lunes, septiembre 19, 2011

Noticias del Frente Cibernetico 024

Desterrados a su Patria: Deportados Dominicanos y sus historias del exilio








http://www.cup.columbia.edu/book/978-0-231-14934-1/banished-to-the-homeland/reviews

"Desterrados a su Patria es una obra provocativa, oportuna y conmovedora. En ella se explica, en detalle y claridad, como muchos sueños de los inmigrantes dominicanos se han convertido en pesadillas por las sombrías realidades de los sistemas criminal y de deportaciones de los EEUU. Brotherton y Barrios han creado una importante contribución a los campos emergentes de los estudios de la deportación y post-deportación, que debe ser leído por todos los que se preocupan por estos temas ampliamente incomprendidos, pero importantes y convincentes". - Daniel Kanstroom, Facultad de Derecho de la Universidad de Boston.

"Ha sido más retórica que razonable, cuando se trata de la opinión pública sobre la inmigración. Esto es particularmente cierto con las políticas de deportación de Estados Unidos. Ideamos llevar a cabo nuestros trabajos como si los de las áreas afectadas no fueran realmente personas. Brotherton y Barrios hacen un trabajo excelente al revelar el rostro humano a esta práctica en frío, de forma deliberadamente cruel. Con una metodología increíblemente ambiciosa, y una profundidad asombrosa de análisis, este libro es una acusación convincente de la forma en que utilizamos la deportación como una herramienta de control, y cómo tan profundamente contradice los valores centrales estadounidenses de justicia e igualdad. Es una lectura fácil, y sin embargo, un estudio importante para cualquier persona que se preocupa por el significado social del capitalismo globalizado de hoy." - Todd R. Claro, Decano de la Escuela de Justicia Penal de la Universidad de Rutgers

"Desterrados a su Patria, de David C. Brotherton y Luis Barrios, promete ser un nuevo clásico en el campo de los estudios etnográficos de la marginalidad. Al centrarse en la tragedia de los dominicanos criminalizados y desterrados a una existencia casi olvidada en su país de origen ", Brotherton Barrios y han señalado la atención sobre una serie de eventos que se están volviendo cada vez más comunes dentro de un mundo globalizado. Mientras que en las Américas, Europa o Asia, "la ley" de los colonizadores actúa como una especie de Moloch que se alimenta de forma continua y al mismo tiempo expulsa los "residuos humanos" de los procesos de colonización interna. Un verdadero tour de force sociológico, sino también un tópico crucial de denuncia política!" - Dario Melossi, Profesor de Criminología de la Universidad de Bolonia, Italia.

"La principal fortaleza de este libro reside en su humanidad. Se nos presenta la vida, la respiración los seres humanos con serios problemas de estigmatización, recuerdos inolvidables de su patria, e implacables instituciones públicas que dispensan el trabajo, educación, salud y justicia social. Presenciar la lucha de los emigrantes a través de estos problemas es el punto culminante del libro." - Mark Hamm, Universidad Estatal de Indiana


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Encontrar un lenguaje común para la acción reivindicativa








Luis W. Sevilla, Rebelión, 12-09-2011

Blog del autor: http://perroflauteando.wordpress.com/2011/09/05/encontrar-un-lenguaje-comun-para-la-accion-reivindicativa/

La lucha por las reivindicaciones sociales ha de ser masiva y unitaria para ser exitosa. El pasado 31 de agosto la primera coincidencia del 15M y los sindicatos en un acto nos enseñó parte del camino que nos queda por recorrer. Fue una extraordinaria oportunidad para aprender.


Sólo podremos ser millones si tenemos actitudes de suma, dejando de lado los antiguos y tradicionales símbolos del enfrentamiento. Tenemos que dejar claro en cada ocasión de lucha y de reivindicación que estamos unidos por el mismo objetivo y que nuestras diferencias son poco importantes. Esa nueva cultura de la unión (o incluso de la unidad) es algo que estamos construyendo poco a poco, que requiere cambios en todos, y que de momento se evidencia más necesaria que presente.


