viernes, febrero 03, 2012

Noticias del Frente Historiografico 112

Homosexualidad en República Dominicana
“En este país la homofobia es institucional”, dice Amigos Siempre Amigos




Como Temis (diosa de lo justo en la mitología griega), la justicia dominicana se cubre los ojos para no ver a los homosexuales, pero no para impartir justicia de forma imparcial, sino porque no los tolera

Por: Linabel Aybar Rivas (laybar@acento.com.do) / Acento.com.do, 03 de febrero 2012

De 13 casos que TRANSA llevó, sólo dos se judicializaron.

SANTO DOMINGO, República Dominicana.-Lo que comienza como el pago para saciar el deseo sexual, puede terminar en tragedia. En los últimos casos de homosexuales asesinados, éstos le pagan a jóvenes para tener relaciones íntimas y pierden la vida cuando intentan intercambiar los roles.

Los asesinatos de homosexuales que han trascendido a los medios de comunicación, como el de los productores de cine Jean Luis Jorge y Mikey Bretón, así como el del periodista Víctor Gulías y el del gerente de ventas de El Nacional, William Enmanuel Cordero Acevedo, son sólo ejemplos de lo que una noche de placer puede costarle a un homosexual.

Para el coordinador de la organización Amigos Siempre Amigos (ASA), Leonardo Sánchez, el machismo y el rechazo a los homosexuales en la sociedad dominicana, han provocado que el país viva bajo una “homofobia institucionalizada”.

“Es que en República Dominicana estamos viviendo una homofobia institucionalizada, todo el sistema está diseñado y construido para no dar pie, para no reconocer y para no permitir la unión de la comunidad gay, lesbianas, bisexuales y transexuales (GLBT)”, explicó Sánchez.

“De 13 casos que TRANSA llevó, solamente dos se pudieron investigar, los otros se cayeron porque la familia y la Fiscalía, que está llamada a seguir la investigación y condenar al criminal, no hacen nada y no le dan seguimiento”, explicó Leonardo Sánchez

El psiquiatra Secundino Palacios coincide esta hipótesis, en el sentido de que todavía en nuestro país estos grupos reciben manifestaciones de rechazo y de desprecio en las instituciones al momento de presentar denuncias en la Policía Nacional o en el Ministerio Público.

“Esa es una verdad como un templo, en honor a la ciencia y a la realidad social, tengo que admitirlo y reconocerlo, porque generalmente no reciben el soporte institucional que les corresponde”, indica el también director de la Unidad de Psiquiatría del hospital Luis Eduardo Aybar.

Ante el rechazo de las autoridades, los homosexuales son víctimas de de robos, atracos, acoso policial, abusos sexuales, golpes y heridas, pero al momento de acudir ante la institución competente, son ignorados.

Según las estadísticas de la organización Amigos Siempre Amigos, en los últimos dos años han ocurrido 23 crímenes de odio, que es la manifestación última de la homofobia.

¿Qué puede llevar a un individuo al asesinato?

De acuerdo con Palacios, como seres humanos, los homosexuales tienen debilidades, por lo que se enamoran y se sienten afectivamente comprometidos.

Para Leonardo Sánchez, de ASA, el ejercicio del trabajo sexual tiene sus riesgos, pero depende de cuánto se involucre la persona como consumidor sexual con el individuo.

Los casos de homosexuales asesinados en los últimos años demuestran que una parte de jóvenes dominicanos acceden a vender favores sexuales a otros hombres para obtener dinero, es decir, se prostituyen con otros hombres, pero lo peor es que algunos de ellos incluso son menores de edad

En el caso del productor Mikey Bretón, quien fue asesinado de 12 puñaladas, y del relacionista público de la Liga Municipal Dominicana, Víctor Gulías, asesinado de 42 puñaladas, sus victimarios cargaron con vehículos, celulares, dinero en efectivo, entre otras pertenencias personales.

Pero sólo los casos que suceden a personalidades públicas o en lugares públicos, trascienden en los medios de comunicación por lo que más del 80 por ciento de los casos se quedan en la impunidad.

Limbo judicial

La Organización de Transexuales, Travestis y Transgéneros (TRANSA) el año pasado pudo darle seguimiento a 13 casos de homofobia en los que sólo en dos se pudo apresar a los victimarios.

