Por Frei Betto, escritor y asesor de movimentos sociais, Adital 19.06.12
La Río+20 reúne a jefes de Estado, ambientalistas y movimientos sociales en la Cumbre de los Pueblos. Dicha reunión corre el peligro de frustrar expectativas que a lo mejor no tenía, como punto de partida, compromisos asumidos en la Agenda 21 y acuerdos firmados en la Eco-92 y reiterados en la Conferencia de Johannesburgo en el 2010.
Hay una verdadera conspiración entre bastidores para que, en la Rio+20, se dejen a un lado los principios del desarrollo sustentable y los Objetivos del Milenio e imponer las nuevas tesis de la "economía verde”, sofisma usado para encubrir la privatización de los recursos naturales, como el agua, y la mercantilización de la naturaleza.
El enfoque de los trabajos debería estar centrado no en los derechos del capital sino en la urgencia de definir instrumentos normativos internacionales que aseguren la defensa de los derechos universales de los casi 7 mil millones de habitantes del planeta y la preservación ambiental.
Corresponde a los gobiernos reunidos en Rio priorizar los derechos de sustentabilidad, bienestar y progreso de la sociedad, entendidos como deber de garantizar a todos los ciudadanos los servicios esenciales para una mayor calidad de vida. Se hace necesario modificar los indicadores del desarrollo, teniendo en cuenta los costos ambientales, la equidad social y el desarrollo humano (IDH).
La humanidad no tendrá futuro si no cambian los modelos de producción, consumo y distribución de la riqueza. El actual paradigma capitalista, de acumulación creciente de riqueza y de producir en función del mercado y no de las necesidades sociales, nunca erradicará la miseria, la desigualdad y la destrucción del medio ambiente. Cambiar a tecnologías no contaminantes y a fuentes de energía alternativas a la fósil y a la nuclear es un imperativo prioritario. Nada más cínico que las propuestas ‘limpias’ de los países ricos del hemisferio norte, que se empeñan en culpabilizar a los países del hemisferio sur por la degradación ambiental, en un esfuerzo por ocultar su responsabilidad histórica en las actividades de sus transnacionales en países emergentes y pobres. Hay que desconfiar de todas las patentes y marcas llamadas ‘verdes’, pues aquí se oculta un nuevo mecanismo para reafirmar la dominación globocolonialista.
La hora actual requiere una convención mundial para el control de las nuevas tecnologías, basada en los principios de precaución y de evaluación participativa. Urge denunciar la programada caducidad, de modo que se pueda disponer de tecnologías que aseguren el máximo de vida útil a los productos y beneficien su reciclaje, con miras a la satisfacción de las necesidades humanas con el menor costo ambiental.
A la Rio+20 se le plantea también el desafío de condenar el control del comercio mundial por las empresas transnacionales y el papel de la OMC (Organización Mundial del Comercio) en la imposición de acuerdos que legitiman la desigualdad y la exclusión social, impidiendo el ejercicio de políticas soberanas. Tenemos derecho a un comercio internacional más justo y en consonancia con la preservación ambiental.
Sin medidas concretas para frenar la volatilidad de los precios de los alimentos y la especulación en los mercados de productos básicos no habrá erradicación del hambre y de la pobreza, como prevén, hasta el 2015, los Objetivos del Milenio. Debido a la crisis financiera, una parte considerable del capital especulativo se dirige ahora hacia la compra de tierras en países del sur, fomentando proyectos de explotación de recursos naturales perjudiciales para el medio ambiente y para el equilibrio de los ecosistemas.
La Rio+20 daría un paso importante si admitiera que hoy por hoy las mayores amenazas para la preservación de la especie humana y de la naturaleza son las guerras, la carrera armamentista y las políticas neocolonialistas. El uso de la energía nuclear, sea para fines pacíficos o bélicos, debiera ser considerado un crimen de lesa humanidad.
Participaré en la Cúpula de los Pueblos para reforzar la propuesta de mayor control de la publicidad comercial, de la incitación al consumismo desmedido, de la creación de falsas necesidades, especialmente cuando van dirigidas a niños y jóvenes. La educación y la ciencia deben de estar al servicio del desarrollo humano y no del mercado. Una nueva ética del consumo debe rechazar productos derivados de prácticas ecológicamente agresivas, del trabajo esclavo y de otras formas de explotación.
