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Manifestantes en Bahrein, casi asfixiados por los gases lacrimogenos
Por: Robert Fisk, La Jornada, 17 02 11, Artículo original: © The Independent, traducción: Jorge AnayaFuente: http://www.jornada.unam.mx/2011/02/16/index.php?section=opinion&article=034a1mun
Luego de tres semanas de observar a la más poblada de las naciones árabes arrojar del poder a un anciano ridículo, caigo en cuenta de un hecho extraño. Hemos estado informando al mundo que la infección de la revolución de Túnez se propagó a Egipto, y que en Yemen, Bahrein y Argelia han surgido protestas democráticas casi idénticas, pero hemos pasado por alto la contaminación más destacada de todas: que la policía de seguridad del Estado, puntal del poder de los autócratas árabes, recurre en Saná, Bahrein y Argel a las mismas tácticas desesperadas de salvajismo que los dictadores de Túnez y Egipto intentaron en vano contra sus ciudadanos en pie de lucha.
Así como los millones de manifestantes no violentos en El Cairo aprendieron de Al Jazeera y de sus pares en Túnez –hasta en esos mensajes de correo electrónico en que los tunecinos aconsejaban a los egipcios partir limones a la mitad y comerlos para evitar los efectos del gas lacrimógeno –, así también los esbirros de seguridad del Estado en Egipto, que presumiblemente veían los mismos programas, ejercieron precisamente la misma brutalidad que sus colegas en Túnez. Increíble, si se pone uno a pensar en ello.
Los policías de El Cairo vieron a los tunecinos apalear a los opositores hasta dejarlos como masas sanguinolentas y –pasando del todo por alto que eso precipitó la caída de Ben Alí– copiaron fielmente la táctica.
Habiendo tenido el placer de estar junto a estos guerreros del Estado en las calles de El Cairo, puedo atestiguar sus tácticas por experiencia personal. Primero, la policía uniformada confrontó a los manifestantes. Luego abrió filas para permitir que los baltagi –ex policías, drogadictos y ex presidiarios– corrieran al frente y golpearan a los manifestantes con palos, cachiporras y barretas de hierro. Luego los criminales se replegaron hacia las filas de la policía mientras los uniformados bañaban a los manifestantes con miles de latas de gas lacrimógeno (de nuevo, hechas en Estados Unidos). Al final, según observé con considerable satisfacción, los manifestantes sencillamente avasallaron a los hombres del Estado y sus mafiosos.
Pero, ¿qué ocurre cuando sintonizo Al Jazeera para ver hacia dónde debemos viajar ahora? En las calles de Yemen hay policías de seguridad del Estado cargando con cachiporras a las multitudes de manifestantes en Saná y luego abriendo filas para permitir que esbirros sin uniforme ataquen con garrotes, cachiporras, barras de hierro y pistolas. Y en el momento en que estos criminales se repliegan, la policía yemení baña de gas lacrimógeno a las multitudes. Luego las imágenes son de Bahrein, donde –no necesito decirlo, ¿o sí?– los policías aporrean a hombres y mujeres y arrojan miles de cargas de gas lacrimógeno con tal promiscuidad que los propios uniformados acaban vomitando en el pavimento. Extraño, ¿no?
Pero no, sospecho que no. Durante años, los servicios secretos de estos países han imitado a sus iguales por una sencilla razón: porque sus capos de inteligencia han estado pasándose tips durante años. También para torturar. Los egipcios aprendieron a usar electricidad con mucha mayor fuerza en sus prisiones del desierto luego de una amistosa visita de los muchachos de la estación de policía de Chateauneuf, en Argel (que se especializan en bombear agua en el cuerpo de los hombres hasta literalmente hacerlos estallar en pedazos). Cuando estuve en Argel, el pasado diciembre, el jefe de seguridad del Estado tunecino llegó en visita fraternal. Fue como cuando los argelinos visitaron Siria en 1994 para averiguar cómo Hafez Assad enfrentó el levantamiento musulmán de 1982 en Hama. Simple: masacrar a la gente, volar la ciudad, dejar a la intemperie los cuerpos de culpables e inocentes por igual para que los sobrevivientes los vieran. Y eso mismo hizo le pouvoir después tanto con los desalmados islamitas armados como con su propio pueblo.
Fue algo infernal, esa universidad abierta de la tortura, una constante ronda de conferencias y recuentos de primera mano de interrogatorios hechos por sádicos del mundo árabe, con el constante apoyo del Pentágono y sus escandalosos manuales de cooperación estratégica, para no mencionar el entusiasmo de Israel.