Que esa nueva cultura es imprescindible (y tal vez está ya en construcción, quizá en sus cimientos) lo pude ver claramente al llegar a la concentración el pasado miércoles y verla repleta de banderas rojitas con logotipos. Era algo que sabía claramente que pasaría, pero no por esperado resultó menos contradictorio.


¿Sin saberlo había llegado al plató de la filmación de un spot sindical?


Nada más lejos de la realidad. Donde estaba llegando era delante de Delegación de Gobierno en Valencia, a la concentración en protesta contra las reformas laboral y de la Constitución que la Plataforma Drets Socials Valencia había convocado hacía una semana. A esa convocatoria se sumaron sucesivamente la asamblea del 15m en Valencia, reunida de forma extraordinaria el domingo anterior y los sindicatos, que habían salido dos días antes superconcienciados de la reunión con las mesas de convergencia y otras organizaciones, y que anunciaron movilizaciones para el 31 o el 1, en preparación de una gran marcha el día 6.


Se trataba de un acto muy claro de protesta en contra del llamado #reformazo, en el que concurríamos muchas organizaciones distintas pero para los más activos en la calle en el pasado inmediato, ya acostumbrados a gritar como una voz, dejando de lado las diferencias (que las hay), el efecto al llegar a un bosque de banderas fue, en el mejor de los casos, desconcertante y, en el peor, muy cabreante. La sensación general, expresada de una manera muy valenciana, fue: “no toca”. Sin embargo está claro que eso que hicieron los sindicatos no era ni nuevo, ni inesperado. Compiten entre sí en las elecciones sindicales, y allí donde van parecen querer extender esa competición. Esa presencia abrumadora de sus símbolos se muestra como una técnica de venta de imagen, pero que en el contexto de la reivindicación por una causa parece fuera de lugar, y ha venido provocando desafección y distanciamiento entre muchos trabajadores.


Definitivamente desde el 15M, en plan humorístico pero firme, se quiso evidenciar que esa técnica de competir para ver quien está más presente en las acciones de protesta estaba allí fuera de lugar. Está claro que la expresión de ese rechazo, o el rechazo en si, puede no gustar a gente que lleva metida en la lucha obrera desde antiguo, que quizá mira con más cercanía emocional los combates por los derechos que se libraron en el pasado, y con bastante más distancia las actuales acciones reivindicativas.


Sin embargo detrás de las banderas está el bosque y hay que ser capaces de verlo y valorarlo. Por fin, tras más de 3 meses, los sindicatos han bajado a la calle con la sociedad que protesta. Por fin han salido de sus oficinas, de sus fábricas, de donde estén, de ese confort y han bajado a reivindicar, junto con el resto de la sociedad que protesta. Se les cantó [video 1] y el resumen que dio alguna de las televisiones allí presente habla más de lo que sucedió entre los que protestaban, que de las razones de la protesta [video 2]. Pero por algo se empieza.


Todos tuvimos en el miércoles pasado una primera oportunidad de aprender: Los sindicatos, si se dan cuenta de que esta lucha para cambiar la forma de gobernar y de ser es una lucha de todos a la vez pero de ninguno en concreto, guardarán todas las banderas, llevarán, si acaso, una grande o dos por mani, y será perfecto. Que estén presentes es ideal, es la recuperación de un rol que nunca deberían haber abandonado. Que cada sindicalista lleve una bandera, para ahogar a los de los otros grupos, es rechazable, es pasado, es historia antigua. Por nuestra parte, las organizaciones sociales y los miembros del 15M, hemos de aceptar la presencia de algunos símbolos de organizaciones, algo que se ha rechazado categóricamente desde el principio.


Porque para este presente de reivindicación que está en construcción desde finales de la primavera y que está formado, sobre todo, por gente que se ha sumado y empuja una lucha de cambio, honestamente, con lo mejor que tiene, se necesita que el futuro inmediato de acción sea mucho más masivo. Necesitamos encontrar un lenguaje común, nuevo, para poder ser muchísimos más, juntos en la calle, en las plazas, y delante de los centros de poder. Sintiéndonos firmes en la acción, sin que nuestro anterior forma de expresarnos nos debilite ni nos hipoteque.


