'Poeta es la persona que da el primer paso'
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Jochi Mármol, poeta vegano
Su obra “Torrente sanguíneo” le valió el Premio Nacional de Poesía Salomé Ureña 2007
Por Manuel A. Quiroz / El Caribe
Domingo 8 de junio del 2008
¿Podrías describirnos la sensación que experimenta un poeta cuando su obra es objeto de reconocimiento, como se produjo recientemente con tu obra Torrente sanguíneo, al ganar el Premio Nacional de Poesía Salomé Ureña?
JM: El reconocimiento más importante de que puede ser objeto un poeta es que su obra sea leída, sin más; que haya resultado una experiencia de lectura significativa para esa relativa inmensa minoría que disfruta de la creación poética; que una sola línea de alguno de los poemas perdure en la memoria y en la evocación de momentos singulares de la vida de un lector; que tan solo un fragmento de un poema tuyo sea musitado por el más fanático de los enamorados o por el más valiente de los suicidas.
No obstante, hay que admitir que los reconocimientos y los premios constituyen un estímulo en la trayectoria de un creador.
En mi caso, y en lo que atiene a este último Premio Nacional de Poesía “Salomé Ureña” 2007, la sensación que experimenté al recibir la noticia por parte de dos destacados intelectuales amigos, pasada la rueda de prensa oficial de anuncio por parte de la Secretaría de Estado de Cultura, a lo cual estaba olímpicamente ajeno, fue de ligera sonrisa y de profundo silencio.
Recordé, súbitamente, al genial Freddy Gatón Arce, quien estuvo como jurado en dos de los primeros premios que alcancé en la juventud, y en ambos momentos me aconsejó: “suelta tus demonios”. De hecho, me encontraba aquejado de salud esa noche, y había olvidado por completo que mi libro estaba en esas lidias.
Aunque he concursado en varias ocasiones, si me favorece el veredicto, nunca me ha tentado la banalidad narcisista ni me he creído haber ganado una heroica batalla o haber conquistado un espacio sagrado en el Parnaso.
Un premio literario es una contingencia que, en muchos casos, muere víctima de la fugacidad junto a la obra misma y al nombre del autor, y en otros, los más afortunados, pero los menos en número, ayuda a proyectar el auténtico, el intrínseco valor estético y lingüístico de la obra más allá del nombre del autor.
Si tienes esto último, más un jurado integrado por conocedores del oficio y dueños de una trayectoria de probidad y criterio, entonces, el premio y la obra se ofrendarán reputación mutua.
Más que parte de un espectáculo seudocultural, un premio literario constituye un grave compromiso futuro del autor que lo ha merecido con la tradición literaria de su lengua y con su público lector de las actuales y venideras generaciones.
¿Pensaste en algún momento que con tu nueva obra podría repetirse lo registrado en el 1987, cuando tu poemario La invención del día obtuvo el mismo galardón?
JM: Francamente, no. No había pensado nada. Créeme que olvidé que concursaba. En 1987 yo guardaba en una gaveta de mi escritorio de la dirección de Cultura del INTEC dos libros terminados e inéditos.
Uno de ellos era La invención del día. En ese entonces dirigía también el Círculo Literario del INTEC y Maricécili Mora Ramis, integrante del círculo y talentosísima escritora nuestra radicada en España, tomó el original del libro, lo fotocopió y lo envió a concurso. Luego, a ella se debe el premio.
En esta ocasión se combinaron intenciones similares. Mis amigos Plinio Chahín y Guillermo Piña-Contreras, destacados creadores e intelectuales, me recomendaron enviar a concurso el libro, y mi compañero de trabajo, José Alexis Mercedes, llevó y entregó los ejemplares de rigor. No ha habido, pues, entusiasmo rebosante en ninguno de esos casos. Tampoco en los otros galardones alcanzados.
Lo que sí ha coincidido es la convicción de que en cada libro nuevo trato de ser otro sin dejar de ser yo mismo; trato de reinventarme persistentemente. La repetición significa la muerte de un creador.
Es verdad que hay en mí, como en todo autor, un estilo característico. Se lo puede rastrear desde El ojo del arúspice, mi primer poemario de 1984, hasta Torrente sanguíneo, del pasado año.
