lunes, octubre 23, 2006

Noticias del Frente Ancestral 008

Nuevas notas sobre la música taína y su influencia en la vida dominicana contemporánea

Lynne Guitar, PhD (Antropología e Historia); lguitar@ciee.org; guabancex@gmail.com

La presente versión resumida del trabajo de la Dra. Guitar, Directora Residente del programa CIEE, “Lengua Española y Estudios Caribeños” de la Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra (PUCMM) —Campus de Santiago, República Dominicana -- y miembro del Consejo de Ancianos/as de Guabancex Viento y Agua, fue presentada oralmente en el Congreso Dominicano de Arqueología y Antropología “Dr. Fernando Luna Calderón,” el 11 de octubre de 2006. Una versión más extensa, con referencias bibliográficas y notas, será publicada próximamente en el Boletín del Hombre Dominicano.

La música jugaba un rol muy significativo en la vida cotidiana y también en la vida ritual del pueblo taíno. Esta investigación examina la música taína y sus influencias en la vida dominicana contemporánea. Aunque la música taína como tal no ha tenido mucha influencia en la música dominicana contemporánea por razón de las inmensas diferencias entre ella y la música basada en formas de Europa, han sido unas influencias culturales fuertes y continuas que incluyen los instrumentos musicales, una apreciación innata para la música, el canto y el baile, y también en la manera en que la música y la apreciación de ella forma una parte integral de la vida cotidiana y de todos los eventos rituales en las vidas de los dominicanos de todos niveles de la sociedad hoy en día. Todas estas influencias culturales viven como una parte bien alegre de la herencia taína.

La forma de la música taína

Solamente podemos hacer adivinaciones, aunque adivinaciones con buenos fundamentos, sobre la forma de la música de los taíno,
[1] porque nadie tenía una grabadora en la época de la Conquista, y los cronistas españoles no nos dejaron muchos detalles. Sabemos que la música de los indígenas de las Américas en general es típicamente muy sencilla y monofónica--que quiere decir que contiene una sola línea melódica, que desciende en su tono. Las canciones de los taíno probablemente eran estróficas también, que quiere decir que las letras se cambiaban de una estrofa a otra, mientras la melodía se quedaba igual. Pero los cronistas españoles escribieron que las melodías y los ritmos de la música de los taíno se variaban dependiendo de la categoría de la canción.

Generalmente no hay nada de armonía ni de polifonía en la música de los indígenas de las Américas (la música con polifonía presenta más que un tono a la vez), aunque frecuentemente hay cantos antifonales entre un líder o solista y un coro, que quiere decir que el coro canta la misma línea melódica que el líder, pero alterna con él o ella, o la línea melódica puede ser repetida por el coro en octavas diferentes. Aparentemente eso era el caso entre los taíno, porque todos los cronistas escribieron que tenían líderes de las canciones y respuestas de los coros.

Los vocablos son muy importantes en la mayoría de las canciones de los indígenas de las Américas. Un vocablo es una palabra que se compone de varios sonidos que no necesariamente tienen una significación en particular que sea reconocida—como “hee ya hai ya, hee ya hai ya.” Muchas veces los vocablos han sido heredados de versiones anteriores del idioma, o de otros idiomas, y es el poder ritual que contienen lo que les da importancia, no su significación en sí misma.

Muchos de los europeos escribieron que la música de los indios de las Américas era “gutural” y “áspera”, en parte, adivinan muchos musicólogos, por razón del predominio de vocablos. Es interesante que los cronistas españoles escribían que las canciones de los taíno eran agradables, no ásperas.

Igual que la mayoría de la música de las culturas de Asia, la música de los indios de las Américas típicamente es pentatónica, que quiere decir que cinco notas sirven de base y no las ocho notas que forman la base típica de la mayoría de la música de Europa. Es esta diferencia que hace que la escala de la música de los Nativos Americanos suene tan ajena al oído de los europeos.

