Bailarinas de RD en cabarets de Suiza son pobres y carecen de protección del Estado
Por
Rafaelina Segura. Publicado originalmente en acento.com.do, 29 de agosto de 2014. Reeditado en epistheme con permiso de la autora.
Muchas de estas mujeres a través de este trabajo han podido establecerse en Suiza con residencia permanente. Han podido ayudar a su familia a salir de la pobreza a que fueron sometidas por la exclusión y las faltas de oportunidades en la Rep. Dominicana. Es uno de los impactos positivo de la migración
SUIZA.-Las bailarinas de cabarets no son trabajadoras sexuales, aunque muchas de ellas lo hacen, ya sean obligadas o voluntariamente para poder cubrir los gastos y deudas contraídas y dar soporte económico a sus familiares. El trabajo sexual es legal en Suiza. Aunque muchas lo ejercen ilegalmente. En el año 2010 había registradas 10,604 trabajadoras sexuales de diferentes países, principalmente de Europa del Este (Hungría, Rumanía y Bulgaria), de Asia (Tailandia), África (Nigeria y África del Oeste), y de Latino américa (Brasil y República Dominicana).
La migración que proviene del Caribe es de 8,723 inmigrantes, de los cuales 5,744 son dominicanos (Estadística suiza 2012). Según sexo, 1,840 son hombres (2009).
En comparación con otros países del Caribe, Rep. Dominicana es el país con más emigrantes provenientes del Caribe en el país Helvético. Seguido por Cuba 1,722 y Haití con 502 inmigrantes respectivamente.
La migración de dominicanos a Suiza ha estado dominada en parte por una clase de migración centrada en un solo tipo de oportunidad laboral: mujeres para trabajar como bailarinas o stripteasers de cabaret. El total de mujeres dominicanas que laboran como stripteasers es 209 mujeres (2013). Aunque la disminución ha sido progresiva, en el 2005 había en Suiza 5,000 bailarinas, hoy son menos de 1000. Suiza quiere eliminar el permiso L para trabajar en cabarets y ya hay varios Cantones Suizos donde no aceptan este trabajo.
Los/as dominicanas/os nacionalizadas/os suizas/os, no están contemplados/as en esta estadística
Las mujeres que se han nacionalizado como ciudadanas suizas lo hicieron a través de casamiento con un ciudadano suizo, cuando se tenía automáticamente la ciudadanía. Algo que ya no es contemplado por las leyes migratorias helvéticas. Actualmente es otorgado un permiso de residencia B, ya sean casados con suizos o residentes europeos, y luego de cinco años pueden optar por permiso de residencia tipo C permanente, mientras vivan en Suiza.
Viajar a Suiza tiene un costo elevado, ya que la obtención de contratos laborales supone pagar una suma importante dentro de las redes y a esta suma se le agregan los costos del pasaje, por lo cual las familias de las migrantes desembolsan grandes sumas de dinero con estos fines. Para viajar, estas familias han vendido propiedades o animales o empeñado solares y han hecho préstamos que luego deben pagar. En muchas ocasiones estas mujeres y sus familiares han sido objeto de chantajes con amenazas a los suyos en su país de origen, República Dominicana. Al verse extorsionadas, estas mujeres sufren presiones psicológicas que las hacen vulnerables a practicar el trabajo sexual para poder cumplir con sus deudas contraídas.
Un porcentaje elevado de la migración dominicana a Suiza y a muchos países europeos, latinoamericanos y del Caribe son mujeres, por lo que podemos hablar de la feminización de la migración, y de cómo las mujeres dominicanas se han convertido en las principales proveedoras económicas de sus familias en su país de origen. En solamente dos décadas, las remesas se han convertido rápidamente en una de las mayores fuentes de ingresos para muchos países de emigrantes, incluyendo la RD. Siendo Suiza uno de los países europeos desde donde se envían más remesas hacia la República Dominicana para dar apoyo económico a sus familiares.
¿Qué haría República Dominicana sin recibir el apoyo de remesas de sus dominicanos ausentes?
Las mujeres dominicanas que son contratadas como bailarinas, por lo general, lo hacen por medio de un familiar o conocido residente en Suiza, que es la persona que contacta al dueño del cabaret y les lleva las fotos y documentos que requeridos. De esta manera sirve como un enlace directo entre la candidata y el comerciante. También existen agencias de reclutamiento.
Una vez se ha conseguido un contrato de trabajo, la persona de contacto allá en Suiza, contacta a una agencia la cual se encarga de tramitar todos los documentos necesarios en migración, consiguiéndole a la candidata contratada una visa de trabajo (con un permiso de residencia L de corta duración) de ocho meses de un periodo de 12 meses. Las bailarinas de cabarets en Suiza, deben de tener un contrato de trabajo de cuatro meses mínimo; aunque su estadía es de ocho meses, debe continuar buscando trabajo. Acabado ese tiempo deben salir del país y volver a entrar con otros nuevos contratos. Cada contrato dura un mes y cada mes se cambian de cabaret a cabaret, es decir de un Cantón o ciudad a otra. Convirtiéndolas en nómadas o errantes, y afectando drásticamente sus realizaciones en la elaboración de redes sociales permanentes a sus entornos.
