“Françafrique”: Del colonialismo francés a la intervención de Mali
Por: MOHAMED HASSAN, 19 10 2013, www.michelcollon.info
Por: MOHAMED HASSAN, 19 10 2013, www.michelcollon.info
“La guerra de Mali tiene por
objetivo deshacerse de los islamistas radicales”, se nos dice. Sin embargo,
esos mismos islamistas combaten a “nuestro” lado en Libia y en Siria. Y están
financiados por “nuestros amigos”: Arabia Saudí y Qatar. Especialista del
continente africano y autor en Investig'Action de “La stratégie du chaos”,
Mohamed Hassan desvela los entresijos de una guerra demasiado simplificada por
los medios de comunicación. Tercera y última entrega de nuestra serie “Causas y
consecuencias de la guerra en Mali”.
El conflicto en Mali se inscribe en un amplio contexto y conlleva una larga historia detrás. Por un lado tenemos a los yihadistas que dejaron Libia para dirigirse al Norte de Mali, armados por Qatar y Arabia Saudí. Y por el otro están los militares franceses, belgas y otros, occidentales y africanos, quienes han intervenido en Mali. Para situar correctamente esta intervención francesa, es necesaria una mirada retrospectiva sobre el colonialismo francés en Mali.
Cuando los colonialistas franceses conquistaron Mali, el territorio formaba parte de una vasta zona económica que se extendía a lo largo y ancho del Sahel. Las caravanas partían de una ciudad oasis hacia otra, en línea recta a través del desierto. En aquella economía original reinaba una armonía entre los campesinos y los nómadas. Los campesinos necesitaban a los nómadas para poder comprarles mercancías provenientes de otras regiones, y constituían de ese modo su clientela. Toda la población de esa región era musulmana.
Esa zona económica era muy próspera en aquella
época. El año pasado, la página de Internet celebrity networth.com clasificó a
un maliense en la primera posición de la clasificación de los veinticinco
individuos más ricos que jamás hayan pisado la tierra. Eso fue posible al
convertir los bienes, teniendo en cuenta el precio actual del oro y la
inflación a lo largo de los siglos, del rey Mansa Moussa I, que dirigió de 1312
a 1337 un reino situado en el interior del Mali de nuestros días. Ese hombre,
hoy en día, valdría unos 400 mil millones de dólares. La región disfrutaba
además de una vida intelectual riquísima: se llegó a conocer a Tombuctú como a
uno de los primeros y principales centros intelectuales del mundo. En su
apogeo, el reino maliense se extendía hasta la costa de Senegal. El árabe era
la lengua vehicular.
Pero el colonialismo francés destruyó por
completo ese sistema. Para eliminar toda capacidad intelectual, fueron
asesinados miles de profesores. Al igual que sucede con la casi totalidad de
los países africanos, las fronteras del Mali que conocemos hoy son
artificiales. La región formaba parte de lo que por aquel entonces se llamaba
el Sudán francés. En 1960, se volvió independiente, primero a través de una
federación con Senegal, pero, tras un lapso de apenas dos meses, Senegal
abandonó aquella federación. El Mali actual es el cuarto país africano por su superficie.
Después del golpe de estado contra el primer presidente nacionalista de Mali,
Modibo Keita (1960-1968), el país se convirtió en un estado neocolonial.
Un estado semejante no puede constituir una
nación ni puede desarrollarse de manera autónoma. El Norte, una región
desértica, está abandonada a su suerte y sus habitantes están discriminados.
Existen tensiones étnicas entre los tuaregs (nómadas) y los demás grupos de la
población. El comercio a gran escala de antaño ha conocido un total declive. ¿Qué
les queda al gran número de nómadas que surcan la región con sus caravanas?
Contrabando, raptos a cambio de un rescate, tráfico de personas...
Una parte importante de esos tuaregs se
convirtieron en soldados en Libia, en el ejército de Gadafi. Tras su vuelta al
Norte de Mali, iniciaron una guerra por la independencia de lo que ellos llaman
Azawad –una lucha que, desde algunas décadas, se anima de manera brusca y luego
se calma nuevamente. El 24 de enero de 2012, se apoderaron de la ciudad de
Aguelhok y mataron a un centenar de soldados del ejército maliense. En el
transcurso de los meses que siguieron, continuaron atacando otras ciudades del
Norte.
La masacre de Aguelhok suscitó un enorme descontento en el seno del ejército y en las familias de los soldados, pues éstos, armados de manera muy precaria, tuvieron que combatir a insurgentes bien equipados y entrenados. El 22 de marzo, el presidente maliense Amadou Toumani Touré (apodado ATT) fue derrocado por un golpe de estado de militares descontentos y de oficiales subalternos, bajo la dirección de Amadou Sanogo.
La masacre de Aguelhok suscitó un enorme descontento en el seno del ejército y en las familias de los soldados, pues éstos, armados de manera muy precaria, tuvieron que combatir a insurgentes bien equipados y entrenados. El 22 de marzo, el presidente maliense Amadou Toumani Touré (apodado ATT) fue derrocado por un golpe de estado de militares descontentos y de oficiales subalternos, bajo la dirección de Amadou Sanogo.