En fin, debiera hacerse una evaluación completa del sistema actual del manejo ambiental, que se ha demostrado incapaz de frenar la catástrofe ecológica. Un nuevo sistema, democrático y participativo, debe atacar las causas profundas de la crisis y ser capaz de plantear soluciones reales que hagan de la Tierra un hogar acogedor para las generaciones futuras.
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El diálogo de los movimientos
Bienvenida a Camila Vallejo
Por Pablo González Casanova, La Jornada, 17 06 12
Compañera Camila: ¡Qué bueno que ha traído a México este diálogo latinoamericano de los movimientos emancipadores! Al saber de su presencia no pude menos de recordar la voz y la fuerza de Salvador Allende y de la más profunda lucha que el socialismo parlamentario ha dado en el mundo entero. De Allende y quienes lucharon con él es digno sucesor este gran despertar del pueblo chileno a que su juventud convoca, y que lejos de limitarse a una valerosa lucha por la educación forja un nuevo movimiento liberador de los trabajadores, de los ciudadanos, de los campesinos y de los indios mapuches.
Mucho de nuevo tiene el movimiento chileno y, como los nuestros de los que quiero decirle unas cuantas palabras, forma parte de un movimiento universal que en México iniciaron en 1994 los pueblos mayas del sureste, conocidos como zapatistas, cuyo lema es precisamente: Libertad, Justicia, Democracia. Ellos plantearon innovaciones en los conceptos, en las palabras, en las formas de comunicación, de expresión y de organización…, algunos ejemplares para combinar el discurso político y el narrativo, el imaginativo y el práctico; otros, para identificar el conocimiento con la pérdida del miedo, y la moral de lucha con el respeto a la dignidad de uno mismo; otros más para instaurar un sistema de autonomías con democracia, a la vez participativa y representativa, la de la asamblea y la del mandar obedeciendo, y muchos otros, capaces de articular las luchas de las comunidades con las que da la nación por su independencia, y con las del mundo por lo que los pueblos andinos llaman el buen vivir.
En México surgieron otros movimientos más, como el de los cristianos herederos de la teología de la liberación latinoamericana que, con su opción por los pobres, difunden el respeto a las creencias religiosas y laicas y, en muchos casos, el pensar histórico, y que hoy –con numerosos movimientos sociales y políticos–, están organizando la lucha por La Justicia y la Paz, y contra la guerra infame que nos imponen el imperio y sus asociados nativos, una guerra que hace sus principales víctimas entre los pueblos que luchan contra las corporaciones depredadoras, y también entre los abogados que los defienden, entre los líderes que los encabezan, y entre los periodistas que expresan la verdad de lo que ocurre.
A los movimientos anteriores se añade otro no menos importante: es el de #YoSoy132, con en el que hace acto de presencia la juventud mexicana en el campo cibernético de la lucha, y muestra el inmenso poder que en ese campo tenemos para ganar las batallas de la libertad de expresión y de comunicación, las de organización de colectivos y redes de colectivos que hagan realidad la educación universal, la democracia como gobierno del pueblo, y la subsistencia de la Tierra y de la humanidad. Este movimiento contiene, a más de muchas otras aportaciones intelectuales y culturales, la de haber descubierto que el yo es parte del nosotros: #YoSoy132
Y hay un movimiento no menos significativo que, organizado en red, cava en lo profundo de un modo de dominación y acumulación altamente depredador, corruptor y destructivo. Convocó a ese movimiento el pueblo purépecha de Cherán K`eri, en el estado de Michoacán, y allí se realizó, el pasado mes de mayo, un Encuentro Nacional de Redes de Resistencias Autónomas Anticapitalistas. La convocatoria, los discursos, las relatorías del encuentro enfrentan al capitalismo corporativo y a los complejos empresariales –militares– políticos y mediáticos, que con sus aliados y subordinados están llevando al mundo a una catástrofe ecológica que no sólo amenaza al 99 sino al 1% de la humanidad, según investigaciones de los más serios y rigurosos científicos de las propias organizaciones intergubernamentales. Textos y discursos del congreso de Cherán K. revelan una recuperación del método histórico-político que originalmente correspondió a un pensamiento crítico y creador –el de Marx y Engels–, y que ya enriquecido por la historia universal, contribuye como pocos a comprender hoy el mundo realmente existente y a construir un mundo realmente humano y sostenible. Pero más que pensar en forma doctrinaria los participantes, reunidos en el pueblo purépecha de Cherán K, piensan en la forma de plantear la lucha más profunda por la libertad y por la vida.
