martes, mayo 06, 2008

Noticias del Frente Sensorial 017

PN informará hoy sobre incidentes en Boca Chica y Villa Faro que dejaron ocho muertos
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Listín Diario, 6 de mayo 2008

SANTO DOMINGO - La Policía Nacional informó que hoy se darán a conocer detalles sobre los incidentes ocurridos en Villa Faro y Boca Chica que dejaron un saldo de ocho personas muertas, incluyendo un teniente coronel de esa institución.

Los incidentes ocurrieron en el sector Villa Faro, Santo Domingo Este, donde tres supuestos delincuentes murieron a manos de agentes policiales que alegadamente los ejecutaron luego de ser detenidos cuando una multitud previamente les había propinado una golpiza tras encontrarlos robando.

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JOVENES :: SIN VIDA :: MUERTOS :: A PLOMO
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Por: Daniel Nina Estrella
Abogado dominicano
Mayagüez, Puerto Rico

[Este articulo acaba de ser ublicado en Puerto Rico, y es uno de los capitulos del libro Acercamiento Multidisciplinario sobre la Adolescencia en el Caribe, editado por la Dra. Ruth Nina y publicado por el Proyecto Atlantea, de la Universidad de Puerto Rico.]

Realmente es difícil decir cuando comenzó la cultura de la violencia, parafraseando al Prof. Johan Galtung, que aún nos gobierna (Galtung, 2003). Lo cierto es que la violencia, en sus múltiples manifestaciones ha estado presente en las distintas etapas que hemos tenido como pueblo y como nación. Al punto, me atrevo a confesar, que la misma se ha tornado en "natural" en ciertas ocasiones, y repudiable en otras.

Es decir, hemos desarrollado cierta tolerancia a ver la violencia como normal ante ciertos actos, y por otro lado, ante otras situaciones hemos desarrollado cierta intolerancia y a veces repudio por actos similares de violencia aunque expuesta en distintos contextos. Todo depende, de la naturaleza del acto, de la víctima y de ciertas categorías sociales que hemos históricamente definido como "excluibles" (Nina, 2001).

En esta medida, creo que es más oportuno comenzar a examinar el problema de la violencia en Puerto Rico desde una perspectiva histórico-social, una que añada el factor de responsabilidad colectiva a la conversación. De esta forma, lejos de responsabilizar a la cultura de la deserción escolar, o a la cultura del narcotráfico, o a la cultura del machismo, o a los problemas culturales asociados con la transformación de la familia puertorriqueña, creo que sería más prudente ver nuestros patrones de violencia desde una perspectiva histórica. Más aun, recoger el legado de dicha historia en la memoria colectiva, y examinar cuáles han sido nuestros patrones culturales que hemos aceptado y con los cuales convivimos, los cuales muchas veces operan en la relación dual de violencia/violencia - es decir, un tipo de violencia que condenamos, y otro tipo de violencia que sancionamos (Román, 2006).

Ante esto, creo importante rescatar dentro de la perspectiva de la violencia y los discursos sobre los "excluibles" e "incluibles", el destino de ciertos grupos poblacionales que han sido de una forma u otro victimizados una y otra vez por los múltiples destinos que nos gobiernan y que han impuesto en muchas ocasiones, el olvido y la desolación como únicas soluciones. Es por esta razón, que pienso en los asesinatos (homicidios) en la población en general, y examino en particular el destino sufrido por los jovenes en las categorías de alto riesgo (16 a 24 ó 15 a 29) y como los mismos sufren, inmisericordemente del destino de la muerte. 1

Dentro del argumento anterior, me interesa explorar cómo hemos ido "normalizando" un discurso de exclusión sobre poblaciones a las cuales, por su razón de ser, vemos como excluibles y/o de poco valor en su protección (Nina, 2000). Por tanto, me parece, que hemos permitido ver la muerte de unos, y en particular, unos, como algo normal y natural, frente a la muerte de otras, y me refiero otras, por las cuales protestamos y repudiamos el mismo acto. De esta forma me propongo abordar el principio, ético como mínima, de rescatar la vida del joven, varón, en edades de 15 a 29 años, para el cual la principal causa de muerte hoy, lo es una bala es decir, un pedazo de plomo.

Las violencias de la vida diaria

Creo que hemos aprendido a convivir, muy desde el principio (es decir, desde el año 1493) con una cultura de violencia que legitimó una cultura de intolerancia y autoridad. Desde esta perspectiva, el recuento sobre las violencias en Puerto Rico es ilimitado.

