Por: Laurie Barclay, MD [Traduccion EA de Moya, MA, MPH]
6 de julio, 2006 — El Comité Asesor sobre Prácticas de Inmunización (ACIP, por sus siglas en inglés) de los Estados Unidos actualizó sus guías para el tratamiento antiviral y la vacunación para la influenza para la temporada de 2006, y las publicó en la edición del 28 de junio del Morbidity and Mortality Weekly Report.
"En los Estados Unidos, las epidemias de influenza ocurren típicamente durantes los meses de invierno y han estado asociadas con un promedio de aproximadamente 36,000 muertes anuales en la nación durante 1990-1999," escribe Nicole M. Smith, PhD, y colegas del ACIP. "Las tasas de infección son mayores entre los niños, pero las mayores tasas serias de morbilidad y mortalidad están entre la personas mayores de 65 años, los niños menores de 2 años, y las personas de cualquier edad que padezcan de condiciones que las ponen en riesgo aumentado de complicaciones de la influenza. La vacunación contra la influenza es el método primario de prevención de la influenza y sus severas complicaciones."
Las nuevas guías actualizan las recomendaciones de 2005 del ACIP relativas al uso de la vacuna de la influenza y de los agentes antivirales. Basadas en información nueva y actualizada, las recomendaciones de 2006 contienen algunos cambios, incluyendo:
- Los niños de 24 a 59 meses, sus contactos hogareños y los cuidadores externos deben ser vacunados contra la influenza.
- Los niños entre las edades de 6 meses y 9 años que no hayan sido vacunados anteriormente deben recibir 2 dosis de la vacuna de influenza.
- Los prestadores de servicios de salud, quienes están planificando campañas organizadas, y las agencies estatales y locales de salud pública deben desarrollar planes para expandir la extensión y la infraestructura para vacunar más personas que durante 2005, y deben desarrollar planes de contingencia para la sincronización y priorización de la administración de la vacuna de influenza, si el abastecimiento de la vacuna resulta demorado y/o reducido.
- Los prestadores de servicios de salud deben ofrecer la vacuna de la influenza de manera rutinaria a sus pacientes a lo largo de la temporada de influenza.
Las cepas virales de la vacuna trivalente de la influenza 2006-2007 deben ser usadas: antigenos tipo A/Nueva Caledonia/20/1999 (H1N1), tipo A/Wisconsin/67/2005 (H3N2), y tipo B/Malasia/2506/2004. Para el antígeno A/Wisconsin/67/2005 (H3N2), los fabricantes pueden usar el virus antigénicamente equivalente A/Hiroshima/52/2005, y para el antígeno tipo B/Malasia/2506/2004, los fabricantes pueden usar el virus antigénicamente equivalente B/Ohio/1/2005.
La vacunación anual para la influenza se recomienda ahora para personas de alto riesgo de complicaciones relacionadas con la influenza y con enfermedad severa, incluyendo niños de 6 a 59 meses, mujeres embarazadas, personas mayores de 50 años, personas de cualquier edad con ciertas condiciones médicas crónicas; y aquellas que viven con o atienden a personas con alto riesgo, incluyendo los contactos en el hogar con interacción frecuente con personas en alto riesgo y quienes pueden transmitir la influenza a otras personas en alto riesgo, y a prestadores de servicios de salud.
La vacunación con la vacuna atenuada de la influenza es recomendada para los siguientes grupos en riesgo aumentado para complicaciones severas de la influenza:
- Niños de 6 a 23 meses;
- Niños y adolescentes, de 6 meses a 18 años, que estén recibiendo terapia de aspirina a largo plazo y podrían, por tanto, estar en riesgo del síndrome de Reye después de la infección por el virus de la influenza;
- Las mujeres que estarán embarazadas durante la temporada de influenza;
- Adultos y niños con trastornos pulmonares o cardiovasculares crónicos, incluyendo asma pero no hipertensión;
- Adultos y niños que han requerido seguimiento médico regular u hospitalización durante el año anterior debido a enfermedades metabólicas crónicas, incluyendo diabetes mellitus, disfunción renal, hemoglobinopatías, o inmunodeficiencia (incluyendo inmunodeficiencia causada por medicamentos o por VIH);
- Adultos y niños con cualquier condición que pueda comprometer su función respiratoria o el manejo de la secreciones respiratorias o que puedan aumentar el riesgo de aspiración, incluyendo la disfunción cognitiva, las lesiones a la espina dorsal, trastornos convulsivos, u otros trastornos neuromusculares;
- Los residentes de los asilos de ancianos y facilidades de atención de enfermedades crónicas para personas de cualquier edad que tienen condiciones médicas crónicas; y
- Personas de más de 65 años de edad.
Estos agentes son tanto inhibidores de la neuraminidasa con demostrada actividad contra los virus de la influenza A y B. El oseltamivir está aprobado para el tratamiento de personas mayores de un año de edad, y zanamivir está aprobado para personas mayores de 7 años. Para la quimo profilaxis de la influenza, oseltamivir tiene licencia para ser usado con personas mayores de 1 año, y zanamivir para ser usado con personas mayores de 5 años. Existen tablas que recomiendan las dosis adecuadas para estos medicamentos.
Debido al riesgo de serios eventos respiratorios adversos y a que su eficacia no ha sido demostrada en pacientes con una enfermedad de las vías respiratorias, zanamivir no es recomendado para el tratamiento de esta población. Los efectos adversos del oseltamivir pueden incluir náusea y vómito, que pueden ser menos severos si se ingiere el medicamento con comida.
La resistencia viral con las adamantanas puede surgir rápidamente durante el tratamiento porque un simple punto de mutación puede dar como resultado una resistencia cruzada tanto con la amantadina como con la rimantadina. Durante el tratamiento con cualquiera de estos agentes, virus resistentes a medicamentos pueden surgir en aproximadamente una tercera parte de los pacientes. En contraste, el desarrollo de resistencia viral resistencia al zanamivir y al oseltamivir durante el tratamiento ha sido identificado pero no parece ser frecuente.
Las pruebas diagnósticas disponibles para la influenza incluyen el cultivo del virus, la serología, la prueba antigénica rápida, la reacción en cadena de la polimerasa, y los ensayos de inmunofluorescencia. La sensibilidad y especificidad de estas pruebas puede variar en base al laboratorio que realice la prueba, el tipo de prueba usado, el tipo de espécimen tamizado, y la sincronización de la obtención del espécimen. Los especimenes nasofaríngeos típicamente son más efectivos que los especimenes de hisopos de la garganta para aislamiento del virus o para detección rápida. Al igual que con otras pruebas diagnósticas, los hallazgos deben ser evaluados en el contexto de otra información clínica y epidemiológica disponible.
Morbid Mortal Wkly Rep. 2006;55:1-41
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