Ese lenguaje común está ya al alcance de los dedos. El 15M está formado por ciudadanos anónimos que buscan promover cambios. Bastantes de esos ciudadanos tienen pasado y presente en organizaciones. pero lo llevan dentro, y comparten con todos los demás lo que con ellos tienen en común. Es una forma de lucha a la que los miembros activos de los sindicatos, bases y afiliados, están invitados a sumarse y a hacerla propia. Juntos podemos hacer muchísimo más, respetándonos y apoyándonos.


Personalmente todo el desarrollo de la concentración del miércoles me pareció, sobre todo, esperable. Y visto con perspectiva, el resultado fue, anécdotas aparte, satisfactorio. Si vamos a trabajar juntos va a ser con unas reglas comunes. Y esas reglas no serán las de las banderas para separarnos ni las de los líderes para que nos traicionen. Hay mucho que tenemos que cambiar cada uno en nuestro interior, para poder llegar a actuar como si fuéramos uno. Pero el trabajo ha empezado. Ya estamos juntos en la calle. El resto es tiempo y voluntad.


Al tajo!
Vídeo 1: http://www.youtube.com/watch?v=eBxebtc3O6Y&feature=player_embedded
Vídeo 2: http://www.youtube.com/watch?v=57qwBJNqWBM&feature=player_embedded

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En el mundo 793 millones
Más de 840.000 personas analfabetas en el Estado español







Kaosenlared, 09-09-2011

Más de 840.000 personas que viven en el estado español son analfabetas y de ellas casi el 70% son mujeres (571.600). La UNESCO estima que 793 millones de personas en todo el mundo son analfabetas y la mayoría de ellas son niñas y mujeres.


Más de 840.000 personas que viven en España son analfabetas y de ellas casi el 70% son mujeres (571.600), tal como indica la Encuesta de Población Activa (EPA) del segundo trimestre de 2011, un año en el que, no obstante, ha bajado un 3% el número de personas que no sabe leer ni escribir.


Estos son algunos datos que hay que sacar a la luz en el Día Internacional de la Alfabetización, que celebran hoy numerosas ONG, conscientes de que el analfabetismo tiene nombre de mujer en todo el mundo: en España, sin ir más lejos, hay 842.900 analfabetos, 271.300.00 hombres frente a 571.600 mujeres.


La mayoría de estas mujeres, 358.000, tiene más de 70 años, la franja de edad en la que también el analfabetismo se hace más presente entre los hombres (127.600).


A pesar de este número de analfabetos, la cifra global de los que son profanos y profanas en el conocimiento y la compresión ha disminuido respecto al año anterior, en el que eran 868.000, y el descenso es significativo especialmente en la franja de edad de los 20 a 24 años, de 35 a 39 y de 60 a 69.


793 millones de analfabetos


La estadística española mira de lejos a la de once países del mundo que tienen más de un 50% de adultos analfabetos: Benin, Burkina Faso, Chad, Etiopía, Gambia, Guinea, Haití, Mali, Níger, Senegal y Sierra Leona.


La UNESCO estima que 793 millones de personas en todo el mundo son analfabetas y la mayoría de ellas son niñas y mujeres.


El sur y el oeste de Asia albergan más de la mitad de la población analfabeta mundial (51,8%), en tanto que en el África subsahariana vive el 21,4% de los adultos analfabetos.


Numerosas ONG e instituciones se esfuerzan en pro de una alfabetización universal, como Unicef, una de las principales organizaciones internacionales que trabaja en prácticamente todo el mundo en programas de desarrollo que tienen como prioridad el acceso a la educación y a la igualdad de género.


67 millones de niños no van a la escuela


En el mundo hay actualmente más de 67 millones de niños y niñas que no van a la escuela, según ha señalado a Efe el responsable de Educación para el Desarrollo y Sensibilización de Unicef, Ignacio Goadix, y en esa limitación tiene mucho que ver la pobreza y la discriminación hacia la mujer.