Cada mes son expuestas las fotos de las bailarinas en las vitrinas de los cabarets. Así los clientes ven cada mes las diferentes bailarinas que estarán en el cabaret.
Las bailarinas son vulnerables a los abusos frecuentes, amenazas y presión psicológica para ingerir bebidas alcohólicas e irse con los clientes a los separados, aquí se informa como en la práctica se dan muchos abusos como son violencia, irrespeto a las personas, irregularidades en los cálculos de salarios, asignaciones de contratos paralelos como son el forzamiento de ofrecerles a los clientes alcohol y servicios sexuales, en contradicción con lo escrito en el contrato y las leyes que regulan a las bailarinas.
Hace aproximadamente dos meses un administrador en un Cantón suizo fue procesado judicialmente por obligar a cuatro dominicanas a ejercer el trabajo sexual en un cabaret. Muchas mujeres son extorsionadas y al no conocer sus derechos son explotadas sexualmente.
A las bailarinas se les paga el salario mínimo suizo, más las comisiones por el consumo de champañas, que las hay de todos los precios… mientras más caras, más comisiones obtienen por cada botella de champaña que el cliente consume con ellas, luego de dar un show artístico, bailando una música de su preferencia, despojándose en el show de sus vestimentas. De este salario deben pagar seguro médico, sus comidas y el alquiler de su vivienda, además otras reducciones de otras aseguraciones, como es de enfermedad, invalidez, de retiro…
La mayoría de estas mujeres desconocen estos descuentos. Aparte deben comprar las vestimentas de trabajo, que son sumamente costosas. La inseguridad laboral, la situación de permanencia insegura o inseguridad de estadía, trabajos a realizar que no están contemplados en el contrato laboral, pocas informaciones a estas mujeres sobre sus derechos y condiciones laborales; así como irregularidades en el pago de los salarios, caracterizan las horas de trabajo y la situación laboral de las bailarinas. Muchas de ellas ignoran sus derechos. Muchas ejercen el trabajo sexual que no está contemplado en el contrato laboral. Pero son chantajeadas por los administradores de cabaret en diferentes formas.
Muchas de estas mujeres se han convertido en adictas alcohólicas y las consecuencias por el efecto del alcohol repercutiendo en la salud.
La migración impacta positiva y negativamente al que emigra y a su familia.
Muchas de estas mujeres a través de este trabajo han podido establecerse en Suiza con residencia permanente. Han podido ayudar a su familia a salir de la pobreza a que fueron sometidas por la exclusión y las faltas de oportunidades en la Rep. Dominicana. Es uno de los impactos positivo de la migración.
La desintegración familiar, los problemas de crianza, adopción de comportamiento de riesgo por parte de niños y adolescentes que quedan sin supervisión de los padres y una mayor vulnerabilidad a la violencia, el abuso y la explotación, son algunas de las manifestaciones observadas como resultado de la migración impactada negativamente.
La responsabilidad económica de la mujer en la supervivencia familiar ha sido uno de los factores determinantes de su emigración internacional.
La migración determina una reducción numérica del grupo familiar y como consecuencia de ello, una redefinición de los deberes de cada uno. La migración se configura como un hecho crítico no previsible, es decir, que no está presente normalmente en el ciclo de vida familiar y que requiere activar recursos y energías suplementarios de todas las personas involucradas para enfrentar los cambios en especial en los hijos de estas mujeres migrantes, tanto los dejados en el país como los nacidos en el exterior.
A nivel de la estructura familiar, la migración impacta el sistema familiar provocando cambios en los movimientos y actitudes de los miembros de la familia, cambiando su jerarquía y los roles tradicionales, las parejas se ven afectadas por la distancia, lo que provoca trastornos en su intimidad, también hay cambios de valores, actitudes desafiantes y comportamientos de riesgos en los hijos, viéndose afectadas la crianza, la socialización, el cuidado y el estatus familiar. Todo esto genera una serie de fluctuaciones emocionales y psicosociales en los miembros de la familia, y aún más profundamente en los hijos menores de edad, lo cual incide en cambios internos que generan múltiples conflictos a nivel individual, familiar, y colectivo.
La separación produce una progresiva fragmentación del núcleo familiar, puesto que la confianza y el aprendizaje familiar nacen de la convivencia cotidiana. La mudanza a un nuevo país, genera innumerables rupturas, tales como la desintegración de la familia, cambios de ocupación, de la red de amistades, de valores y costumbres, del estatus profesional y social y estilo de vida.
El ajuste individual a estos cambios frecuentemente causa estrés psicológico, problemas emocionales y afectivos, que pueden generar con el tiempo en desórdenes mentales en las personas vulnerables. Los problemas psicológicos del migrante repercuten grandemente en la familia, la comunidad y el país.