Los modelos del tono parece que han variado de tribu a tribu, de familia a familia, de pueblo a pueblo, o de una persona a otra, lo que indica que los indios de las Américas los entendían como un tipo de identificación de parentesco o geografía, igual que los indígenas usaban diseños específicos para sus cerámicas, textiles y otros objetos decorados para identificar los artistas, familias, y naciones o regiones en particular.

La importancia de las canciones

La música, para los taíno, igual que para la mayoría de los otros indígenas de las Américas, principalmente significaba el canto. Casi siempre algunos músicos acompañaban a los cantores taínos, tocando un tipo de tambor que se llama mayohuakan, y a veces también tocando marakas, güiras, y flautas o silbatos de varios tipos. Aunque habría sido raro oír a un taíno cantando sin el acompañamiento de percusión, la canción era superior, no la música del instrumento.

En las canciones de los taíno había un cantor (o cantora) quien era líder y bailaba cantando, acompañado por otros cantores y bailadores, quienes se juntaban con el líder en una manera de “llamar-y-responder”, siguiendo los pasos del líder y también respondiendo a su canción. El tipo de canción que se llama “llamar-y-responder” aún es bastante común en todas las Antillas Mayores, América Central y América del Sur.

La plaza central, generalmente en forma rectangular, donde los taíno cantaban y bailaban, se llamaba el batey. Las grandes celebraciones con bailes y canciones de los taíno ocurrían en el batey y se llamaban areítos. Además, areíto era su palabra para “canción”, que ayuda a confirmar que la idea del canto era pre-eminente sobre las concepciones de la música instrumental y la danza.

Cada yucayeke (pueblo) tenía su batey, y hay sitios, como El Corral de los Indios en San Juan de la Maguana, La Aleta en el este de la República Dominicana, y Caguana en la parte central de Puerto Rico, entre otros, que aparentemente eran sitios donde muchos indios se juntaban para celebraciones regionales o celebraciones con los de otras islas.

Era por medio de una canción que los taíno cantaban su historia, porque no tenían escritura. Además, comunicaban y celebraban con sus zemíes, sus guías espirituales o sus contrapartes espirituales, por medio de canciones. Dice Paul Westheim, que el ritmo de la música “introduce un sentido de organización y eleva el esfuerzo de los seres humanos contra lo imprevisto que… define el comportamiento de la naturaleza.” Entre los taíno, tanto los hombres como las mujeres y los niños cantaban mientras trabajaban—los cantos aliviaban el trabajo en aquellos tiempos, igual que lo hacen hoy en día. También cantaban mientras estaban ocupados con la caza y la pesca, y durante todo tipo de celebraciones y ritos religiosos.

Para los taíno, tanto como para los otros indígenas de las Américas, la música se hacía muy rara vez por sí misma, sino como un intercambio, por ejemplo, para asegurar buenos comercios y/o buenas relaciones entre tribus o naciones, para pedir la lluvia, frenar un ciclón, asegurar un matrimonio feliz y fértil, ayudar a un infante a crecer a su edad adulta con buena salud, ganar éxito en un juego del batey o una batalla, curar los enfermos, asegurar pasaje seguro a Coaybay, el mundo de los espíritus, para una persona querida fallecida, asegurar una buena cosecha o buena cacería, etc.

Uno de los regalos más valiosos, más prestigiosos que un taíno pudiera dar al otro era una canción, porque no era solamente una canción—era un enlace con el mundo poderoso de los espíritus. Los kacikes de los yucayekes o kacikazgos en la isla y sus alrededores intercambiaban canciones para hacer enlaces más fuertes de parentesco ficticio y responsabilidades recíprocas entre los kacikes y su gente. El cronista Pedro Mártir de Anglería confirmó la importancia de este intercambio de canciones. Escribió que el kacike Mayobanex no se hizo traidor en contra del kacike Guarionex porque Guarionex les había enseñado a él y a su esposa principal a “cantar y bailar, [que era] algo que no mantenían en consideración mediocre."

La mayoría de las canciones de los taíno, tanto la melodía como las letras, llegaban por medio de los sueños o cuando una persona estaba solo en el bosque, las montañas o un río, y era un zemí que le enseñaba la canción a esta persona. De allí en adelante, aquel zemí le guiaría y le ayudaría al dueño de la canción. La mayoría de los indígenas de las Américas considera que las canciones son regalos divinos, y por esto vemos la popularidad casi universal de los “atrapadores de sueños” e intérpretes de los sueños entre los indígenas.