Hay mucho más que decir, pero aquí me detengo pues no vayan mis palabras a impedir que Camila Vallejo nos cuente cómo se plantea en Chile la lucha por otro mundo posible.
Escuchemos a la compañera Camila y enviemos con ella un caluroso abrazo a la juventud chilena. ¡Viva Chile! ¡Viva América Latina! ¡Viva la vida! ¡Venceremos!
Fuente: http://www.jornada.unam.mx/2012/06/17/index.php?section=opinion&article=010a1pol
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Pronunciamiento de CLOC/Vía Campesina Paraguay
La Coordinadora Latinoamericana de Organizaciones del Campo, CLOC/Vía Campesina Paraguay, que nuclea a las organizaciones: CONAMURI, MCNOC, MAP, MCP, ONAI y OLT, se dirige a la opinión pública, nacional e internacional, para expresar cuanto sigue:
Lamentamos los hechos ocurridos y desembocados en la masacre de campesinos y policías, en las tierras conocidas como Morumbí –tierras mal habidas, según informe de la Comisión de Verdad y Justicia, ubicadas en el distrito de Curuguaty–; hechos acaecidos en la mañana de hoy como resultado de un conflicto social de clase, consecuencia directa de un modelo de tenencia desigual de la tierra, así como de un modelo de producción del agronegocio y de una sociedad basada en la inequidad, como lo es el capitalismo salvaje.
Denunciamos que esta situación llegó al punto conocido por la falta de políticas sociales desde el Estado –entiéndase, los tres poderes, y en los sucesivos gobiernos de turno– que no han priorizado la realización de la Reforma Agraria en el Paraguay; por lo tanto, son todos los Poderes del Estado, y el régimen latifundiario, los responsables de este conflicto que se tiñe de sangre con la masacre de compatriotas.
Responsabilizamos al Estado, en su conjunto de poderes, por la falta de garantías a las personas que se encuentran aún en el lugar de los hechos. Urgimos a que las entidades públicas presentes en el lugar permitan a las instituciones de Derechos Humanos, tanto nacionales e internacionales, mediar en el transcurso de las horas, teniendo en cuenta que aún hay campesinos en el monte y que deben contar con todas las garantías del derecho a la vida.
Expresamos nuestra indignación y condolencia con los familiares de los asesinados.
Llamamos a todas las organizaciones campesinas e indígenas, organizaciones sociales, civiles y democráticas en general a la movilización, y a mantenerse en alerta ante las pretensiones de uso sobre los hechos ocurridos por parte de los grupos de poder económico, para la criminalización de la lucha social, además de defender el proceso democrático.
¡Por la recuperación de tierras mal habidas!
¡Por la Reforma Agraria en el Paraguay!
Asunción, 15 de junio de 2012
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Identidades que matan e identidades porosas
Por Jaume Flaquer, Gastarlavida, 21RS, 18 06 12
“El sabio es capaz de ver lo que une mientras que el necio no ve más que lo que separa.”
(Tao te King)
“Identidades que matan” es el título de uno de los libros de Amín Maalouf, e “Identidades porosas” fue el título de uno de los grupos de expertos del reciente Congreso “Edificar la Paz en el siglo XXI” celebrado en Barcelona entre el 23 y 25 del pasado mes de abril. Estos son los comentarios que me han sugerido.
El elemento religioso es a menudo causa (¡y excusa!) de conflictos, pero normalmente lo es en la medida en que se vive como una identidad cerrada junto con otros elementos culturales e ideológicos. De hecho, lo que es susceptible de ser tomado como causa de conflicto es todo aquello alrededor de lo cual se estructura una identidad determinada. Si una sociedad estructura su identidad alrededor de la religión, ésta será tomada como “excusa” para el conflicto cuando se sienta amenazada o cuando quiera expandirse. Desde el siglo XIX un cierto número de sociedades ya no se estructuran entorno a la religión, y por ello los nuevos elementos causantes de conflictos son la ideología, la lengua, la tierra o territorio, los símbolos nacionales, etc.
