viernes, mayo 11, 2007

Noticias del Frente Migratorio 011

Corte de Manhattan desestima cargos criminales contra el padre Luis Barrios

Por: Miguel Cruz Tejada

Diario Libre On Line (Santo Domingo), 10 de mayo, 2007, 8:17 PM

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NUEVA YORK._ Aunque fue absuelto de los principales cargos criminales que se le imputaban en la Corte Criminal de Manhattan, el padre Luis Barrios de la iglesia episcopal San Romero de Las Américas, fue hallado culpable de “conducta desordenada”, un delito menor leve que generalmente conlleva pena de trabajos comunitarios y casi nunca queda en el récord de los acusados, siempre que estos no hayan delinquido anteriormente.

Barrios, uno de los activistas más populares en causas de derechos civiles, migratorios, políticos y un defensor a raja tablas del socialismo cubano y venezolano, había dicho en una entrevista el año pasado con este reportero, que la justicia, pretendía encausarla criminalmente por sus posiciones de avanzada contra el sistema.

El reverendo, disidente de la iglesia católica, profesor universitario y columnista dominical de El Diario / La Prensa, fue descargado de la acusación de asalto en primer grado, que le instrumentó una mujer policía, cuando ésta lo arrestaba en una manifestación frente a Naciones Unidas el 19 de septiembre del año pasado.

La oficial identificada como Maureen Emmis, le dijo a la policía que el Barrios, la pateó, lesionándolo la muñeca de la mano izquierda. El sacerdote fue arrestado el mismo día, siendo además acusado de intentar traspasar ilegalmente la barrera policial que separaba a los manifestantes del edificio de la ONU.

El reverendo, en la entrevista con este reportero, admitió que debió declararse en desobediencia civil, una actitud que crea una violación menor de la ley y que provoca el arresto, para que la posición pueda tener efecto.
“Si no te arrestan por algo, entonces, no hay desobediencia civil”, dijo Barrios en la oportunidad. Diferentes organizaciones, voces de otras iglesias e instituciones comunitarias y partidos de izquierda, se pronunciaron contra el encausamiento a Barrios y docenas de manifestantes, se apostaron el año pasado y esta semana frente al edificio de la Corte Criminal en el 100 de la calle Centre en el Bajo Manhattan para protestar y presionar la desestimación de los cargos criminales, lo que finalmente fue conseguido.

El abogado del cura, Martin Stolle, dijo que logró demostrar en estrado que se trataba de una acusación política.

La manifestación en la que fue arrestado el padre Barrios, trataba de impedir que el presidente George W. Bush, hablara en el foro de las Naciones Unidas.

El reverendo que tiene 54 años de edad, estuvo durante varios años ejerciendo ministerio en barrios de la Zona Norte de la capital dominicana y en la década del noventa, tuvo que salir de ese país caribeño, por persecución del gobierno.

“Conozco y amo tanto a la República Dominicana, como su propia gente”, reitera Barrios en diferentes oportunidades, cuando le corresponde referirse a los criollos radicados en Nueva York, que sienten gran admiración y respeto por la trayectoria del cura.

La sala del tribunal en la que fue juzgado Barrios durante dos días, estuvo repleta de líderes comunitarios. En el momento de leer el veredicto del jurado compuesto por ocho personas, los concurrentes, se agarraron de las manos en una especie de cadena de oración.

Cuando el presidente del panel leyó: “inocente”, al abordar las acusaciones criminales, un estruendoso aplauso se dejó escuchar.

Barrios sin embargo, rechazó el veredicto de culpabilidad en “conducta desordenada”, pero dijo estar en parte satisfecho con la decisión de los jurados.

“Esa es una responsabilidad que todos los ciudadanos debemos de asumir, cuando vemos que los gobiernos no están haciendo lo correcto”, dijo Barrios al justificar su actitud de desobediencia civil, la cual dijo, asumiría nuevamente y cuantas veces sea necesario por las mejores causas de la paz, de la comunidad y contra la guerra.
El sacerdote es también miembro del grupo religioso Pastores por la Paz, que cada año, cruza la frontera, enfrenta la ley del embargo contra Cuba y lleva alimentos, instrumentos médicos y electrónicos, ropas y dinero a instituciones de la isla socialista.

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Las maras y su caló

Por: Carlos Cáceres R.
ccaceresr@prodigy.net.mx


Tomado de: www.hoylaredo.net - Nuevo Laredo, Tamaulipas, México

http://www.hoylaredo.net/noticias/foraneos/Las%20maras%20y%20su%20calo00011.htm

11 de mayo 2007 - El caló es una forma de comunicarse y su uso se vincula con la delincuencia. También se le ubica como una forma de rechazo a normas verbales y al hablar por medio de una simbología diferente, pasa a formar parte de la marginalidad.