Para los países vecinos de Mali que, tras el
derrocamiento del presidente marfileño Gbagbo, sufren intensamente la
influencia de Francia, aquello fue un pretexto para anunciar un embargo de armas
contra el ejército maliense quien, de esa forma, no tenía ninguna probabilidad
de hacer frente a los insurgentes que acudían de forma masiva. Los meses
siguientes, el MNLA (Movimiento Nacional de Liberación de Azawad) se apoderó de
todo el Norte del país. A continuación, el MNLA fue expulsado a su vez por tres
grupos yihadistas: Ansar Dine, Al Qaeda del Magreb Islámico (AQMI) y MUJAO-
grupos que reciben armas y dinero de Qatar y de Arabia Saudí- y así se rizó el
rizo.
Cuando parecía entonces que aquellos yihadistas iban a precipitarse hacia la capital maliense Bamako, el presidente en funciones Dioncounda Traoré habría pedido intervenir militarmente al presidente francés François Hollande. Lo que imposibilitaba definitivamente el plan elaborado con dificultad y esmero por Naciones Unidas y la Unión Africana.
Cuando parecía entonces que aquellos yihadistas iban a precipitarse hacia la capital maliense Bamako, el presidente en funciones Dioncounda Traoré habría pedido intervenir militarmente al presidente francés François Hollande. Lo que imposibilitaba definitivamente el plan elaborado con dificultad y esmero por Naciones Unidas y la Unión Africana.
Conclusión
¿Cómo debería evolucionar la situación? A
cualquier solución para el conflicto de Mali se le oponen tres problemas
importantes.
Primero: Nadie está permitiendo a los
malienses que resuelvan ellos mismos sus diferencias y problemas mutuos. La
injerencia extranjera lo convierte en algo imposible. La guerra sólo exacerbará
las tensiones mutuas en todo el país. Si usted tiene la piel más clara que el
resto y se le confunde con alguien del Norte, se arriesga hoy en día a no poder
atravesar fácilmente las calles de Bamako.
Segundo: Los estados africanos son muy
débiles, especialmente cuando vemos que un país como Mali no puede ni tan
siquiera acabar con una rebelión bien organizada de unos 500 yihadistas. La
Unión Africana (UA) también es débil. Los países de la SADC (Southern African
Development Community) intentan cambiar el curso de las cosas y estaban en el
primer plano de la oposición de la UA a la guerra de Libia. Pero todavía hay demasiados
jefes de estado africanos que piensan antes en sus propios intereses, y en las
órdenes que reciben de sus amos en Europa y en los Estados Unidos, que en la
unidad africana.
Tercero: Si, desde el 2008, año en que se
agravó la crisis del capitalismo mundial, Francia no quiere convertirse en una
nueva España, Italia o Grecia, va a tener que defender su hegemonía en “Françafrique”
y alrededor del Mediterráneo. Pero las cosas no se anuncian muy bien para
Francia, ya que en África las contradicciones con los Estados Unidos se
incrementan. En Costa de Marfil, el ejército francés intervino para instalar a
Ouatarra en el poder; ahora bien, en realidad éste último es sobre todo un peón
de los Estados Unidos. Y los Estados Unidos han sacado partido de la guerra en
Mali para instalar una base para sus drones en el país vecino, Nigeria. En
otras palabras, podemos prepararnos a un periodo durante el cual Mali y toda la
región que le rodea van a encontrarse en un conflicto permanente, como aquel
que conoció Somalia en el transcurso de los años 90.
Extracto de “Causas y consecuencias de la guerra de Mali”, artículo publicado en Etudes marxistes, n° 101.
Extracto de “Causas y consecuencias de la guerra de Mali”, artículo publicado en Etudes marxistes, n° 101.
Véanse también: Occidente a la reconquista de
África y Esos islamistas apoyados por Occidente (Primera y segunda parte del
artículo)
Mohamed Hassan es especialista del Oriente Medio y de África. Es el autor, con David Pestieau, de “L’Irak face à l’occupation (EPO, 2004) y, con Grégoire Lalieu y Michel Collon, de La stratégie du chaos, Investig’Action/Couleur Livres, 2012.
Mohamed Hassan es especialista del Oriente Medio y de África. Es el autor, con David Pestieau, de “L’Irak face à l’occupation (EPO, 2004) y, con Grégoire Lalieu y Michel Collon, de La stratégie du chaos, Investig’Action/Couleur Livres, 2012.
Traducción: Collectif Investig’Action
Véanse también: "Occidente a la reconquista de África" y "Del colonialismo francés a la intervención francesa de Mali" (Primera y tercera parte del articulo)
Traducción: Collectif Investig'Action
Véanse también: "Occidente a la reconquista de África" y "Del colonialismo francés a la intervención francesa de Mali" (Primera y tercera parte del articulo)
Traducción: Collectif Investig'Action
La libertad de los campesinos y de los obreros les pertenece y no puede ni debe sufrir restricción alguna. Corresponde a los propios campesinos y obreros actuar, organizarse, entenderse en todos los dominios de la vida, siguiendo sus ideas y deseos. (Ejercito Negro Makhnovista, Ucrania, 1923).
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