Guaybana: A los Dioses y a los blancos
Por: Raúl Castillo Soto
Puerto Rico
Guaybana [1]
(a orillas del río Guajataca, invoca a sus
dioses mientras se prepara a enfrentar
al capitán Diego Salazar)
Yocahú Vagua Maorocotí…
¿Escuchas acaso?,
¿Por qué el extraño
acosa mi gente?
¿Por qué lleva y humilla
mi núbil hija?
Ya Boriquen abatida
es atril de su cadalso.
Su metal implacable
quema mi frente;
¡Cemí!, tu aura ya no me protege,
conucos eslabonados
guatú en mis yucayeques;
Mabuya y Juracán,
¡Acudan en mí!
aunque sea mi muerte.
(Laudo divino,
albor de libertad
Ya sus carnes
en mi tierra yacen
no son tan blancos
en verdad.)
¡Guazábara!, mi veneno es tuyo,
Suena el guamó y la maraca,
el tumbao del mayohuaca'n...
Su compás único golpea
en ceremonial desprecio.
…Eran altivos mis bohíos
de bejucos atados
ahora desmoronan humillados
en frágiles cenizas.
Otro ocupa mi señorial dujo
ciñendo metal de
afilado propósito.
Mi guanín y mis ríos
compran voluntades
para tu bienestar mezquino;
mas mi voluntad sobrevive.
¡Primero moraré
en la tierra bajo el bajacú
que me vio nacer!
y que verá el güey (sol)
de mi ocaso caer,
antes que permitir
que humilles mi raza;
podrás pisotear mi cuerpo,
podrás marcarlo con tu ira
sin razón...
Pero mi espíritu,
orgulloso prevalecerá
en el tiempo,
en la verdad,
en la historia,
en la carne.
¡Guazábara!
******
Nota[1] Hermano menor del cacique Agüeybaná, de Boriken.
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