El punto de partida del tóxico fue cerca del delta del río Yangtze, en un lugar que la gente llama "país químico", según el diario New York Times.
Video
http://video.on.nytimes.com/index.jsp?fr_story=6ba3319aace52dd3d42148b943a1ac2b48d0dc03
Tracing the Path of the Poisoned
http://www.nytimes.com/ref/world/20070506_POISON_GRAPHIC.html
Elizabeth González A.
PANAMA AMERICA
EN MAYO del año pasado, en el Lejano Oriente, el primer ministro chino, Wen Jiabao, ordenaba una investigación por muertes a raíz del dietilenglicol.
"El mercado farmacéutico es un desorden", admitía, mientras que en Panamá, para esa misma fecha, paradójicamente se manufacturaban jarabes antigripales y contra la tos. Había llegado la temporada lluviosa.
Para entonces, en China, y mucho menos en Panamá, nadie se imaginaba que alguien con cualquier oficio, menos de químico, podría atreverse a entrar al negocio de los medicamentos.
Pero así fue, y lo peor es que no es el único.
Para dar un pantallazo del problema, en su publicación The New York Times presenta la historia de Wang Guiping, un sastre de 41 años, responsable de la intoxicación en China, en abril del año pasado.
Con estudios hasta el noveno grado y sólo apoyado en un libro de química, entró al negocio de los medicamentos. Había descubierto que la falsificación era una manera simple para ganar más.
El diario se remite al delta del Yangtze, al este de China, donde por muchos años Wang se dedicó a sastre.
"Él no sabía lo que estaba haciendo", dijo el hermano mayor de Wang, en una entrevista para The New York Times.
"El no entiende los químicos", replicó.
Lo que sí sabía era que podía ganar más dinero sustituyendo la glicerina farmacéutica por una más barata e industrial, no aprobada para el consumo humano.
Según el diario, consta en registros que para engañar a las compañías farmacéuticas compradoras, Wang falsificó sus licencias y reportes de análisis de laboratorios.
"Él creía que no provocaría daño con la sustitución, porque inicialmente probó una pequeña cantidad". Así lo cuenta el diario, advirtiendo que esto es lo que dijo el ex sastre a los investigadores.
Si bien Wang está enfermo, también está detenido. Su hazaña provocó la muerte de 18 personas.
Como si fuera poco, tampoco tiene dinero, porque era amante de los juegos.
IMPUNIDAD A LA VISTA
En China, a The New York Times se le informó que "una autoridad sobre medicamentos dijo que la investigación subsecuentemente fue pasada a una agencia que comprueba y certifica productos comerciales". Se refería a la Administración General de Supervisión de Calidad, Inspección y Cuarentena.
Pero resulta que la agencia no sabía de alguna investigación que involucraba a una fábrica de glicerina.
Además, Wan Qigang, representante legal de la Taixing Glycerine Factory, le dijo al diario a fines del año pasado que las autoridades no lo habían cuestionado sobre el caso de Panamá.
También aseguró que sólo fabrican glicerina industrial.
"Le puedo decir con seguridad que nosotros no tenemos conexión con Panamá o España," dijo Wan.
Pero según el diario, hasta hace poco, la compañía ha anunciado en internet glicerina con 99.5% de pureza.
Esa fue la última entrevista porque a Wan se le recomendó no hablar más.
HALLAZGOS
- Antes de llegar a Panamá, la falsa glicerina pasó por tres compañías, en tres continentes. Ninguna la verificó.
- Un documento falso emitido por la empresa china Taixing certificó la pureza del embarque.
- Este fue repetidamente alterado y se eliminó el nombre del fabricante y previos dueños.
- Como resultado, se compró la falsa glicerina sin saber de dónde venía o quién la fabricó.
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