Es interesante que, si una canción de un taíno fuera regalada, la ayuda divina del zemí se transferiría al nuevo dueño. Un hombre o una mujer taíno también pudiera ganar la ayuda divina de un zemí por medio de la recepción de las representaciones físicas de estos espíritus como regalos—o por medio de robo. Las representaciones físicas eran esculturas de varios tamaños fabricados en madera, hueso, piedra o caracol. El concepto nos ayuda a explicar el porqué los taíno hicieron grandes esfuerzos por esconder sus esculturas de los españoles.

Los instrumentos musicales taínos

Principalmente, los instrumentos de los taíno consistían en instrumentos de percusión, que es típico de la gente indígena de las Américas. De primera importancia entre sus instrumentos era el mayohuakan o maguey, un tambor de madera, que se tocaba durante casi todas las canciones de los taíno. Se fabricaba del tronco de un árbol y podría ser “tan grueso como un hombre.” La mayoría de los mayohuakanes tenía un ovalo o una raja abierta, o la forma de una “H” esculpida arriba para que el sonido se escapara, aunque Fray Ramón Pané escribió que había visto mayohuakanes con la forma de “las tenazas de los herreros” a un lado. El cronista Gonzalo Fernández de Oviedo y Valdés describió y dibujó un mayohuakan suspendido por unas sogas entre dos palos. Obviamente había tipos diferentes que variaban por el uso, por la nación, región o quizás por la elección y creatividad del músico en particular que fabricó el tambor.

Los cronistas están de acuerdo en general que los mayohuakanes se tocaban con palos, aunque algunos dicen que usaban dos palos mientras otros dicen solamente uno. Porque eran instrumentos sagrados, y su música acompañaba las canciones sagradas, no es difícil asumir que los taíno esculpían y pintaban los mayohuakanes con símbolos de sus zemíes.

Las marakas son sonajeros, en su mayoría fabricadas de pequeños higüeros vacíos con mangos de palos incorporados, pero a veces esculpidos de madera. La diferencia principal entre las marakas originales de los taíno y las modernas, es que las originales, por lo menos las que usaban los bejikes para los ritos religiosos, aparentemente tenían una sola bola de madera adentro—de hecho, las marakas del bejike se esculpieron de una sola pieza de madera, mango y todo, con la bola que produce el sonido de “clic” esculpido por medio de las grandes rayas abiertas que permiten que el sonido salga. Las marakas de hoy en día se dejan cerradas, con muchas piedras pequeñas selladas adentro antes de que se adjunte el mango. Las marakas que usaban los músicos taínos quizás eran más parecidas a las modernas, y es probable que usaran dos a la vez, como la mayoría de los percusionistas contemporáneos. El bejike usaba solamente una maraka, no dos, y no la tocaba sacudiéndose sino chocándola contra la otra mano. Basado en los descubrimientos de los arqueólogos, todas las marakas de los taíno aparentemente llevaban esculturas y pinturas con diseños de los zemíes, que sin duda tenían una importancia más definida para las marakas que usaban los bejikes.

Güiros o güiras son raspadores que los taíno fabricaban de higüeros alargados y vacíos con surcos esculpidos en un lado. Parece que los músicos usaban un caracol o un pedazo de hueso o madera para raspar el instrumento en una manera rítmica. La palabra original en taíno para el instrumento aparentemente era guajey.

Los taínos usaban algunos tipos diferentes de flautas y de ocarinas o silbatos. El guamó o cobo de los taíno, lo que hoy se llama un fotuto, era una flauta o trompeta con una sola nota. Se fabricaba el fotuto de la concha de un lambí. Algunos quizás tenían embocaduras de barro o hueso, como los que se encontraron en México. Su sonido, tanto como el del mayohuakan, se pudiera escuchar por distancias bien largas.

