ANALIZAN RIESGO VIH EN BAILARINAS DOMINICANAS TRAFICADAS A BURDELES SUIZOS
Parte del público asistente a la presentación en COPRESIDA
Por TCHARI/DR, 16 de abril, 2009 - Un grupo de organizaciones científicas interesadas en el estudio del riesgo del VIH en el tráfico de personas desde nuestro país hacia países europeos realizó una conferencia sobre las condiciones de trabajo y de vida de las mujeres dominicanas que se desempeñan como bailarinas en Suiza.
El evento fue iniciado por el Dr.
La conferencia estuvo a cargo de
La socióloga licenciada
El encuentro fue efectuado en el Salón de Actos de COPRESIDA, en el Edificio de Recursos Humanos en Salud (CEDERHSA), Plaza de la Salud, Av. José Ortega y Gasset.
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La Poligamia en nuestra sociedad
Por:
La poligamia es una de las formas de matrimonio existente en distintas sociedades. Consiste en la unión matrimonial de una persona con varias parejas. Esta puede ser de dos tipos: poliginia, que es la unión de un hombre con dos o más mujeres, y poliandria, que es la unión de una mujer con dos o más hombres. Estos dos términos lo establece la Antropología del Parentesco desde el estudio de diversas sociedades y culturas.
En la sociedad dominicana legalmente sólo está permitida la monogamia; la poligamia está prohibida legalmente y se supone que no debe existir.
Sin embargo, la poligamia es una vieja e histórica práctica social en
Encontramos muchos casos de hombres en zonas urbanas y rurales que tienen varias mujeres tanto en los estratos pobres, estratos medios y en
Muchos hombres tienden a establecer matrimonios paralelos, aunque sólo legalizan uno, y los demás se mantienen supuestamente ocultos aunque son conocidos por sus familiares y amigos/as. La existencia de estos matrimonios paralelos o poligamia tiende a ser legitimado socialmente porque se entiende que el hombre que tiene varias mujeres tiene mayor “virilidad” o es más “macho” que el resto.
En el caso de las elites y estratos medios, encontramos que los hombres con cierto estatus socio-económico, empresarios, comerciantes, militares y políticos, tienen sus amantes que son “aceptadas” socialmente y tienden a destacarse en el rumor y el chisme que funciona como parte del sistema de control social. La condena social recae no sobre el hombre que tiene las amantes sino sobre la mujer que se convierte en “amante de” porque adquiere un estatus social inferior a la mujer considerada “la esposa oficial”.
Esta ambigüedad en el manejo de la poligamia es parte de nuestra cultura social. Por un lado se fortalece la imagen del hombre polígamo en tanto se convierte en un “macho” reconocido y por el otro se sanciona a la mujer que está en segundo o tercer plano en el segundo o tercer matrimonio paralelo.
Otras víctimas de la sanción social son los hijos e hijas de estos matrimonios paralelos fruto de la poligamia en los estratos medios y
El manejo erróneo de la familia sólo como una estructura única, familia nuclear, genera muchas crisis en niños y niñas que al confrontar su situación de que no conviven con una pareja, padre/madre, no están dentro de la “normalidad” y se consideran “anormales”. Cuando estos/as si forman parte de una estructura familiar que en este caso es una familia monoparental porque conviven con su madre o extensa, en caso de que sea con su abuela y tíos/as.
Nuestra sociedad tiende así al fortalecimiento de formas matrimoniales a las que supuestamente condena legalmente, como la poligamia, pero que nadie denuncia como irregular ni ilegal. No hemos visto a ningún hombre ser sometido a la justicia por poligamia, excepto el caso del “Muelú” (porque estableció matrimonios paralelos en términos legales), cuando muchos hombres que son figuras públicas en el país así lo ejercen en forma supuestamente “oculta”.
¿No sería mejor que integráramos la poligamia como una de nuestras formas de matrimonio y así no se generaría tanta discriminación social y exclusión para las mujeres y para los niños y niñas que conviven dentro de familias con este tipo de matrimonio?
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Una mirada austriaca a los Misterios del Sur dominicano
L
Por: José Enrique Méndez
Yvonne Schaffler, una hermosa joven de nacionalidad austriaca, nos brindó una mirada distinta, sobre el poco estudiado fenómeno del “Trance de Posesión” de los denominados servidores de misterios del sur de
La conferencia se efectuó en
Tocando, diríamos que de manera obligada a San Juan de la Maguana, nos brindó la experiencia de haber visitado y estudiado, el Centro de Religiosidad Popular de
La etnóloga austriaca habló de una matriz de significados y símbolos, que en sus estudios, descubrió, afectan a los iniciados que toman contactos con “los misterios”, del sur dominicano, antes de “tomar la terapia del bautismo” en actos propios del ritual de religiosidad popular.