En los asesinatos de homosexuales se tiende a no proceder de manera judicial por dos razones: una es el no accionar judicial de los familiares de la víctima por vergüenza y otra es que el Ministerio Público y la Policía Nacional a veces ignora los crímenes de odio.

“Una vez el homosexual es asesinado la familia deja eso así, y no le da seguimiento, entonces hay una impunidad que la propia familia es culpable de eso porque no pide justicia para el asesinato de su familiar”, indica el coordinador de la entidad que lucha por los derechos de homosexuales, gays y travestis.

Mientras que el doctor Palacios piensa que la autoridad debe de velar por la condición humana, independientemente de que se esté de acuerdo o no, se debe preservar la vida de un ser humano.

El cineasta Jean Luis Jorge, fue otra víctima que fue asesinada en su apartamento, el 13 de marzo del año 2000. El caso más reciente fue el del gerente de ventas del periódico El Nacional, William Enmanuel Cordero Acevedo, quien fue asesinado de cinco puñaladas el pasado miércoles 25 de enero en el sector El Millón.

Algunos de los asesinos han recibido condenas de 20 y 30 años en los tribunales, pero la mayoría de estos crímenes quedan impunes por el rechazo que reciben los homosexuales que, independientemente de su preferencia sexual, son seres humanos y deben disfrutar de todos los derechos que la Constitución les confiere como ciudadanos, especialmente el más elemental: la vida.

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El otro Duarte
El Duarte de nuestras travesías ha sido etéreo, confesional



Duarte indignado, por Klaus Koch



Por: ANDRÉS L. MATEO, Hoy.com.do, 1 Febrero 2012

La proceridad de Juan Pablo Duarte se ha levantado sobre un universo de sentidos tan precariamente asociado a una gesta, que su figura queda como suspendida, flotando en la incertidumbre de no saber con certeza por qué sobre esas pinceladas tan débiles de heroicidad se edifica un edificio tan sólido como el de la identidad dominicana. Por eso, con tan solo invocar el nombre del patricio se entra en una teoría de la dominicanidad. Nada más y esbozar su imagen y de inmediato iniciamos una peregrinación que nos arroja sobre la consiguiente resignación apática respecto del sacrificio y la vida consagrada de su símbolo. No hay en el continente un héroe como él, cuya debilidad es su fuerza, cuya prístina visión de lo que seríamos nunca se doblegó. Y eso que nuestra accidentada historia cuenta con tantos prohombres que alguna vez dudaron.

¿Por qué es sobre las grises viñetas de la vida de este hombre que se levanta la patria? ¿Quiénes tejieron el esfumato humano que describe su cólera?

¿Allí, donde el martirio sustituye al acto, el azar al destino, los lúgubres graznidos del desconsuelo al entusiasmo alborozado de soñar un país, no había, acaso, un hombre condolido, un ser humano concreto, descojonado sobre el dolor?

Para los hombres de mi generación, Juan Pablo Duarte es un lampo, y debió haber sido un trueno. Es un quejido y debió haber sido un portazo estentóreo. Es casi una lágrima, y debió haber sido una llama.

El Duarte de nuestras travesías ha sido etéreo, confesional y marcado por la tragedia. Casi sin epopeya, se sostiene de un soplo. En los primeros años de mi acercamiento personal a su figura, dos libros eran los referentes obligatorios para estudiar su vida: “El Cristo de la libertad”, de Joaquín Balaguer, y “Episodios duartianos”, de Pedro Troncoso Sánchez. En ambos libros Duarte se emparienta con la divinidad, y no responde a la condición humana, rebrillando su martirologio sin condescender a las dimensiones del hombre y la mujer humanamente situados en el escenario de la historia.

