martes, abril 17, 2007

Noticias del Frente Ecologico 004

Cuando las ranas callan en la noche


SAN JUAN, Puerto Rico (AP) — Al regresar al bosque tropical lluvioso en Puerto Rico por primera vez en cinco años, el biólogo Rafael Joglar barruntó que algo andaba mal. El canto nocturno de las ranas, que él había grabado por largo tiempo, no se escuchaba en las húmedas montañas.

Parecía como si una pequeña orquesta hubiera perdido algunos de sus músicos clave, recordó.

Tras aquél descubrimiento en 1981, Joglar y su esposa Patricia Burrowes, especialista en anfibios de la Universidad de Puerto Rico, encontró que otras poblaciones de ranas del género Eleuterodáctilos — conocidas localmente como coquís por el distintivo sonido que hacen dos especies — también estaban misteriosamente ausentes. Reportes similares surgían de especialistas en ranas alrededor del mundo, particularmente en Centro y Sur América.

Interrogando a sospechosos de ser los culpables, tales como la contaminación y la desertificación del hábitat, los investigadores se toparon eventualmente con el cambio climático. La temperatura mínima promedio había aumentado de 1970 a 2000 en 2 grados Fahrenheit, un ascenso significativo para los anfibios, que son altamente sensibles al clima.

Los científicos creen que las temperaturas más altas llevan a más períodos de sequía y a una reacción en cadena, con mayores alturas, que deja a las ranas vulnerables a un hongo que las devasta, dijo Burrowes.

En Puerto Rico y en las islas cercanas, los expertos creen que tres de las 17 especies conocidas de Eleuterodáctilos se han extinguido, y siete u ocho están declinando. La pérdida de las ranas, advierten los científicos, podría tener consecuencias desastrosas, privando a las aves y otros depredadores de una fuente de alimento, eliminando un consumidor de insectos, y alterando el ecosistema en formas imposibles de predecir.





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