Abuelas indígenas mexicanas aprenden a curar con botánica dominicana en San Cristóbal
Por Juan Sanchito Sánchez, publicado en Municipiosaldia.org, de Augusto Valdivia, 4 de agosto, 2012
Abuelas sanadoras de diferentes países se congregaron en San Cristóbal.
El Centro Dominicano para la Paz fue el escenario que sirvió de encuentro para las culturas latinoamericanas, que juntos disfrutaron de la belleza sin igual que ofrece la montaña de la comunidad de El Ramón, del Distrito Municipal de Hato Dama en San Cristóbal.
Galería de fotos:
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El Centro Dominicano para la Paz, en la comunidad de El Ramón, sirvió de escenario para el encuentro de las culturas, que vivieron momentos de relax espiritual inolvidable, en un santuario natural que comprende un Laberinto de Flores de tres colores, la Catedral del Bambú de la paz y un Jardín de Meditación en la montaña.
Las culturas de México, Perú, Estados Unidos, Puerto Rico, Cuba, España, Rusia y la República Dominicana, conviven desde hace tres días en este centro de paz, conociendo más sobre al amor por la naturaleza y la Botánica.
El anfitrión, don Erasmo Lara, recorrió con los visitantes los lugares conocidos como parque de laberinto de coralito, jardín de la meditación y la Catedral del Bambú, donde hicieron meditación, como forma de vivir la naturaleza más de cerca.
Durante la caminata por la Posada de Gaviotas, el grupo que se denomina “Abuelas Indígenas Mexicanas”, que trabajan con la sanación física y espiritual a través de métodos naturales, quedaron maravilladas por la vegetación del parque, donde conocieron más sobre las plantas, por las explicaciones del Ingeniero Moisés Montero Gómez, encargado de la sección de viveros del Jardín Botánico Nacional.
Para María Guadalupe Reticiano, la abuelita mexicana de más edad, esta experiencia ha sido maravillosamente gratificante por los aires frescos que se respira en esta Catedral del Bambú, que nos ha inspirado en la renovación de sus conocimientos para curar a los necesitados de salud y sacar lo mejor posible con cada experiencia.
Juan Carlos Castillo del Río, de Cantabria España; dijo que aunque sea un neófito en esos temas sanación se está adaptando muy bien y que la experiencia de Santo Domingo, le ha gustado bastante y esperar seguir creciendo en el área.
La puertorriqueña Irmarys Reyes-Santos (Alaichemis, nombre de la Regla de Ocha), dijo que esta es su segunda experiencia con las abuelas mexicanas y expresó que anoche fue un encuentro de pueblo donde la mayor parte de la comunidad participó de las actividades culturales.
“Hoy he aprendido la importancia de conocer todo lo relacionado con la naturaleza, porque así tendré mejor conocimiento para la sanación de mi pueblo” dijo Irmarys.
Para Elena Santos, madre de Irmarys, dijo que la experiencia de vivir horas en la naturaleza, le recarga el espíritu, cuya experiencia, jamás pensó vivirla de esta forma libre y sin contaminación ambiental.
Sin embargo la experiencia de Maritza Abebiezun, de Cuba, es gratificante y el intercambio enriquecedor, de mucha vibración, porque han tenido contacto con diversos paraísos y han convivido con la naturaleza, la que calificó como un contexto más cerca del cielo.
La cubana expresó que están aquí por un proceso de sanación a través del “temazkal”, que es una experiencia de tradición mexicana desarrollada por Ana Lara para la República Dominicana. La mezcla de las culturas sanadoras que hay aquí, nos da una sensación de sanación única en la historia.
Las abuelas indígenas mexicanas agotan una agenda de actividades en varios municipios del país, como Sabana de la Mar, San Juan, Azua, San Cristóbal y el Distrito Nacional, donde impartirán talleres relacionados con el tema el martes 7 de agosto durante todo el día en el Museo del Hombre Dominicano. En el mismo lugar, a las 7:30 de la noche, se celebrara el Dia Internacional de los Pueblos Originarios, en el cual despediremos a las Abuelas cantando y bailando.
