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Por: Eduardo Galeano
Eduardo Galeano se dirige al público en un encuentro reciente
Mensaje a la Cumbre de la Madre Tierra.
Por: Eduardo Galeano
Lamentablemente, no podré estar con ustedes. Se me atravesó un palo en la rueda, que me impide viajar. Pero quiero acompañar de alguna manera esta reunión de ustedes, esta reunión de los míos, ya que no tengo más remedio que hacer lo poquito que puedo y no lo muchito que quiero. Y por estar sin estar estando, al menos les envío estas palabras.
Quiero decirles que ojalá se pueda hacer todo lo posible, y lo imposible también, para que la Cumbre de la Madre Tierra sea la primera etapa hacia la expresión colectiva de los pueblos que no dirigen la política mundial, pero la padecen.
Ojalá seamos capaces de llevar adelante estas dos iniciativas del compañero Evo, el Tribunal de la Justicia Climática y el Referéndum Mundial contra un sistema de poder fundado en la guerra y el derroche, que desprecia la vida humana y pone bandera de remate a nuestros bienes terrenales.
Ojalá seamos capaces de hablar poco y hacer mucho. Graves daños nos ha hecho, y nos sigue haciendo, la inflación palabrería, que en América latina es más nociva que la inflación monetaria. Y también, y sobre todo, estamos hartos de la hipocresía de los países ricos, que nos están dejando sin planeta mientras pronuncian pomposos discursos para disimular el secuestro.
Hay quienes dicen que la hipocresía es el impuesto que el vicio paga a la virtud. Otros dicen que la hipocresía es la única prueba de la existencia del infinito. Y el discurserío de la llamada “comunidad internacional”, ese club de banqueros y guerreros, prueba que las dos definiciones son correctas.
Hay quienes dicen que la hipocresía es el impuesto que el vicio paga a la virtud. Otros dicen que la hipocresía es la única prueba de la existencia del infinito. Y el discurserío de la llamada “comunidad internacional”, ese club de banqueros y guerreros, prueba que las dos definiciones son correctas.
Yo quiero celebrar, en cambio, la fuerza de verdad que irradian las palabras y los silencios que nacen de la comunión humana con la naturaleza. Y no es por casualidad que esta Cumbre de la Madre Tierra se realiza en Bolivia, esta nación de naciones que se está redescubriendo a sí misma al cabo de dos siglos de vida mentida.
Bolivia acaba de celebrar los diez años de la victoria popular en la guerra del agua, cuando el pueblo de Cochabamba fue capaz de derrotar a una todopoderosa empresa de California, dueña del agua por obra y gracia de un gobierno que decía ser boliviano y era muy generoso con lo ajeno.
Esa guerra del agua fue una de las batallas que esta tierra sigue librando en defensa de sus recursos naturales, o sea: en defensa de su identidad con la naturaleza.
Hay voces del pasado que hablan al futuro.
Bolivia es una de las naciones americanas donde las culturas indígenas han sabido sobrevivir, y esas voces resuenan ahora con más fuerza que nunca, a pesar del largo tiempo de la persecución y del desprecio.
El mundo entero, aturdido como está, deambulando como ciego en tiroteo, tendría que escuchar esas voces. Ellas nos enseñan que nosotros, los humanitos, somos parte de la naturaleza, parientes de todos los que tienen piernas, patas, alas o raíces. La conquista europea condenó por idolatría a los indígenas que vivían esa comunión, y por creer en ella fueron azotados, degollados o quemados vivos.
Desde aquellos tiempos del Renacimiento europeo, la naturaleza se convirtió en mercancía o en obstáculo al progreso humano. Y hasta hoy, ese divorcio entre nosotros y ella ha persistido, a tal punto que todavía hay gente de buena voluntad que se conmueve por la pobre naturaleza, tan maltratada, tan lastimada, pero viéndola desde afuera.
Las culturas indígenas la ven desde adentro. Viéndola, me veo. Lo que contra ella hago, está hecho contra mí. En ella me encuentro, mis piernas son también el camino que las anda.
Celebremos, pues, esta Cumbre de la Madre Tierra. Y ojalá los sordos escuchen: los derechos humanos y los derechos de la naturaleza son dos nombres de la misma dignidad.
Celebremos, pues, esta Cumbre de la Madre Tierra. Y ojalá los sordos escuchen: los derechos humanos y los derechos de la naturaleza son dos nombres de la misma dignidad.
Vuelan abrazos, desde Montevideo.