Pero había una falla vital en esas lecciones. Si alguna vez –sólo una vez– la gente perdiera el miedo y se levantara para aplastar a sus opresores, el mismo sistema de dolor y horror se volvería su enemigo, y su ferocidad sería precisamente la razón de su derrumbe. Eso es lo que ocurrió en Túnez. Y en Egipto.
Es una lección instructiva. Bahrein, Argelia y Yemen aplican políticas de brutalidad idénticas a las que les fallaron a Ben Alí y Mubarak. No es ése el único extraño paralelismo entre el derrocamiento de los dos titanes. Mubarak en verdad creía la noche del jueves que el pueblo sufriría otros cinco meses de su dictadura. Ben Alí al parecer creía lo mismo.
Lo que esto demuestra es que los dictadores de Medio Oriente son infinitamente más estúpidos, desalmados, vanidosos, arrogantes y ridículos de lo que sus propios pueblos creían. Gengis Kan y lord Blair de Isfaján fundidos en uno.
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Los alumnos de universidades de Texas podrían ir armados a los campus
El gobernador se manifiesta a favor de esta iniciativa, respaldada por más de la mitad de los miembros de la Cámara de Representantes
El gobernador de Texas, Rick Perry, en un rapto de demencia criminal
Ideal, 22 02 11, EFE, WASHINGTON
Los alumnos de las universidades de Texas podrían acudir al campus armados si llegara a prosperar una propuesta de ley presentada ante la cámara legislativa de dicho estado de Estados Unidos, informan medios de ese país. El gobernador de Texas, el republicano Rick Perry, se ha manifestado a favor de esta iniciativa respaldada por más de la mitad de los miembros de la Cámara de Representantes, que de aprobarse permitiría a los alumnos llevar armas de mano.
Los partidarios de la singular medida argumentan que casos como la masacre en las universidades de Virginia Tech, en 2007, y en Illinois, en 2008, demuestran que la mejor defensa contra alguien que use un arma es que se pueda disparar contra él.
Argumentos a favor y en contra
"Es estrictamente una cuestión de legítima defensa", ha señalado el senador Jeff Wentworth, republicano por San Antonio a la cadena de televisión Fox. "Yo no quiero que se repita en el Campus de la Universidad de Texas lo que pasó en Virginia Tech, donde un loco suicida entra en un edificio y puede escoger entre los niños totalmente indefensos como patos sentados", ha agregado. Pero William Powers el presidente de la Universidad de Texas, donde estudian 50.000 jóvenes, se ha opuesto a esta medida argumentando que la mezcla de armas, campus y fiestas es muy volátil.
Solo otro estado, el de Utah, ha aprobado una ley similar mientras que otros 23 han rechazado propuestas parecidas desde la masacre de 2007, cuando, en la mañana del 16 de abril, el estudiante Seung-Hui Cho, armado con una pistola automática Glock y otra Walther P22, asesinó a 33 personas y dejó 23 heridos.
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La dimensión humana de la ciencia. La dimensión científica de lo humano
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Tendencias científicas, martes 22 febrero 2011
Primera investigación a gran escala sobre las experiencias cercanas a la muerte
Aplicará las últimas tecnologías para explicar por qué hay conciencia cuando el cerebro está muerto
La Universidad de Southampton, en el Reino Unido, ha puesto en marcha el primer estudio a gran escala sobre las llamadas “experiencias cercanas a la muerte” o ECMs. En centros hospitalarios del Reino Unido, de Norteamérica y de Europa los científicos analizarán el fenómeno de las ECMs, descritas por personas que han estado al borde de la muerte y han sido reanimadas. Dichas personas afirman haber experimentado una serie de sensaciones durante su muerte clínica. La ciencia tratará de dar explicación a un fenómeno incomprensible pero que, gracias a las nuevas tecnologías, está pasando del campo de lo paranormal al terreno de la investigación empírica.
Por Yaiza Martínez.
El Proyecto Conciencia Humana (el Human Consciousness Project, de la Universidad de Southampton, en el Reino Unido, ha iniciado un curioso estudio, bautizado como AWARE, que supondrá la primera investigación científica a gran escala sobre las llamadas “experiencias cercanas a la muerte” o ECMs.
Se denomina ECM a la amplia gama de experiencias personales asociadas con la muerte inminente, y que consisten en las percepciones que ésta conlleva. Estas percepciones son conocidas gracias a los testimonios de personas que han estado a punto de morir o que han pasado por una muerte clínica, pero después han sobrevivido. En nuestros tiempos, las técnicas de reanimación cardiaca han ayudado a que el número de testimonios de este tipo aumente.