Pero, ello no ha sido óbice para emprender nuevos senderos, abrir otros horizontes en el reto de la exploración y dominio de las técnicas del lenguaje poético y en el quebrantamiento de paradigmas, preceptos y mancuernas morales del imaginario, la tradición y el pensamiento.
El poeta, pensaba Martin Heidegger, es el hombre destinado a dar el “primer paso”. Ese es el paso decisivo. Puede significar la gloria o el abismo, el éxito o el fracaso, el hallazgo o el laberinto de la perdición.
Sin embargo, los creadores no podemos temer a dar ese paso. En su riesgo radica el poder de la invención, de la transformación y de la innovación auténticamente artísticas o estéticas. Ese riesgo simboliza el puente que lleva al creador desde el poema a la verdad vital.
¿Es cierto que, a diferencia de la prosa, es en la poesía donde se puede lograr la expresión más auténtica y sublime del ser humano dotado de sensibilidad?
JM: Resulta revelador escuchar a grandes prosistas actuales de la lengua española, como por ejemplo, Gabriel García Márquez o Mario Vargas Llosa, hablar de la poesía como la más alta expresión posible de la belleza por medio del lenguaje.
También lo confesaba Cervantes, el prosista mayor del idioma, en voz de Don Quijote. La novela se parece demasiado a la vida; su lenguaje también.
La poesía trata de trascender la vida y de reinventarla; su lenguaje se trasciende y reinventa a sí mismo. Es el poder de síntesis del lenguaje poético lo que hace estremecer al lector que ama la poesía.
Es la dilación, la demora en los detalles lo que provoca goce al lector de novelas y relatos. De ahí que expresara Antonio Machado, con sobradísima razón, que la poesía es palabra esencial en el tiempo.
Ese poder de síntesis, ese apelativo a lo esencial y a lo verdadero del ser es lo que hace del poema una expresión sustantiva y única del lenguaje, el sentimiento y el pensamiento.
Y a propósito de Torrente sanguíneo, quisiéramos que nos explicaras ¿cómo logras a través de esta obra reafirmar tus principios de la poesía como pensamiento y como viaje hacia la claridad a través del lenguaje?
JM: El poema sigue siendo, para mí, una forma de pensamiento. Es el tipo de pensamiento donde prevalece la sensibilidad, donde se desborda la creatividad.
Es el tipo de pensamiento oblicuo, colateral, radicalmente distinto del pensamiento racional; pero, al mismo tiempo, su ineludible complemento, su redondeo final.
Es el pensamiento poético el que permite al hombre abrir de puerta a puerta su capacidad de percepción, para, como decía William Blake, poder ver las cosas y el mundo como realmente son, es decir, infinitos.
El conocimiento lógico es capaz de crear el concepto adecuado al objeto.
El pensamiento poético es el único capaz de liberar al objeto del concepto que lo ata y acostumbra. La revelación y el asombro son las formas esenciales de la poesía como pensamiento.
El poema revela, a través del lenguaje, el fundamento último de las cosas y sus formas. De la misma manera en que son inseparables pensamiento y lenguaje lo son el pensamiento y el poema.
Al mismo tiempo, y con ello sigo un principio de Valéry, la poesía constituye un viaje a la claridad, a la apreciación y percepción más transparente y limpia de todo cuanto nos rodea y de la forma en que lo pensamos.
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Paul Valéry, autorretrato
El poema nos permite contemplar un objeto despojándolo de su habitual velo de callosidad. En mis conferencias, charlas y talleres de creación poética suelo explicar la complejidad de lo simple en la expresión poética.
El arte del verso claro y llano, pero intenso y profundo de un José Martí, un Leopoldo Lugones, un Antonio Machado, un León Felipe o un Moreno Jimenes no es algo fácil de lograr.
De eso trata el viaje hacia la claridad en el manejo de los recursos expresivos del lenguaje poético. Es un viaje que apela a la ética de la forma del propio Valéry.
