualdad.

Sistema educativo (incluye escuelas, colegios, universidades que educan para ello)
Ideología religiosa presente en las distintas iglesias y denominaciones tanto católicas, protestantes y la diversidad de otras iglesias y creencias.

Familia. Patrones de socialización presentes en la familia que reproducen patrones desiguales de género.

Líderes de opinión pública. Comunicadores/as sociales que mantienen un discurso discriminatorio hacia la mujer con énfasis en los elementos planteados.

Legisladores/as. Que legitiman una constitución discriminatoria y unas leyes y políticas públicas desiguales y excluyentes.

Sistema de Justicia que no ofrece protección ni seguridad a las mujeres sino que por el contrario es permisivo y vulnerable frente a los hombres con “poder” y “dinero” con los que no se cumple el debido proceso.

Organizaciones sociales Que muchas veces mantienen la lógica de desigualdad de género y la promueven con énfasis en el modelo matrimonio-familia.

Definitivamente la violencia de género tiene así un fuerte arraigo en una sociedad conservadora, patriarcal que reproduce las relaciones de género desiguales y que educa a la mujer para que sea víctima y al hombre para que sea agresor.

La mujer y el hombre deben ser educados y orientados hacia un cambio de los roles de género y de una relación afectiva basada en la igualdad, horizontalidad y una afectividad no-posesiva ni dependiente.

El cambio de estos patrones culturales debe producirse desde las distintas instituciones y espacios de la vida social (familia, escuela, vecindad) y en la reforma de la constitución que legitima de esta desigualdad, transformación en el sistema educativo, cambios en el sistema judicial, políticas públicas, organismos del estado, organizaciones de la sociedad civil, forjadores/as de opinión y el reclamo a las Iglesias y grupos religiosos de todas las denominaciones.

Este artículo fue publicado originalmente en el periódico HOY

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España debe salvarse a sí misma

Tras dos décadas de fondos europeos, España no ha construido un modelo productivo. El problema es la falta de dinamismo de nuestra economía y no la ausencia de estímulo, que apenas generaría crecimiento

Por Ángel Pascual-Ramsay, El País, 16 07 12

Europa no salvará a España. Ni puede ni debe. Pero sí que ayudará, si asumimos nuestra responsabilidad de modernizar el país. De hacerlo depende no sólo el futuro de España sino incluso la supervivencia del proyecto europeo. La falta de perspectivas de crecimiento de las economías del sur, y especialmente España, está haciendo dudar a la Europa del norte de la viabilidad del euro. Si mostramos que España puede crecer, con verdaderas reformas y no solo brutales recortes, daremos a nuestros socios europeos la confianza que necesitan para apostar por una mayor integración fiscal y económica, y ayudaremos a Europa a salvarse a sí misma. Hoy Europa es el problema y España (puede ser) la solución.

Pero, lejos de responder al reto, el país parece empeñado en buscar culpables externos. Nada bueno vendrá de esta actitud. España no funciona bien, la responsabilidad es nuestra y en el fondo lo sabemos. Urge asumir la gravedad de la situación y la necesidad de afrontarla colectivamente. Un primer paso es desmontar varios mitos exculpatorios que dominan hoy la conversación pública española:

- La culpa es de Merkel y de Alemania. Falso. La postura de Alemania es racional y razonable. Se le está pidiendo a un país que tiene grabado a fuego por su historia el peligro de la laxitud fiscal que ponga el dinero para financiar un proyecto que piensan, con razón, puede ser un cubo sin fundo y acabar quebrándoles a ellos también. Pedimos disparar con pólvora alemana. Y Merkel, presionada por su preocupada opinión pública, lógicamente se niega. Antes quiere garantías de que las economías del sur pueden repagar sus deudas y la UE es económicamente viable.

- El problema es el BCE. No. La negativa del BCE a comprar deuda española y la incapacidad de España para acceder a los mercados es un problema acuciante, pero no el de fondo, que es nuestra falta de potencial de crecimiento. La prima de riesgo es síntoma, no causa del problema. Si el BCE comprara masivamente nuestra deuda o actuara como prestamista de última instancia, el paciente España seguiría enfermo. Y una mayor rebaja de tipos de interés apenas tendría impacto, pues en una recesión de endeudamiento la prioridad es reducir deudas, no obtener crédito barato para inversión o consumo. En el Reino Unido el Banco de Inglaterra hace lo que se pide al BCE pero el país sigue en deflación.

- Los responsables son la UE y su política de austeridad. Es cierto que la UE sigue inexplicablemente colonizada por una política económica neoliberal que la crisis ha desacreditado y que las desastrosas políticas de reducción del déficit, que toda evidencia empírica muestra son suicidas en una recesión de endeudamiento como la que vivimos, nos están llevando a una tercera recaída económica. Pero nada de lo que le estamos pidiendo a Europa nos sacaría de nuestro agujero particular. El problema es la falta de dinamismo de nuestra estructura económica y no la falta de estímulo, que, aunque sí evitaría que las cosas fueran a peor, apenas generaría crecimiento, como vimos con el Plan E.