Las sensaciones relatadas por pacientes (como abandonar el cuerpo, levitar, miedo extremo, serenidad total, seguridad, calidez, absoluta disolución o la visión de una gran luz al final del túnel o de seres –que, según las creencias de cada individuo suelen identificarse con Dios, los ángeles, familiares fallecidos, etc.) han hecho que se les dé a estas experiencias una perspectiva espiritual y paranormal.
Explicación científica
Pero, ¿qué explicación puede dar la ciencia a las ECMs? El estudio AWARE, que tratará de dar una respuesta a esta pregunta, será llevado a cabo por un grupo internacional de científicos y de médicos, que han unido fuerzas para analizar el cerebro, la conciencia y la muerte clínica.
Según informa la Universidad de Southampton en un comunicado, la investigación estará dirigida por el doctor Sam Parnia, un experto en el campo de la conciencia durante la muerte clínica, además de autor del libro What happens when we die?.
Parnia lleva ya años estudiando este fenómeno. En 2001, por ejemplo, la BBC publicaba que el investigador había hecho un estudio piloto en el hospital general de Southampton con 63 pacientes que habían sido reanimados tras estar clínicamente muertos.
Cuatro de ellos informaron, en entrevistas posteriores, que habían vivido experiencias paranormales, como atravesar un túnel y reunirse con familiares fallecidos. Algunas de esas personas, incluso, dieron detalles específicos de los intentos de resucitarlos. Parnia declaró entonces que “algún tipo de conciencia debe haber estado presente, puesto que, al regresar, pudieron contarnos lo que les había pasado”.
En el comunicado de la Universidad Southampton, Parnia explica: “contrariamente a la percepción popular, la muerte no es un momento específico. En realidad es un proceso que comienza cuando el corazón deja de latir, los pulmones dejan de trabajar y el cerebro deja de funcionar. Es lo que en medicina se denomina “parada cardiorrespiratoria”, que desde un punto de vista biológico es sinónimo de la muerte clínica”.
Aplicación de tecnología
Al estado de muerte clínica lo sigue un periodo de tiempo, de entre unos segundos y una hora aproximadamente, en el que los esfuerzos médicos pueden conseguir revertir el proceso de la muerte. Conocer lo que las personas experimentan durante la muerte clínica supone una oportunidad única de comprensión del proceso humano de la muerte, explica Parnia.
Con esta finalidad de conocimiento, y tras una fase piloto del estudio de 18 meses de duración desarrollada en diversos hospitales del Reino Unido, la investigación se extenderá ahora para incluir otros 25 centros hospitalarios británicos, europeos y norteamericanos.
El estudio AWARE aplicará una sofisticada tecnología para estudiar el cerebro y la conciencia humanos durante las paradas cardiorrespiratorias. Al mismo tiempo, probará la autenticidad o no de las llamadas experiencias fuera del cuerpo examinando la capacidad de “ver” y “oír” durante el estado de muerte clínica. Para ello, los investigadores utilizarán imágenes aleatoriamente generadas, que se ocultarán para poder ser vistas sólo desde arriba.
El estudio se completará con la investigación BRAIN-1 (Brain Resuscitation Advancement International Network - 1), que consistirá en realizar tests psicológicos a pacientes que hayan sufrido paradas cardiorrespiratorias, y en la aplicación de técnicas de registro de la actividad cerebral para intentar determinar métodos que mejoren el cuidado médico y psicológico de enfermos en este estado.
Pruebas empíricas
Lo cierto es que este tema despierta un notable interés entre los científicos. Desde esta perspectiva, estudios recientes llevados a cabo por investigadores independientes han aportado ya algunos datos, como que entre el 10 y el 20% de las personas con parada cardiorrespiratoria y muerte clínica analizadas han presentado, en ese periodo, procesos mentales estructurados, capacidad de razonar e, incluso, recuerdos detallados de la situación en la que se encontraba su cuerpo, de su entorno entonces o de las personas que intentaron reanimarlos.
Asimismo, en 2001, una investigación médica realizada en hospitales holandeses con 344 pacientes que habían sufrido la muerte clínica por efecto de crisis cardíacas estableció que el 18% de ellos recordaba haber vivido experiencias mientras su cuerpo estaba sin vida.
Más recientemente, la BBC se hizo eco de la publicación del libro “Near Death Experiences of Hospitalized Intensive Care Patients, a Five Year Clinical Study” escrito por Penny Sartori, una enfermera de cuidados intensivos del hospital Singleton del País de Gales, que tras cinco años de estudio del fenómeno de las ECMs, decidió plasmar los datos recopilados para ayudar a los profesionales médicos a tratar con los pacientes reanimados.
