Celebrando los ancestros
Sheroanawë Hakihiiwë, artista Yanomamo
Hoy es un gran día de encuentro con
nuestros ancestros que poblaron la isla. Está aquí la presencia del Gran
Espíritu de Yaya, Bayamanaco, Atabey y todo el panteón de dioses arawuacos.
Celebramos y damos la bienvenida a un
hijo de la tierra y los bosques, un hijo de la Madre Tierra. Y con la anuencia
de nuestros ancestros, abrimos los brazos y le damos a Sheroanawë Hakihiiwë nuestros nombres, risas,
sentimientos y amistad, para que nos unan y aten las cuatro direcciones de la
tierra, las cuatro estaciones, las montañas, los bosques, las aguas dulces y
saladas.
Bienvenido primo-hermano y
amigo Sheroanawë Hakihiiwë. Pasaron ya muchas lunas y lluvias desde que
nuestros ancestros pisaron por primera vez esta isla desde lejanas tierras. A
su llegada sintieron alegría y emoción por tanta belleza, pero no dejaron de
soñar con sus orígenes en la selva del Orinoco y sus misterios. Y con la fuerza
de los dioses reconstruyeron los clanes y celebraron la vida.
Hoy estamos aquí saboreando
la jagua, la guayaba y el mamey, compartiéndolos con el sol, la luna, los
animales y la gente. Estamos aquí de pie anunciando la presencia del Gran
Espíritu de Guabancex, la fuerza del agua y de los vientos que nos empuja a
recuperar nuestros nombres y espiritualidad. Estamos aquí resistiendo y entablando
lazos de hermandad con los hermanos Yanomami, haitianos y todo ser viviente.
Hoy, guaitiao, cantamos y tocamos las
maracas para romper el hechizo que pretendió que olvidáramos nuestras raíces.
Bienvenido hombre bueno. Fumamos contigo la Pipa de la Paz y contigo celebramos
la continuidad de nuestro linaje.
CONSEJO DE ANCIANOS/AS
FUNDACION GUABANCEX VIENTO Y AGUA
Museo del Hombre Dominicano
Santo Domingo, 06 de
febrero, 2014
5-7 pm
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[Recuerdos de la Oclocracia: Del Otro Lado de la Linea a Este Lado de la Línea]
Los “rolezinhos” nos acusan: somos una sociedad injusta y segregacionista
Contra el prejuicio
Por: Leonardo Boff, Koinonia, 2014-01-26
El fenómeno de centenares de jóvenes que van juntos a dar una vuelta por los shoppings centers de Río y São Paulo ha suscitado las más disparatadas interpretaciones. Algunas, de los acólitos de la sociedad neoliberal de consumo, que identifican ciudadanía con capacidad de consumir, generalmente en los grandes periódicos de los medios comerciales, no merecen consideración. Son de una indigencia analítica que da vergüenza.
Pero hay otros análisis que han ido al centro de la cuestión, como el del periodista Mauro Santayana del JB on-line y los de tres especialistas, que han evaluado la irrupción de estos jóvenes en la visibilidad pública y el elemento explosivo que contienen. Me refiero a Valquíria Padilha, profesora de sociología en la USP de Ribeirão Preto: “Shopping Center: la catedral de las mercancías” (Boitempo 2006), al sociólogo de la Universidad Federal de Juiz de Fora, Jessé Souza, “Ralea brasilera: quién es y cómo vive” (UFMG 2009), y a Rosa Pinheiro Machado, científica social con un artículo “Etnografía del rolezinho” en Zero Hora de 18/1/2014. Los tres dieron entrevistas esclarecedoras.
Por mi parte interpreto de la siguiente forma tal irrupción:
En primer lugar, son jóvenes pobres, de las grandes periferias, sin espacios de ocio y de cultura, penalizados por servicios públicos ausentes o muy malos, como salud, educación, infraestructura sanitaria, transporte, ocio y seguridad. Ven televisión cuyas propagandas los seducen para un consumo que nunca van poder realizar. Saben manejar computadores y entrar en las redes sociales para articular encuentros. Sería ridículo pedirles que analicen teóricamente su insatisfacción. Pero sienten en la piel cuan malvada es nuestra sociedad porque excluye, desprecia y mantiene a los hijos e hijas de la pobreza en una invisibilidad forzada.
¿Qué se esconde detrás de su irrupción? El hecho de no ser incluidos en el contrato social. De poco vale que tengamos una constitución ciudadana, que en este aspecto es solamente retórica, pues ha implementado muy poco de lo que prometió con vistas a la inclusión social. Ellos están fuera, no cuentan, ni siquiera sirven de carbón para el consumo de nuestra fábrica social (Darcy Ribeiro). Estar incluido en el contrato social significa tener garantizados los servicios básicos: salud, educación, vivienda, transporte, cultura, ocio y seguridad.
Casi nada de esto funciona en las periferias. Lo que están diciendo con su penetración en los bunkers del consumo es: “míranos de cerca”, “no estamos parados” “estamos aquí para incomodar”. Con su comportamiento están rompiendo las barreras del apartheid social. Es una denuncia de un país altamente injusto (éticamente), de los más desiguales del mundo (socialmente), organizado sobre un grave pecado social pues contradice el proyecto de Dios (teológicamente). Nuestra sociedad es conservadora y nuestras élites extremadamente insensibles a la pasión de sus semejantes y por eso cínicas. Continuamos siendo Brasilindia: una Bélgica rica dentro de una India pobre. Todo eso denuncian los rolezinhos, más con actos que con palabras.
En segundo lugar, ellos denuncian nuestra mayor llaga: la desigualdad social cuyo verdadero nombre es injusticia histórica y social. Es relevante constatar que con las políticas sociales del gobierno del PT la desigualdad disminuyó, pues según el IPEA el 10% más pobre tuvo entre 2001-2011 un crecimiento de renta acumulado de 91,2% mientras que la parte más rica creció un 16,6%. Pero esta diferencia no atacó la raíz del problema, pues lo que supera la desigualdad es una infraestructura social de salud, escuela, transporte, cultura y ocio que funcione accesible a todos. No es suficiente transferir renta; hay que crear oportunidades y ofrecer servicios, cosa que no ha sido el objetivo principal del Ministerio de Desarrollo Social.
El “Atlas de la Exclusión Social” de Márcio Poschmann (Cortez 2004) nos muestra que hay cerca de 60 millones de familias, de las cuales cinco mil familias extensas detentan el 45% de la riqueza nacional. Democracia sin igualdad, que es su presupuesto, es farsa y retórica. Los rolezinhos denuncian esa contradicción. Ellos entran en el “paraíso de las mercancías” vistas virtualmente en la TV para verlas realmente y sentirlas en las manos.
Este es el sacrilegio insoportable para los dueños de los shoppings. Estos no saben dialogar, llaman a la policía para que los reprima y cierran las puertas a esos bárbaros. Sí, bien lo vio T. Todorov en su libro “Los nuevos bárbaros”: los marginalizados del mundo entero están saliendo del margen y yendo hacia el centro para suscitar la mala conciencia de los “consumidores felices” y decirles: este orden es orden en el desorden. Los hace frustrados e infelices, llenos de miedo, miedo de sus semejantes que somos nosotros.
Página de Boff en Koinonía Página de Leonardo Boff
Marcha Por la Paz, Guachupita
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La libertad de los campesinos y de los obreros les pertenece y no puede ni debe sufrir restricción alguna. Corresponde a los propios campesinos y obreros actuar, organizarse, entenderse en todos los dominios de la vida, siguiendo sus ideas y deseos. (Ejercito Negro Makhnovista, Ucrania, 1923).
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