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Desde la Plaza
Por Vinicio Antonio Sánchez
Desde la plaza aborigen (Corral de los Indios)
el rito ceremonial volcado en la imaginación:
areito circular cercando la piedra
el contorno gravitado entre piernas y caderas
balanceándose ante el embrujo de un son planetario
Se me hace festivo este día con las chamanes
las sabias abuelitas de la tierra
que invitan a bendecirla
Es una propuesta de regreso hacia ella
un viaje hacia sus confines olvidados
cláusula de respeto y de amor mancillado
Promulgado la unicidad de nuestro origen
propagando un eco que ha de traspasar fronteras
abonando clorofila en las simientes
Es un renacer de conquista
un grito permanente y altivo
ante la irreverencia inclemente
Un quejido ancestral nos conmina a servirla....
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Día Internacional de los Pueblos Originarios, 2006
El Grito de Guabancex
Guabancex es un/a zeme (cemi) andrógino/a que con su escalofriante silbido anuncia el advenimiento de la primera fuerza renovadora de la Madre Naturaleza, el temible Hurakán. Siameses unidos por la cabeza, la cual representa con sus bucles ensortijados el ojo de la tormenta perfecta, Guatauba, el Viento, pregonero masculino y depredador, y Coatrixkia, el Agua, reservorio femenino y fertilizante, forman el resto de sus cuerpos opuestos. Para el mundo taíno, los hurakanes, entonces, representados como una patada en el firmamento o turey, siempre vienen en pareja, macho y hembra.
Guabancex, Viento y Agua, es hoy un reducido grupo recién nacido de amigos y amigas, comadres y compadres, que a través de los años han conocido y practicado el valor multiplicador de la institución del guatiao, encarnación de la hermandad de la sangre, de la donación del ser propio -- signado por el nombre, al otro; y la adopción del nombre del otro como propio. Principio de la reciprocidad donde yo soy tú y tú eres yo; predecesor del vínculo sagrado del compadrazgo y el comadrazgo. Mayaní makaná, Juan de Esquivel daca. (“No me mates” – dijo Cotubanamá al soldado – “Yo soy Juan de Esquivel” – su capitán.)
Guabancex, Viento y Agua, intenta en el futuro inmediato, ser una comunidad epistémica. Una comunidad epistémica es un grupo de personas que comparte un conjunto de definiciones de problemas, dispositivos y vocabularios. El término epistheme remite al de conocimiento. Pero los/as miembros/as también comparten una ética, inseparable de la nueva interpretación. Como comunidades, sirven como “inteligencia,” como grupos de apoyo y presión a gobiernos, corporaciones y organizaciones, para prevenir que estos pierdan de vista sus metas y terminen zozobrando.
Guabancex, Viento y Agua, podría en el futuro mediato ser tantas cosas como las que sus miembros/as imaginen, se propongan lograr, y consigan fecundar. Unidos/as, esperamos que los/as demás se interesen en saber qué estamos haciendo, tenemos esperanza de que nuestra voz no resuene en vano, esperamos ganar corazones, reclutar voluntades, concitar acciones. Queremos abrir la puerta para que entendamos las complejidades de nuestra historia, para que identifiquemos a nuestros ancestros, para que celebremos nuestra cultura tradicional, para que protejamos nuestros recursos arqueológicos, y para que usemos una perspectiva inteligente, informada y constructiva que nos permita encontrar un sendero colectivo más verdadero hacia el porvenir.