“El Caballo que se volvió Lobo”, es la terminología con
Al explicar las causas que como agente desencadenante permiten el desarrollo del Caballo Lobo, sostiene que es comúnmente aceptado que se origina cuando el “cerebro está muy abierto” (peligroso), por lo cual ocurre “la falta de fuerza espiritual”, que se corrige cuando se procede al bautismo, y se deja montar de manera controlada los misterios, ya que ”montar misterios sana”.
El enfoque científico de
Una segunda interpretación más cercana a la Antropología es la de ver el fenómeno como “una identidad cultural negada”, a la africana.
El Trance de Posesión fue analizado como síntoma culturalmente causado, así como religión igual a matriz de significados y símbolos, donde las experiencias angustiosas pueden ser expresadas en sus términos.
Al final de la conferencia se desarrollaron interesantes participaciones de parte del público asistente, donde se pusieron de manifiesto la diversidad de posiciones, respecto de este poco estudiado fenómeno del comportamiento humano.
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Jurídicamente culpable y humorísticamente inocente
Alfredo Bryce Echenique
Por: Armando Almánzar-Botello
El tema de los "plagios" atribuidos a Don Alfredo Bryce Echenique, no puede ser analizado tan sólo desde el punto de vista convencional, entendiéndolos como meras violaciones a los derechos de propiedad intelectual.
Se impone una pregunta de rigor: ¿Qué necesidad puede tener un escritor que ha producido obras de la dimensión de Un mundo para Julius, Tantas veces Pedro, Las obras infames de Pancho Marambio, El huerto de mi amada -por sólo citar cuatro obras de gran peso específico en la literatura hispanoamericana contemporánea-, de "plagiar" una serie de artículos periodísticos, cuya heterogeneidad temática mueve a la risa al recordarnos un catálogo de lectura propio del utillaje hermenéutico de Bouvard y Pécuchet?
Descartada la hipótesis trivial de que el problema está zanjado con decir que Bryce padece “simplemente” de una suerte de cleptomanía intelectual (entidad nosográfica registrada desde hace largos años por la clínica psiquiátrica y psicoanalítica), pienso que se hace urgente por razones heurísticas y humorísticas (¡el chiste y su relación con lo inconsciente!), apuntar en otro sentido para intentar la explicación de tan inmutable y onerosa "desfachatez" literaria.
No negaremos la importancia que revisten categorías psicoanalíticas lacanianas tales como síntoma y sínthoma, para hacernos inteligible el caso de Bryce. Es decir, para permitirnos la intelección de lo que sería desprender, aislar, construir el acontecimiento-sentido en la escritura, como obra humorística lograda, ficción supletoria del Nombre-Del-Padre o chiste sostenido para “la parroquia”, a partir de la economía libidinal prisionera del síntoma cleptomaníaco en su condición de accidente padecido por el sujeto imposibilitado para ligar, con
La obra de ficción de Bryce sería el juego paródico y humorístico que funcionaría en calidad de suplencia lograda (sínthoma que hace lazo social), para una Forclusión del Nombre-Del-Padre cuyo intento fallido de restitución estaría representado por el “plagio” como síntoma o apropiación fantasmática de insignias y rasgos del Ideal-del-Yo. Aquí operaría una cierta lectura contaminante entre Lacan y Deleuze. Por ahora caminamos en otra dirección, menos ardua.
Sin dejar de tener como telón de fondo la problemática analítica que hemos esbozado, entendemos que en su vertiente lograda del sínthoma, Bryce nos está diciendo que vivimos en el universo de las copias, donde el valor de lo singular es patrimonio de unos pocos, (que no son todos los que están, ni están todos los que son: ¡Ay,
En el zeitgeist post-moderno la escritura citativa, humorística, intertextual, paragramática, polifónica, palimpséstica, ha modificado radicalmente el estatuto del plagio. Barthes decía el “estatuto de la cita”.
Pedro Henríquez Ureña, nuestro "santo laico", incapaz de cometer este tipo de "fechorías intelectuales" colindantes con el robo y la usurpación de identidades, decía, sin embargo, que el creador tiene derecho a tomar prestado, a utilizar materiales extraños al suspenso vital de su obra en curso; tiene derecho, según Henríquez Ureña, hasta a saquear las obras de los demás, pero sólo si cumple con una condición imprescindible que autorizaría el hurto: transformar radicalmente el material recibido hasta el punto de imprimirle otro decurso en su ritmo-sentido que implique una redescripción de la propia tradición en la que se inserta. (Ver los escritos filológicos y filosóficos de nuestro Gran Maestro).