Goadix cree que "va a ser muy difícil" alcanzar el Objetivo número dos de Desarrollo del Milenio, una educación primaria universal para 2015, y considera que las principales dificultades se están produciendo en África subsahariana y en Asia, donde se concentra la mayor parte de estos niños que no están en condiciones de asistir al colegio.


No obstante, aunque para algunos países será difícil alcanzar ese objetivo, otros ya están avanzando hacia ello, según Goadix, al abolir las tasas para el acceso a la educación primaria o bien con la formación de docentes o trabajando en infraestructuras para crear escuelas, unos "espacios que son centros de desarrollo, no solamente un sitio donde recibir formación".


La alfabetización es "una meta lejana" y para alcanzarla son necesarios "mayores esfuerzos y más voluntad política", según Manos Unidas.


Herramienta contra la pobreza


Porque alfabetizar, dice esta organización, "no solo es un objetivo dentro del proceso de educación para todos, sino una herramienta para luchar contra la pobreza que sienta las bases para un desarrollo económico sostenido", que garantiza "la inclusión y movilización social, la erradicación del trabajo infantil y la explotación de menores".


La escuela es un privilegio para millones de niños, como lo son los libros, uniformes o mochilas que se emplean para la vuelta al colegio en este mes de septiembre.


Todavía hay millones de niños en todo el mundo que no van al colegio y algunos, tal y como ha podido presenciar Misiones Salesianas en más de 130 países, son explotados por un cuenco de arroz, otros se quedan a cargo de sus hermanos más pequeños o ni siquiera tienen una escuela cerca.


Las ONG insisten este jueves en que la alfabetización no se limita a saber leer y escribir, sino que la persona sea capaz de comunicarse y desarrollarse en una sociedad que cambia constantemente.


Y en el mundo, según subraya Intervida, hay 506 millones de mujeres analfabetas, un número que en su opinión sigue creciendo, pues en los países en desarrollo si hay que escolarizar a un niño o a una niña, se suele priorizar al primero.





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El terror que engorda la crisis








McLuhan: ¿El medio es el mensaje, el masaje; o el mensaje es el medio?



Opinión de Vicente Verdú, En Positivo, 1 09 11


El mensaje es el medio.


Hna regla que no suele fallar para salir (informativamente) de cualquier crisis es que se vuelvan aburridas. Así ocurre con los terremotos, los tsunamis o los huracanes por devastadores que sean; así ocurre con las hambrunas, las feroces guerras regionales o los atentados suicidas con decenas de muertos en cualquier lugar.


La repetición es lo opuesto a la información, puesto que la información -de esto o de aquello, del frío o de la luz- necesita de la diferencia. Que muchos puntos calientes tiendan a enfriarse y a desaparecer pronto de los media, tiene que ver con que la actualidad es, por esencia, candente.
Pero, siendo así, ¿cómo explicar que se sostenga tanto tiempo la tabarra de la crisis?



Periodísticamente, solo en el supuesto de que se tratara de una supuesta tercera guerra mundial, amenizada con múltiples bajas, creciente destrucción y armas inéditas, su persistencia estaría justificada. Y así, más o menos, ocurre con esta gran crisis. Su comportamiento del que cada día puede esperarse un rayo de esperanza o, mejor, un trueno aún más espantoso mantiene en vilo al espectador.


Pero, ¿es la crisis la que llena a diario los medios de ese suculento terror o es el terror adquirido por los medios quien engorda la crisis? “El público perjudica a la televisión”, decía Umberto Eco en Diario mínimo. No es solo el hecho de que nos mata por entero sino que la noticia desempeña su papel homicida en la defunción. Más aún: tanto en la comunicación colectiva como en la comunicación interior no es raro que, bajo determinadas circunstancias, bulla el placer del duelo.


La dicha todo el mundo la quiere, pero la desdicha desprende un interés mucho mayor.