En adición al acompañamiento musical, sabemos que los taíno usaban los guamós o fotutos para enviar anuncios y avisos, probablemente en código, con mensajes como: “¡Los enemigos españoles están marchando en su dirección!.”

Lo que quizás eran flautas de hueso con decoraciones, se encontraron en varias excavaciones por arqueólogos dominicanos. Es posible también que los taíno usaban flautas de caña, pero si lo hicieron, ninguna ha sobrevivida el clima tropical. Varios tipos de ocarinas o silbatos con uno, dos o tres hoyos para tocar notas diferentes han sobrevivido a los siglos. Se fabricaban de piedra, hueso, e en algunos casos de cerámica, en la forma de animales (frecuentemente aves).

Los cronistas escribieron que los bailadores taínos, tanto varones como hembras, llevaban hilos múltiples de caracoles—generalmente los que se llaman caracoles “olivas”—que tintineaban alegremente mientras los bailadores se movían. Puede ser que los taínos también usaban instrumentos fabricados de de semillas secas y otros objetos naturales que, cuando sacuden o frotan, hacen música bien linda, porque eran gente muy creativa y usaban todo lo que estaba en su medio ambiente.

Para concluir esta sección, quiero mencionar que se ha encontrado una variedad de sonajeros que sirven doble propósito. Incluyen envases con mangos sonajeros, sellos que llevan piedras pequeñas y/o semillas adentro para hacer música mientras uno sellaba una tela o la piel con diseños. Hasta se encontraron espátulas vómicas de madera que no solamente eran sonajeros, sino que servían un tercer propósito--llevan hasta tres hoyos en la parte superior para tocar las espátulas como flautas.

Conclusión

Los taíno celebraban todo lo bueno, bello y positivo en el mundo con las canciones y bailes de sus areítos. Las canciones, música y baile servían para agradecer a los zemíes por su ayuda en asegurar que la gente tuviera una vida alegre y saludable. Los cronistas estaban asombrados por las canciones y los bailes tan dinámicos de los taíno, por los ritmos pulsantes de sus instrumentos de percusión, y por el hecho de que los hombres, mujeres y niños de todos los niveles sociales entre los taíno, cantaban y bailaban juntos.

Creo que uno de las herencias más agradables de la cultura pre-Colombina es la apreciación profunda que tienen los dominicanos por la música, las canciones, y el baile. Igual que sus antepasados indígenas, los dominicanos hoy en día participan con alegría en una fiesta con mucha música para celebrar todo tipo de días feriados y eventos especiales. ¡Y la habilidad para bailar! Mi nieto dominicano, Brighton, empezó a bailar antes de caminar. Un día cuando tenía 4 años, su mamá me buscó para ver algo interesante—ella había dejado la radio tocando en su habitación, y Brighton estaba meneando sus caderas al ritmo de la música aunque estaba durmiendo profundamente.

En todo el país, la música suena fuertemente de radios que son una parte integral de cualquier colmado. Se oye la música de las radios de casi todos los vendedores de la calle, más las radios de las tiendas formales, y, por supuesto, de bocinas en vehículos de todo tipo. Y no se puede olvidar de los conciertos y de las discos que existen en todas las ciudades y los pueblos, hasta en los pequeños pueblos del campo, donde los dominicanos pasan muchas horas disfrutando de la música y bailando hasta el amanecer [hasta la imposición de las nuevas reglas].

Emilio Rodríguez Demorizi escribió que “Es la nación dominicana una de aquellas en que esa pasión ha sido más fuerte, viva y dominante, desde los tiempos de la Colonia en que podía bailarse en las iglesias y en las calles y plazas públicas, hasta el presente en que el baile es función cotidiana”.

¡Ruido alegre! ... ¡Movimiento alegre! Esta música es una herencia bien vívida de los indígenas del Caribe, quienes disfrutaban de la música, canciones y el baile desde hace de 6,000 u 8,000 años, cuando empezaron a llegar en sus canoas de la América Central y América del Sur. … ¡Que siga la fiesta dominicana!


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[1] Taíno se usa en singular para referirnos al grupo étnico, y en plural para referirnos a más de un individuo.

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