- El origen del problema es el mal diseño institucional de la UE. Sólo a medias. Efectivamente, hay desequilibrios entre regiones y no existen mecanismos de ajuste e instituciones que los gestionen. Pero transferencias de la UE no subsanarían el problema de base: tras dos décadas de fondos de cohesión y estructurales, España no ha construido un modelo productivo dinámico que produzca crecimiento y empleo de calidad.

- España no va tan mal; en las crisis siempre cunde el desanimo. España va mal, y negarlo es tan irresponsable como contraproducente. Nos hemos contado una historia de país rico, innovador y dinámico que no es cierta. Nuestra economía es poco competitiva, está concentrada en sectores de baja productividad y las empresas no invierten lo suficiente en I+D y formación. No tenemos recursos naturales ni ventajas competitivas en sectores de alto crecimiento y empleo. Muchos mercados están protegidos de verdadera competencia por un ancestral corporativismo. Nos enfrentamos al siglo XXI con estructuras del siglo XX e incluso del XIX.

- Es culpa de los políticos y su falta de liderazgo. Los principales responsables son sin duda los políticos e igual o más la élite empresarial y financiera, que ha llevado al país al borde de la quiebra. Pero no son sino reflejo de una dejación de responsabilidad colectiva. Como dijo Ortega en su España Invertebrada, cuando las masas dicen que no hay líderes, es que no hay masas. Demasiados corruptos han sido legitimados con mayorías absolutas. Demasiados españoles exigen servicios sociales pero piden pagar sin IVA.

Todo lo anterior es por supuesto matizable. Alemania podría estar jugando un papel más útil y el BCE debería actuar como prestamista de última instancia. Pero lo cortés no quita lo valiente. La principal causa de nuestro actual predicamento es la falta de ambición reformista durante los últimos quince años (aquel ‘España va bien’ suena hoy a irresponsable complacencia). Superarlo pasa por tomar conciencia del inmenso reto al que nos enfrentamos y acometer este verdadero proyecto de regeneración nacional. Basta ya de echar la culpa a Europa.

Y es que España afronta un reto histórico. El mundo está experimentando un cambio sísmico por la eclosión de las economías emergentes. Tres quintos de la población mundial se están incorporando al sistema económico global. Con ingentes reservas de mano de obra barata, y cada vez más innovación (China ya produce más patentes que EE UU y más ingenieros que el todo occidente junto), van a generar una dislocación económica como el mundo no ha visto en siglos.

España no tiene mimbres para competir en este entorno tan competitivo. O se reforma o languidecerá. El país necesita un verdadero shock de modernidad; no sólo recortes sociales o cambios en los márgenes, sino auténticas reformas que dinamicen el país y desmantelen intereses creados. Hay que desmontar el mito de que las reformas son necesariamente sinónimo de sacrificio. Las verdaderas reformas estructurales rompen privilegios y benefician a la mayoría. La fiscalidad progresiva y la creación del estado del bienestar son buenos ejemplos. El equivalente en la España de hoy deben ser reformas que democraticen la innovación; que den acceso a los instrumentos que permiten innovar a una base mucho mayor de ciudadanos y empresas, y liberen así todo el potencial creativo del país.

Debemos para ello liberalizar la economía, rompiendo el corporativismo que la tiene atenazada, y que resulta en un mercantilismo plutocrático dominado por las grandes empresas, en connivencia con los poderes públicos y en detrimento de la mayoría de empresas y emprendedores. Debemos reformar la Administración, para acabar con el corporativismo conservador del alto funcionariato y su práctica monopolización de la vida política. Y debemos construir una sociedad civil pujante y más cívica, que vigile a sus líderes y alumbre una cultura fiscal más responsable que haga viables los servicios sociales que demandamos.

Pero nada de esto será posible si se arrastra a España a un ajuste demasiado rápido socialmente inviable con imposibles exigencias de austeridad. La única solución pasa por pedir a la UE un gran pacto por el que demos garantías de reforma y crecimiento cediendo aún más soberanía en política económica, a cambio de financiación del BCE y mayor flexibilidad en el ajuste fiscal, pues las reformas no generan crecimiento a corto plazo. Necesitamos espacio para el estímulo y para implementar políticas de crecimiento, empezando por una nueva política industrial.

Ante todo y sobre todo, debemos sustituir la cada vez más preocupante culpabilización de Europa por empatía y diálogo; entender las razones de nuestros socios, que las tienen, y explicar las nuestras, que también las tenemos; y superar la dinámica acusatoria y nacionalista que tan desastrosa ha sido para Europa en el pasado y que tan peligrosamente parecemos estar repitiendo.

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LA EDAD ESTA EN LA CABEZA: KIRK DOUGLAS Y SU FILOSOFIA

Así contestó Kirk Douglas a los 96 años, el cuestionario que conforma la excelente sección de la revista Esquire titulada. “LO QUE SÉ”

“Mis hijos no tuvieron las ventajas que tuve yo en mi infancia: cuando uno viene de la pobreza más abyecta, no hay otra dirección adonde ir que no sea hacia arriba”.

Sé que el amor es más hondo a medida que uno se hace más viejo.