En este Día Internacional de los Pueblos Originarios 2006, en consecuencia, nos comprometemos a desarrollar un nuevo estilo de vida personal y social, que intente alcanzar y evalúe, en los próximos 12 meses, el alcance de las siguientes metas:
- Concienciar a la población sobre la terminación de la proscripción o prohibición de cada persona de ser él o ella misma, con sus virtudes y defectos, dentro de un marco de respeto por los derechos y cumplimiento de los deberes de cada cual;
- Empezar a difundir en todas las ocasiones interpersonales y medios de comunicación a nuestro alcance la idea de que el Caribe constituye el ámbito geográfico por excelencia donde ocurrió el principal experimento social de la Modernidad o Renacimiento. Este consistió en la hibridación genética y cultural de los tres Continentes que conforman el llamado Mundo Occidental. Nosotros/as somos su producto y por tanto los/as responsables directos de desarrollar una voluntad colectiva para superarnos constantemente;
- Propiciar un reencuentro constructivo entre los tres conjuntos de patrones culturales que nos sirven de sostén, a saber los Amerindios/as, los/as Europeos/as y los/as Africanos/as. Eso debe ocurrir sin desmedro ni privilegio de ninguno, en el entendido que su efecto sinérgico nos fortalece y nos habilita para continuar desarrollando y sintetizando lo mejor de cada uno de ellos;
- Reclutar el consenso y la voluntad de los miembros/as de la población de la Isla de Kiskeya para que nos ayuden a impulsar y refinar esta nueva visión del futuro realizable;
- Establecer contacto virtual y físico permanente, así como alianzas y convenios de intercambio y colaboración con las principales redes, asociaciones, fundaciones y otras organizaciones científicas, culturales, artísticas y espirituales reivindicativas en el Caribe, en el resto de las Américas, en Europa, en África y en Asia, que nos permita romper el aislamiento a que hemos estado sometidos durante siglos;
- Diseñar e implementar una campaña creciente de concienciación masiva por medios múltiples, tanto sociales como comunitarios y escolares, sobre la pérdida de inteligencia que implican los principales prejuicios sociales, tales como el sexismo, el binarismo genérico, el clasismo, el racismo, y el nacionalismo, para la población de 7-14 años;
- Fomentar por todos los medios la protección y defensa del medio ambiente y de nuestros patrimonios culturales, y el conocimiento de las lenguas, culturas, y tradiciones espirituales ancestrales que conforman nuestro heterogéneo conglomerado, en un plano de igualdad y respeto;
- Abrir al menos tres Talleres/Escuelas Experimentales de Salud, Arte y Cultura gratuitos en sendas regiones del país, para jóvenes meritorios/as de 7 a 14 años de clase popular, con apoyo técnico y financiero de la sociedad civil organizada, los municipios, y las instituciones gubernamentales centrales y descentralizadas.
Guabancex Viento y Agua
Santo Domingo, 8 de agosto, 2006
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Nuestro cuerpo fue hecho de maíz (extracto)
Por Leonor Hurtado Paz y Paz y Cristóbal Cojtí García (Ajq´ijab, contadores de los días), http://www.ecoportal.net/, 10/04/12
Artículo completo (incluyendo bibliografía):
http://www.ecoportal.net/Temas_Especiales/Pueblos_Indigenas/Nuestro_cuerpo_fue_hecho_de_maiz
La espiritualidad Maya vive en la agricultura, pero es atacada. Los campesinos Mayas realizan ceremonias antes de sembrar y consultan las energías de los días a lo largo del cultivo. Después de la cosecha celebran para agradecer la producción. Las estrategias de desarrollo agrícola que convencieron (u obligaron) a muchos campesinos a utilizar semillas híbridas y agroquímicos en terrenos montañosos ecológicamente frágiles, aumentó la pobreza, la desigualdad socioeconómica y dañó los ecosistemas rurales. Ante el desastre cultural y ecológico (de la Revolución Verde en los años 1960s y 70s) — y existiendo un nuevo espacio político alcanzado a través de los Acuerdos de Paz en Guatemala— muchos campesinos Mayas están regresando a la producción agrícola sustentable, sabiendo que es su única alternativa para sobrevivir.