Solamente hemos de ver cómo hemos reaccionado en España frente a la nacionalización de la YPF argentina. ¿Por qué se ha vivido casi como una declaración de guerra? Porque España ha puesto parte importante de su identidad y orgullo en las empresas de bandera española, de la misma manera que la pone en la “Armada” de Tenis de la Copa Davis o en la Selección de Fútbol. ¿No ha generado el caso de YPF el mismo “casus belli” (causa de guerra) que si un árbitro anulase un gol claro de la Selección en una final de un mundial y corriesen rumores de un partidismo del árbitro?
El elemento religioso era antes el elemento identitario central. Hoy ya no lo es, y por ello hay otros que producen las mismas reacciones. De hecho, después del siglo XX, podemos ver que las ideologías marxistas (URSS de Stalin, Pol Pot de Cambodia…), fascistas (nazismo), anarquistas (guerra civil española) y nacionalistas (tanto de izquierdas como de derechas) han producido tantas muertes como las religiones.
En el Congreso por la Paz, uno de los ponentes animó a trabajar por las “identidades porosas” citando el Tao te King: “El sabio es capaz de ver lo que une mientras que el necio no ve más que lo que separa”.
Así es. El problema es que los conflictos identitarios no se dan porque tengamos muchas diferencias con alguien o con algún grupo, sino porque éste atenta contra algo que yo tomo como fundamental, por más que éste sea el único elemento de disparidad.
El profesor Xavier Marín utilizó una metáfora de Platón que encontró un cierto éxito en la sala, comparando los elementos exteriores identitarios con una pintura: cuando un muro se pinta, las capas sobrepuestas de ésta acaban por esconder totalmente el soporte. El ejercicio crítico de preguntarse por las cosas permite traspasar las capas de pintura para llegar al soporte, es decir, permite ir más allá de las capas identitarias para adentrarse en aquello que es más esencial.
Una de las causas de los conflictos identitarios, a mi entender, es la confusión entre el concepto de “identidad” y el de “de-finición” que se da en todo estadio adolescente de una persona o de un grupo. El adolescente necesita “de-finirse”, es decir, responder a la pregunta de “¿Quién soy yo?”, buscando aquello que le de-fine, es decir, determinando dónde acaba él (su fin) y dónde comienza el otro. Haciéndolo así, buscando lo que es más específico de él, estable su identidad por diferencia y contraposición.
Pero, el problema (¡y la bendición!) es que aquello que me de-fine, aquello que es más específico mío, no es normalmente lo más importante mío, lo más esencial. ¡¡¡El turbante de los Sikhs es lo más específico de ellos pero no lo más importante!!! El fundamentalismo consiste precisamente en confundir lo específico con lo esencial.
La idea de trabajar por unas “identidades porosas” consiste precisamente en descubrir que aquello más esencial de mi identidad no se ha construido sin la aportación y influencia de muchas otras identidades.
El yo no es un ente cerrado, sino que es fruto y existe gracias a otros. Por ello, el yo es en realidad un nosotros. El yo es un don.
De hecho, si una parte de los conflictos son provocados por estados de adolescencia buscando afirmar la propia identidad, cuando se llega a la adultez con una identidad pacificada, se busca, de manera natural, la unión (y no la separación) con el otro. Es el momento en el que las culturas abren los ojos maravillados por la alteridad cultural, y se exalta la diversidad como riqueza. En este momento, igual que una pareja entra en crisis cuando un miembro se impone y anula al otro, también las culturas que se han abierto a la pluralidad (por medio de migraciones o por exaltación del multiculturalismo) pueden de repente experimentar un hermetismo regresivo si ven peligrar su identidad. Sin duda, es lo que está experimentando Europa hoy en día.