Hablar a través de una simbología diferente puede favorecer la identificación de sus miembros y reforzar la cohesión del grupo, pero expresa una forma de marginalidad.

Desde que era bicho (niño) deseaba andar en la frecuencia (miembro activo de una pandilla), tener mi aka (sobrenombre) y pasear en mi cancha (territorio dominado por una mara), viendo a las michas (mujeres) para que admiraran mi bandana (pañuelo estampado).

Es mi forma de ver el mundo.

En la adolescencia me vinculé a la vida loca (integrarse a la mara). Lo primero que hice fue estar manchado (tatuarme), con lo cual dejé constancia en mi cuerpo de acciones, amoríos y orgullo. No tuve problema para colocarme los tres puntos (tatuaje en los nudillos).


Me uní a la mara (la Salvatrucha o la Barrio 18). En la cara no tenía lágrimas (pequeños tatuajes recordando a un compañero) ni en los pómulos (registro de homicidios).

Enviar al otro barrio (matar) a una persona es un aspecto decidido en la clica (célula formada por dos o más personas) donde me correspondió actuar. Ahí recibí la solidaridad de mis jomis (miembros de la misma pandilla).

Me sentí bien con ellos y comprendí el significado de las letras (MS13 o B18). Le entré al gane (robo) y distribuíamos la cachada (venta de cosas producto de hurtos).

El caló de las maras –como medio de comunicación– no es una invención propia de estos grupos. La palabra lunfardo ubica esa comunicación en Argentina, y en Perú se conoce como replana.

En otros países reciben diversos nombres. Son asociaciones de palabras o yuxtaposición de imágenes. Su especial significado se encuentra para aquellos que se sujetan a las reglas de un determinado grupo.

No es posible tener amistad con otros jombois (se llaman entre si los miembros de diferentes maras). Es cierto que ellos también han brincado el Barrio (miembro de una pandilla), pero para nosotros –los de la MS– ellos son una cacocha (término despectivo para referirse a los de la Barrio 18).

Su respuesta fue ubicar el nombre de pichonas (así llaman despectivamente los de la MS a los de la B18). Cuando los veo, aprieto mi boro o cuete (revolver) porque es cosa de estar listo.

En otro caso, siempre tengo mis fierros (cualquier arma) a la mano por si se debe resolver alguna duda. Siempre están conmigo y lo digo de cora (corazón).

Como soy chero (amigo), puedo afirmar que nunca seré un volteado (el que se pasa a otra pandilla) y menos voy a echar rata (delación)

Como ya tenía el pase (estar en la mara) podía ir a las pegadas (acciones contra otra pandilla). Esto me costó 13 (el número de La mara salvatrucha) segundos de golpes.

Me enfrenté a tres. Es la regla.

Paré en el hospital. Un rito brutal para ser aceptado. Cuando salí y lo permitían mis ocupaciones, andaba con jainas (pandilleras) del barrio (puede ser la calle o colonia).

Y para gastarles un poco, lograba rentear (cobrar “impuestos”), la hacía de camello (vendedor de droga) o distribuyendo piedra (crack). Pero nunca estuve tatalaca (intoxicado por drogas).

Por esta razón, así como me discipliné también tuve el respeto del big palabra (dirigente) quien me lo demostró en varios mirines (reuniones). Lo que ahí se dice, en ese lugar se queda.

Quien no entiende esto, puede tener luz verde (autorización de la clica para matarlo). Soy, pues, una gente de respeto. La paisada (mujeres y hombres ajenos a la clica) no ignora como me muevo.

Me temen y mis acciones y palabras se toman en cuenta. Siempre estoy listo para después no andar de guinda (huyendo de la policía).


Muchas y diferentes expresiones se utilizan en el caló de las maras en Guatemala. Es el uso de palabras con otros significados dentro del idioma español.

Algunas se consolidan y otras desaparecen. Es un fenómeno gramatical que influye en diversos sectores de la juventud.

La inmediata tendencia es a imitar esa forma de expresión. Pero no debe olvidarse el contexto de violencia –cada vez más complejo– donde se desarrollan las maras: grupos utilizando la fuerza –la cual produce daño a la vida humana– para lograr determinados fines.

Sus implicaciones son negativas para hombres o mujeres que entren en contacto con esa forma de vida. No se debe retroalimentar la violencia por medio de la imitación.


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