A manera de ejemplo, algunos casos ilustrativos bajo la dominación española serían:

- El secuestro de miembros de las comunidades indígenas por el Almirante Cristóbal Colón, y la entrega de los mismos al Rey Fernando.

- La aplicación del Tribunal de Inquisición en Puerto Rico a partir del ano 1511, y la utilización de la pena de muerte de forma oficial desde el año 1514, aplicada inicialmente contra una incipiente comunidad gay, la cual se originaba dentro de las filas de los conquistadores.

- El trato a las comunidades africanas, traídas en contra de su voluntad a este hemisferio y a Puerto Rico desde principio del siglo XVI, contra quienes se mantuvo una política sistemática de genocidio, humillación y sobre todo explotación, la cual duró hasta el año 1876.

- La exclusión, y a veces represión, contra toda conducta que se entendiera como separatista, liberal, diferente, cuestionadora, y sobre todo, distinta a la política de estado, muy en particular a lo largo del siglo XIX, y los famosos bandos, negros, amarillos y pardos, que emitían los gobernantes de turno en Puerto Rico.

Si bien es cierto que estas formas de violencia, muchas veces a partir del estado, existieron bajo la corona española, la cual nos gobernó por cuatro siglos, no es menos cierto que ante la llegada de los colosos del norte (EE. UU.), se profundizó en las mismas prácticas de exclusión e intolerancia, ante las cuales ya estábamos familiarizados. Por ejemplo:

- Ante la llegada de los EE.UU., una vez más retornamos al estado de excepción, del cual estábamos tan familiarizados bajo la corona española, el cual mantuvimos por espacio de dos años [1898 a 1900] bajo un gobierno militar.

- La tenencia de la tierra, otrora consideración de alto interés para los primeros conquistadores, inmediatamente se impuso como una nueva consideración para los nuevos conquistadores.

- La ausencia de derechos civiles, según registrado entre el año 1898 y el 1917, existió no de forma excepcional sino como práctica de los nuevos gobernantes, quienes ante los históricamente excluidos no representaron ninguna diferencia esencial. 2 Por otro lado, la práctica oficial de estado de excluir de forma sistemática a todo/a libre pensador/a, que cuestionara la presencia de los nuevos gobernantes en la isla. A manera de ejemplo concreto, las carpetas no son más que un proceso sistemático de exclusión contra los que pensaban de forma diferente.

Ante este país, el cual ha tenido dos partes, dos tomas fílmicas por así decirlo, es importante destacar que la Constitución de 1952, la del Estado Libre Asociado, a través de su Carta de Derechos, es para bien o para mal el inicio de un nuevo periodo que intenta corregir los males del pasado.

Desde esta perspectiva, se trata de la primera apuesta histórica, como pueblo y nación, que intentamos plantear de forma simbólica y muchas veces limitada, para inventarnos otro país.

Si tomo por base la definición de violencia que provee la Organización Mundial de la Salud (OMS), podemos entonces explorar cómo la noción de violencia se confunde con las políticas públicas y discursos sociales que defienden una visión de vida ante otra noción de vida. A manera de ejemplo, la OMS establece lo siguiente:

El uso deliberado de la fuerza física o el poder, ya sea en grado de amenaza o efectivo, contra uno mismo, otra persona o un grupo o comunidad, que cause o tenga muchas probabilidades de causar lesiones, muerte, daños psicológicos, trastornos del desarrollo o privaciones. (OMS, 2002:5).

La posibilidad de explorar el tema de la violencia se confunde entonces con los discursos que enfatizan unas vidas más que otras vidas. Es decir, por que nuestro interés de preservar, para dar un ejemplo, la vida de la mujer de forma privilegiada a la vida de otras personas. En qué medida, me pregunto, y consistente con nuestra noción histórica de que una vidas "valen más que otras vidas", cómo se ha desarrollado un entendido social que permita defender con claridad la esencia de una vida ante otra vida. 3

Por ejemplo, en el contexto de la semana del "Día de no más violencia contra las mujeres", la directora nacional de la Oficina de Asuntos de la Mujer/ Procuraduría, Lcda. Maria Dolores Fernós, nos expresa que los procesos educativos para contrarrestar la violencia contra la mujer han dado frutos, toda vez que "en varios años de la década de 1990 se reportaron 45, 40 ó 38 asesinatos por violencia doméstica, cifras muy superiores a los 18 documentados a mes y medio de que se acabe el 2005". A renglón seguido añade, "Los números nos deben servir de aliciente que estamos en el camino correcto... Nos sentimos esperanzados". 4