Grupo de expertos:
- Francesc Torralba ha sido el coordinador del grupo de expertos. Los participantes eran de gran nivel. Destacamos Lü Longgen (Catedrático de la Univ. D’Estudios Internacionales de Beijing – China), Mustapha Cherif (Ex – ministro de cultura de Argel. Dir. Académico del Máster Internacional de Estudios Islámicos i Árabes de la UOC), David Álvarez (Decano de la Facultad de Ciencias y Humanidades de la Univ. PUCMM – Rep. Dominicana), Carlos Giménez (Catedrático de antropología de la Univ. Autónoma de Madrid), Ma. José Cano (Catedrática de Estudios Semíticos de la UGr. Subdirectora del Instituto de la Paz y los Conflictos de la UGr.), Xavier Marín (Prof. de Filosofía de la Univ. Ramon Llull), Fahdhila Mammar (dir. Del servicio de Madiación Social Intercultural de Madrid) y Jaume Castro (Presidente de la Fundación Sant Egidi en Barcelona).
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España
El triunfo de los mediocres
PERIODISTA: FORGÉS - Diario "EL PAÍS", Madrid - ESPAÑA - Mayo 2012, http://www.lacajadepandoraonline.com/blog2/?p=4676
Quizá ha llegado la hora de aceptar que nuestra crisis es más que económica, va más allá de estos o aquellos políticos, de la codicia de los banqueros o la prima de riesgo. Asumir que nuestros problemas no se terminarán cambiando a un partido por otro, con otra batería de medidas urgentes o una huelga general. Reconocer que el principal problema de España no es Grecia, el euro o la señora Merkel. Admitir, para tratar de corregirlo, que nos hemos convertido en un país mediocre.
Ningún país alcanza semejante condición de la noche a la mañana. Tampoco en tres o cuatro años. Es el resultado de una cadena que comienza en la escuela y termina en la clase dirigente. Hemos creado una cultura en la que los mediocres son los alumnos más populares en el colegio, los primeros en ser ascendidos en la oficina, los que más se hacen escuchar en los medios de comunicación y a los únicos que votamos en las elecciones, sin importar lo que hagan. Porque son de los nuestros.
Estamos tan acostumbrados a nuestra mediocridad que hemos terminado por aceptarla como el estado natural de las cosas. Sus excepciones, casi siempre reducidas al deporte, nos sirven para negar la evidencia.
Mediocre es un país donde sus habitantes pasan una media de 134 minutos al día frente a un televisor que muestra principalmente basura.
Mediocre es un país que en toda la democracia no ha dado un presidente que hablara inglés o tuviera unos mínimos conocimientos sobre política internacional.
Mediocre es el único país del mundo que, en su sectarismo rancio, ha conseguido dividir incluso a las asociaciones de víctimas del terrorismo.
Mediocre es un país que ha reformado su sistema educativo tres veces en tres décadas hasta situar a sus estudiantes a la cola del mundo desarrollado.
Mediocre es un país que no tiene una sola universidad entre las 150 mejores del mundo y fuerza a sus mejores investigadores a exiliarse para sobrevivir.
Mediocre es un país con una cuarta parte de su población en paro, que sin embargo, encuentra más motivos para indignarse cuando los guiñoles de un país vecino bromean sobre sus deportistas.
Es mediocre un país donde la brillantez del otro provoca recelo, la creatividad es marginada –cuando no robada impunemente- y la independencia sancionada.
Un país que ha hecho de la mediocridad la gran aspiración nacional, perseguida sin complejos por esos miles de jóvenes que buscan ocupar la próxima plaza en el concurso Gran Hermano, por políticos que insultan sin aportar una idea, por jefes que se rodean de mediocres para disimular su propia mediocridad, y por estudiantes que ridiculizan al compañero que se esfuerza.
Mediocre es un país que ha permitido, fomentado y celebrado el triunfo de los mediocres, arrinconando la excelencia hasta dejarle dos opciones: marcharse o dejarse engullir por la imparable marea gris de la mediocridad.
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La libertad de los campesinos y de los obreros les pertenece y no puede ni debe sufrir restricción alguna. Corresponde a los propios campesinos y obreros actuar, organizarse, entenderse en todos los dominios de la vida, siguiendo sus ideas y deseos. (Ejercito Negro Makhnovista, Ucrania, 1923).
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