En “El Cristo de la libertad”, la metáfora crucifica al sujeto histórico. En la cultura judeo cristiana, Cristo es siempre un significante que remite a otro significante. Su invocación es la recuperación de un martirologio que le era predestinado. Su drama estaba ahí, marcado en el designio sagrado y le era personalmente infranqueable. El Duarte que enarbola la metáfora de Cristo está cogido en los engranajes de un designio, del cual le será imposible escapar. No es un drama histórico lo que vive, son lanzazos de un martirio divino que le era preexistente los que rodean su existencia. Y él los padece a las mil maravillas, con poses frías, resignado, sin apostrofar a la historia misma que lo desgarra…

Los “Episodios duartianos”, de Troncoso Sánchez, equivalen a las estaciones de las caídas de Cristo, y el personaje se trenza a un desenlace preconcebido. La historia no es allí un escenario de confrontación, sino la escenografía de un martirio. Aquel jovencito angélico, que tiembla de ira con sus puñitos rosados cerrados con fuerza cuando le dicen haitiano en el barco que lo conduce a Europa, es una estampa celeste, y no la arboladura de un futuro conspirador. Su pasión no es la impotencia que teje el desconsuelo de la ausencia de libertad, sino la carga lastimera de una vida particularmente empinada sobre la desgracia.

Duarte es más el fulgor de una idea que la ausencia de un acto. El cemento con el cual se une nuestra aventura espiritual es la idea tensada de la viabilidad de la Nación Dominicana, que bajo ninguna circunstancia flaqueó en su espíritu. Santana, en cambio, es la acción pura por la vertebración de un ideal, que entrega rendido unos años después. Duarte jamás titubeó con respecto de nuestro destino como Nación.

Hay otro Duarte que quizás hoy nos sea necesario. Un Duarte que se nos ha escamoteado. Un Duarte de carne y hueso. Que se sacuda el polvo del pantalón y diga: ¡coño nos han engañado! Un Duarte maldiciente, humanamente colocado en la historia.

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Siria, atacada con hondas y flechas por sus amigos




POR: ROBERT FISK, © The Independent. Republicado por La Jornada, 01 02 12. Traducción: Gabriela Fonseca

La violencia empeora y la Liga Árabe, desesperada, saca las manos. Madame Clinton podrá soplar y resoplar en Naciones Unidas, pero el régimen sirio y los duros del viejo partido Baaz no cejan. Los árabes son los únicos que no se sorprenden, porque Siria, la um al Arabia wahidai, la madre de un pueblo árabe, como dicen los baazistas, es una criatura resistente y sus gobernantes están entre los más tenaces de todo Medio Oriente. Acostumbrados a las hondas y flechas con que los atacan sus amigos y enemigos. La negativa de Siria a todo lo que no fuera un total repliegue de Israel de la meseta de Golán a cambio de la paz es casi tan famosa como el no de De Gaulle a que Gran Bretaña entrara a la Unión Europea.

Cierto, el régimen sirio jamás ha enfrentado a una oposición a escala de la actual. El saldo mortal aún no se acerca a los entre 10 mil y 20 mil muertos que dejó la rebelión de Hama de 1982, que el viejo Hafez Assad aplastó con su habitual brutalidad. La naturaleza general de la actual rebelión: las deserciones del ejército sirio, la pérdida de todos menos uno de sus aliados árabes –el pequeño Líbano, por supuesto– y el lento desarrollo de una guerra civil vuelven este momento el más peligroso en la historia posindependencia Siria. ¿Cómo podrá mantenerse en el poder Bashar Assad?

Bueno, está Rusia, claro, y la determinación de la mancuerna Putin-Medvediev de no quedarse aislados de Occidente en la ONU como les ocurrió cuando no se opusieron a las zonas de exclusión aérea sobre Libia, lo que llevó directamente a la caída de Kadafi.

También está Irán, que para Siria, representa el puerto seguro. La sospecha que tiene Irán de que Siria se encuentra bajo un ataque internacional debido a esta alianza bien puede ser correcta. Si destruimos al Baaz sirio, y a su presidente chiíta alawi Bashar Assad, se llega directamente al alma misma de Irán. Ahí está Israel que apenas dice palabra sobre Siria porque teme que un régimen aún más intransigente tome su lugar.

Pero Siria también es un símbolo. A los ojos de los árabes, esta nación desafió sola a Occidente al rechazar una paz injusta en Medio Oriente. Sola, negó la paz con Israel propuesta por Anwar Sadat. Sola, le dio la espalda a Yasser Arafat después del fallido acuerdo de paz que el líder palestino logró con Israel. E históricamente Siria sola desafió a la ocupación francesa en 1920 y después en 1946, hasta que el Parlamento de Damasco fue incendiado y cayó sobre las cabezas de quienes lo defendía.