El sentimiento de identidad dominicana en los hijos de las migrantes nacidos en el exterior es relevante. Los cuales hablan español dominicano y se identifican con la cultura del país de origen de sus madres como también de sus padres.
En contraste, los dejados en el país de origen no culminaron sus estudios ni aprendieron ningún oficio, lo cual les generó un desajuste económico importante propiciándoles hacia el desempleo. Estos jóvenes tienen como principal meta emigrar, sintiéndose resentidos, en algunos casos, con sus madres por haberlos “abandonado”.
En las mujeres migrantes, el sentimiento de identidad nacional es reforzado por la aceptación social que se les da cuando llegan al país y por los vínculos de familia existentes. Sin embargo, a pesar de esto, persiste cierto recelo a residir nuevamente en el país. Algo positivo es el sincretismo cultural, que es el enriquecimiento cultural de ellas. Sus hijos nacidos en el país receptor hablan varios idiomas y crecen en su mayoría en familias biculturales, conociendo varias culturas. Esto hace a estas generaciones multiculturales y es sin duda un enriquecimiento de las nuevas generaciones nacidas en Suiza hijos de dominicanos/as.
Entre los problemas psicosociales encontrados en hijos de las migrantes se observó depresión, inadaptación social, conflictos intrafamiliares, hiperactividad y deserción escolar. Se evidenció la vulnerabilidad de los hijos dejados en el país, los cuales mostraron una alta incidencia de deserción escolar, problemas de alcoholismo, vandalismo, embarazo en la adolescencia y trabajo sexual y repetición de patrones culturales negativos.
El principal problema psicosocial encontrado en las mujeres, fue la inadaptación a su entorno y a la cultura del país receptor, desórdenes mentales asociados a la migración (estrés, depresión) y sociales como la inadaptación social y cultural, aparte de las adicciones y promiscuidad.
Problemas del idioma, desempleo o trabajo no deseado, dificultades en los hábitos de trabajo, aislamiento social, nostalgia, problemas súbitos de la autoestima, perdida de estatus social y profesional todos estos factores sumados a una vulnerabilidad biológica pueden provocar que la salud mental del emigrante se vea comprometida. El impacto psicológico negativo de la emigración afecta también a los miembros de la familia que se quedan, en especial a los hijos e hijas quienes sufren de una pérdida o duelo psicológico drástico.
Es necesario y ya es tiempo de que el gobierno dominicano, no solo les importe el dinero que estas mujeres envían que las convierten en la seguridad social o Welfare de sus familiares. Es vital que se les dé prioridad a las familias de estas mujeres que son dejadas en República Dominicana, darle seguimiento para minimizar el efecto de la migración ocasionado por ellas, y hacer programas de apoyo para los hijos dejados aquí.
Las remesas, con las cuales mejoran sus condiciones de vida económicamente y las ayudan a salir de la pobreza, de la exclusión social que arropa a la gran mayoría en la República Dominicana, no llenan el vacío de estas madres que parten a países lejanos, afectando emocionalmente, psicológicamente estas familias con consecuencias palpables en el desarrollo social y educacional de estos hijos, con consecuencias devastadoras dentro de las familias, de la sociedad, del país y de ellas mismas, las migrantes, por la gran carga económica y emocional con las que son enfrentadas y sus consecuencias psíquicas y físicas.
Es necesario hacer énfasis de que la mayoría de estas mujeres no terminaron el nivel medio básico escolar por lo tanto poseen baja escolaridad. Por lo que las hacen vulnerables. Provienen de familias de estrato social bajo, donde las condiciones de pobreza y la exclusión social las empujaron a emigrar. Viendo en esta migración una vía de mejorar sus condiciones de vida, y de tener lo que el Estado Dominicano les han negado: Una vida digna y una inclusión social gratificante y equitativa. Negándoles con las marcadas y gigantescas desigualdades sociales un lugar en la sociedad, para ellas y su familia.
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La autora es médico, egresada de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD). Diplomado en Fisiología del Ejercicio, UASD. Gerontología en la Universidad de Zürich, Suiza. Estudios de Nutrición en la Universidad de Vanderbilt y la Universidad de San Francisco, California (EUA). Maestrías en Sexualidad Humana y Terapia Familiar Sistémica, UASD. Colabora en el Centro de Identidad y Migración, Cantón Schaffhausen, Suiza y en el Centro de Integración de la Mujer en Zürich. Activista de los Derechos Humanos, Protección del Medio Ambiente (Paz Verde), y por los Derechos de la Mujer y Equidad de Género, Suiza. El presente trabajo es un resumen de la tesis de Maestría en Terapia Familiar, defendida recientemente (septiembre de 2014) en el Instituto de Sexualidad Humana, Facultad de Ciencias de la Salud, de la UASD y asesorada por los profesores Antonio De Moya y Aida Freites.