Sé que todo el mundo tiene ego.

Sé que, por más que a los judíos nos enseñen a leer en hebreo, no entendemos un carajo de lo que estamos leyendo. Cuanto más estudio la Torá menos religioso me vuelvo, y más espiritual quizá. En el último Yom Kippur opté por la traducción al inglés y descubrí que Dios no necesita que le cantemos alabanzas sino que seamos mejores como personas.

Sé que cada hijo es diferente y que hay que darles poca soga, sugerir y aconsejarlos así como dejarlos cometer sus propios errores no sin antes recordarles de hacerse responsables de sus actos asumiendo las consecuencias derivadas de esto.

Sé que, el que no quiere y valora a sus padres, es un ser muy infeliz, y lo será toda su vida pobrecillo de el, no quisiera estar en su lugar. Como explicará a sus hijos que no quiere a sus padres. Ellos devolverán de la misma manera. Para pensar ¿no?

Sé que, el respeto y el amor a los padres jamás se debe perder por ninguna razón, a ellos les debemos todo, por más errores que hayan cometido, les debemos perdonar , no nos alcanza la vida para pagarles, estamos vivos por ellos, se entiende? Soy padre y tengo hijos.

Sé que, a veces, lo que te compromete te libera. Yo no quería ser actor de cine. Mi vida era el teatro y la primera vez que me llamaron de Hollywood rechacé el ofrecimiento. Pero entonces nació Michael y hacía falta más dinero, y me vine para acá.

Sé que todo buen aprendizaje termina sólo cuando estás muerto.

Sé que, si un hombre me diera a entender que nunca cometió un pecado en su vida, no me interesaría en lo más mínimo hablar con él.

Sé que, el que odia a una persona por algún motivo, (no importa cual), sólo es porque no sabe perdonar y se genera más odio interno a sí mismo. Penoso y lamentable.

Sé que los musulmanes siguen a Mahoma; los cristianos a Jesús, y los judíos, a Moisés, pero es el mismo Dios, en mi opinión.

Sé que hacer películas es una forma un poco cara de narcisismo.

Sé que los hijos necesitan la misma cercanía física con el padre como con la madre.

Sé que Atrapado sin Salida, fue una gran decepción en mi vida. Compré los derechos para cine, pero nadie quería hacer una película con eso. Entonces pagué para hacerlo en Broadway, pero tampoco. Había una línea en especial en el libro que me parecía inigualable: cuando McMurphy trata de arrancar el lavatorio de la pared delante de los demás internos y no puede. Y todos lo están mirando y él gira hacia ellos y les grita: ‘¡Por lo menos traté!’. Hay días en que pienso que ése debería ser mi epitafio.

Sé que por algo es que la política se ha vuelto una mala palabra.

Sé que hay cosas en la vida que uno nunca logra hacer como Dios manda. Amar, por ejemplo.

He sobrevivido a la caída de un helicóptero, con cirugía vertebral incluida, a un infarto que casi me lleva al suicidio, tengo un marcapasos y problemas en el habla. ¿Y qué? Siempre me digo: la edad está en la cabeza. Es el único antídoto que permite seguir funcionando.

Sé que millones de personas murieron por motivos de poder y económicos: algo anda mal ahí, ¿no?

Sé que esto puede pasar: uno se muere, lo llevan frente a Dios sentado en el trono, uno pregunta si esto es el cielo y Dios responde: "¿El cielo? De ahí acabas de venir, el infierno tú lo elegiste".

Sé que la única gente que puede destruir Israel son los judíos, porque su obstinación alimenta la división. Como decía aquel chiste en que se encuentran el presidente de los Estados Unidos y el de Israel y éste le dice: ‘Sé que ha de ser difícil ser presidente de 250 millones de personas, pero ¿sabe lo que es ser presidente de cinco millones de presidentes?’

Todo el mundo se la pasa hablando de los viejos tiempos: que las películas eran mejores, que los actores eran superiores, que la gente era más solidaria. Lo único que yo sé de los viejos tiempos es que ya pasaron y no los aproveché.

Sé que pensar un poco en los demás es una manera de distraerse de uno mismo.

Creo que recién ahora empiezo a saber quién soy. Como si mis virtudes y mis defectos hubiesen estado hirviendo en una olla todos estos años y con el hervor se hubieran ido evaporando y convirtiéndose en humo, y lo que queda en el fondo de la olla es mi esencia, y se parece inquietantemente a aquello con lo que empecé al principio. Eso es lo que sé.

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EL RECLAMO DE LOS NIÑOS INCOMODOS

UNA CRITICA DE MÉXICO HECHA POR NIÑOS PERO QUE SE ASEMEJA A LOS PROBLEMAS ACTUALES EN LATINOAMERICA

http://www.youtube.com/watch?v=mnH7LxqEH84

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La libertad de los campesinos y de los obreros les pertenece y no puede ni debe sufrir restricción alguna. Corresponde a los propios campesinos y obreros actuar, organizarse, entenderse en todos los dominios de la vida, siguiendo sus ideas y deseos. (Ejercito Negro Makhnovista, Ucrania, 1923).

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