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Ética Verde, Ciudadanía Ecológica
Derechos de la Naturaleza: globales pero también locales
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Ética Verde, Ciudadanía Ecológica
Derechos de la Naturaleza: globales pero también locales
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Cacikes indigenas congregados en la Cumbre de Cochabamba, Bolivia
Por: Eduardo Gudynas
ALAI AMLATINA, 18/04/2010.- Es necesario un cambio radical en la forma de valorar el ambiente que nos rodea y a los recursos naturales que alberga la Naturaleza. La persistente crisis ecológica no es sólo el resultado de fallas técnicas o incapacidades en el monitoreo ambiental, sino que sus raíces profundas se encuentran en valorar a todo lo que nos rodea según su utilidad o rentabilidad.
Por lo tanto, la discusión sobre los derechos de la Naturaleza, tal como se propone en el encuentro de Cochabamba (Bolivia), es un paso adelante hacia una postura ética que reconoce los valores propios en el ambiente, independientes de su beneficio o utilidad para las personas. Si bien esto puede parecer muy sencillo, en realidad implica un cambio radical en cómo se asignan los valores, con implicaciones que van desde la economía a las prácticas políticas.
Por lo tanto, la discusión sobre los derechos de la Naturaleza, tal como se propone en el encuentro de Cochabamba (Bolivia), es un paso adelante hacia una postura ética que reconoce los valores propios en el ambiente, independientes de su beneficio o utilidad para las personas. Si bien esto puede parecer muy sencillo, en realidad implica un cambio radical en cómo se asignan los valores, con implicaciones que van desde la economía a las prácticas políticas.
Los derechos de la Naturaleza se expresan en múltiples escalas. Es tanto un asunto global, tal como se observa en el énfasis del encuentro de Cochabamba sobre cambio climático, pero también tiene implicancias y urgencias a nivel continental, nacional y local.
Sin embargo, en los últimos tiempos, la insistencia en los cambios del clima planetario ha servido de excusa para dejar de lado esas otras escalas. No recibe toda la atención que merecen los evidentes problemas ambientales a escala continental. Entre ellos, en América del Sur, el avance de la deforestación en las zonas andino amazónicas está cambiando la dinámica climática regional, y parecería que es uno de los factores que explican los cambios en el régimen de lluvias en la vertiente atlántica del Cono Sur.
Tampoco deben olvidarse los problemas ambientales a escala nacional y local. No es posible desatender serios impactos como la deforestación, el incremento vertiginoso en el uso de agrotóxicos o las serias limitaciones en manejar los residuos urbanos.
De esta manera, cada escala está estrechamente enlazada con las otras, y en todas ellas está presente la problemática de la ética ambiental. El utilitarismo que está detrás de la deforestación o la expansión de los monocultivos, tienen clarísimos efectos locales, pero también son las principales fuentes de emisión de gases con efecto invernadero desde América del Sur. Por lo tanto, si en Cochabamba se va a discutir el cambio climático global en serio, el debate también debe abarcar a nuestros propios países, nuestra propia Madre Tierra. La ética ambiental global va de la mano con una local, y se deben discutir asuntos como el manejo de los suelos, la pérdida de bosques o el papel de las agroexportaciones. Una nueva mirada a los derechos del ambiente planetario no puede generarse desde una ceguera ecológica local.
A ese nivel, los grupos ciudadanos siguen siendo los mejores y más atentos vigilantes de la situación en el ambiente que les rodea. Ellos detectan las contradicciones ecológicas, y permiten crear los necesarios puentes entre las escalas local y nacional, con la planetaria. Un ejemplo de esos vínculos está en la insistencia del Consejo de Ayllus y Markas del Qullasuyu (CONAMAQ) de Bolivia, quienes junto a otras organizaciones ciudadanas, buscan debatir en Cochabamba asuntos como los impactos de la minería, las prospecciones petroleras o los planes de construir represas hidroeléctricas en la Amazonia. En esos y otros casos está en juego la construcción de los derechos de la Naturaleza.
Abandonar la vieja ética de la apropiación y el uso, para incorporar una mirada ambiental, no es fácil para muchas corrientes políticas y allí se generan muchas resistencias. Eso explica que sea más sencillo enarbolar un discurso ambiental a escala global, pero no se logra aplicar ese espíritu a escala nacional y local. La insistencia de la sociedad civil, como los planteos de organizaciones indígenas como CONAMAQ de Bolivia o CONAIE de Ecuador, obliga a reconectar la problemática ambiental local con la global.
