lunes, marzo 12, 2007

Noticias del Frente VIH-1 026

El VIH/SIDA en las cárceles



Eficacia relativa de una intervención de varias sesiones de reducción del riesgo para hombres jóvenes excarcelados en 4 Estados de EEUU.


Richard J. Wolitski y el Grupo de Estudio del Proyecto START
rwolitski@cdc.gov

Octubre 2006, Vol 96, No. 10 American Journal of Public Health 1854-1861

http://www.cdc.gov/hiv/PROJECTS/ProjectSTART/Project_Description.htm
http://www.cdc.gov/hiv/PROJECTS/ProjectSTART/publications.htm

Hombres jóvenes de 18-29 años de edad fueron reclutados de prisiones en 4 estados de EEUU y asignados sistemáticamente a una sola intervención previa a la excarcelación o a intervenciones más informativas antes y después de la excarcelación. Un total de 522 hombres fueron incluidos en los análisis de intención de tratar. El sexo vaginal o anal desprotegido durante los 90 días anteriores a la encarcelación fue reportado por 86% d3e los hombres en la intervención mejorada y en 89% en la intervención única (razón cruzada OR=0.78; IC 95%=0.46, 1.32). A las 24 semanas, 68% de los hombres asignados a la intervención mejorada reportaron sexo vaginal o anal desprotegido en comparación con 78% de los que participaron en la intervención de una sola sesión (OR=0.40; IC 95%=0.18, 0.88).

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De las cárceles a las comunidades como prioridad de VIH.

David y Sara Putnam

Journal of Urban Health, Vol. 83, No. 3, pp: 339-48.

En 1983 se reportó el primer caso de SIDA en una prisión de los Estados Unidos. Desde entonces, cerca de 5% de los casos de VIH/SIDA en este país han sido notificados por las facilidades correccionales, aunque el censo de éstas da cuenta de menos de 1% de la población. Esta representación desproporcionada de los casos de SIDA ha concitado la atención de muchos, y el SIDA en los ambientes carcelarios en las últimas dos décadas provee una ilustración de las perspectivas cambiantes y evolutivas sobre las facilidades correccionales. Esto resalta también las áreas donde pueden lograrse mejoras en el conocimiento y en los esfuerzos de intervención.

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VIH/SIDA, ITS, y encarcelamiento entre mujeres: Perspectivas nacionales sureñas en EEUU.

Hammett TM, Drachman-Jones A.
ted_hammett@abtassoc.com

Sex Transm Dis. 2006 Jul;33(7 Supl):S17-22.

http://www.stdjournal.com/pt/re/std/pdfhandler.

A nivel nacional en los Estados Unidos, proporciones crecientes de personas privadas de su libertad son mujeres. Los afroamericanos y los latinos de bajos ingresos están representados de manera desproporcionada en las poblaciones de reclusos. Las tasas de encarcelación son mayores en el sur (790 por 100,000 habitantes) que en otras regiones. En el sur, las tasas son casi iguales para condados urbanos y rurales (1194 y 1160). Las prevalencias de VIH e ITS son mayores entre las mujeres reclusas que entre los hombres reclusos (para el VIH, aproximadamente de 2%-3% a nivel nacional). Las mayores amenazas regionales se encuentran entre las personas excarceladas de facilidades correccionales en el sur (26% de todas las personas que viven con VIH en el sur en 1999 fueron liberadas de una prisión ese mismo año) y entre las mujeres sureñas liberadas (15% de todas las mujeres con VIH eran personas liberadas de las cárceles).

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Una evaluación del costo-beneficio de un programa carcelario de tamizaje de la clamidia para hombres y su impacto en sus parejas en la comunidad.

Gift, Thomas L.; Lincoln, Thomas; Tuthill, Robert; Whelan, Michael; Briggs, Patricia; Conklin, Thomas; Irwin, Kathleen L.

Sexually Transmitted Diseases. Economic Aspects of STD Prevention. 33(10) Supl:S103-S110, Octubre 2006.

http://www.stdjournal.com/pt/re/std/pdfhandler.

Usamos el análisis de decisiones para comparar el costo y la efectividad del tamizaje universal, del tamizaje basado en la edad (con dos cortes de edades), y pruebas de reclusos sintomáticos al ingresar a la cárcel, tomando los casos tratados de clamidia y gonorrea como resultado primario. También evaluamos la relación costo-efectividad de añadir la notificación a la pareja a estas alternativas. El tamizaje universal fue la alternativa más efectiva pero también la más costosa. El tamizaje basado en la edad habría identificado ligeramente menos casos a la mitad del costo del tamizaje universal. El costo de la notificación a la/s pareja/s fue bajo. El suponer los altos costos de la secuela en las parejas femeninas mostró que la notificación a las parejas era una intervención que ahorraba costos.

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Transmisión del VIH entre reclusos masculinos en un sistema carcelario estatal--Georgia, 1992-2005.





Centers for Disease Control and Prevention (CDC).

MMWR Morb Mortal Wkly Rep. 2006 Abr 21;55(15):421-6.

http://www.cdc.gov/mmwr/preview/mmwrhtml/mm5515a1.htm

Durante los meses de julio 1988 y febrero 2005, un total de 88 reclusos masculinos fueron conocidos como VIH negativos al ingresar a la prisión y VIH positivos confirmados (es decir, seroconvirtieron) durante la encarcelación. De estos 88 reclusos, 37 (42%) habían tenido más de una prueba negativa de VIH antes de su diagnóstico. En octubre 2004, la División de Salud Pública de Georgia invitó a los CDC a ayudarles con una investigación epidemiológica de las conductas de riesgo y los patrones de transmisión entre reclusos masculinos. Este informe describe los resultados de esa investigación, que identificó las siguientes características como correlatos de la seroconversión en la prisión: sexo entre hombres en la cárcel, hacerse tatuajes allí, mayor edad (es decir, 26 años o más al momento de la entrevista), haber sido sentenciado hace 5 o más años, raza negra, y tener un índice de masa corporal (IMC) igual o menor de 25.4 kg/m2 al entrar a la prisión.