Todas estas investigaciones se enmarcan en los estudios que, durante años, han llevado a cabo psiquiatras como Elisabeth Kübler-Ross o George Ritchie. En la actualidad, y a pesar de que el tema de las ECMs haya sido tradicionalmente considerado materia para el debate filosófico, los avances en la ciencia y, especialmente, en las técnicas de reanimación y de resucitación, lo han ido llevando cada vez más al terreno empirista.
Cortesía de Henriette Wiese, Barcelona
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El difícil paso del tecnozoico al ecozoico
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Por: Leonardo Boff, 2011-02-18
Las grandes crisis conllevan grandes decisiones. Hay decisiones que significan vida o muerte para ciertas sociedades, instituciones o personas. La situación actual es la de un enfermo al cual el médico le dice: O controla usted sus altas tasas de colesterol y su presión o tendrá que enfrentarse a lo peor. Usted elige. La humanidad como un todo tiene fiebre y está enferma; debe decidir: o continuar con su ritmo alucinado de producción y consumo, garantizando siempre el crecimiento del PIB nacional y mundial, ritmo altamente hostil a la vida, o enfrentarse dentro de poco a las reacciones del sistema-Tierra que ya ha dado claras señales de estrés global. No tememos un cataclismo nuclear, no imposible pero sí improbable, que significaría el fin de la especie humana. Recelamos, eso sí, como muchos científicos advierten, de un cambio repentino, abrupto y drástico del clima que diezmaría rápidamente muchísimas especies y pondría en grave peligro nuestra civilización.
Esto no es una fantasía siniestra. El informe del IPPC de 2001 indicaba ya esta eventualidad. El informe de la U.S. National Academy of Sciences de 2002 afirmaba “que recientes evidencias científicas apuntan hacia la presencia de un acelerado y vasto cambio climático; el nuevo paradigma de un cambio abrupto en el sistema climático está bien establecido por la investigación hace ya diez años, sin embargo este conocimiento está poco difundido y es escasamente tomado en cuenta por los analistas sociales”. Richard Alley, presidente del U.S. National Academy of Sciences Committee on Abrupt Climate Change comprobó con su grupo que, al salir de la última glaciación, hace 11 mil años, el clima de la Tierra subió 9 grados en solo 10 años (datos tomados de R.W.Miller, Global Climate Disruption and Social Justice, N.Y 2010). Si eso sucediera con nosotros tendríamos que enfrentarnos a una hecatombe ambiental y social de consecuencias dramáticas.
¿Que es lo que está en juego con la cuestión climática? Están en juego dos prácticas con relación a la Tierra y a sus recursos limitados, que fundan dos eras de nuestra historia: la tecnozoica y la ecozoica.
En la tecnozoica se utiliza un potente instrumento, inventado en los últimos siglos, la tecnociencia, con la cual se explotan de forma sistemática y cada vez con más rapidez todos los recursos, especialmente en beneficio de las minorías mundiales, dejando al margen a gran parte de la humanidad. Prácticamente toda la Tierra ha sido ocupada y explotada. Ha quedado saturada de toxinas, elementos químicos y gases de efecto invernadero hasta el punto de perder su capacidad de metabolizarlos. El síntoma más claro de esta incapacidad suya es la fiebre que se ha hecho presente en el Planeta.
En la ecozoica se considera a la Tierra dentro del proceso evolutivo. Desde hace más de 13,7 mil millones de años el universo existe y está en expansión, empujado por la insondable energía de fondo y por las cuatro interacciones que sostienen y alimentan cada cosa. Es un proceso unitario, diverso y complejo que produjo las grandes estrellas rojas, las galaxias, nuestro Sol, los planetas y nuestra Tierra. Generó también las primeras células vivas, los organismos multicelulares, la proliferación de la fauna y de la flora, la autoconciencia humana por la cual nos sentimos parte del Todo y responsables del Planeta. Todo este proceso envuelve a la Tierra hasta el momento actual. Respetado en su dinámica, permite a la Tierra mantener su vitalidad y su equilibrio.
El futuro se juega entre quienes están comprometidos con la era tecnozoica con los riesgos que encierra y quienes, asumiendo la ecozoica, luchan para mantener los ritmos de la Tierra, producen y consumen dentro de sus límites y ponen su interés principal en perpetuarse y en el bienestar humano y de la comunidad terrestre.
Si no damos este paso difícilmente escaparemos del abismo que espera delante de nosotros.
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HUMAN PLANET, BBC One:
Ver video: http://www.youtube.com/watch_popup?v=2HiUMlOz4UQ&vq=large
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La libertad de los campesinos y de los obreros les pertenece y no puede ni debe sufrir restricción alguna. Corresponde a los propios campesinos y obreros actuar, organizarse, entenderse en todos los dominios de la vida, siguiendo sus ideas y deseos. (Ejercito Negro Makhnovista, Ucrania, 1917).
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