Pero las resistencias son tales, que el presidente Evo Morales frente a esas demandas optaba por advertir sobre la “utilización” de los indígenas a manos del capitalismo global, hasta que finalmente su gobierno decidió excluir los temas nacionales de los debates en Cochabamba. Afirmar que ese tipo de organizaciones y otros grupos ciudadanos estén al favor de un capitalismo depredador o sean partícipes de algún tipo de complot internacional, es insostenible. La propia historia de lucha de esas organizaciones deja en claro que sus objetivos son otros.
Aún más, en esta fase del cambio político bajo gobiernos progresistas, está claro que las demandas ambientales deben ser respondidas con argumentos y medidas efectivas, y no simplemente con slogans mientras persiste la destrucción del ambiente. El resultado es contraproducente, ya que como no aparecen argumentos convincentes para mantener las estrategias extractivistas del pasado ni fructifican otros ensayos más allá de ellas, parecería que se termina dándole la razón a los sectores conservadores que insisten en decir que la izquierda gobernante realmente carece de una propuesta de desarrollo diferente a la de generar múltiples programas de asistencia y bonos sociales.
También parecería que es más sencillo cuestionar los impactos ambientales de las políticas mineras o petroleras en el Perú de Alan García o bajo el gobierno de Álvaro Uribe en Colombia, pero se hace más difícil debatirlas en el caso de Evo Morales, Lula da Silva en Brasil o Rafael Correa en Ecuador. No faltan quienes sostienen que a los ambientalistas nada les conforma, criticando a todos, y no reconocer los cambios sustanciales generados desde el progresismo.
Muchos de esos cambios políticos son reales, y no son pocos los que se lograron con el concurso efectivo del ambientalismo como parte de los movimientos sociales volcados al cambio. Pero la advertencia ecológica, y en especial las implicancias de reconocer los derechos de la Naturaleza, van más allá de los programas de gobierno, ya que son más profundas en tanto apuntan a un estilo de desarrollo que defiende valoraciones antropocéntricas y utilitaristas.
La ética de la Naturaleza ataca las raíces del imaginario del progreso material, y esa crítica verde desata muchas resistencias. En ese punto es oportuno apelar a parafrasear un conocido manifiesto, señalando que el fantasma de la crisis ecológica recorre el mundo, donde la radicalidad de los derechos de la Naturaleza es de tal envergadura que los creyentes en los viejos estilos de desarrollo se están uniendo para acosarlo, sean presidentes de la antigua política o líderes de nuevos gobiernos. Hay muchos ejemplos donde unos y otros atacan al ambientalismo, calificándolo unas veces de ser demasiado radical, otras veces de ser conservador, allí lo tildan de utópico, aquí lo denuncian como una barrera al progreso.
Esto deja en claro que la discusión sobre los derechos de la Naturaleza implica desafíos mucho más profundos de lo que usualmente se acepta, involucrando una redefinición de la justicia social para ampliarla al campo ambiental, apuntando a un desarrollo post-extractivista bajo nuevas prácticas políticas.
En este debate no se pueden acallar las voces de las organizaciones ciudadanas.
Específicamente en el caso del encuentro en Cochabamba, cualquier discusión real sobre los derechos de la Naturaleza no sólo debe profundizar su enfoque planetario, sino que también debe nutrirse de las alertas locales, ya que desde ellas también se genera una nueva ciudadanía ecológica. Esos y otros debates desatarán incomodidades, y no hay que temerles, ya que el alumbramiento de una nueva ética pasa por romper con viejas ideologías que están profundamente arraigadas en todos nosotros.
Los derechos de la Naturaleza implican un cambio radical sobre los estilos de desarrollo, tanto en sus escalas globales como locales. Ignorar una de esas escalas hace imposible no sólo abordar a las otras, sino que imposibilita una verdadera transformación de nuestra relación con la Naturaleza.
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Eduardo Gudynas es analista de información en CLAES (Centro Latino Americano de Ecología Social) – www.ambiental.net
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Pedimos una reforma de la Iglesia católica
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Pedimos una reforma de la Iglesia católica
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Acecha. ¿Llegará el otrora sonriente Papa Benedicto XVI a verse obligado a abdicar del Divino Trono de San Pedro?
GRANADA, Comunidades Cristianas Populares apoyan al teólogo Hans Küng
Granada, España, 20 de abril de 2010.
Las cristianas y cristianos católicos, como el resto de la sociedad, estamos presenciando en estos últimos tiempos el espectáculo lamentable que está dando la Iglesia de Roma, representada por el Papa y la jerarquía eclesiástica.
Quizá mucha gente no sepa que hay una iglesia de base, personas y colectivos que no estamos en los órganos de dirección, pero que formamos parte de la Iglesia, tratando de seguir el mensaje de Jesús, transmitido por los evangelios y por tantos buenos creyentes a lo largo la historia.
