Refutando la extinción: Comentario sobre “Curanderos en El Cachote”
Jorge Estevez / Columnista invitado
Traducción: EA de Moya, Consejo de Ancianos/as, Guabancex Viento y Agua
Indian Country Today (ICT), 24 de agosto, 2006
Reproducido con permiso del autor
Me encantó leer el artículo “Curanderos en ‘El Cachote’: Eloy Rodriguez y el bosque húmedo,” de Jose Barreiro, en la edición del 9 de agosto, 2006, de Indian Country Today [Vol. 26, Iss. 9][1]. El artículo se concentra en las prácticas de la medicina natural indígena en la República Dominicana y en los/as curanderos/as que ejercen este saber ancestral.
El artículo tuvo un fuerte impacto en la República Dominicana, donde descendientes de los/as Tainos/as le dieron la bienvenida como una contribución a la fundación de una organización cultural de la Nación Taina. Otro golpe ha dado en el blanco del mito de la extinción taina en el Caribe. Ciertamente, apenas estamos comenzando.
La República Dominicana, [parte de la isla] llamada también Kiskeya, por su [primer] nombre indígena [conocido hoy], tiene la dudosa reputación de ser la primera isla caribeña colonizada por España. En esta isla comenzó también el mito de la extinción del Taino Originario. El Pueblo Taino del Caribe, el primero en ser llamado Indio, fue también el primero en perder el rótulo etnorracial de parte de los primeros cronistas, y no tardó en ser declarado extinguido. Pero para quienes entienden las costumbres y tradiciones nativas, hay una contradicción obvia entre las aseveraciones académicas sobre el Taino, nuestras costumbres y tradiciones, y lo que puede ser testificado visualmente en las aldeas de las cordilleras de la República Dominicana[2] y otras islas del Caribe.
A todo lo largo y ancho de la isla, el uso de plantas autóctonas con propósitos medicinales es conocida por la generalidad de la gente, por ejemplo, las hojas de ciertos árboles, plantas, [hojas y raíces de la tierra] como la guanábana, el copey, el anamú y la mamajuana (mezcla de varias plantas). Estas son sólo algunas de las más de 50 plantas endémicas de la isla, usadas con propósitos curativos. Lo que no se conocen tanto, no obstante, es que la mayoría de estas plantas solo pueden ser sembradas o cortadas durante ciertos ciclos lunares o en momentos específicos del día. Para cada planta particular debe hacerse ofrendas especiales. Este saber sólo es poseído por los/as curanderos/as,[3] quienes aprenden estas prácticas a una edad temprana. Transferida por lo regular de padre a hijo, o de madre a hija,[4] los/as curanderos/as deben respetar reglas especiales.
Por lo regular un/a curandero/a aprende los secretos de la planta de un pariente [cercano] que debe pasar el legado a otro miembro de la familia antes de morir. Tan pronto un/a curander/a ha adquirido los secretos de las plantas, debe guardar su saber hasta que le llegue el turno de revelar sus secretos. Por otro lado, si la persona aprende de alguien que no es su pariente, entonces tiene el deber de enseñar a otras tres personas en su vida, asegurando así que este conocimiento no desaparezca. Sin embargo, tres es el límite.
De acuerdo con mi madre, Luz Estevez, quien es indígena, mientras más se comparte este conocimiento con otros/as, más débil deviene su propia medicina. Esto, según ella, es la razón por la cual muchos/as curanderos/as guardan sus secretos de los/as extraños/as y sólo los revelarán al final de sus vidas. Ella explica además, que ''el conocimiento es como un juego de cartas: mientras más las repartes, menos te quedan.'' Esto también aplica a los sueños y las visiones (botijas) – si uno/a tiene un buen sueño, no debe decirlo a nadie para que pueda crecer; pero si tienes una pesadilla o un sueño malo, debes contarlo a todo el que puedas, para que pierda su poder.
Como afirmó “Curanderos en El Cachote”, a veces la gente confunde a los/as curanderos/as con los/as brujos/as (hechiceros), pero los curanderos/as te dirán que hay una gran diferencia. Los/as curanderos/as se enorgullecen sobre sus formas de curar, y a distinción de los/as brujos/as, pocas veces aceptan compensación monetaria por cualquier servicio prestado. Existe mucho orgullo de tener una conexión directa con el mundo circundante y la habilidad de comunicarse con las plantas, y en algunos casos, con animales. Estos/as curanderos/as creen que es destructivo para una persona hacer daño a otras. Mi madre lo decía con elocuencia, ''Un Indio sabe cómo matar con una planta y puede curar con dos,'' implicando que su pueblo conocía todos los usos y propiedades posibles de las plantas, pero las usaba sabiamente.
Tras leer el artículo de los “curanderos”, lo reenvié a algunos/as amigos/as Tainos en la República Dominicana, quienes estaban en el proceso de organizar por segundo año consecutivo, el Día Internacional de los Pueblos Indígenas, celebrando a los Pueblos Originarios de América, el 9 de agosto, Ellos/as estaban extremadamente contentos con el artículo aparecido en la revista ICT. El evento reunió unas 75 personas, interesadas en la investigación y documentación de todas las formas de pervivencia de la cultura taina. El artículo fue rápidamente traducido por ellos/as, y sirvió de inspiración para el acto. Esa noche, ellos/as fundaron formalmente una organización cultural nacional. Se llaman a sí mismos Guabancex, que en las creencias espirituales tainas significa el zeme del viento y el agua. Guabancex es también el origen del Hurakan. Muchos de sus miembros/as son estudiosos y educadores, y muchos de extracción Taina.
Espero que haya más artículos sobre este tema en ICT próximamente. Como persona oriunda de la República Dominicana, me parece extremadamente interesante que la mayoría de nuestra gente nativa comparta creencias similares en todo el Hemisferio Occidental. Quizás entendiendo la forma en que interactuamos con el mundo que nos rodea, la forma en que todos rendimos tributo a Atabey, nuestra Madre Tierra, y a las fuerzas de la naturaleza, podamos podemos tender un Puente entre los Pueblos de Norte y Sur América.
Acerca del autor
Jorge Estevez, Taino, es un especialista de la cultura y escritor sobre temas Caribeños. Reside en Manatán, Nueva York, donde trabaja en el Museo Nacional Smithsoniano del Indio Americano.
Notas
[1] Ver epistheme-Noticias del Frente Ancestral 001, en español e inglés, es este mismo blog.
[2] Alrededor de una quinta parte (22.5%) de la población dominicana actual tiene ancestros maternos tainos, según determinaciones de su ADN mitocondrial (JC Martínez-Cruzado, 2005, comunicación personal).
[3] NT: También llamados “curiosos/as.”
[4] NT: También se observa frecuentemente la transmisión abuelo/nieto, independientemente del género de cada quien.
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