Aunque muchos libaneses elijan olvidar su propia historia, sigue siendo un hecho que después de la Primera Guerra Mundial, la mayoría de los libaneses prefería que su territorio continuara siendo parte de Siria –ello consta en los resultados de la comisión King-Crane–, les parecía mejor opción que vivir en una nación separada bajo la influencia de Francia.

Lejos de ser un Estado basado en la expansión, como Estados Unidos gusta de describir a la nación, Siria ha perdido territorio de manera consistente. Perdió Líbano debido a las maquinaciones francesas. Perdió Alejadreta en 1939 cuando Francia se la entregó a Turquía después de un fraudulento referendo realizado con la vana esperanza de que los turcos se unieran a la alianza contra Hitler. Israel se apoderó del Golán sirio en 1967. Debido a que Siria es una nación, más que un régimen, el mundo árabe le tiene mucha solidaridad y respeto. Bashar Assad, quien no es un parásito como (lo fue) el egipcio Hosni Mubarak, ni está loco como (lo estuvo) Kadafi, lo sabe muy bien.

Pero el baazismo no es arabismo, por mucho que sus partidarios así lo promulguen. Décadas de estabilidad no liberaron a Siria de la corrupción y sí llevó a una dictadura con las mismas reglas obsoletas que los árabes han tolerado durante muchos años: preferir la autocracia a la anarquía, preferir la paz a la libertad, y pese a ser gobernados por la minoría sunita, preferir ser laico a sectario. Y bueno, para cualquier sirio que quiera ver los resultados que tiene un Estado confesional, sólo tiene que echar un vistazo a la guerra civil en Líbano.

Con vergüenza recuerdo ese terrible conflicto y las palabras crueles que escribí ese día en que, después de que durante años hubo soldados defensores de la paz en Líbano, el ejército libanés iba a tener que cumplir la misma función. En ese momento fue un chiste malvado. Ahora tal vez no; pues una fuerza de paz libanesa en Siria, en la que estén representadas todas las comunidades de Líbano (sunita, chiíta, cristiana maronita, ortodoxa, drusa y armenia) podría ser una forma de controlar el conflicto interno en Siria. Esto sería una suprema paradoja después de la presencia militar siria, de 1976 a 2005. Es una imposibilidad, pero demuestra la naturaleza de los cambios políticos en Medio Oriente.

En realidad lo más probable es que el gobierno sirio luche solo, como lo ha hecho siempre. La doctrina de Assad, tanto el padre como el hijo, siempre ha sido la paciencia. Aferrarse, sin importar cuánto los condene el resto del mundo ni lo terribles que sean las amenazas de Israel o Estados Unidos, con el tiempo la rueda de la fortuna estará nuevamente a su favor.

La horrible carnicería en Homs y el resto de Siria, las decapitaciones y las torturas sugieren, sin embargo, que a Assad se le termina el tiempo. Los sirios están muriendo, al igual que la gente de Egipto, Libia y Yemen ha muerto porque quieren el derecho a gobernarse a sí mismos. Esa lucha se está extendiendo en las divisiones sectarias del norte de Líbano y existen dentro del Parlamento libanés, pese a que esto no es la principal preocupación del gobierno sirio.

La lucha por la sobrevivencia es algo terrible y Bashar Assad aún parece creer que puede evitar la desintegración de Siria con un montón de propuestas de reforma. Nadie afuera de Siria cree que pueda lograrlo.

Pero existe una pregunta que nadie se ha hecho. Supongamos que el régimen sobrevive. De ser así, ¿qué tipo de Siria deberá gobernar?

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Nuevos aires en Birmania (extracto)



Aung San Suu Kyi


Por Eloy Isorna, Atrio, 28 01 12

I – ALGO ESTÁ CAMBIANDO

Un nuevo clima de convivencia, que parece abrir cauces hacia la democracia, se va instalando lentamente en Birmania (Myanmar). ¡Ojala dure hasta alcanzar buen puerto!

La sombra del poder militar dictatorial no ha desparecido de todo. Pero su omnipresencia parece verse mitigada por determinados signos de “apertura” que han de interpretarse como augurio de mejores tiempos democráticos y de respeto a los derechos humanos.