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Consejería y tamizaje del VIH de hombres jóvenes en una prisión.

Robin MacGowan, Gloria Eldridge, James M. Sosman, Rizwana Khan, Timothy Flanigan, Barry Zack, Andrew Margolis, John Askew, Christine Fitzgerald

Journal of Correctional Health Care 2006 12: 203-213.

Las tasas de tamizaje del VIH para reclusos fueron de 46% para las pruebas "voluntarias, dirigidas por sus pares", 78% para las "obligatorias", y 86% para las "voluntarias, prescritas por un médico." Menos de 50% recibió alguna consejería. Los resultados sugieren el valor potencial de coordinar los servicios de VIH con los de hepatitis y otras ITS en todas las políticas. Las conductas de riesgo o los factores demográficos estuvieron asociados sólo a una única prueba o a una política de consejería. Las cárceles pueden alcanzar altas tasas de aceptación de las pruebas de VIH ofreciéndolas rutinariamente de manera voluntaria durante el proceso de ingreso a la prisión, y esto puede resultar en un mayor diagnóstico de la infección por VIH.

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La implementación de un programa rutinario de tamizaje voluntario del VIH en una prisión de un condado de Massachusetts.

Liddicoat RV, Zheng H, Internicola J, Werner BG, Kazianis A, Golan Y, Rubinstein EP, Freedberg KA, Walensky RP.
rebecca.liddicoat@med.va.gov.

J Urban Health. 2006 Ago 8; [Publicado en línea antes de su impresión física]

Entre noviembre 2004 y abril 2005, 1,004 reclusos que llenaron los requisitos de inclusión en el estudio recibieron la oferta de hacerse una prueba de VIH voluntaria de rutina. De estos, 734 (73.1%) aceptaron, 2 (0.3%) estaban Infectados por VIH, y 457 (45.5%) habían sido tamizados para el VIH el año anterior. La tasa de aceptación de 73.1% estuvo significativamente aumentada respecto a la tasa de 18.0% (318 de 1,723) durante el periodo de control (p<0.001).>

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Un estudio piloto de las creencias y actitudes sobre salud relacionadas con la evaluación de la adherencia a los antirretrovirales entre reclusos que reciben TARV directamente observada.

White BL, Wohl DA, Hays RD, Golin CE, Liu H, Kiziah CN, Simpson G, Kaplan AH.
bls@med.unc.edu

AIDS Patient Care STDS. 2006 Jun;20(6):408-17.

Del 1 de julio, 1999 al 1 de abril, 2000, realizamos un estudio piloto de un cuestionario aplicado por un entrevistador para medir creencias y actitudes sobre salud relacionadas con el tratamiento del VIH entre 65 reclusos VIH positivos que recibían uno o más de sus ARVs a través de la terapia directamente observada (DOT-TAES). El coeficiente promedio de confiabilidad de la consistencia interna par alas escalas de múltiples ítems fue de 0.79. La correlación más fuerte entre las creencias de los reclusos y su adherencia fue entre "creencias positivas sobre los inhibidores de la proteasa" y la medición MAR de la adherencia (r = 0.72; p <>

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El VIH/SIDA sigue siendo una doble condena en las cárceles.

Simooya OO, Sanjobo N.
cbumed@zamnet.zm

BMJ 2006;332:119-120

En 1998-99 encontramos una tasa de seroprevalencia de 27% en cárceles, comparada con el promedio nacional de entonces en Sudáfrica, de alrededor de 19%. Las principales conductas de riesgo incluyeron el tatuarse y el haber tenido sexo entre hombres, y 15% de los reclusos tenían una prueba serológica positiva para alguna ITS.

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Infecciones por clamidia y gonorrea entre hombres y mujeres que ingresan a prisiones en California.

Kyle T. Bernstein, Joan M. Chow, Juan Ruiz, Julius Schachter, Evalyn Horowitz, Rebecca Bunnell, Gail Bolan
jchow@dhs.ca.gov

Octubre 2006, Vol 96, No. 10 American Journal of Public Health 1862-1866

En este estudio transversal en 1999, especimenes de orina de 698 hombres de 18-25 años de edad y de 572 mujeres de 18 años o más años fueron examinados para C tracomatis y N gonorrea al ingresar a la cárcel. La prevalencia general de clamidia fue de 9.9% (IC 95%=7.8%, 12.3%) entre los hombres, 8.9% (IC 95%= 2.9%, 22.1%) entre las mujeres de 18-25 años, y de 3.3% (IC 95%=2.0%, 5.1%) entre todas las mujeres. Tres casos de gonorrea fueron detectados con una prevalencia de 0.24% (IC 95%=0.05%, 0.69%).

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Prevalencia y predictores de conductas de riesgo de VIH entre reclusos masculinos en una prisión.

Kera Moseley, Richard Tewksbury
keramoseley@cox.net

Journal of Correctional Health Care, Vol. 12, No. 2, 132-144 (2006)

La mejor forma de determinar quién se inyectará drogas y tendrá sexo anal en una prisión es identificar a los reclusos que se involucraron en esas conductas antes de ser encarcelados. Los reclusos que, durante el mes anterior a su encarcelamiento, tuvieron sexo anal, pagaron por tener sexo, o usaron drogas inyectables y aquellos con altos niveles de conocimiento de los riesgos de transmisión del VIH tuvieron mayor probabilidad de involucrarse en conductas de alto riesgo en las prisiones.


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