En un país donde no existe una política pública de preservar la vida de todos, sino que por el contrario existe una clara política pública de criminalizar los actos que interfieran con la vida, es simbólico que una dependencia del estado, como la Oficina de Asuntos de la Mujer, sea la única que elabore un discurso sobre la vida. 5 Es simbólico, toda vez que de forma indirecta continúa legitimándose una cultura muy profunda en nuestra historia colectiva, de pensar que unas vidas cuentan mas que otras; y donde los que no cuentan, son malamente hablando una estadística mas. Desde esta perspectiva, pues, urge pensar en cómo rescatar un discurso ético sobre la vida de todos y todas, sin privilegiar unas sobre otras - por lo pronto, desde la perspectiva del estado.

El país que heredamos

Pero el país que heredamos, el de nuestro mundo real y no posible, es uno en donde lejos de la cultura que se inicia en el año 1952, apostando a la diversidad, continúa consolidándose de forma contradictoria en una cultura basada en los privilegios, la exclusión y la violencia cultural según la experiencia histórica y la memoria colectiva.

En otras palabras, ¿qué de nuevo tiene que sean las mismas familias, los mismos apellidos, los que nos gobiernan desde más de un siglo? O por el contrario, ¿qué de nuevo tiene que ninguno de los partidos políticos de mayoría tenga en su plana superior de candidatos a puestos electivos a personas de raza negra? ¿O cuántos tienen en su plana mayor, a mujeres candidatas? ¿O cuántos tienen a personas abiertamente de orientaciones sexuales minoritarias? ¿O cuántas personas de origen pobre, de formaciones sociales complejas, es decir de hogares cuyo jefe es una madre soltera, llegan a nuestro Tribunal Supremo como jueces asociados o presidentes?

El país que hemos heredado, a manera de ejemplo, es uno donde ante los 796 asesinatos del año 2003, sólo validamos uno, el de la joven Nicole Muñiz. Es un país que ha consolidado en múltiples versiones una cultura de exclusión, una cultura que es violenta contra los que no están en el poder. Pero contradictoriamente, esos que no están en el poder han asimilado a su vez la cultura del poder y la reproducen de múltiples formas sin ninguna aversión a su punto de origen histórico. ¿O de dónde ustedes creen que les surgió la idea a los mal llamados gatilleros de aplicar, casi indiscriminadamente, casi de forma impune, la pena de muerte en Puerto Rico?

El país real, ese donde vivimos, es uno que se fundó bajo la lógica de una cultura de violencia, la cual en otrora fue esencialmente controlada por aquellos en el poder, y que hoy de forma contradictoria se ejerce de forma brutal no por el estado tanto federal como estatal, ambos regulados por un ordenamiento legal ciertamente eficiente, sino por una sociedad [in]civil que cada vez más se parece al opresor en sus comportamientos. Ante el continuo patrón de asesinatos que afectan de forma dramática la vida de jóvenes varones, es importante plantearse qué hacer para transformar dicha práctica, como a su vez el discurso que "obvia" o "ignora, dicho fenómeno.

¿Qué hacer ante la violencia?
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Creo que ante tanta violencia, en este país que hemos heredado, ni posible, ni imposible, en todo caso real, deberíamos aproximarnos al problema desde la transformación del andamiaje cultural. En otras palabras, cómo apuntar a cambiar una cultura, que lejos de ser producto de las drogas, del desarrollo, o del colonialismo de los EE.UU., se trata más bien de un proceso de vida que ciertamente comenzó allá para el año 1493, y que de una forma u otra ha continuado reproduciéndose hasta nuestros días.

Desde esta perspectiva, tendríamos que buscar soluciones que apuntaran a tres instancias, tomando por base el concepto de las "Tres Rs" del profesor de estudios por la paz, Johan Galtung (Galtung, 1998):

- Primero, al reconocimiento de lo que hemos hecho históricamente.

- Segundo, a la resolución de forma múltiple de los complejos legados de nuestra cultura de violencia. En este sentido, lejos de seguir promoviendo al estado como garante del orden, y a veces el desorden, creo que es importante conceptualizar soluciones que sean todo incluyentes. Con meramente dar cursos de ética a nivel escolar, no resolvemos los comportamientos actuales de nosotros los adultos. Con sólo utilizar la fuerza en casos de violencia doméstica, no resolvemos mucho en tomo a patrones de conducta incorrectos los cuales no se resuelven en la cárcel, sino que por el contrario empeoran. Con el mero hecho de movilizar, una vez más a la guardia nacional, logramos contener el ánimo de impunidad prevaleciente, pero no es suficiente para transformar la cultura de violencia.