Como parte de esta iglesia de base, las Comunidades Cristianas Populares de Granada queremos hacer público nuestro empeño por otra Iglesia más evangélica y más fiel a la forma de actuar de Jesús de Nazaret, y más abierta a los problemas de nuestro tiempo.
Consideramos que es escandaloso el asunto del abuso a menores por parte de clérigos católicos y que no se está tratando debidamente. Nos parece indecente que se dé más cobijo a los culpables que a las víctimas. Rechazamos esas normas que imponían el encubrimiento del delito y de los delincuentes. Por ello, pedimos al Papa y a los obispos que denuncien a los pederastas, para que se haga justicia y se dé reparación a las víctimas, además de pedir perdón públicamente por todos estos escándalos.
Exigimos a la Curia Romana y al Episcopado católico que dejen de hacer declaraciones intentando minimizar el problema o librarse de responsabilidades. La sociedad en estos tiempos es más madura de lo que ellos se imaginan y los cristianos de base somos ya adultos. Así que harían mejor apeándose de las verdades ex cáthedra y uniéndose a las organizaciones laicas y de otras religiones con la finalidad de buscar solución a los grandes problemas de la humanidad.
Nos duele que la Iglesia católica oficial haya arrinconado las esperanzas que nos abrió el Concilio Vaticano II, y que lleve tantos años persiguiendo a los movimientos de base y a prestigiosos teólogos. Como en el reciente caso de José Antonio Pagola, cuyo libro Jesús, aproximación histórica ha sido retirado de las librerías, al estilo inquisitorial.
Da la impresión que ni al Papa ni a los obispos les importa el presente y el futuro de la Iglesia: Los templos están vacíos, la juventud se ha alejado, hay quienes se marchan a otras religiones, el clero es escaso y envejecido, la mujer sigue excluida del sacerdocio y de los órganos de decisión. Y los pronunciamientos de la jerarquía parecen más propios de una secta fundamentalista que de una gran Iglesia.
Esta situación resulta insostenible y reclama reformas profundas y urgentes en la Iglesia. En este sentido, manifestamos nuestra completa adhesión a la reciente “Carta abierta a los obispos católicos de todo el mundo”, escrita por el teólogo Hans Küng.
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El Museo del Hombre Dominicano comienza a ponerse las pilas
Curso Breve en Osteología e Identificación del Esqueleto ( Lunes 10-Jueves 13 de mayo, 2010)
.El Museo del Hombre Dominicano comienza a ponerse las pilas
Curso Breve en Osteología e Identificación del Esqueleto ( Lunes 10-Jueves 13 de mayo, 2010)
La famosa cantante inglesa Lady Gaga nos presta su imagen para promocionar el curso
El curso de Osteología e Identificación del Esqueleto ha sido desarrollado para proporcionar al estudiante las herramientas básicas para la identificación de los datos bio-vitales del esqueleto humano. Debido a que la temática requiere como fundamento básico la adquisición del conocimiento de la anatomía del esqueleto humano, el curso estará organizado en cuatro sesiones de cuatro horas cada una, y cada sesión estará dividida en una parte teórica y una práctica.
Cada sesión tomará en cuenta, allá donde la disponibilidad del material lo permita, la diferenciación entre hueso infantil, juvenil y adulto, analizados en el contexto del proceso ontogénico idiosincrático y dimórfico.
Los participantes tendrán la oportunidad de aplicar directamente en muestras óseas la formación teórica recibida durante cada sesión.
Calendario temático del curso
El cráneo: morfología y reconocimiento (teórico/práctico). Determinación de sexo y estimación de edad. (1 día – 4 horas – Lunes 10 de Mayo 4-8 pm)
El tronco y los apéndices superiores (teórico/práctico). (1 día – 4 horas – Martes 11 de Mayo 4-8 pm)
Los apéndices inferiores: morfología y reconocimiento (teórico/práctico). (1 día – 4 horas – Miércoles 12 de Mayo 4-8 pm)
La cadera: morfología y reconocimiento (teórico/práctico). Determinación de sexo y estimación de la edad.(1 día – 4 horas – Jueves 13 de Mayo 4-8 pm)
El curso será impartido por los doctores Andrea Cucina y Vera Tiesler, de la Facultad de Ciencias Antropológicas, Universidad Autónoma de Yucatán, México, en el Museo del Hombre Dominicano, contando con el respaldo de la Universidad Autónoma de Santo Domingo.
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¿Pues cómo habría de servir para educar a alguien aquel en quien alienta de un modo innato una tendencia natural e incorregible hacia el abismo? (Thomas Mann, Muerte en Venecia).
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