Meridianamente destacan, 1) la liberación de la Premio Nobel de la Paz de 1991, Aung San Suu Kyi y más de mil prisioneros políticos; 2) la legalización del partido de Suu Kyi, NDL; y 3) la presentación de Suu Kyi a las próximas elecciones.

Todo ello no sería posible sin la pacifica lucha del pueblo birmano. Hay que significar también la creciente presión internacional (UE, EEUU, ASEAM).

II – MUCHOS AÑOS, MUCHO DOLOR, MUCHO DESPROPÓSITO

Lo sucedido en Birmania no ha sido solo el fruto de una “dictadura al uso”, sino una verdadera masacre y esclavización de la población civil bajo la bota férrea de sus dirigentes militares. Muchos otros atropellos han sido constatados por diversas organizaciones internacionales y fuentes de información fiables.

Esta situación de falta de libertades básicas, falta de democracia y abuso de los derechos humanos desde 1962 ha dejado terribles secuelas, como: 1) la falta de una sociedad civil organizada; 2) la reiteración de abusos de los funcionarios y de la población; 3) la falta de “honestidad” política; y 4) las prácticas corruptas.

III – LA REACCIÓN DE LA UNIÓN EUROPEA ANTE LOS CAMBIOS

Los Ministros de Asuntos Exteriores de la Unión Europea (23 de enero de 2012, Bruselas), han acordado que procederán a suspender la prohibición de viajar a los territorios comunitarios a los altos cargos del Gobierno de Birmania.

No todos están de acuerdo con estas decisiones. Algunas voces consideran que pueden ser prematuras y no concluyan en verdaderos avances democráticos. La UE pretende “animar” el proceso democrático birmano.

IV – TRES REFLEXIONES COMO EPÍLOGO

La situación de Birmania puede servirnos de punto de partida para la reflexión sobre nosotros mismos, nuestras actitudes y nuestra forma de vivir la democracia.

En primer lugar cabe recordar todos aquellos que han luchado en Birmania por la democracia y el respeto a los derechos humanos en uno u otro grado, pero muchos de ellos perdiendo su vida, su libertad, su familia o su misma tierra, pues se vieron obligados al exilio.

En segundo lugar reafirmarnos que ni ante las más pertinaces situaciones de injusticia debemos de desesperar, dejando de luchar contra ellas en pos de la justicia y el respeto a los derechos humanos.

En tercer lugar considerar que si con tanto esfuerzo (sudor y lágrimas) Birmania comienza a balbucear en su camino hacia una vida democrática, debemos de considerar nosotros, con tantos medios hoy a nuestro alcance, en qué medida hemos dejado de luchar por esos ideales de mayor democracia real y mayor respeto a los derechos de todas las personas.

¿Qué decir de nuestro “nivel democrático”? ¿Qué decir del nivel de deshonestidad de destacados miembros de partidos políticos y de cargos públicos que apenas se ruborizan ante ello? Qué decir de la lenta reforma del sistema de financiación de los partidos? ¿Qué decir de los silencios tantas veces cómplices de los correligionarios políticos de los indecentes o delincuentes? ¿Qué decir del hecho de que no pocos ciudadanos e incluso dirigentes políticos hayan llegado a confundir el nivel de decencia política deseable con la falta de imputabilidad penal?

Nuestra democracia debe mejorar, dentro y fuera de los partidos políticos. Debe ser profundizada y ello solo es posible desde la lectura crítica de la realidad y desde la formación en valores democráticos. Desde la honestidad personal y comunitaria. Nadie debe pensar que por ocupar un cargo público o pertenecer a un partido político está autorizado a poner los intereses del partido sobre la honestidad en su comportamiento su compromiso con la verdad. ¿Hemos avanzado lo suficiente en la profundización y de nuestra normativa y comportamientos democráticos?

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La libertad de los campesinos y de los obreros les pertenece y no puede ni debe sufrir restricción alguna. Corresponde a los propios campesinos y obreros actuar, organizarse, entenderse en todos los dominios de la vida, siguiendo sus ideas y deseos. (Ejercito Negro Makhnovista, Ucrania, 1923).


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