- Tercero, a partir de estos entendimientos, me parece que deberíamos comenzar un proceso de reconciliación nacional, el cual como mínimo Ies extendiera el perdón a los que históricamente han sido excluidos.

Tomando por base una metodología que use las famosas Tres "Rs" del profesor Johan Galtung, creo que podríamos entonces adentrarnos a buscar soluciones concretas que sirvan para transformar en el corto y mediano alcance los problemas asociados a la violencia. A su vez, estableciendo bases concretas para alcanzar en el largo alcance [es decir a nivel generacional] cambios profundos.

A manera de ejemplo, por tanto, comparto desde la experiencia que he tenido a lo largo de los últimos 15 meses como coordinador del proyecto de la Unidad de Mediación y Arbitraje (la Unidad) en la cual he conducido mediaciones de conflictos, fundamentalmente entre jóvenes adolescentes, los cuales en muchas ocasiones llegan a la Unidad antes de enfrentarse al "plomo". 6 Para nosotros la experiencia ha sido enriquecedora, pues lejos de conducir mediaciones que resuelvan conflictos en su fase más superficial, nos hemos dedicado, con el uso de psicólogos y trabajadores sociales en su rol de peritos, a explorar cambios culturales y cambios de conductas humanas, en aras de transformar conductas sociales, históricamente aprendidas o a partir de socializaciones específicas. 7

Desde esta perspectiva, habría que explorar en qué medida, una atención mucho más especializada de los conflictos humanos, desde una respuesta multisectorial, basada en el respeto al individuo, puede permitir el que se comiencen a explorar cambios culturales que alteren la lógica y patrones de la violencia. Es decir, la muerte violenta hoy es el resultado de una cadena de eventos que existen a partir de bases culturales, así como de políticas públicas y discursos sociales basados en la exclusión, que facilitan el que unas y unos vivan y que otros y otras mueran. A los jóvenes, en particular varones, les ha tocado el infame destino de morir con mayor facilidad.

Desde esta medida, sugiero que pensemos en un acercamiento base, que como mínimo disponga de lo siguiente:

- Reconocer que el tiempo es un aliado y no un problema. Donde las soluciones a implementarse hoy deben explorarse a base de distintos indicadores en distintos periodos (corto, mediano y largo alcance).

- Reconocer un discurso ético, el famoso concepto que expresáramos en nuestra Constitución de 1952, cuando se habla de nosotros, pueblo de Puerto Rico, a fin de organizarnos políticamente sobre una base plenamente democrática, promover el bienestar general y asegurar para nosotros y nuestra posteridad el goce cabal de los derechos humanos.

- Controlar y detener la impunidad, en particular la de la sociedad [in]civil. Desarrollar una nueva forma de gobernabilidad, a partir del estado, que fomente parámetros para la transformación de la violencia desde las distintas instancias sociales.

- Fomentar una cultura de capacitación humana permanente, la cual integre a todos los sectores sociales en procesos educativos, como mínimo, fomentando la cultura de la diversidad, pluralismo y tolerancia. Reconocer, de forma colectiva, que las variantes represivas como solución a las violencias, han fracasado. Que en la alternativa se debe desarrollar un modelo que integre una aproximación restaurativa con aspectos del modelo conocido de corte retributivo.

- Definir indicadores sociales para evaluar, en un proyecto de erradicación de las formas históricas de desigualdad, pobreza, marginación y criminalidad, que se puedan evaluar como parte de metas al corto, mediano y largo alcance.

Desde la perspectiva del trabajo que uno realiza como mediador de conflictos entre jóvenes, se trata de promover un acercamiento a la transformación temprana de los conflictos por vías que no sean represivas ni adjudicativas. Es decir, combinar la mediación, el manejo y transformación de los conflictos para trabajar de forma concurrente cambios a conductas humanas por vía de la asistencia psicológica y social adecuada.

En conclusión

No creo que se pueda continuar preservando ningún discurso que promueva un tipo de vida humana ante otro tipo de vida humana. Ante esto, creo que es importante desarrollar un discurso ético mínimo que rescate TODAS LAS VIDAS (Martínez, 2005). Lamentablemente, las vidas de los jóvenes no tienen mucha prominencia dentro de los discursos del estado y los discursos sociales. EI resultado de esto es que se sanciona para bien o para mal, la muerte de unos y la vida de otras.