“Ixmukane nuestra abuela de la creación, molió las mazorcas de maíz blancas y amarillas, de la masa formó los cuatro cuerpos de nuestros abuelos: Balam Kitzen, Balam Aq’ab’, Majukutaj e Iq’ B’alam e hizo nueve bebidas para que fueran la sangre de nuestro primeros abuelos y padres.” Pop Wuh.
La civilización Maya es la unidad de espiritualidad, ciencia y agricultura, siendo la agricultura en armonía con la naturaleza una manifestación y base de existencia de la persona y la sociedad como parte del tejido cósmico. Esta vocación de vida y de agricultura, que honra los recursos existentes, la biodiversidad y los preserva para las generaciones venideras, la orienta integralmente el calendario sagrado, Chol q’ij o calendario Lunar de 260 días, 9 lunaciones, tiempo de gestación de la vida humana, en unión con el calendario solar Ab’, calendario agrícola de 365 días. Conocer el tiempo es muy importante porque aparte de regir las labores agrícolas, cada día brinda su consejo, dado que cada día tiene su propia energía, cifra numérica; cada día tiene su propio encanto y secreto, su nombre, su nawal, ser vivo que lo alienta; cada día es inspirado por una dirección cardinal, que brinda la fuerza de uno de los elementos esenciales: fuego, aire, agua y tierra. Esto hace que cada día tenga su vitalidad particular, un día con la misma vitalidad se repite cada 52 años, cuando Chol q’ij y Ab’ vuelven a coincidir. Esta riqueza de ideas y hechos espirituales y materiales es lo que orienta a la persona y a la comunidad en su actuar siendo una unidad con la agricultura (Cojtí 2012, Hurtado 2010).
La agricultura promovió perfeccionar la cuenta del tiempo, cuenta que tiene una función espiritual, social y científica, cuando la agricultura no se diferenciaba del ser, de la sociedad, ni del cosmos. En esta integridad se valora y respeta la unión entre el cosmos, la naturaleza, las personas y todos los seres vivos, reconociendo la interdependencia y complementariedad, porque la persona como todos los seres son parte del tejido cósmico. La tierra es valorada como la Madre Tierra, quien brinda todo para que la vida sea posible, produce los árboles y todas las plantas, brinda el agua y llama la lluvia, alberga y alimenta a los animales quienes crean la música y la danza, y permite producir los alimentos de la comunidad. Por ello la persona pertenece a la Madre Tierra, la tierra no es una propiedad, no se vende ni se compra. La persona pide permiso y hiere a la Madre Tierra para sembrar y producir. El producto de la agricultura concedido con el amor de la Madre Tierra, el Padre Cielo, la Hermana Agua y el Hermano Sol es para alimentar el ideal social: vivir bien, que consiste en que toda la comunidad tenga suficiente para vivir y compartir en armonía. El “buen vivir” no acepta que algunas personas tengan más de lo necesario al mismo tiempo que otras no tienen suficiente y sufren, porque responde al valor más primario: “tú eres mi otro yo”. El Corazón del Cielo y el Corazón de la Tierra conforman a la persona dándole corazón, mente y cuerpo, capacidad íntegra que le permite vivir con dignidad amando y respetando todo lo que le permite existir (Cojtí 2012, Hurtado 2010).
El Pueblo Maya es una civilización agrícola. A lo largo de miles de años desarrolló un amplio y profundo conocimiento y práctica agrícola que brindaron bienestar y permitieron alcanzar un complejo desarrollo económico, político, social y cultural (Coe 1999). La vida del Pueblo Maya y la agricultura, parte esencial, son dirigidas por una visión holística de interdependencia física y espiritual, y por una cosmovisión asentada en la espiritualidad. Estas características son vitales y persisten como inspiración y guía para desarrollarse integralmente de manera complementaria en armonía y equilibrio con la naturaleza, la familia y las comunidades (Saqb´ichil 2000). La cultura Maya valora que todos los seres tienen su lado claro y su lado oscuro, caliente y frío, masculino y femenino; estos supuestos opuestos no se contradicen ni están en competencia, sino que se complementan y se necesitan para poder existir en un ciclo de desarrollo permanente. Se reconoce entonces la diversidad como característica esencial de la vida, lo distinto no es opuesto sino es complementario, por ello en la agricultura se mantiene la diversidad (Hurtado 2010).