Es decir, al trabajo constante de la lengua como sistema simbólico por excelencia y a la aceptación de la problemática del lenguaje como desafío mayor del oficio de creador. Estos ejes de pensamiento y claridad gravitan en Torrente sanguíneo.
Quise que fuese un libro de poemas marcados por la praxis de un lenguaje ajeno al rebuscamiento, la experimentación, la pirueta verbal o conceptual, el resquebrajamiento lógico y sintáctico, para llegar a la expresión descarnada, simple, transparente, cuyo propósito ulterior estribase en hacer vibrar la emoción y alcanzar el climax estético en la plasticidad misma de la línea del verso.
Es un libro que carece de pretensiones retóricas extremas. Es, para mí, el fiel de la balanza entre el pensamiento y el sentimiento, entre la imaginación y la vida, entre la verdad y la ficción.
¿Hasta dónde has podido darte cuenta de la manera y el nivel apreciable en que los dominicanos valoran y disfrutan de la poesía como género literario?
JM: Sólo en tiempos de la utopía social y el dogmatismo ideológico la poesía, y no la mejor en su expresión, pareció ser un arte que contagiaba las masas. Sin que se trate de un ritual de capillas, hay que admitir que la poesía no ha gozado del favor popular, del regocijo o euforia de las masas en ninguna etapa de la historia.
Es verdad de Perogrullo sustentar que la poesía sólo es leída o apreciada por minorías sociales, académicas y culturales. Gabriel Zaid llega a sustentar que la poesía es apenas leída por los poetas mismos; que los poetas se leen entre sí, y nadie más cuenta.
No creo que bajo el gentilicio dominicanos quepa la valoración o apreciación de ningún género literario. Lo que más leen los dominicanos es periódicos, y como decía José Luís Borges, esa es literatura de un solo día.
Sin embargo, hay en lontananza un dejo de esperanza. Por fin el currículo escolar básico aprendió la lección que quiso siempre darnos Pedro Henríquez Ureña: enseñar lengua materna a través de las obras literarias.
Esto se hace hoy día. Y cada vez más los jóvenes leen, para sus clases de lengua española, que ya es bastante, a los autores dominicanos, iberoamericanos y universales.
Así se están echando las bases de una futura generación de lectores de las distintas expresiones o géneros de la literatura.
La valoración de la poesía en nuestro país tiene un lugar en el futuro próximo. En estos momentos vive su eterna decadencia.
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Comentarios a Antes que anochezca, filme sobre la vida de Reinaldo Arenas
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Tony:
Antes que anochezca quisiera leer algo de este Arenas, que sé que no es de los que son arrastrados por el viento ni llevados lejos por la mar; sino que formó montañas con poemas y relatos de sentimiento autentico, de estética lírica en el lenguaje humano que trasciende y perdura más allá del morir.
EGW
Posdata: si tienes algún libro de él te lo devolveré luego de disfrutarlo.
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Antes que amanezca
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Enredos del amor que no dice su nombre, en Antes de que Anochezca
Eduardo, amigos/as:
Aquí les comparto algunos materiales introductorios. Disfrútenlos. Pueden encontrar mas en Google bajo Reinaldo Arenas.
Yaguarix
Poemario en línea de Reinaldo Arenas:
http://www.palabravirtual.com/index.php?ir=ver_poema1.php&pid=9363
Videos breves de la película “Antes que Anochezca” en Youtube (pulse sobre cada vínculo para ver los videos):
cubacenter;
Before Night Falls ;
BEFORE NIGHT FALLS - HQ Trailer ( 2001 ):
Before Night Falls - Johnny Depp;
johnny depp gay (Bon Bon);
Bon Bon - Bird Girls Can Fly;
Before Night Falls - Lieutenant Victor
Novela
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Johnny Depp como el Teniente Victor en Antes que Anochezca
Un solo ejemplar de la novela “Termina el Desfile”, de Reinaldo Arenas, queda a la venta (RD$920.00) en Centro Cuesta del Libro, Av. 27 de Febrero esquina Av. Abraham Lincoln, teléfono (809) 473-4020, Santo Domingo. Quien primero lo reserve por teléfono o lo adquiera personalmente en la librería, se gana el tesoro.
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