En el caso de Bryce Echenique, no hay transformación de los materiales recibidos sino mera transcripción literal de los mismos. En este sentido podríamos argumentar que existe plagio, en el sentido vergonzante que ha adoptado esta palabra a partir de cierto momento histórico en el desenvolvimiento de la literatura occidental. (En la Antigüedad y en
Pero es preciso resaltar que Bryce no "hurta" regularmente obras de ficción, sino simples artículos periodísticos o académicos que casi siempre son mera reproducción inerte de ideas que forman parte del clima espiritual de nuestra época, de una especie de atmósfera de conciencia colectiva contemporánea.
Con ello, Bryce está sacando de su gris anonimato a ciertos cagatintas (no todos), que en lugar de vanidosamente denunciarlo como plagiario, deberían agradecerle al gran escritor peruano sus esfuerzos por inmortalizarlos.
Por otro lado, y lamentablemente -para muchos “odiadores” del autor que nos ocupa-, la obra creativo-transformativa de Bryce permanece libre de toda sospecha de plagio, por lo menos en el sentido que permitió someterlo a la acción judicial.
A "mi" entender, Bryce es un humorista en la tradición de Swift, Chesterton y el non-sense británico. Un ostentador paródico-satírico, además, de ciertas aristas propias de la histeria genial de Flaubert.
Después de Bryce escudarse -ante las primeras acusaciones de plagio-, en su declaración de que "toda la culpa era de su secretaria, por esta haber confundido ciertos papeles en la oficina", llega el momento en que se siente "acorralado" por el peso de las evidencias aportadas por los demandantes, y declara al fin: "¡MI SECRETARIA SOY YO!".
Confesión de su responsabilidad en la comisión de los hechos que se le imputaban (desde el punto de vista jurídico-moral), pero en realidad, chiste genial, boutade de altos quilates para "ojos que saben traspasar adornos y atavíos".
Estamos frente a la variante postmoderna del flaubertiano "¡Madame Bovary soy yo!"... declaración provocadora por medio de
¡Cuánta gracia y acierto los de Bryce para descalificar los escritos "propios" de los gacetilleros y pseudo-ensayistas actuales que nunca cesan en el pegoteo semántico de sus inepcias, en la roma reproducción de ideologemas y culturemas que, en medios huérfanos de tradición cultural consistente como lo es el nuestro, pasan por ideas originales, "personalísimas" y brillantes... ¡Si por lo menos tuvieran el decoro del "estilo"!...
Aunque en el caso de Bryce, el hurto de baratijas también puede interpretarse como un homenaje a la bisutería de tocador que tanto amamos, y a los viejos "prenderos italianos que tanto padecimos". ¡Oh, Madame Bovary, ora pro nobis peccatoribus!
Existen dos tipos de actitudes ante el acto de escritura, decía "yo" hace largos años -y me perdonan, amigos, la inmodestia de citar-"me" a mí mismo (dudo siempre de este mí-mismo): la que consiste en borrar el resplandor del gesto y hurtar a la luz pública una real escritura transformativa, negándose el autor sintomáticamente a publicar lo ya escrito -con el riesgo de que interlocutores "apresurados" le tomen la delantera-, y la de aquellos cleptómanos que publican permanentemente sin haber escrito casi nunca de modo efectivamente textual-transformativo.
Mi(star) sí-mismo, parti(o)cularmente, me incluye en esta última categoría: No considera a mi Yo su maestro, ¡Je!... ¿Moi? Corresponde a la crítica, dentro de "cincuenta" años, señalar cuáles obras entran en una u otra estrategia discursiva. ¡Por ahí se escucha el rumor de sonorosos ríos de tinta!
En fin, queridos hermanos, podéis iros en paz. Que la gracia del Señor, Padre, Hijo y Espíritu Santo, descienda sobre "vuestra escritura".
El que desee, -¡m enos Bryce!-, puede apropiarse de estas simples notas o apuntes. Lo excluyo a él en particular, para "yo" no correr el albur monstruoso de la inmortalidad.
Vean ustedes: ¡Cierro con la variante "alman-sa(h)ariana" de un lugar común, ya patrimonio del desierto humano!: Borges.
Si el estilo es (soy) el hombre, la mujer sería (se haría) Madame Bovary, el goce innombrable y sinuoso de la escritura. ¡Mi secretaria soy yo!
Enredo Brisa Hacenoche
El Nuevo Madrid, Agosto 8 del 2059
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Desde el estrecho callejón de mi aburrida cotidianidad ¿cuáles portones debo y puedo traspasar?
Metropolitan Correctional Center, NYC, NY
Poema #37 de Rafael Domínguez en solidaridad con SOAW6
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