La utilización de nuevos acercamientos multi-metodológicos para preservar la vida y sobre todo para efectuar cambios culturales, puede ser una buena apuesta. En particular, cuando estamos hablando de transformar en el largo alcance patrones culturales que han sancionado de forma "normal" la violencia y sobre todo la pérdida de la vida. La mediación multi-metodoIógica, a manera de ejemplo, puede representar un acercamiento particular para iniciar un camino de transformación social.

Preservar la vida, y que nadie muera "a plomo", puede representar un cambio paradigmático en la historia de nuestro país, donde de forma histórico-cultural, se ha establecido un discurso y una práctica que sanciona la vida para unos y unas privilegiados, y otorga la muerte a otros y otras marginados/as.

Notas

1. EI grueso de los asesinatos violentos en Puerto Rico, afecta a la población masculina, en particular entre las edades de 15 a 29 años. A manera de ejemplo, la Comisión para el estudio de la Violencia en Puerto Rico, denunció el pasado 10 de julio de 2006 (El Nuevo Día, "Quinto en asesinatos en el mundo"), que en el caso de Puerto Rico ser un país independiente estaría clasificado como quinto lugar en el mundo con la tasa más alta de asesinatos.
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2. Pensemos, a manera de ejemplo, que la primera carta de derechos civiles se implementa en Puerto Rico con el Acta Jones del año 1917. Durante el 1898 al 1900 (gobierno militar) y luego durante el Acta Foraker (1900 a 1917), no existió en Puerto Rico una ley de derechos civiles. Más aún, y a manera de ejemplos, que durante los años 1898 y 1952, no existió ninguna disposición expresa bajo el manto de los nuevos gobernantes que prohibiera una práctica social tan nefasta como la esclavitud.
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3. A manera de ejemplo, durante el año 2005, de los cerca de 800 asesinatos que se registraron en Puerto Rico, 21 fueron cometidos contra mujeres por conducta de violencia domestica. La campana contra dichos asesinatos, en particular durante el mes de noviembre fue intensa. Sin menospreciar la vida de nadie, es interesante comentar que la tasa de asesinatos contra mujeres, dentro del macro de asesinatos, es realmente hablando muy limitada. No obstante, las campanas educativas y preventivas, y los recursos del gobierno se concentran sólo en este tipo de asesinatos [contra mujeres] y no necesariamente, como mecanismo educativo rehabilitador contra los asesinatos contra los hombres.
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4. EI Nuevo Día, 17 de noviembre de 2005, "Estamos en el camino correcto", afirma Fernós."
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5. La Constitución del Estado Libre Asociado de Puerto Rico, en su Articulo II, sección I, dispone que "Ia dignidad del ser humano es inviolable". Más aún, en la sección 7 del mismo artículo, se indica que "Se reconoce como derecho fundamental del ser humano eI derecho a la vida... ". Ante esto, la Constitución de Puerto Rico, provee suficientes garantías para que el estado defienda la vida de todos y todas, entre otras razones, contra asesinatos y violencia.
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6. AI momento de participar en este coloquio académico llevaba 15 meses coordinando la referida unidad de mediación.
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7. Es importante destacar que durante el semestre académico realizo en promedio un total de 40 mediaciones. EI grueso de las partes en dichas mediaciones son jovenes, divididos a partes iguales entre varones y mujeres.

Referencias

Galtung, J. (1998). Tras la violencia, 3R: reconocimiento, reconciliación, resolución. Bilbao: Bakeaz & Gemika Gogoratuz.

Galtung, J. (2003). Violencia cultural. País Vasco: Gemika Gogoratuz.

Martínez, V. (2005). Podemos hacer las paces: reflexiones éticas tras el 11-9 y el 11-M. España: Desclée.

Nina, D. (2000). Por el derecho de sufrir (y resistir) en silencio: víctima, racismo y crimen. Revista del Colegio de Abogados de Puerto Rico, Vol. 61, Num. 4, octubre-diciembre.

Nina, D. (2001). Fragmentos de nación, modernidad, identidad y racismo: nueva visita al problema de la esclavitud, Revista del Colegio de Abogados de Puerto Rico, Vol. 62, Num. 2, abril-junio.

Organización Mundial de la Salud (2002). lnforme mundial sobre la violencia y la saIud. Ginebra: OMS.

Román, M. (2006). Estallidos. Hato Rey: Publicaciones Puertorriqueñas.

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Pedimos excusas a nuestros/as lectores

epistheme volverá a publicarse el próximo lunes 12 de mayo, pues su editor asistirá con una delegacion de investigadores dominicanos a la reunión de la Iniciativa Transcaribeña de Investigación en VIH/SIDA (TCHARI) en Isla Verde, Puerto Rico.

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