Decir que se duerme mal o que a uno le duele la cabeza es más prestigioso que el vulgar “dormir a pierna suelta” y no haber experimentado una hemialgia. La tristeza y el dolor dan ganas de llorar pero, simultáneamente, otorgan calidad de carácter.


Naturalmente, no puede afirmarse que los medios sean los responsables de la crisis, pero ¿cómo no aceptar que son sus cómplices?


La publicación de los informes de las agencias de rating o del FMI, las tertulias en la radio o la tele, los editoriales famosos se enviscan en el cultivo del mal, que, como todo lo adverso, posee su atracción y su deleite.


En conjunto, pues, nos vemos padeciendo la gran crisis pero también apresados mediáticamente por ella.


Repitiendo, como “en el día de la marmota”, un serial sin aparente fin y en donde los capítulos para conservar la audiencia redactan sorpresas, a cuál peor.


Un largo reportaje (demasiado largo y pesado) sobre la desaparición o no de los diarios impresos y especialmente del emblemático The New York Times pudo verse el jueves por la noche en la emisión de Canal +. En él y entre las diferentes opiniones que se escucharon surgió una sentencia que tratando de condensar la naturaleza del cambio en los medios decía: “Hoy no puede decirse ya que el medio es el mensaje, como afirmaba McLuhan, sino que el mensaje es el medio”.


Tan fácil de decir, tan brillante de pronunciar y tan difícil de explicar. Si, como este periodista declaraba, “el mensaje es el medio”, la prueba más rotunda se hallaría en el modelo informativo que está creando esta profunda y persistente crisis. No son los media quienes se ponen al servicio de la realidad; ni siquiera se trataría de que los media como tantas veces se dice crearan la realidad. Los media vivirían ahora no ya como transmisores más o menos atinados de los sucesos sino como los sucesos de los sucesos.


El medio no sería el mensaje sino que el mensaje gigantesco (de los mercados, de las quiebras, del paro, del gran miedo y sus fantasmas) engulliría la circunstancia de los media.


Nos tragaría a todos en su seno. Seno tan insano que la enfermedad colectiva llegaría a


convertirse -como en el arte el feísmo o el destroyer en la moda- en la forma contemporánea de vivir. O mejor, de sobrevivir en el corazón del caos.



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Hacer nuestra palabra




Minga sudamericana



Materiales para la Formación 2


ALAI / Minga Informativa de Movimientos Sociales


"Hacer nuestra palabra" agrupa diversos materiales de formación para la comunicación en las organizaciones sociales. Las organizaciones de América Latina y el Caribe han ido asumiendo la importancia a la comunicación en tanto proceso social dialógico y participativo, pero ello implica múltiples retos, tales como: impulsar la capacidad de respuesta, fortalecer sus medios y afinar y potenciar el discurso propio. Para poder decir “nuestra palabra”, tenemos que construirla. Y si lo central son los enfoques, es también muy importante alcanzar un manejo óptimo de las diversas herramientas.


En "Hacer nuestra palabra", caminan de la mano conceptos de vida como diálogo, trabajo colectivo, género, comunicación incluyente, y recursos que van desde el diagnóstico participativo de nuestras capacidades comunicativas hasta propuestas para la redacción, en distintos géneros periodísticos. Todo esto, desde las voces diversas de organizaciones y movimientos sociales, que aportan sus experiencias comunicativas.


Este segundo volumen de Materiales para la Formación se dirige en primer lugar a comunicadoras y comunicadores de organizaciones sociales; a la vez constituye un material de referencia para dirigentes y activistas sociales, que hoy no pueden prescindir de manejar los códigos de la comunicación, como para periodistas comprometidos/as con los movimientos y las causas sociales.




Una edición del Área Mujeres de la Agencia Latinoamericana de Información -ALAI-
http://www.movimientos.org/mujeres/librocomunica.php

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La libertad de los campesinos y de los obreros les pertenece y no puede ni debe sufrir restricción alguna. Corresponde a los propios campesinos y obreros actuar, organizarse, entenderse en todos los dominios de la vida, siguiendo sus ideas y deseos. (Ejercito Negro Makhnovista, Ucrania, 1925).




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