La invasión española en 1524 y la conquista destruyeron la estructura económica, política y social del Pueblo Maya, y agredieron profundamente su espiritualidad. Durante el período colonial y posteriormente hasta la fecha, el Pueblo Maya es despojado y desalojado de sus tierras, discriminado, segregado, sobreexplotado y asesinado. La espiritualidad y sus manifestaciones son condenadas y atacadas (Martínez Peláez 1998).
Originalmente el Pueblo Maya ocupó territorios altamente productivos y desarrolló una tecnología que actualmente podría identificarse como agroecológica. (Altieri 1997). Se organizó una producción múltiple, sembrando en el mismo espacio maíz, frijol y diversos tipos de calabaza. El maíz es el sustento principal, el frijol complementa la dieta y fertiliza la tierra, las calabazas complementan la dieta y protegen la humedad de la tierra. El motor de la producción agrícola era la vida comunitaria, no generar mercancías. Producir el sustento de la vida estaba y se mantiene ligado a la espiritualidad, que implica pedir permiso y perdón por usar la tierra, bendecir la semilla, el agua, el sol, el aire y el trabajo, agradecer, ofrendar y compartir el fruto (Saqb´ichil 2000).
Durante la colonia el Pueblo Maya fue sometido y condenado a vivir en las montañas en suelos quebrados y frágiles, siendo obligados a talar bosques y selvas para subsistir. (Guzmán 1970). La práctica de expropiación, marginación, sobreexplotación, discriminación y asesinato de la población indígena se mantienen hasta el siglo XXI.
En este proceso de invasión, dominación y colonización la población indígena es identificada y tratada como raza inferior a los europeos, considerados subhumanos. La categorización de raza la inventan los europeos para justificar el ataque y usurpación de la tierra y fuerza de trabajo de los pueblos indígenas y los esclavos africanos. La “raza” criminaliza al no blanco y descriminaliza al blanco, así se construye la historia, haciendo que el racismo sea posible y permitido (Martinot 2010).
Conclusión
La espiritualidad es un componente vital de resistencia, de sanación, y de avanzar en la construcción del bienestar. La espiritualidad es amenazada y dañada no sólo por la explotación, discriminación y represión, sino principalmente por la falta de tierra y marginación estructural. El Pueblo Maya no tiene tierra para producir y subsistir, no tiene lo indispensable para inspirar y dar vida a su ser social ni a su propia espiritualidad.
Se requiere un cambio estructural para desarrollar la agroecología y al mismo tiempo recuperar la espiritualidad Maya. Es indispensable que haya cambios estructurales, que haya una distribución justa de la tierra, que se implementen programas nacionales que favorezcan económica y tecnológicamente la agroecología en el país para alcanzar la soberanía alimentaria. La transformación depende de transformaciones económicas, políticas y sociales a nivel nacional. A pesar del espacio abierto a través de los Acuerdos de Paz, el cambio agrícola y la renovación espiritual no son posibles sin un cambio sistémico del país. Surgen entonces profundas interrogantes: ¿La espiritualidad Maya podría recontextualizar una estructura Maya moderna? ¿Podría ser un planteamiento de soberanía alimentaria? ¿De autonomía?
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La libertad de los campesinos y de los obreros les pertenece y no puede ni debe sufrir restricción alguna. Corresponde a los propios campesinos y obreros actuar, organizarse, entenderse en todos los dominios de la vida, siguiendo sus ideas y deseos. (Ejercito Negro Makhnovista, Ucrania, 1923).
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